Prólogo
Adrián Cruz
Estábamos en la casa de mis padres para pasar mis vacaciones con ellos como los viejos tiempos. No podía estar más feliz ¡mis padres se habían vuelto locos con ella! mi novia, decidimos que ya era hora de que los conociera después de un año de relación.
Les di la sorpresa a a todos alquilando una casa un finde semana en un pueblo llamado Llarbin, lo más cerca de la playa posible, mi novia estaba ansiosa por ver el mar, ella nunca había tocado la arena o el agua salada y yo tenía que cambiar eso. Cuando le dije que íbamos a ir a la playa, le brillaron los ojos como si fuera una niña pequeña y ahí fue cuando supe que era ella, la chica que provocaba mi risa, la que motivaba a mi lado romántico salir sin esperar nada a cambio, la que me proporcionaba paz, con la única con la que estaba nervioso por su cercanía, era suyo completamente desde el brillo de mis ojos al verla hasta las cosquillas que se provocaban en mis dedos por querer tocarlo de nuevo, dibujarle en su piel...Lo daba todo por ella.
Catrina Ortega
Abrí los ojos confusa, intenté incorporarme para sentarme pero un dolor de cabeza hizo que me tuviera que acostar otra vez. Miré a mis lados y pude ver que estaba en una habitación con algunas butacas a los pies de la cama donde estaba acostada. Se escuchó un sonido por toda la habitación que hizo que mi dolor aumentara por microsegundos, giré mi cabeza en dirección del sonido para descubrir que provenía de un monitor de constantes. Me toqué la cabeza intentado recordar porque estaba en un hospital, pero fue en vano.
Una exclamación y un ruido de un objeto cayendo al piso me hizo sobresaltar por la sorpresa, esta vez miré a la puerta. El contraste de las luces no me dejaron verle la cara pero por la figura que tenía sabía que era una chica. Ella vino corriendo hacía mí, se tumbó encima mía con la cabeza en mi estomago, cuando empezó a temblar y a sollozar le levante la cara con cuidado para ver quien me anhelaba tanto.
-Eleanor-. Susurré con sorpresa pero no tanta como la que ella expresaba en su cara.
-Me recuerdas...te he echado tanto de menos, tengo tanto que decirte-. La callé con un abrazo.
-Claro que me acuerdo de mi mejor amiga-. Le informé para tranquilizarla un poco.- ¿Qué me ha pasado? ¿Cuánto tiempo he estado aquí?-. Pregunté todavía con algo de confusión.
-Tuviste un accidente, pensé que te perdía-. Volvió a sollozar, paré mis movimientos en su cabeza por un momento pero los volví a continuar.- Has estado aquí ingresada un año...-. Siguió hablando pero yo me había quedado en esa frase.
Has estado aquí un año
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