62-Los Preparativos para la Guerra
En Kioto, los agentes de la Organización Lovecraft habían encontrado la guarida secreta de las tropas de Ibaraki Douji, por lo que se desplagaron varios hechiceros para rodear la zona y también iban a bombardear la montaña con un avión, cubriéndola con una barrera ilusoria para evitar llamar la atención de la gente.
El avión voló sobre el monte Oe, dejando caer las bombas. Los hechiceros de la Organización Lovecraft vieron a través de binoculares como es que la imponente figura de Ibaraki Douji estaba en la cima del monte, mirando a hacias las bombas que caían inmutable con un escudo en su mano derecha, el cual tenía la vieja insignia de los espartanos.
—¡Ibaragi Dōji no Hijutsu :'Orinposu no Mamorinotate'! (Las Artes Secretas de Ibaraki Douji: Escudo Protector del Olimpo) —exclamó alzando su escudo al aire.
Gran parte del monte Oe es protegido por un campo de fuerza de color celeste, con varias inscripciones en griego antiguo que hacían referencia a obras clásicas como La Ilíada, La Odisea, Siete contra Tebas, La Orestíada, etc. Dicho campo de fuerza fue capaz de resistir cada uno de los explosivos sin que Ibaraki Douji siquiera derramara una gota de sudor.
Con la desaparición de su escudo también desapareció el campo de fuerza e Ibaraki Douji fijó su vista justo donde estaban ocultos varios hechiceros, cosa que los hizo salir despavoridos, ya que la Oni estaba preparando un gran ataque.
—¡Ibaragi dōji no hijutsu: 'Indora no Ten o Kurau ha'! (Las Artes Secretas de Ibaraki Douji: Cuchilla Devoradora de los Cielos de Indra) —exclamó concentrando su poder en su mano izquierda— ¡Gira y trae la destrucción sobre mis enemigos!
De su mano izquierda surgió un electrizante chakram, un arma arrojadiza de origen hindú.
La cuchilla de este chakram era de color azul metálico, con un mango dorado y además expulsaba chispas eléctricas. Este era el tercer Tesoro Maldito de Ibaraki Douji, el cual además de generar electricidad, también creció hasta medir cerca de quince metros y entonces lo lanzó hacia sus enemigos.
Todos los hechiceros y seres sobrenaturales de la Organización Lovecraft trataron de huir como pudieron usando sus hechizos, pero la mitad de ellos murieron debido al Tesoro Maldito de Ibaraki Douji.
—¡¡¡Que esto les sirva como una demostración de mi gran poder, Organización Lovecraft!!! —gritó Ibaraki Douji a todo pulmón— ¡Aquellos que se entrometan en mi camino serán eliminados!
Aquella misión contra Ibaraki Douji fue un total fracaso, se habían equivocado a la hora de medir su verdadera fuerza y era evidente que necesitarían más que eso para hacerle frente a un Yokai de clase S.
Por otra parte, en los cielos del Océano Pacífico, el equipo Eiyū no Tabi regresaba en un vuelo privado a Japón, ahora que se habían fortalecido como guerreros ya se sentían listos para enfrentar a este gran enemigo.
—Nara-san, necesitamos toda la información que nos puedas decir sobre nuestros adversarios —pidió Yamiko, con seriedad—. Entiendo que pueda ser difícil para tí.
https://youtu.be/suwfJMiXauU
—No, no pasa nada, es algo que tengo que hacer para evitar que cometan una barbaridad —aclaró apretando los puños, pero Akira la tranquilizó poniendo su mano sobre uno de estos—. Bien, creo que comenzaré por mis hermanas. Yumei es la menor de las cuatro y es la más débil entre todas nosotras.
—Eso no ayuda mucho a mi orgullo —mencionó Rai, con una mueca. Aún tenía su orgullo herido tras su derrota contra la Oni de cabellos dorados.
—Ah, no te sientas mal "Zip Zap Top", cualquiera en tu situación hubiera tenido el mismo resultado —corrigió con una sonrisa, tratando de hacer sentir mejor a Rai.
—Hehe... "Zip Zap Top" —murmuró Kumiko a Oyama, entre risas y ganándose una mirada molesta de su hermano.
—La razón por la que Yumei es la más débil de las Cuatro Reinas Infernales es por dos puntos: sus habilidades y su mentalidad —explicó Nara, apoyando los codos en la mesa para reposar la cabeza en sus manos—. Sakura, Katsuki y yo tenemos habilidades que le hacen counter directo a las de Yumei con su arena y además, ella es... muy temerosa.
—Sí, lo noté en su momento —comentó recordando como ella se ponía en su pelea.
—Yumei no tiene un caracter tan fuerte como nosotras, no le gusta pelear sola, no le gusta herir a la gente inocente y se vuelve mucho más temerosa ante personas con una personalidad más fuerte y dominante. Ah y también es tímida con los chicos que son de su tipo —relató con detalle—. La Jujutsu de Yumei sin duda es problemática, pero tiene un debilidad importante: si su Jujutsu no te detecta como una amenaza, podrás ser invisible para esta.
—¿Cómo así? —inquirió Shui, intrigada.
—Hace veinte años, Sakura y Yumei tuvieron un duelo amistoso —contó con cierta nostalgia—. Sakura pudo reducir su pulso cardíaco y respiración mediante su control sobre el hielo, para la Jujutsu de Yumei, ella se había vuelto prácticamente un fantasma y no pudo detectarla. Claro que también tuvo que reducir su velocidad y aprovechar que una ventisca de nieve que ella había invocada distrajo a Yumei lo suficiente para poder penetrar en sus defensas.
—De ser así, creo que sé como derrotarla —reveló Rai, cruzado de brazos—. Hay una técnica del Estilo Susanoo que consiste en la máxima relajación corporal, en su momento debido a mi forma de pelear de frente y sin cuidado nunca la tomé en cuenta, pero ahora estoy seguro de poder dominarla. Li-dono, la necesitaré a mi lado cuando me enfrente a ella para mantenerla ocupada.
—Puedes contar conmigo, Rai —aseguró la Jiang Shi, alzando el pulgar derecho.
—La siguiente sería Katsuki, ella es ligeramente más fuerte que yo debido a su Jujutsu que le permite convertirse en neblina —prosiguió—. Al igual que Yumei es una habilidad sumamente problemática, pero tiene un detalle del que podría aprovecharme si es que acaso llegamos a enfrentarnos y es que para poder atacar tiene que volver la mitad superior de su cuerpo de carne y hueso.
—Pude notar en nuestro combate que ella no es igual a Yumei —comentó Akira.
—No, ella es la que menos le pesa matar gente —confesó con una expresión melancólica—. Antes de ser una Oni ella fue una asesina a sueldo durante el periodo Bakumatsu. Si bien tiene su código de honor, matará a casi cualquier persona que se le ordene, menos a los niños.
—¿Qué me puedes decir de Sakura? —interrogó Yamiko, con una mirada sombría.
Nara podía detectar los sentimientos de Yamiko a través de sus ojos. Bajó la mirada, chasqueando la lengua, frustrada e impotente.
—¿Estás consciente de que voy a ir por ella para matarla? —inquirió siendo brutalmente directa.
—Ya lo sé idiota... no tienes que recordármelo —replicó apretando los dientes—. Para los Onis, es todo un honor morir en combate contra alguien poderoso.
—Nara-chan —murmuró Akira, sintiéndose mal por ella.
Este era el precio que Nara pagaba por haber cambiado de bando, sabía que existía la posibilidad de que su familia muriera en este conflicto.
—Sakura es la más fuerte de las cuatro, es la única que ha desarrollado la Precognición y su Jujutsu es únicamente superado por el de nuestra Madre —reveló con algo de pesar—. No tiene ninguna debilidad que yo haya notado en más de un siglo, simplemente le puedes ganar en técnica y en fuerza bruta.
—Muy bien, entonces no perderé ante ella otra vez— aseguró Yamiko, con una seguridad de acero.
—¿Qué hay de los otros dos que acompañan a Ibaraki Douji? —preguntó Oyama, frunciendo el ceño—. Son Ootakemaru y Tamamo no Mae, dos de los Tres Yokais más Temidos de la Edad Media.
https://youtu.be/DK1N7iXRrWI
—Ootakemaru es más fuerte que Sakura, fue él quien le enseñó el kenjutsu —relató frunciendo el ceño—. Su Jujutsu se llama: Tamashī no Hikisaki (Desgarro del Alma). Al cortar a una persona con su espada no solo corta su carne, sino también su alma. Si Ootakemaru te corta muchas veces, entonces morirás incluso si tus heridas no son mortales. Cada persona tiene su límite, el último hechicero que luchó contra Ootakemaru aguantó 108 cortes a su alma, su nombre era Oliver Frank.
El aura plateada de Yasunari Oyama estalló fuera de su cuerpo, incluso afectando las luces del avión. Ahí fue cuando Nara se dio cuenta de todo.
—Tú eres su discipulo —dijo con mucha pena por Oyama, ya que ella sabía de aquel duelo y lo salvaje que fue.
—Sí y sea como sea voy a vencerlo en nombre de mi maestro —declaró con una mirada centrada, llena de determinación y coraje.
—¿Qué hay de Tamamo no Mae? —preguntó Akira, con una mirada filosa.
—Hace dos años, era necesario el trabajo en equipo entre Ibakira Douji y nosotras, Las Cuatro Reinas Infernales para poder derrotarla —reveló para sorpresa de todos los presentes.
—¿Ella es más fuerte que Ibaraki Douji? —inquirió Kirei, asombrada.
—Si mi madre ya ha recuperado su mano derecha, lo cual es probable, entonces ella ya está por encima de todos los Yokias —contestó cruzada de brazos—. El verdadero poder de Tamamo no Mae proviene de su poder ilusorio y de su Jujutsu Teikoku Tokken (Privilegio Imperial).
—¿Cómo puedo vencer esa técnica? —interrogó Akira, con una seriedad sorprendente para sus amigos.
—Es difícil, pero no imposible —respondió con una sonrisa para animar a su novio—. Tamamo no Mae considera a todos los humanos y Yokais por igual como insectos, pero su ego es sumamente frágil. Es fácil desesperarla sabiendo presionar los botones perfectos. Además, su Jujutsu solo funciona si lo oyes directamente. Sin embargo, ese no es todo el arsenal de esa zorra, puede controlar el viento, el agua y la tierra sin necesidad de pronunciar algún conjuro, es una maestra en todos los estilos animales originales del kung-fu y sus ilusiones se sienten sumamente reales, no son como las de cualquier kitsune, ella puede traer todos tus traumas a la realidad.
—Sin duda alguna tengo que pensar bien mis acciones si quiero vencerla —dijo Akira, cabizbajo para luego mostrar una sonrisa—, pero ¡nada de eso representa un problema para mí!
Yamiko y Rai sonrieron, sabían que las palabras de Akira no eran pura soberbia, como sea él se las arreglaría para vencerla.
—La única que quedaría sería mi madre, Ibaraki Douji —dijo Nara, con este sentimiento de culpa regresando a ella—. Les seré totalmente sincera, es poco probable que puedan derrotar a mi Madre si ella ya ha recuperado todo su poder. Incluso sin su mano derecha ya podía derrotar a Ootakemaru.
—¿Qué clase de Jujutsu posee un monstruo como ella? —preguntó Kumiko, tragando saliva.
—Hakke no Jutsu. Ibaragi Dōji no Hijutsu (Arte de los Ocho Trigamas. Las Artes Secretas de Ibaraki Douji). El resultado de los siglos de experiencia que tiene mi madre —reveló Nara, en una mezcla de temor y admiración—. Ella es experta en cuatro artes marciales: kalaripayattu, muay boran, boxeo y lucha libre. Además ella fue capaz de crear cuatro Tesoros Malditos, cada uno le tomó doscientos años de acumular Miasma. La Espada Demoníaca Furia de Shiva, una urumi capaz de extenderse hasta unos cincuenta metros y dividir su filo hasta cinco veces; Escudo Protector del Olimpo, el escudo definitivo capaz de resistir una bomba atómica; Cuchilla Devoradora de los Cielos de Indra, un chakram capaz de generar electricidad y aumentar su tamaño de forma colosal y por último, El Carruaje del Conquistador, un carruaje conducido por toros demoníacos, capaces de volar, expulsar fuego de sus bocas y lanzar rayos de sus cuernos. Al recuperar su mano, debería de recuperar su poder sobre los Cuatro Elementos del Caos. Ella es capaz de conquistar todo Japón si quiere, pero sus planes son otros.
El equipo Eiyū no Tabi se quedó en silencio durante varios minutos, Ibaraki Douji sería el jefe final en todo este caos que se acerca, incluso con el Kamui, no sería una lucha fácil. Faltaba una semana para que la revolución de Ibaraki Douji diera inicio.
Llegaron a Tokio esa misma noche, reuniéndose en la sede de la Organización Lovecraft con Kuroneko Munenori y su esposa en los pasillos del lugar.
—¡Papá, mamá! —exclamó Yamiko, yendo abrazarlos, ya que habían pasado varios días en los que no los veía.
—Me alegra tanto de verte, hija mía, te hemos extrañado mucho —dijo Momoko, dándole un beso en la frente.
—Tengo noticias —anunció Yamiko, tomando a Rai del brazo para que acercara a sus padres a pesar de su nerviosismo—. Les presento a mi novio, Kaioh Rai.
El ambiente se puso tenso debido a la mirada homicida de Kuroneko Munenori. Rai todavía no olvidaba la noche en la que casi fue asesinado por aquel hombre que se hacía llamar "La Parca de los Kuroneko", pero decidió hacer atrás ese temor únicamente por la chica que le importaba.
—Señor y señora Kuroneko, yo realmente amo a Yamiko-san y lo único que deseo es su bienestar y felicidad —confesó bajando la cabeza ante ellos—. Kuroneko-dono, quisiera dejar atras el rencor del pasado por ella.
—Parecen palabras sinceras, Kaioh-kun —dijo Momoko con una sonrisa antes de darle un pequeño codazo a su esposo— ¿Qué opinas tú, danna-sama?
—Atrévete a romperle el corazón a mi hija y te mataré —amenazó con un aura intimidante.
—No te preocupes, no lo dice en serio —aseguró Yamiko, con una sonrisa.
—Creéme, hablo muy en serio —declaró Munenori, con una mirada penetrante.
—¡Hola todo mundo! ¿Nos extrañaron? —preguntó Senju Kyoko, llegando al lugar junto a su amante, Dalila Nazar— ¡Miss Kuroneko, la extrañé mucho!
—Ah, pero si es la revoltosa Kyoko —dijo Momoko, sonriendo ligeramente con un sentimiento de nostalgia.
—¿Qué? ¿Ustedes se conocían? —preguntó Yamiko, arqueando una ceja.
—Ella fue mi maestra de inglés en la universidad, nunca hubiera aprobado de no ser por ella, era una santa —respondió Kyoko, entre risas.
—A diferencia de tí que siempre hallabas como meterte en problemas —agregó Momoko, con humor—. No sé cuantas veces tuve que salvarte el pellejo para que te graduaras. No sabía que te habías vuelto una Cazadora por Contrato.
—Es que me gusta el dinero —comentó rascándose la mejilla con un poco de pena.
—Vinimos a ayudar con todo este asunto de Ibaraki Douji —declaró Dalila, con un rostro serio—. Kyoko también contactó a algunos viejos colegas suyos para que ayuden.
—La Organización Lovecraft les agradece —dijo Munenori, estrechando su mano con ambas cazadoras.
—Aprovechando que están aquí, me vendría bien estirar un poco los músculos —comentó Oyama, con desafío— ¿Qué te parece un sparring amistoso, Dalila?
—Hmpf, no desaprovecharía una oportunidad de poder patear tu trasero —respondió la Hassashin, con malicia.
—¡Ay, perfecto, estaré apoyando a mi chocolatito! —exclamó Kyoko, en tono meloso.
—Amor, no enfrente de mi némesis —susurró sonrojada.
—Ustedes diviertanse, Yasunari-senpai, nosotros nos iremos a dormir —avisó Akira.
Antes de que Kumiko se fuera con sus amigos y su hermano de regreso a su departamento, fue hasta el departamento de investigación de la sede para hacer un pedido especial.
Ya mas tarde en la noche, Rai se estaba preparando para bañarse. Se había quitado quitado la ropa y tenía su toalla amarrada en su cintura. Para su sorpresa, Yamiko también entró al baño, con una toalla cubriendo su desnudez.
—¿Yamiko-san? —pronunció hechizado por ella.
—¿Quieres que nos bañemos juntos? —preguntó con picardía.
—¿Estás segura? —preguntó sonrojado.
—Por supuesto, somos novios ¿no? —aseguró dejando caer su toalla al piso—. Además, no hay ninguna parte de nuestro cuerpo que no hayamos visto ya.
—Supongo que tienes un buen punto —dijo con su corazón latiendo rápido.
Durante su baño, Yamiko se enjabonó sus pechos para poder frotarlos contra la espalda de Rai a forma de "esponjas". El chico de cabellos dorados no pudo evitar ponerse más rojo que un tomate por los especiales cariños de su novia.
Ya a la hora de dormir, ambos decidieron dormir en el cuarto de Yamiko. La joven Kuroneko traía su camisa con tirantes negra y sus pantis de color rosa. Rai, por su parte, llevaba solo unos boxers negros. Al acostarse en la cama, se pusieron en forma de cucharita.
Rai se durmió a los pocos segundos, estaba algo agotado por todo el viaje. Yamiko tardó más en dormirse, estaba pensando en muchas cosas que habían sucedido en poco tiempo. Miró el sombrero de su amigo y maestro, en la mesita de noche. Dentro de poco, se enfrentaría a su asesina y debía ganar en su nombre.
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