Final.
Dicen que cuando estás con la persona correcta no sientes ansiedad, estrés ni preocupación, sino paz y tranquilidad.
Jimin tardó muchos años en darse cuenta que eso era lo que sentía cuando estaba con Jungkook. A pesar de sus discusiones y desacuerdos de jóvenes y adultos, cuando estaba con él su mente daba un respiro, cuando sus brazos envolvían su cuerpo la tensión se disipaba y cuando sus labios besaban su piel su corazón se aliviaba.
A pesar de ser una persona enamorada del amor, la idea de casarse sonaba demasiado lejana e imposible en su cabeza, los chicos con los que salía a escondidas eventualmente lo dejaban o él los dejaba. Nunca sintió que sintiera algo de verdad y por mucho tiempo llegó a cuestionarse si eso era amor o simplemente nunca se había enamorado de verdad. Y las respuestas a sus preguntas fueran contestadas la noche de Halloween en la que conoció a Jungkook.
En el pequeño pero intenso lapso en el que salieron de jóvenes se dio cuenta que eventualmente se había enamorado por primera vez y no imaginó a otra persona con la que podría casarse que no fuera él. De verdad pensó que se casarían, sin embargo, conforme avanzó su relación y terminó, los años largos y desolados, aquella ideación e imagen de Jungkook en su vida iba desapareciendo.
Es verdad, hay personas que pueden enamorarse una y otra vez, empezar y entregarse completamente de nuevo a alguien más. Jimin juró que podía ser una de esas personas cuando conoció a alguien más, cuando le entregó su cariño, afecto y amor a alguien más. Creyó que podía amar a otra persona, y lo hizo, pero no de la misma forma. Con el tiempo se dio cuenta que su corazón era monógamo, sólo podía ser de una persona y ya lo había entregado.
Por mucho que lo negara su corazón fue entregado y le pertenecía a Jeon Jungkook.
Al igual que el corazón de Park Jimin era, es y siempre será de él.
Por primera vez en sus vidas mientras permanecían abrazados sobre las sábanas de la extensa cama la noche antes de su boda, se sintieron seguros de que el corazón del otro les pertenecía, de que se pertenecían mutuamente y no habría nada ni nadie que los detuviera más que ellos mismos.
El día de su boda fue como un sueño hecho realidad.
Jimin despertó lentamente a Jungkook dándole varios y pausados besos por todo el rostro hasta susurrarle: "Buen día, amor, nos casaremos hoy". A lo que fue recibido por una somnolienta sonrisa del pelinegro quien lo atrajo a sus brazos y ambos rodaron por la cama entre abrazos y risas inocentes.
A diferencia de su primera boda, Jimin no sintió esa extraña y molesta ansiedad, tenía nervios, claramente, pero de alguna forma sabía que era una sensación distinta a la primera vez. Se sentía bien. Se sentía feliz. Se sentía correcto. Su boda con Jungkook no iba a ser tan extensa y grande, en realidad ellos ambos quisieron hacerlo lo más pequeño y privado posible, sin perder el toque elegante y bonito. Invitaron a sus amigos más cercanos, compañeros y antiguos compañeros de trabajo, y uno que otro familiar.
Excepto a sus padres.
Era irónico que ninguno de los padres de ambos estuviera presente en su boda.
Quizás es leve amargura es la que los hizo no querer hacerlo a lo grande.
Jimin había llorado días y noches por el rechazo eminente de sus padres de aquel día cuando les dijo que se casaría con Jungkook, dudó muchísimo en enviarles una invitación a la boda, pero se dio cuenta que hacerlo sería pensar en que había una pequeña esperanza de que ellos cambiarían de opinión y vinieran. Era una entrada perfecta a arruinar su día especial si ellos decidían no venir, así que, no lo hizo. Ya había aceptado que algunas personas, simplemente nunca cambiarán, y está bien, así es la vida, no podía controlar todo.
Esta vez, vistió con un traje blanco menos sofisticado, era sencillo, un blazer y un pantalón del mismo color, mostrando el pecho. Jungkook usó lo mismo sólo que de color negro, adjunto a eso llevaban con ramillete del color opuesto al que llevaban. Jimin portaba un ramillete color negro y Jungkook uno color blanco, simbolizando que siempre llevarían algo del otro.
La pequeña ceremonia estaba por comenzar, era en un salón porque prefirieron casarse por civil con sus respectivas firmas, ambos se dieron la primera mirada y no pudieron contener las lágrimas, los besos y los abrazos. Sin embargo, hubo un pequeño lapso en el que estuvieron solos, con los brazos envolviendo el cuerpo del otro y observando desde lejos a sus invitados, cuando voltearon a verse otra vez, se dieron cuenta que ahora sus lágrimas no eran de felicidad.
No dijeron nada, sus miradas lo dijeron absolutamente todo.
Ninguno de sus padres estaba ahí.
Sus respectivas familias se encontraban ausentes.
Sabían que así sería pero presenciarlo en carne y hueso fue diferente.
No eran la primera pareja homosexual que se casaba sin su familia presente, pero en este caso sus motivos no fueron por homofobia y eso dolía más.
Para su mayor sorpresa, Jimin sintió una punzada en su corazón pero logró resistirla, quizás estaba acostumbrado y había aceptado más esa ausencia, pero Jungkook no logró recomponerse, soltó un pequeño sollozo y llevó su dedos al puente de su nariz.
—Lo siento... —se disculpó negando con la cabeza cuando Jimin intentó consolarlo— Es sólo que me gustaría tanto que estuvieran aquí, pero no están de ninguna forma y jamás lo estarán...
—Está bien, amor —Jimin lo abrazó con fuerza durante largos segundos aguantándose las lágrimas antes de separarlos y tomar su rostro entre sus manos— Pero yo estoy aquí y no me iré —aseguró mirándole fijamente a los ojos— Estás aquí ahora, conmigo y vamos a casarnos —sonrió contagiando el contrario— Estoy segurísimo de que tu madre y Appa Yejun están celebrando eufóricos en algún lugar. Ellos nos desean lo mejor y se ven súper elegantes, nos están apoyando con mucha alegría, de eso no tengo duda.
Jungkook suspiró pesadamente y apoyó su frente sobre la de Jimin en una cercanía íntima.
—Te amo, ¿lo sabías? —susurró.
—Lo sé —sonrió un poco— Ahora, ¿qué te parece si nos secamos las lágrimas y nos casamos de una vez por todas?
—He esperado toda una vida por ello, ángel.
————— [ 💍 ] —————
Luces cálidas bajo la oscuridad, velas titilando, un característico frío de noviembre y un delicioso aroma a vainilla con canela fueron los recuerdos sensitivos más vividos que recordaban de esa mágica, significativa y angelical noche.
—Yo, Jeon Jungkook —repetía después del oficiante con las manos entrelazadas y los ojos puestos en su futuro esposo— Te recibo a ti, Park Jimin, para vivir juntos en matrimonio, prometo amarte, honrarte, consolarte y cuidarte, en salud y en enfermedad, guardándote fidelidad, durante el tiempo que duren nuestras vidas.
Simplemente no podía creerlo, cada palabra se sentía más irreal que la anterior y como si estuviera flotando en el aire. Pensó que estaba temblando, pero se dio cuenta que eran las manos de Jimin, repentinamente se lo vió nervioso pero con una extraña seguridad en sus ojos.
—Yo, Park Jimin... Te recibo a ti, Jeon Jungkook... —comenzó con voz inestable a lo que él acarició delicadamente sus manos y le sonrió de forma confidente. Eso pareció tranquilizarlo porque suspiró en medio de una sonrisa más segura— Para vivir juntos en matrimonio... prometo amarte, honrarte, consolarte y cuidarte, en salud y en enfermedad, guardándote fidelidad, durante el tiempo que duren nuestras vidas...
Seguidamente el oficiante les presentó el acta matrimonial que ambos debían de firmar sobre una mesa, Jungkook le dio el pase a Jimin quien tomó el lapicero y firmó sin dudar, después él hizo lo mismo. No se dieron cuenta antes después que sus firmas habían quedado ligeramente temblorosas.
—¡Bueno, sin más que decir, están oficialmente casados! —anunció el oficiante con una enorme sonrisa— ¡Ya pueden besarse!
Jimin soltó un suspiro de alivio al mismo tiempo que Jungkook le dedicó la sonrisa más brillante del mundo para después coordinarse instintivamente en acercarse al contrario y sellar sus labios en matrimonio. De forma instantánea las exclamaciones de gritos, aplausos y silbidos por parte de los invitados gobernaron completamente el lugar en una euforia contagiosa.
Tanto Jungkook como Jimin soltaron sus labios para verse con extensas sonrisas en sus rostros.
Finalmente, después de tantos años de incógnita, sufrimiento y añoranza, pero principalmente de amor escondido, estaban casados.
No hace falta decir que como lo naturalmente fiesteros que eran la celebración después de la boda fue toda una locura. Con Hoseok liderando el trencito en medio del baile y otros invitados, la música y DJ resonando sus mejores mezclas junto con el juego de luces y humo típicas de una fiesta. Jungkook y Jimin rieron, bailaron y cantaron como en los viejos tiempos cuando salían a clubes, discotecas y bares en sus primeros años de novios, sólo que esta vez no era ningún lugar clandestino sino nada más ni menos que su boda.
Todo había sido tan increíblemente mágico y se había sentido tan bien, como un sueño hecho realidad, entre los dos decidieron todos los preparativos de la boda juntos con una que otra disputa de por medio pero nada que se saliera de sus manos y ahora mismo todo estaba saliendo perfecto.
Hasta que Jimin se subió ebrio encima de una mesa con un micrófono de karaoke en la mano para cantarle, o mejor dicho, gritarle, una canción de amor a Jungkook.
—¡Te voy a amar y hacerte sentir! —vociferó "Te Voy a Amar" de Axel con los invitados haciéndole coro y balanceando sus brazos— ¡Que cada día yo te vuelvo a elegir, porque me das tu amor sin medir! ¡Quiero vivir la vida entera junto a ti!
Jeon soltó una carcajada con las mejillas sonrojadas mientras volvía a beber de su vaso y se aproximó un poco hacia Hoseok.
—Ahí está el futuro padre de mis hijos —aseguró de forma divertida y el contrario estalló en risas. Aunque en ese instante observó que Park se tambaleó un poco por lo que inmediatamente dejó todo de lado para ir a atrapar a su ahora esposo cargándolo entre sus brazos. Los invitados aplaudieron y exclamaron efusivamente, aun más cuando se besaron con cariño en medio de sonrisas estúpidas.
La fiesta continuó de forma caótica y divertida, tanto Jungkook como Jimin decidieron sentarse a tomar agua y comer algunos bocadillos para que se les bajara un poco el alcohol, especialmente a Jimin quien era el que había bebido más. Mientras Jimin se balanceaba lentamente de un lado a otro al ritmo de una balada romántica, Jungkook se acercó a su oído y le susurró:
—Ven conmigo, tengo una sorpresa para ti.
—¿Ah sí? —le miró de reojo con una sonrisa ansiosa— ¿A dónde?
—Sólo sígueme —indicó el pelinegro levantándose de la mesa y tomando la mano de su esposo para ambos escabullirse hacia la salida en medio de la fiesta sin que nadie se diera cuenta.
Al salir del edificio con la música, luces y exclamaciones de las personas dentro, Jungkook aproximó a Jimin hacia el parqueo donde se encontraba una motocicleta con dos cascos, uno negro y otro blanco, Jimin se detuvo de forma abrupta y sorprendida.
—Oh, Dios mío. ¿Es tu antigua motocicleta?
—Esa misma —confirmó tomando el casco blanco para colocárselo al rubio— ¿Te escapas conmigo un rato de nuestra boda, ángel?
Las mejillas de Park se sonrojaron y una gran sonrisa se formó en su rostro mientras dirigía sus manos hacia el casco y asentía varias veces con la cabeza. Viéndole completamente enamorado.
—Claro que sí.
Jeon le devolvió la misma mirada para darle un pequeño beso y después el ponerse su propio casco. En cuanto ambos estuvieron asegurados y cómodos encima de la motocicleta, Jungkook arrancó con Jimin aferrado a su cintura para ambos irse literalmente de su propia boda sin captar la atención de nadie. La noche estaba estrellada y ligeramente fría, era época navideña pues habían decidido casarse en noviembre por lo que las luces navideñas resaltaban en cualquier casa, establecimiento o árbol de la ciudad. El viaje fue breve pero divertido, además de ser algo cómico e inesperado pues eran dos hombres vestidos de traje paseando en motocicleta a media noche de la ciudad.
Aunque la incertidumbre de Jimin incrementó cuando se alejaron de la ciudad hacia un prado verdoso y complemente iluminado por la luz de la luna, Jungkook se estacionó cerca de un gran árbol y por fin bajaron del vehículo.
—Me resulta familiar este lugar —murmuró Jimin desabrochando su casco y reposándolo sobre el asiento sin dejar de mirar alrededor hasta que reconoció el gran árbol que tenían al lado, el cual ahora era mucho más grande y robusto— Un momento... ¿Ese no es...?
—¿Lo recuerdas? —se adelantó Jungkook tomando su mano— ¿Por qué no le echamos un vistazo? —sugirió acercándolos.
Ambos se acercaron al árbol del árbol y con la linterna del celular de Jungkook buscaron en el tronco aquellas iniciales de sus nombres que habían tallado hace siete años atrás cuando eran jóvenes, inmaduros y tontos. Jimin estuvo a punto de frustrarse pues por un momento no lograba encontrarlas hasta que Jungkook fue quien dio con ellas, en un costado del árbol y un poco más arriba de su altura donde originalmente las había hecho.
Ambos contemplaron con miradas melancólicas y sonrisas risueñas como aquel tallado en el tronco seguía intacto después de tantos años, observando con sentimiento las letras JK + JM encerradas en un corazón que habían representado su amor juvenil y que jamás desapareció.
—No puedo creerlo —murmura el rubio sintiendo las lágrimas gobernar sus ojos.
Aprovechando su distracción, Jungkook se alejó un poco para colocar en el suelo un pequeño parlante que traía y conectarlo a su celular donde buscó una canción en específico.
Thinking Out Loud de Ed Sheeran comenzó a sonar de repente.
Jimin se congeló en su sitio y seguidamente sintió las manos de Jungkook abrazarlo por detrás y reposar su mentón en su hombro mientras comenzaba a balancear sus cuerpos lentamente de un lado a otro.
—Creo tú y yo nos debemos un baile de bodas —susurró y el contrario soltó una pequeña risa asintiendo con la cabeza.
Bajo la noche oscura y silenciosa, la luz de la luna y luciérnagas alrededor del prado, Jungkook tomó la mano de Jimin y lo alejó del árbol para atraerlo a su cuerpo y ambos comenzar a bailar lentamente sobre las melodiosas piezas musicales. Con sus brazos alrededor del otro, los pies descalzos y sus miradas entrelazadas. Era tan irónico que estuvieran bailando esa canción que por tanto tiempo habían evitado debido a que les traía malos recuerdos, pero ahora, se sentía diferente, todo se sentía diferente en un buen sentido. Mientras se ahogaban en los destellos de sus ojos, se dieron cuenta que habían esperado este momento por tanto tiempo que se sentía irreal, como un cuento de hadas o una película romántica.
—Estoy tan feliz de estar contigo, amor —confesó Jimin abrazando con fuerza a Jungkook mientras aun danzaban sobre el pasto— Siempre supe que tu eras el verdadero amor de mi vida...
Entonces Jungkook los detuvo para tomar el rostro de a Jimin entre sus manos y acariciarlo con dulzura.
—Y yo siempre supe que volverías a mí, ángel.
Dicho esto, unieron sus labios en un suave, lento y delicado beso para después seguir bailando bajo aquel árbol donde confesaron por primera vez su amor y ahora, estaban casados. Eran niños cuando se enamoraron sin saber realmente lo que eso significaba o implicaba y a pesar de todos estos años ninguno había dejado de amarse ni sentir algo por el otro, siempre su corazón perteneciendo a las manos de su amado a pesar de las adversidades.
Ahora se encontraban bailando en la oscuridad, con sus brazos alrededor del otro y descalzos sobre el pasto mientras escuchaban su canción favorita.
Finalmente juntos.
Su historia de amor era de las más caóticas que habían conocido llena de lecciones, caídas y aprendizajes, con personas y sin personas ahora en sus vidas. Esta historia es para las personas que sólo están en la búsqueda de algo real en sus vidas, aquellas personas enamoradas del amor, a quienes tuvieron que dejar ir a alguien que amaban, al amor de sus vidas, a su familia, a sus amigos o un ser querido. Es para esas personas que no saben dejar ir a los demás, que aún tienen la esperanza de volver a conectar o buscar a nuevas personas para sentir lo mismo. Es para aquellas personas que sienten que incomodan o pierden a sus seres queridos por sus problemas mentales, quienes se sienten culpables de todo percance en sus vidas y no saben sobrellevar una relación. También para aquellas personas que tienen miedo del qué dirán o a decepcionar a sus familias, a aquellas personas que se enamoran de personas que no deben y terminan siendo el plato de segunda mesa o para aquellas personas que sólo quieren encontrar a alguien para formar una familia.
Dicen que las mejores películas del mundo nunca se hicieron.
O que los amores más gigantescos del mundo se están terminando.
Jungkook y Jimin pensaron que no habría más película ni amor para ellos, vivieron años cargando con las consecuencias de aquella gran guerra que atravesaron años atrás. Sin embargo, la realidad es que esa no había sido su gran guerra, fue esta, cuando se reencontraron en aquel ascensor y sus sentimientos florecieron al instante. Con la decisión de sus vidas de seguir o no, de arriesgarlo todo o no. Ahí es cuando comenzó su verdadera gran guerra.
Aprendieron que la verdadera gran guerra de una relación es aceptar las diferencias entre una pareja, entender que ambos tuvieron un estilo de crianza diferente, que piensan, actúan y gestionan sus emociones de una forma distinta. También comprender que no son cosas que se pueden cambiar de la noche a la mañana, que las dos personas tienen traumas, miedos e inseguridades que lidiar y manejar todos los días. Sin embargo, lo importante es buscar un equilibrio entre ambas personas, entenderse y ayudarse mutuamente pero no abstenerse a no cambiar, siempre ir camino al cambio para mejorar y no a empeorar.
Ninguna relación es perfecta.
Siempre habrán desacuerdos, discusiones y roces, lo importante es saber cómo lidiar con eso, logrando solucionarlo de una forma sana, responsable y segura en base de la comunicación, amor y respeto.
Esta es una historia de amor, pero también de resiliencia y proceso. A veces las personas cambian, a veces no, a veces no obtenemos lo que queremos, a veces todo sale de maravilla y a veces, tenemos que tocar fondo para poder entender qué es lo que realmente la vida quiere para nosotros. Somos humanos, estamos en constante cambio y aprendizaje, cometemos errores por inmadurez o inexperiencia, y no siempre tenemos la oportunidad de cambiarlos y empezar de nuevo.
La vida le otorgó a Jungkook y Jimin una segunda oportunidad para encontrar a su buen amor.
¿Y qué hay de ti?
¿Aun no has encontrado a tu buen amor o lo dejaste ir?
Todo lo imposible puede ser posible si existe el deseo mutuo.
La vida no es tan larga como dicen, es corta, si encuentras algo que te haga sentir real, vivo y presente, no lo dejes ir independientemente de lo que digan.
Eres el escritor de tu propia historia.
Encuentra a tu buen amor en una profesión, una persona, un libro, una película o una actividad.
El buen amor puede estar en cualquier lado.
Especialmente en ti.
FIN.
¡Bueno! Mi Buen Amor oficialmente ha terminado de forma exitosa. Wow, gente, en serio, muchísimas gracias por todo. Esta historia era, es y fue una montaña rusa de emociones, tanto la historia en sí, para los lectores y para mi como escritora.
Es la primera vez que escribo una historia tan profunda y significativa, quería crear algo diferente a lo que he hecho, hice lo que pude. Siempre escribo por gusto y un efecto secundario es la reacción de ustedes, así que tomo este espacio para agradecerles de corazón, gracias por cada lectura, voto y comentario, yo leía absolutamente todo lo que decían, los buenos y malos comentarios, y realmente me hacía muy feliz saber que muchas veces estábamos en la misma sintonía.
Muchas gracias por el apoyo, paciencia y compromiso con esta historia. Hice todo lo posible para que pudieran tener siempre capítulos y no dejarles con la intriga, sólo que al final hubo un poco de percances, jeje. Les malcrié. Espero hayan disfrutado de cualquier forma esta historia, que les haya quedado un granito de arena para la vida diaria y a pesar del sufrimiento, que les haya dejado satisfechos. Con esta historia no les estoy diciendo que vuelvan con su ex, en realidad es que muchas cosas pueden solucionarse si ambas partes están dispuestas a cambiar. Ninguna relación es imposible de salvar, a no ser que haya violencia e infidelidades.
Es una historia larga, lo sé, no es para cualquier persona, requiere de mucha paciencia así que si desean volver a leerla con otra perspectiva o recomendarla a alguien más, están en todo su derecho y me haría muy feliz.
Intenté estar en más contacto con ustedes porque les quiero mucho y me caen muy bien, jajaja, algunos pudieron conocerme y otros aún no. Espero seguir viéndolas más seguido y sepan que también les extraño, gracias por su comprensión siempre.
Por otro lado, mañana a esta misma hora estaré publicando una nueva historia Kookmin llamada Cárdigan. Subiré 4 capítulos para empezar y contextualizar. Desde ahora, aviso que no la he terminado de escribir, pero es una historia con temática más suave, tranquila, corta y linda como aftercare, eh, de lo que fue Mi Buen Amor.
Les dejo la descripción de la historia para que puedan ir anticipándola, conociéndola y analizándola por si quieren llegar a leerla:
"Donde Jungkook es un padre soltero y Jimin el niñero de su hijo."
Mañana a esta hora la estaré publicando así que espero verles ahí, muchísimas gracias por llegar hasta aquí, por apoyarme y seguirme siempre. Sé que hay mejores escritores y mejores historias, pero realmente aprecio siempre que me den una oportunidad.
Les amo, feliz navidad y año nuevo. ¡Espero siempre tengan una buena vida llena de amor, bendiciones, salud y estabilidad!
Psd: Les recomiendo verse la película inspirada en esta historia: Diario de una pasión / El diario de Noa / The notebook (tiene varios nombres) para darse una idea de que es una historia muy parecida, si ya lo vieron, verla con otra perspectiva porque es divertido y curioso después asociar y verlo sabiendo la historia.
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