67-Arde
Por las calles de Tokio, Tamamo no Mae caminaba tranquilamente mientras se lamía las garras. Había asesinado a varios agentes de la Organización Lovecraft y se los comió, para ella eran un manjar exquisito como para chuparse los dedos.
Durante su pacífico recorrido por las calles, se encontró de frente con Akira. El chico de cabellos pelirrojos traía en su mano derecha una botella de sake y dos vasos en la izquierda.
—Hola, ha pasado tiempo desde la última vez que nos vimos, Tamamo no Mae —dijo con una sonrisa amistosa, sin un ápice de hostilidad y malicia.
—Ah, ya veo, tu eres el que se enfrentó a Katsuki —reconoció la zorra, arqueando una ceja.
—¿Por qué no bebemos un rato? —ofreció sin que Tamamo pudiera detectar algo en él.
Ambos terminaron en la parte externa de un restaurante cerrado y desalojado por completo debido a la evacuación de la ciudad. Akira sirvió los tragos y se puso a beber junto a quien era su némesis.
—Hace tiempo que no bebía así con un hombre, ¿buscas llevarme a la cama? —preguntó en tono coqueto mientras se terminaba su sake de un trago.
—Ya tengo novia, no me interesas —respondió volviendo a servirle más sake.
—¡Ahahahahaha! ¡Cierto, cierto! Te tiras a la hija de Ibaraki Douji, enterarme de esa noticia fue lo mejor que me pasó en la vida —comentó con jovialidad—. Oh, ojalá pudieras presumirle a esa Oni en su cara que te acuestas con su hija, te pagaría diez millones de yenes solo para poder ver su cara.
—Creo que eso no causaría una buena impresión en mi futura suegra —mencionó tomando un pequeño sorbo de sake.
—Fufufu... la verdad es que veo porqué Nara-chan te escogió, eres muy guapo —elogió mientras Akira volvía a llenr su vaso.
—Vayamos directo al punto, ¿te acuerdas de mí? —preguntó con una actitud más seria—. 2008, Akatsuki Sasaki y Akatsuki Otsu, ambos asesinados por una kitsune que me dejó esta cicatriz en el rostro.
—Sí, te recuerdo, Akatsuki Akira —respondió volviendo a acabar su sake de un solo trago—. Esa noche no pude encontrarte y no pude gozar de tus lágrimas.
—¿Por qué mataste a mis padres? —interrogó llenando su vaso.
—¿Por qué un perro lame sus genitales? —inquirió con una sonrisa maquiavélica—. Porque quiere y porque puede.
—¿Matas a las personas solo por eso? —volvió a preguntar.
—Ah, Akatsuki Akira, no creo que logres comprender la gran satisfacción que puede provocar el sufrimiento ajeno —respondió con una ligera excitación—. He hecho que emperadores enfermen, provoqué la muerte de Oda Nobunaga, incité a soldados japoneses durante las campañas contra Corea a que cayeran en el canibalismo, hice que madres mataran a sus hijos, pero lo que más provoca placer es matar a padres delante de sus hijos.
—Quiero matarla —pensó Akira, tratando de mantener un rostro inexpresivo.
—Ah, esas suplicas de los padres pidiéndome que los deje vivir mientras me mencionan a sus hijos entre lágrimas—continuó explicando, abrazándose a ella misma con la cara sonrojada y jadeando de placer—. Luego cuando los mato enfrente de los infantes estos lloran tan desconsoladamente y sus lágrimas tienen un sabor tan especial que hace que me escurra allí abajo... ¡Ahhh! Hubiera querido ver tu llanto aquella noche, de seguro hubiera sido muy excitante. Akatsuki Akira, ya me siento muy caliente, ¿dejarías que te mate?
Sin decir ninguna otra palabra, Akira tomó lo que quedaba de su sake y al escupirlo en la cara de Tamamo no Mae este se convirtió en una llamarada de fuego gracias a su pirokinesis.
La zorra de nueve colas apagó las llamas de su cuerpo con su poder sobre el agua, mostrando una sonrisa colmilluda que ansiaba la sangre.
—¿Y bien? ¿Bailamos, Tamamo no Mae? —preguntó Akira, desenvainando el Sol Orgulloso.
—Encantada, te mostraré el poder de la Kitsune más Fuerte —declaró adoptando una pose similar al estilo del dragón de kung-fu.
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Akira atacó con una nueva velocidad adquirida por entrenamiento y batallas previas, cada corte que hacía le pasaba muy cerca a Tamamo no Mae, quien también era veloz en sus movimientos.
—¡Guao! ¡Qué técnica! —exclamó Tamamo, con una sonrisa juguetona.
La zorra de nueve colas atacó con una patada frontal, la cual Akira esquivó girando hacia un lado para contraatacar con un corte descendente, pero al igual que él Tamamo lo esquivó sin muchos problemas, atacando con varios golpes de palma que Akira recibió de lleno.
—¿Eso es todo el poder que tienen los Akatsuki? —preguntó de forma burlona.
—Técnica del Estilo Amaterasu № 9: Ráfaga Solar.
Aquel combo fue bastante rápido, varios cortes horizontales y verticales fueron lanzados contra Tamamo no Mae e incluso con su velocidad no se salvó de recibir varios cortes en su cuerpo.
Akira chocaba su espada con las garras de Tamamo, las cuales eran igual de resistentes y filosas como una espada de verdad. Con una malicia increíble de parte de la zorra, utiliza una técnica del estilo de la serpiente del kung-fu para golpear puntos vitales de Akira con sus garras, generándole un gran dolor al espadachín.
—¡Técnica del Estilo Amaterasu № 30: Estoque Purificador de Suzaku!
Un rápido y letal estoque fue lanzado, haciéndole un ligero corte a Tamamo no Mae en el costado izquierdo y se salva de milagro de quedar atrapada en el gran disparo de fuego de la técnica.
—Eso estuvo cerca —murmuró Tamamo, frunciendo el ceño— ¡Jujutsu: Chijin Sutoraiku! (Técnica Maldita: Golpe del Dios de la Tierra).
Alzando su puño al aire, Tamamo manipula la tierra para que un puño de roca lanzara a Akira de regreso a la calle donde la feroz batalla continua.
—¡Técnica del Estilo Tsukuyomi № 16: Chakrams Igneos del Gran Ashuatama!
Las cuchillas de fuego fueron lanzadas e inmediatamente extinguidas por Tamamo al lanzar un gran chorro de agua por su boca, pero al darse cuenta, Akira había desaparecido y recibió un corte en su espalda gracias a la tercera técnica del Estilo Amaterasu, Amanecer.
—¡Tú puedes, Akiracchi! ¡Acaba con esa malvada zorra! —exclamó Amaterasu, dándole ánimos como una verdadera hermana mayor.
—Gracias, Amaterasu-Onee sama, contigo a mi lado no me siento con ganas de perder —declaró con una sonrisa serena.
—Me encantan las presas que luchan por su vida y es mejor cuando puedo humillarlas —dijo Tamamo, relamiéndose los labios— ¡Jujutsu: Rengoku Hōkai! (Técnica Maldita: Derrumbe del Purgatorio).
De varios portales en el cielo, docenas y docenas de rocas empezaron a caer sobre Akira, quien tuvo que correr lo más rápido que pudo para evitar ser aplastado en esta feroz avalancha.
—¡Hahahahahaha! ¡Corre, pequeño insecto, corre para la gran Tamamo no Mae! —exclamó la zorra con euforia.
Akira utilizó la décimo sexta técnica del Estilo Amaterasu, Mariposas de Fuego, para lograr alcanzar a Tamamo a través de aquel caos, estando a punto de cortarla por la mitad.
—¡Jujutsu: Umi no Ryū! (Técnica Maldita: Dragón de los Mares).
Antes de que Akira pudiera herirla, Tamamo no Mae lo mandó a volar con un dragón oriental de agua, estrellándolo de regreso a la tierra.
—¡Jujutsu: Raimu Obu za Deddo! (Técnica Maldita: Cal de los Difuntos)
La Kitsune atacó lanzando una ola de cal, la cual podía provocar quemaduras severas a tal punto de reducir un cadáver a nada.
—¡Técnica del Estilo Tsukuyomi № 28: El Sol Divino que Protege a los Justos!
Para su suerte, Akira logró protegerse invocando su cúpula de llamas, pero rápidamente su escudo igneo fue extinguido por la magia de agua de Tamamo no Mae. Acto seguido le atinó un poderoso rodillazo a Akira en el vientre que lo mandó a volar y sin darle un respiro, les disparó trozos de granito como si fueran proyectiles. Akira los cortaba y los desviaba con la cuatrigésima primera técnica del Estilo Amaterasu, Flamas Abrazadoras.
—Siento que estoy peleando contra un pokemón —mencionó con algo de humor.
—¡Jujutsu: Sutōmuu~Ippu! (Técnica Maldita: Latigo Tormentoso) —exclamó Tamamo, inflando sus mejillas como una ardilla.
Desde su boca Tamamo no Mae lanza una poderosa ráfaga de viento que golpeaba como látigo, siendo bloqueada varias veces por Akira gracias a su Precognición. Combinando esto último junto con su velocidad, Akira en pocos segundos empezó a cortar distancias con su oponente.
—¡Técnica del Estilo Amaterasu № 10: Erupción Volcánica!
Akira realizó una finta, como si fuera a realizar un corte ascendente a dos manos, para luego soltar el Sol Orgulloso para tomarlo de regreso al instante y realizar un corte descendente con una sola mano a mayor velocidad, logrando realizarle un corte a Tamamo desde el pecho hasta el vientre.
—Buena jugada niño, pero no volverás a repetir tal hazaña —aseguró Tamamo no Mae con una sonrisa perversa—. Jujutsu: Teikaku Tokken... Tobidasu (Técnica Maldita: Privilegio Imperial... Sal Volando).
Con su habilidad especial, Tamamo no Mae hizo que Akira se estrellara contra el segundo piso de un edifico de oficina, yendo hacia el dando pequeños saltos tranquilos y sensuales.
Dentro del edificio, Akira emergió de entre los escombros, estando de frente una vez más contra su némesis.
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—¿Ahora que trucos vas a usar contra mí, Akatsuki-chan? —inquirió Tamamo no Mae con obvia burla mientras bailaba con elegancia y sensualidad por el lugar—. Con mi Jujutsu, no tendrás ninguna oportunidad para derrotarme, solo me basta con ordenarte que te suicides y todo acabará, pero primero quisiera verte sin todo ese tonto orgullo. Voy a disfrutar al máximo de tu humillación... Jujutsu: Teikoku tokken... hizamazuku (Técnica Maldita: Privilegio Imperial... Arrodíllate).
En contra de su voluntad, Akira es obligado a arrodillarse ante la mujer que más odiaba en el mundo, quien se reía de él por esta acción. Tamamo no Mae tomó una de las sillas de la oficina para sentarse enfrente del chico pelirrojo y se quitó una de sus zapatillas para ofrecer su pie derecho.
—Jujutsu: Teikoku tokken... ashi o namete kudasai (Técnica Maldita: Privilegio Imperial... Lame mis Pies).
Con una expresión de asco, Akira se vio obligado a lamerle su pie varias veces, haciendo que Tamamo no Mae suelte algunos jadeos de placer.
—Oh, vaya... eres muy bueno con esa lengua, ¿así es como le das placer a Nara? —preguntó con la cara sonrojada—. Veamos como eres besando, Jujutsu: Teikoku tokken... kisushite (Técnica Maldita: Privilegio Imperial... Bésame).
Las ganas de vomitar de Akira solo aumentaron por esa maldita orden, se levantó un poco del suelo para besar a Tamamo no Mae en los labios. Sin embargo, cuando la zorra menos se lo esperaba, fue prendida en llamas por dentro y por fuera, debido al beso que le había dado Akira.
Ella se alejó de él mientras agonizaba por las llamas, sus gritos serían música para Akira si este pudiera escuchar. Cuando Tamamo no Mae lo lanzó contra el edificio, este se destrozó sus propios oídos para ser inmune al Privilegio Imperial de la Kitsune y podía fingir ser afectado debido a que él sabía leer los labios.
—Esto me confirma que yo podría haber sido un excelente actor —bromeó con una sonrisa satisfactoria con tal escena.
—¡Hoy se sirve zorra a la parrilla! ¡Ohohohohohoho! —bromeó también Amaterasu, entre risas.
Usando su magia de agua al máximo, Tamamo no Mae se salvó de morir calcinada, su cuerpo estaba lleno de quemaduras, pero se podía apreciar el odio y la sed de sangre en su mirar.
—Buena jugada, humano de mierda —dijo Tamamo, con una sonrisa neurótica, su voz era rasposa debido al daño a su garganta—. Eso no me lo ví venir, te has ganado una muerte sumamente lenta y agonizante.
—Sí, sí, lo que tu digas, puedo leer tus labios, pero solo entiendo pura mierda —dijo Akira, tomando de regreso su espada con una risita burlona—. Ahora si me permites, voy a devolverte la humillación de hace rato.
Primero fueron los músculos y la piel de Tamamo la que se regeneró y después su ropa, su mirada era la de una verdadera lunática mientras se preparaba para darle fin al humano que más problemas le ha dado en mucho tiempo.
—¡Akiracchi, es hora del espéctaculo especial! —exclamó Amaterasu, con una emoción casi infantil.
—Esperaba a que dijeras eso, Amaterasu-Onne sama —dijo Akira, con sus ojos ardiendo en llamas—. Mi orgullo es igual de grande que el mismísimo sol y mi luz esparcerá la experanza infinitamente en este mundo eterno.
Tamamo no Mae no podía acercarse a Akira mientras recitaba aquella oración, debido a este estar rodeado de un círculo de fuego que eran tan ardiente que extinguía su magia de agua.
—La maldad se quemará entre mis llamas y será purificada de todos sus pecados. Mientras siga rezando, las llamas de la esperanza jamás se extinguirán... ¡Kamui!
Akira fue envuelto en aquella luz roja, emergiendo en su forma adulta de mayor apogeo, con una sonrisa eufórica.
—¡Zehahahahahahaha! ¡Que diversión! —exclamó entre risas— ¡Zehahahahaha! Ahora es cuando comienzas a temblar de miedo, Tamamo no Mae.
https://youtu.be/nEtWUEgb6tQ
El espadachin solar ataco a la kitsune con múltiples cortes ardientes, los cuales cortaron y cauterizaron su piel inmediatamente. Tamamo no Mae no pudo esquivarlos debido al aumento de fuerza y velocidad que había tenido Akira, ahora era ella quien estaba en desventaja.
—¡Jujutsu: Jigoku no Shakunetsu Jōki! (Técnica Maldita: Vapor Ardiente del Infierno)
Tamamo le lanzó desde su boca un potente chorro de vapor tan caliente que literalemente podía derretir la piel humana, pero Akira ahora era casi una divinidad del sol, las altas temperaturas ya no le afectaban.
—Técnica del Estilo Amaterasu № 1: Corte del Fénix Volador —pronunció con emoción.
Akira conectó el primer corte descendente y justo antes de realizar el ascendente con 0, 02 segundos de diferencia, Tamamo no Mae logró evitarlo al usar su habilidad como Kitsune para cambiar de forma, adoptando la forma de un ratón para salir huyendo.
—¡¿A dónde vas?! ¡Apenas nos estamos divirtiendo! —exclamó Akira, siendo envuelto en llamas escarlatas.
El edificio entero explotó en llamas para reducir a la Kitsune a cenizas, pero aún así Tamamo escapó al transformarse en un cuervo. Ella sabía que escapar era inútil, Akira podía alcanzarla fácilmente, su única oportunidad para matarlo era usar su técnica más letal.
Regresó a su forma original y presenció como Akira flotaba en el aire hasta a estar a pocos metros de ella.
—¡Presencia el horror de aquella noche, Akatsuki Akira! —exclamó desesperada, queriendo romper mentalmente al chico— ¡Jujutsu: Kōtei Kūtei no akumu! (Técnica Maldita: Pesadilla en la Corte del Emperador).
El espacio alrededor de Akira comenzó a deformarse, hasta transformarse en su antigua casa donde vivía con sus padres. Tamamo no Mae estaba recreando la noche en la que murieron sus padres y Akira fue testigo de lo que ocurrió una vez que el fue encerrado por su madre en el escondite.
Tamamo no Mae únicamente jugó con ellos, prologando cada vez más su dolor. Amaterasu lloraba de impotencia al no poder ayudar al padre de Akira. Cuando finalmente se cansó de ellos, utilizó Privilegio Imperial para que se maten entre ellos. Si el cuerpo de Akira no estuviera con tan alta temperatura, sus lágrimas serían evidentes, pero la tortura psicológica no terminó allí.
La Kitsune le mostró todo el dolor y el sufrimiento que había causado en más de mil años. Toda la vida de Tamamo no Mae parecía una representación de los siete pecados capitales. Mató y robó por lujuria, avaricia, gula, pereza, ira, envidia y orgullo, una vida únicamente enfocada a la maldad y sin ningún tipo de ápice de moral.
La Precognición de Akira se activo y pese a los horrores que había visto, clavó su espada al suelo y desató una poderosa llamarada de fuego que deshizo la técnica y alejó a la Kitsune que estaba a punto de matarlo con sus garras.
—¡Maldito humano, ya me tienes harto! ¡Muere de una vez! —gritó siendo rodeada por el Miasma.
Fue allí cuando Tamamo no Mae adoptó su verdadera forma como Yokai.
—Has vivido demasiado tiempo, Tamamo no Mae, arde de una vez y desaparece de la faz de la tierra —sentenció Akira, elevándose en el aire varios metros para lanzar su ataque más poderoso—. La recuerdo claramente, como si la hubiera practicado toda mi vida.
—¡Jujutsu: San Moto Bakuhatsu! (Técnica Maldita: Explosión de Tres Elementos)
Tamamo no Mae concentró todo su Miasma y magia elemental en su boca, disparando una combinación de Agua, Viento y Tierra de alta potencia, prácticamente estaba usando toda su energía diabólica en ese ataque, pero Akira estaba tranquilo.
—Amaterasu-ryū Kyūkyoku no Aaza: Aisuru Imōtoyo, Shi o Motarasu (Técnica Definitiva del Estilo Amaterasu: Mi Amada Hermana, Trae la Muerte).
Tres magatamas de fuego aparecieron detrás de Akira y apuntó su espada hacia Tamamo no mae. Una pequeña esfera de energía de color escarlata se formó en su punto y al ser disparada se transformó en un gigantesco rayo de la muerte que se llevó por delante la técnica de la Kitsune.
Al impactar en su objetivo, toda una manzana de Kioto fue destruida junto a Tamamo no Mae, de la cual no quedaron ni las cenizas.
Akira descendió a la tierra, había derrotado a su némesis, la persona que le había quitado a sus padres y sentía como si se hubiera quitado un gran peso de encima.
—¿Quién te crees que eres, Oppenheimer? —preguntó Shui Li, llegando junto a Rai.
Akira notó que Rai llevaba el cinturón negro de Yasunari Oyama en la frente como bandana y se imaginó lo peor.
—Rai... ¿Acaso Yasunari-senpai...?
—Pereció enfrentando a Ootakemaru, pero logré hacerle justicia —declaró Rai, cabizbajo.
El chico apretó su puño hasta hacerlo sangrar, no iba a llorar, aún no podía permitirse eso. No hasta que todo esto termine y derrote a Ibaraki Douji.
—Hay que ir a Tokio para apoyar a Yamiko-chan y a las demás —declaró con determinación—. Sujetense a mí, los llevaré volando a Tokio.
—¿Estás seguro, Akatsuki-san? —preguntó Rai, preocupado—. Si mantienes el Kamui por mucho tiempo estarías bastante agotado.
—No te preocupes, yo podré recargarlo con mi Arte Mistico —aseguró Shui, levantando su pulgar derecho.
Akira cargó a sus compañeros en brazos y se elevó volando en dirección a Tokio, para enfrentar directamente a Ibaraki Douji.
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