El viernes pase a la tienda de nuevo. Considero que fue uno de los mejores días que he tenido en ese lugar.

En cierto punto de la tarde nos quedamos solos Luna y yo, y sacó el tema de mi negocio.

–Oye Saúl ¿en qué consiste eso de las tiras de botana? – me preguntó con curiosidad.

En general le platique de cómo era el negocio y la razón por la que lo hacía.

–Pero ¿Osea cómo? – dijo con intriga. – ¿Haces las botanas y las pegas en una tira de cartón?

En ese momento recordé que llevaba una tira en mi mochila.

–Mira, así son las tiras que hago.

–Ah ya entendí– mencionó con una cara de asombro. –Oye ¿y cuál de estas dos pepitas saben más ricas?

Mi tira llevaba dos tipos de pepitas diferentes. Arranque una de cada una y mencioné:

–Pues hay que probarlas.

Mientras comíamos seguíamos charlando. Surgió el tema de nuestros intereses amorosos. Le conté a grandes rasgos de las chicas que me han gustado y ella hizo lo mismo.

Es curioso saber que ni ella ni yo habíamos tenido una relación formal con alguien. Una coincidencia que se me hacía raro viniendo de ella como para que nunca haya tenido un novio.

Bueno, fue una charla agradable. Que fácil es platicar con alguien con quien no te tienes que esforzar para hacerlo. Ya no quería nada con ella y eso ayudó a que la interacción entre los dos fuera más dinámica.

Era hora de comer. Vivian sugirió que comeríamos tacos de jamón y queso, yo no tenía problema con esa idea, los demás tampoco tuvieron molestia y fuimos en carro por la comida.

En el trayecto, Luna hizo un comentario acerca de que le gustaba mucho la saga de "Rápidos y Furiosos", una cosa en la que congeniábamos porque a mí también me encantaba. Le llegué a mostrar mi cadena que tenía, en ella había una réplica del dije de cruz de Toreto (protagonista de la saga), ella se sorprendió. Estuvo padre encontrar a alguien que fuera fan de la saga.

En fin, llegamos al local de música, pero aún faltaba algo, refresco. Luna y yo nos ofrecimos para ir. Esperando a que nos despacharan en la tienda, volteé a ver a Luna y chocaron nuestras miradas. Después, ella abrió los brazos en señal de que quería un abrazo, mi primer reacción fue dárselo.

Que mezcla de sentimientos tenía, Luna no era la misma niña seria y payasa que era hace unos días. Había roto ese caparazón en el que estaba envuelta y se mostró realmente como era.

Mientras le daba el abrazo algo en mi me decía que lo volviera a intentar, ella había cambiado y ya mostraba interés, eso era una señal de que le gustaba.

S.R apareció y opaco esos pensamientos: "La chica que estas abrazando te dijo hace tres días que no está interesada en nadie y te dijo que el beso entre ustedes fue equis. Entiende que no es bueno seguir engañándote de esa manera" decía.

La solté y creo que S.R tenía razón, no podía seguir engañándome.

Cuando regresamos nos pusimos a comer y el tiempo de despedirnos se acercaba. Vivian vio su reloj y mencionó que ya tenían que cerrar o no les iba a dar tiempo de llevar a Luna a su casa.

Desgraciadamente Luna se marcharía ese día. Cuando ya empezábamos a mostrar interés los dos con fines de amistad, llegó la hora de despedirnos.

Bajaron la cortina del local y me despedí de todos, al final lo hice con Luna. Al verla me dio un último abrazo.

–Nos vemos Luna, cuídate mucho y pásatela bien vale–. Le dije al oído.

–Gracias Saúl, tú también cuídate mucho y ahí estamos en contacto ¿está bien?

–Dudo que respondas los mensajes–. Solté una pequeña risa.

–Te prometo que ahora si contestaré–. Respondió igual con una sonrisa.

–Está bien te creeré–. No me convencía mucho.

Al querer soltarla ella seguía abrazándome, yo no tenía problema con eso. Pasaron algunos segundos de silencio. Fue un abrazo bastante largo y por culpa de ese abrazo el conflicto entre que, si le gustaba o no, resurgía.

Al soltarnos llegó un recuerdo a mi mente.

–Oye, pero nos veremos mañana en la marcha.

–Es verdad se me olvidaba, mañana nos vemos por allá.

Kat me pidió que la acompañara a la marcha gay de la Cuidad de México. Se llevaría a cabo del Ángel de la Independencia al Zócalo. Sería al siguiente día en la mañana y Luna también estaría ahí.

Ella subió al coche, lo último que hice fue mandarle un beso mientras partía en el carro, fue simple inercia del mismo abrazo ese beso.

Me fui feliz a la casa, sabía que en general fue una buena semana. Dejando de lado las lágrimas que llegue a derramar por Luna, estuvo increíble.