16-Ser Fuerte
Desde la enfermería de la Sede de Pekín, Yamiko había visto todo el combate de Shui. Se había puesto su hakama, pero aún no traía puesto su kimono, le habían quitado las agujas y sus heridas habían sido tratadas por el médico de la sede. Estaba algo nerviosa, sin su magia no tiene muchas posibilidades contra ella, pero tenía que seguir adelante de lo contrario ya no podría mirarse en el espejo otra vez, había llegado muy lejos para rendirse ahora y su única opción es luchar.
Un fuerte bostezo la saca de su mente, Akira había despertado, se vio en boxers y después volteó a ver a Yamiko.
—Lindo sostén, ¿las pantis son a juego? —dijo con una sonrisa.
—Tch... mente sucia —murmuró, chasqueando la lengua—. Puedes ver todo lo que quieras, pero si llegas a pasarte de la línea, voy a convertirte en un eunuco.
—¡Zehahahaha! Nada mejor que fastidiarte un poco luego de despertar —mencionó entre risas.
—Creo que te vendría bien otra paliza —dijo Yamiko, frunciendo el ceño para luego pasar a una expresión más penosa—. O-oye..., ¿Cómo te sientes?
—Fresco como una lechuga —respondió levantando su pulgar—. Fue una batalla espléndida, me alegró mucho poder luchar contra tí, espero poder repetirlo en un futuro.
—Ajajaja, con gusto volveré a golpearte las veces que quieras, es bastante satisfactorio para mí —dijo con soberbia y una sonrisa burlona.
—¿En serio? Creo que tendrías talento como dominatriz si te gusta tanto golpear hombres —bromeó ladeando la cabeza de un lado para otro.
—¡N-n-n-no me refería a eso! ¡Idiota, idiota, idiota! —le gritó Yamiko, roja como tomate y agitando los brazos de forma cómica.
—¡Zehahahahaha! ¡Yamiko-chan eres muy linda cuando te enojas! —exclamó Akira, soltando una pequeña lágrima por la risa.
—Cla-cla-claro que soy linda, no tienes porque recalcar lo obvio —remarcó tratando de mantener su orgullo, pero sus mejillas aún estaban ruborizada.
—Oye, ¿Quién va a ser tu rival en la final, Uriel Moshe o Shui Li? —preguntó con interés.
—Shui Li —respondió con una mirada más apagada.
—¿Estás nerviosa? —preguntó con un tono gentil.
—¡Claro que no! —exclamó con vergüenza, pero luego de unos pocos segundos soltó un profundo suspiro—. En realidad... bastante, sin mis poderes ¿hay algo que pueda hacer para ganar?
—Sé que somos guerreros y que ganar es importante para nosotros, pero ¿es todo para tí? —inquirió pensativo.
—Lo es, si no consigo ganar, ¿Cómo podré ser fuerte? —cuestionó, apretando el colchón con sus manos.
—Ser fuerte no quiere decir ser invicta, ser fuerte significa superar las debilidades de uno mismo—respondió—. Incluso el más grande guerrero puede perder batallas, pero si jamás se rinde y trata de mejorar todos los días, entonces es fuerte.
—Entonces yo no soy fuerte... aún no logro superar muchas cosas —admitió con vergüenza y tristeza—. Desde que ella... desde que empecé a odiar a los humanos siento que estoy en lo profundo de un pozo.
—¿Tu me odias, Yamiko-chan? —inquirió sintiéndose mal por ella.
—¡No lo sé! —gritó llevándose las manos a la cabeza— ¡Mierda! Estoy sumamente confundida, una parte de mí quiere odiarte y la otra parte... quiere tenerte cerca, ¡es una mierda estar tan confundida! ¡Ojalá nunca hubieras aparecido en mi vida, si no te hubiera conocido no estaría así!
Cuando Yamiko se da cuenta, Akira se había levantado de su camilla, se puso su hakama y la consoló, acariciando su cabeza.
—¡Asqueroso! ¡A-aléjate de mí! —exigió comenzando a temblar y con su rubor surgiendo otra vez.
—No quiero, jamás quisiera alejarme de tí —replicó con una cálida sonrisa—. Los verdaderos amigos siempre están allí en momentos difíciles, te quiero Yamiko-chan.
—¡Mentiras! M-m-me estás mintiendo, l-los humanos mienten mucho —corrigió sintiéndose nerviosa.
—Jamás te mentiría, ¿Dónde quedaría mi orgullo como samurái si lo hago? —cuestionó, con un rostro serio que hasta impresionó a Yamiko—. Realmente quiero ser tu amigo y luchar a tu lado.
—U-u-u-u... ¡¡¡¡UNYAAAAAAAAAAAAAAA!!!! —gritó Yamiko, muerta por los nervios ante este trato de Akira.
El grito de Yamiko fue tan grande que incluso se escuchó en el área del torneo, sacando de onda a todos los presentes.
—Por favor, no grites así o pensarán que te estoy haciendo otra cosa —dijo Akira, con las manos en los oídos por semejante grito.
—¡Pues no digas esas cosas, me pones nerviosa! —exclamó Yamiko, apenada.
—¡Zehahahaha! Lo siento, lo siento—dijo mientras se volvía a sentar en su camilla.
A pesar de esas palabras, Yamiko en el fondo si apreciaba el apoyo que le estaba dando Akira, después de todo, le recordaba mucho a Fujiwara Yuko.
Los minutos pasaron y la hora de la final del Torneo Sun Wukong había llegado. Durante su camino hacia la jaula, Yamiko se encontró en los pasillos con Hariyama Hakuno, Yasunari Oyama, Florentino Cantaclaro y Uriel Moshe.
—¿Qué hacen aquí? —preguntó con un rostro inexpresivo.
—Para desearte suerte, Kuroneko-san —respondió Oyama, cruzado de brazos.
—Para ser una novata has llegado muy lejos —mencionó Hakuno, con una sonrisa.
—Hmp... no necesito que me deseen suerte, yo soy Kuroneko Yamiko, la próxima "Santa de la Espada" —aseguró con determinación y yendo con paso firme hacia la jaula.
—Que carácter, me recuerda a mi primera ex-esposa —comentó Florentino.
—Hahahaha, Yagyu Munenori era igual —agregó Uriel.
El público daba pequeños pisoteos rítmicos desde las gradas, el equipo de porristas de Shui Li ya estaba en acción.
—¡Finalmente la final ya cierne sobre nosotros! ¡¿Quién se alzará como la más grande artista marcial de la última década!? ¡¿La Emperatriz del Torneo Sun Wukong, Shui Li o La Shinigami de la Luna, Kuroneko Yamiko?!
La sombría samurái entró a la jaula, emitiendo un aura siniestra, algo que los hechiceros y agentes más experimentados de la Organización Lovecraft presentes pudieron sentir. Era una sed de sangre tan inmensa que hacía ver a Kuroneko Yamiko como la encarnación misma de la muerte.
Por su parte, Shui Li entró con una sonrisa y paso tranquilo, portando en su mano derecha una tachi.
—¡¿Qué está ocurriendo aquí?! ¡¿Por qué Shui Li apareció con un arma real?!
—Esta bien, yo lo permití.
El público se quedó boquiabierto al ver a aparecer detrás de Tominaga al Peón de los Jerarcas, cuyo nombre real era Kangxi Lang, un hombre chino de cuarenta y cinco años, con un traje característico de un guerrero shaolin.
—¡¿Naniiiiiii?! ¡¿Lang-sama?!
—Por favor, deja de gritar con el micrófono encendido, estoy a tu lado —replicó tomando el micrófono para un anuncio—. Probando, probando, 1, 2, 3. Atención a todos los espectadores del Torneo Sun Wukong, por petición de la Agente Especial Shui Li y siendo aprobado por el Supervisor de Pekín y mi persona, se le ha permitido a Kuroneko Yamiko poder pelear en esta pelea con una tachi de verdad no bendecida de la armería de esta sede al no haber riesgo de muerte para la agente en cuestión.
—¿Qué es lo que planea, Li-senpai? —preguntó Yamiko, intrigada por tal noticia.
—Fufufu... realmente no planeo mucho, solo quiero un combate mucho más emocionante —respondió, haciéndole entrega del arma—¿Serás capaz de cortarme, Xiǎo yuèguāng? (pequeña luz de luna)
—Ajajajaja... no me tiente, Li-senpai, de lo contrario voy a desatar el Avīci en esta jaula una vez más —declaró mientras desenvainaba la tachi para poder apreciar el brillo de su filo.
Ambas rivales fueron hasta sus lados de la jaula, Yamiko no era capaz de evitar sonreír de forma macabra.
—¿Peleadoras listas?... ¡Que empiece este combate!
https://youtu.be/ZmdIfdOaVvY
Yamiko fue la primera en atacar, realizando un corte curvo diagonal siendo evadido por Shui Li, contraatacando con sus dedos índice y medio, queriendo hundirle los ojos a la joven Kuroneko, pero ella baja la cabeza a tiempo y los dedos de la Jiang Shi impactan contra su frente. Si bien evitó el daño a sus ojos, su frente sangraba por el golpe.
—¡Técnica del Estilo Tsukuyomi № 25: Un Ángel Caído que le lloró a la Luna!
Agarrando su tachi con solo una mano ejecutó varias estocadas contra la zombie, siempre atacando desde distintos ángulos y con un patrón casi imposible de leer, debido a esto Shui no era capaz de usar el Flujo con esta técnica, únicamente logró detener este agobiante ataque con una patada a su rodilla derecha que hizo que Yamiko cayera y recibiera de lleno un rodillazo en toda la cara y destrozándole la nariz por completo.
La joven Kuroneko se seca las lágrimas que eran una respuesta fisiológica natural debido a tener el tabique nasal roto y se prepara un nuevo contraataque. Empezó a correr hacia Shui y cuando parecía que iba a atacar de frente, se desliza en el suelo, evitando un ataque de la Jiang Shi y en menos de dos segundos realiza un corte horizontal que casi la corta por la mitad de no haber usado el Flujo a tiempo.
—Héliú de liúdòng: Yánshēn (El Flujo del Río: Extensión).
Una vez que estuvo en un buen rango, Shui extendió ambos brazos para realizar fuertes golpes en dos ángulos distintos, pero Yamiko logró esquivarlos con un giro acrobático.
—Técnica del Estilo Tsukuyomi № 7: Resplandor de Lunas Nuevas.
Ella volvió a atacar de frente, apuntó a su cuello con aquellos cortes curvos ondulantes, pero Shui se agachó para evitar perder otra vez la cabeza y le conectó un gancho de mantis en toda la mandíbula seguido de un codazo en el vientre que la estrelló contras las rejas de la jaula y le hizo vomitar todo lo que había comido ese día.
—En términos de magia, los portadores del Juicio del Avīci siempre terminarán superándome —comentó la Jiang Shi—, pero en términos de artes marciales, aún tienes un largo camino por recorrer. No puedes ganarme ni siquiera con una espada de verdad, pero aún así te las ingenias para herirme con ella por cualquier método posible, eso me parece admirable, Kuroneko Yamiko.
—Quiero ganar y lo haré de cualquier forma —declaró levantándose del piso con dificultad, teniendo que usar las rejas para mantenerse de pie después de semejantes golpes.
—No hay vergüenza alguna en admitir que aún te falta mucho por aprender —replicó Shui Li, llevándose las manos a la cintura—. Eres muy fuerte, Kuroneko Yamiko, pero creyéndote invencible solo te quedarás estancada.
—No necesito sabiduría de Confucio o Lao Tse ahora mismo, solo quiero ganar, ganar es lo único que me importa ahora —remarcó, volviendo a una postura ofensiva—. Si no gano, no podré ser fuerte y si no soy fuerte... volveré a ser lastimada.
—Veo que los fantasmas del pasado aún te persiguen, que tragedia —dijo Shui, adoptando una pose similar al estilo del águila del kung fu—. Tienes muchas anclas que te limitan, la soberbia y una mente perturbada ahora mismo son tus peores enemigos.
—¡Cállate! ¡No necesito esta mierda de terapia! —gritó apretando con fuerza el mango de la espada— ¡Técnica del Estilo Tsukuyomi № 25: Hermosa y Trágica Luna Superior!
Yamiko volvió al ataque, no queriendo dejarle a Shui ninguna oportunidad de escapar de esta mortal técnica. Los cortes curvos de la vigésima quinta técnica se realizaban por todas las direcciones posibles, creando lo que parecía ser una esfera de la muerte alrededor de las dos combatientes en donde el brillo de la mortal tachi creaba un gran espectáculo. Shui tuvo que dislocarse muchos de sus propios huesos para poder esquivar cada uno de estos peligrosos cortes y aún así recibió varios cortes en su cuerpo hasta poder alejar a Yamiko con una patada frontal en el momento justo.
—¡Técnica del Estilo Tsukuyomi № 41: Oscuridad Despiadada en una Noche Sin Luna!
—Héliú de liúdòng: Gēnzōng lièwù de héliú zhī shé (El Flujo del Río: Serpiente del Río que Acecha a su Presa).
La sombría espadachín ejecutó una serie de cortes circulares perfectos, similar a una de las técnicas del Estilo Amaterasu, pero Shui Li se abrió paso a través de esta mortal técnica como una serpiente escabulléndose para matar a su presa y una vez que estaba lo suficientemente cerca, tomó a Yamiko por una de sus muñecas para frenarla y con su otra mano libre atacó golpeando distintos puntos vitales en menos de diez segundos y Yamiko cayó al piso, retorciéndose de dolor.
Shui Li la había golpeado en ambos senos, en el hígado, en el hueso de la risa y varias veces en el costado derecho de su caja torácica, quebrándole varias costillas.
—M-m-maldición... esto es una pesadilla —musitó usando su tachi como bastón para ponerse de pie, sus ojos estaban llorosos y su brazo derecho estaba temblando debido al golpe a su hueso de la risa—. Ni creas que voy a llorar por esos golpes.
—Mi intención no es hacerte llorar, sino enseñarte —replicó—. Relaja tu mente y líbrala de pensamientos nocivos y verás como tus ataques se volverán más poderosos
—Ad Guray Namay, Jugad Guray Namay, El triste Guray Nameh, Siri Guru Devay Nameh (me inclino ante la Sabiduría Primaria, me inclino ante la Sabiduría a través de los tiempos, me inclino ante la Verdadera Sabiduría, me inclino ante la Gran Sabiduría Divina) —Yamiko murmuraba un mantra budista especial, siguiendo el consejo de Shui para calmarse.
Cerró los ojos y con una respiración controlada y calmada pudo dejar su mente en blanco, apagó por un momento su ira para mantener la concentración y atacar.
—Técnica del Estilo Tsukuyomi № 28: Danza de los Lirios Violetas en Honor a la Luna
Ahora con una expresión mucho más tranquila y libre de sed de sangre, Yamiko se lanzó contra Shui con su hermosa y letal danza, empezando poco a poco a seguirle el ritmo a la zombie. Los ataques de ambas chocaban, eran los puños y pies de la Jiang Shi contra la tachi de la espadachín. Poco a poco, los cortes de Yamiko empezaban a ser más precisos y poderosos, pero debido al Flujo, le era difícil hacerle cortes profundos en su cuerpo para mutilarla y así ganar.
—Héliú de Liúdòng: Qǐméng de Luóxuán (El Flujo del Río: Espirales de la Iluminación).
Justo cuando Yamiko iba a realizar un corte horizontal, Shui Li hizo que soltara su arma al mover sus brazos como si realizara un mawashi uke del karate y luego siguió golpeando el rostro de Yamiko con giros de 360 grados y usando el dorso de ambas manos. Al terminar con tal ataque, Yamiko apenas si se podía mantener de pie y Shui Li lo sabía, sus instintos de Jiang Shi y como artista marcial sabían el daño que ella estaba acumulando. Todas sus costillas del lado derecho estaban rotas, tenía muchas grietas en su cráneo y varios dientes rotos, sin mencionar también todos los horribles moretones que tenía debajo de la ropa. Aún así, ella le pateó su tachi para que la recogiera.
—¿Aún puedes seguir, Kuroneko Yamiko? —preguntó Shui, expectante.
Ella se agachó, tomando su arma e hizo una señal de paz a Shui, no quería mover mucho la boca debido a que le dolía por tener las muelas rotas.
Yamiko volvió a pararse firme y se preparó para ejecutar la cuarta técnica del Estilo Tsukuyomi. Una vez más, lo único que buscaba ahora era solo intentar ganar una vez más.
Shui Li se preparó para recibir los ataques con el Flujo, pero gracias a su increíble control corporal Yamiko creaba fintas, haciendo como que fuera atacar a un punto para cambiar a otro en el último segundo, tomando desprevenida a Shui en las primeras cinco ocasiones, consiguiendo cortes profundos en su cuerpo debido a que el Flujo tenía dificultades con su patrón impredecible. Sin embargo, todo termino cuando Yamiko iba a cortarla por la mitad y Shui Li detuvo su espada con un puño, ya que dejó que la tachi cortara en medio de sus nudillos hasta detenerse a mitad de su antebrazo.
La joven Kuroneko trató de sacar su arma con todas sus fuerzas, pero los músculos de Shui creaban presión para evitar que el arma saliera y de pronto, todo fue oscuridad para Yamiko.
Cuando despertó, estaba en la camilla de la enfermería de la Sede de Pekín nuevamente, tenía la cara repleta de vendas, traía puesto una pijama sanitaria y su ojo derecho estaba cubierto por un parche. Todo le dolía, pero sobre todo la cara.
—¡Yamiko-chan! —exclamó Kirei, abrazándola nada más entrar.
—¿Yo...? ¿Perdí? —preguntó con voz temblorosa.
—Cuando Shui Li atrapó tu tachi te golpeó varias veces en la cabeza hasta que te desmayaste —respondió con algo de lástima—. En verdad lo siento, Yamiko-chan, peleaste muy bien y jamás te rendiste, fue una gran pelea.
En un principio Yamiko se quedó callada, pero soltó un pesado suspiro y se separó de Kirei para sonreírle.
—Bueno, a veces se gana y a veces se pierde —dijo con tranquilidad mientras se levantaba de la camilla—. Iré a dar una vuelta y a comprarme un refresco, algo de azúcar me vendría bien para recuperar mis fuerzas.
Al dejar la enfermería, Kirei no pudo evitar bajar la cabeza y sentirse impotente al no saber cómo animarla en esta situación.
—Yamiko-chan, eres muy mala mintiendo.
https://youtu.be/lzd6yoEN00k
En los pasillos de la sede, Yamiko se sentó en posición fetal en una esquina de un rincón apartado, estaba llorando y golpeaba la pared a su lado con fuerza.
—M-m-maldición... mierda, ¿Por qué...? —murmuraba entre sollozos— ¡Yo quería ganar! Luché con todas mis fuerzas, pero aún así... no pude hacer nada... ¿acaso sigo siendo débil?
Yamiko se abrazó a sí misma mientras temblaba, se sentía como cuando los niños de primaria se burlaban de ella y la llamaban "demonio", se sentía débil.
Dos horas más pasaron y se le entregó el trofeo del Torneo Sun Wukong a Shui Li junto con el cheque de un millón de yuanes. Yamiko, Akira y Uriel también estaban presentes, ya que se les daría sus respectivos premios por llegar tan lejos.
A Yamiko se le entregó un trofeo de plata de menor tamaño junto a un cheque de quinientos mil yuanes por quedar en segundo lugar; a Akira y a Uriel se les entregaron trofeos de bronce del tamaño de una copa junto a un cheque de doscientos cincuenta mil yuanes.
—¡Con esto, damas y caballeros, finaliza otro glorioso Torneo Sun Wukong! —anunció Tominaga, mientras la gente aplaudía—. Hemos visto a numerosos artistas marciales venir a este torneo y darlo todo para mostrar al mundo su fuerza, para cumplir sus más anhelados sueños, para lograr ambiciones, para conseguir la gloria. Todos los que participaron en este torneo han sido fuertes y han dado todo de sí, por eso, gente como yo y como ustedes los admiramos.
En medio de la lluvia de aplausos y elogios, Shui Li abrazó a Yamiko.
—Eres fuerte, Kuroneko Yamiko, sé que podrás cumplir tu sueño de ser una "Santa de la Espada" —le susurró.
La joven Kuroneko tenía que aguantar las lágrimas, ya que no quería llorar enfrente de tantas personas. Sin embargo, le fue imposible. El recibir los elogios de una persona más talentosa y experimentaba, producía una satisfacción y alegría sin precedentes.
Cuando la entrega de premios terminó, Yamiko y compañía regresaron al hotel, mañana mismo planeaban regresar a Tokio.
Yamiko estaba sentada al borde de la azotea del hotel junto a Akira, Kirei, Tsukuyomi y Amaterasu. Todos estaban en silencio, apreciando el cielo nocturno de Pekín en donde las estrellas y la luna brillaban. Yamiko alzó su trofeo de segundo lugar al aire.
—Plateado como la luna —comentó con una ligera sonrisa—. Creo que es bastante apropiado para mí.
Notas del Dr. Alto Clef.
Con esto mis queridos Anartistas, termina el primer arco importante de Mi Camino de la Espada. Solo me queda preguntarles, ¿Qué les pareció? ¿Cuáles fueron sus peleas favoritas?
De verdad disfruté bastante el escribir este arco, fue bastante divertido ya que desde hace varios años he sido un gran fan de las artes marciales y al ponerme a investigarlas al fondo, me llegó la inspiración para esta historia.
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