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049.

Una semana, siete días y ciento sesenta y ocho horas fue el tiempo que pasó desde la última vez que Jimin vió a Jungkook.

Intentando con fuerza encontrarle una explicación al inevitable reencuentro que siempre tenían una y otra, y otra vez. Cada reencuentro lo dejaba peor que el anterior, con su mundo al revés, la mente divagando en otra dimensión y el cuerpo perdido en el espacio.

Pero hubo algo sumamente diferente en este último reencuentro, y eso fue que Jungkook lo había besado.

Carajo.

Jungkook lo besó.

¿Por qué? ¿Qué demonios tenía que hacer ahora? ¿Qué demonios significaba?

¿Por qué me besó? Pensó cada maldita hora de esa semana, logrando distraerse torpemente en las reuniones del trabajo y casi metiéndose en problemas. Sabía que no era bueno con los pensamientos porque llegaba a sobrepensar demasiado e intentaba no lo hacerlo, utilizaba las técnicas que había aprendido en terapia para eso y lo lograba durante un par de horas pero después volvía a pensar en él.

Jimin no sabía si ese beso significó una despedida o una nueva oportunidad.

¿Lo era?

Se suponía que cada uno había seguido por su lado y propio camino, continuando sus vidas y aprendiendo nuevamente a olvidar al contrario, dejándose ir como una vieja droga o vicio. Se suponía que los dos estaban completamente bien lejos del otro, que habían aprendido de sus errores del pasado como personas, que tenían nuevas perspectivas de la vida y circunstancias. Se suponía que estaban volviendo a sanar sus corazones para darle espacio a una nueva persona en algún momento de sus vidas.

Se suponía que se habían dejado ir, otra vez.

¿Entonces por qué Jungkook lo besó aquella tarde afuera del cementerio? Si se suponía que se había olvidado de él y continuado su vida. ¿Y por qué él le correspondió ese beso? Si se suponía que había dejado de pensarlo todos los días y aprendió a olvidarlo.

No lo entendía... Con su mayor sinceridad y comprensión no entendía al universo, la vida, el destino o a Dios, no entendía los planes que tenía para él, para ellos. No lograba comprender el propósito, el sentido y necesidad, pues él y Jungkook parecían una bola revuelta de dos hilos de tantas vueltas que habían hecho, eran dos hilos enredados, entrelazados y arrugados, pero unidos desde el dedo meñique.

¿Es así como funcionaba? ¿Era esa la explicación a la historia entre ellos dos? ¿Seguía existiendo historia? ¿Seguía existiendo un "nosotros"? ¿Después de tanto? Fueron los pensamientos que gobernaron su cabeza desde que sintió los labios de Jungkook volver a tocar los suyos y sus manos en su piel, todo pasó tan rápido que no tuvo tiempo de reaccionar, apartarlo o detenerlo, pero su cuerpo no lo logró, él sólo volvió a actuar por instinto.

Y es que aún lo amaba.

Lo sabía, lo sabía muy bien pero se vió a sí mismo a volver a reprimirlo porque no había más qué hacer, jamás pensó que volvería a verlo y mucho menos a besarlo. No pensó que nada de esto pasaría, estaba fuera de sus planes y expectativas.

Sin embargo, su principal pregunta era, ¿Jungkook seguía amándolo después de todo? Podría hacerlo y de igual forma se iría permanentemente del país, para siempre, no sabía cuándo ni cómo, pero era la única forma de que no volvieran a reencontrarse por mucho, mucho tiempo y hasta nunca más. Podían seguir amándose pero, ¿y si eso no era suficiente? ¿Valdría la pena intentarlo?

El único lapso de tiempo en el que no pensó en Jungkook, fue cuando recibió una llamada de parte de Taehyung diciéndole que finalmente tenía los papeles de divorcio y que viniera a la oficina en su antiguo trabajo a firmarlos. Al menos en su país, no podían divorciarse a no ser que pasara un determinado lapso de tiempo y se completaran algunos papeleos que tardaban meses en realizarse. Por lo que, legalmente seguía casado con Taehyung pero estaban separados desde hace cuatro meses, aunque su estado civil cambiaría de forma oficial ese día.

Así fue como Jimin condujo hacia la agencia con un aura tranquila hasta llegar y reconocer en el estacionamiento el auto de Jungkook.

Mierda.

Sintiéndose ligeramente nervioso por pensar en la posibilidad de volverse a encontrarse con su ex, Jimin entró a la agencia y se dirigió a la oficina de Taehyung sin ninguna interrupción u encuentro inesperado. Al parecer el destino todavía no quería que entre él y Jungkook volvieran a cruzar los hilos, porque no lo vió por ningún lado. Taehyung lo recibió con un pequeño abrazo y un beso en su mejilla antes de cerrar la puerta.

—¿Cómo estás? —le preguntó Taehyung dedicándole una mirada suave y con algo de afecto en su voz.

Jimin lo miró igual, soltando un largo suspiro aliviado pues no había vuelto a verlo en persona desde entonces y agradecía que nada hubiese cambiado en la forma en la que se llevaban. Aunque Taehyung se veía físicamente diferente, más ahora que se dejó crecer la barba haciéndole lucir mucho más mayor a cómo se veía, pero en su personalidad no había cambiado en nada. Seguía siendo el mismo hombre tranquilo, amable y sincero que Jimin conoció hace años atrás.

—Estoy bien, un poco cansado porque no he podido dormir correctamente estos días, pero lo normal —se encogió de hombros con una sonrisa— ¿Qué hay de ti?

—Me encuentro bien, un poco ocupado, hace unos minutos estaba en una reunión y así... —Kim traía un gran sobre amarillo consigo el cual prosiguió a entregárselo con lentitud y un rostro neutral— Bueno, acá están los papeles de divorcio, puedes llevártelos y firmarlos, o hacerlo aquí de una vez. Yo ya los firmé.

—Oh, gracias —Park los recibió y miró de reojo el escritorio de su expareja— Los firmaré ahora para que puedas entregarlos a la corte, aunque tengo entendido que pueden enviarse por correo. ¿Por qué me has llamado tan de repente para entregármelos? —preguntó mientras comenzaba a echarle una ojeada a los documentos.

Taehyung se acercó a Jimin mientras rascaba su nuca viendo como este sacaba un bolígrafo y comenzaba a completar la información.

—Quería hablar contigo en persona.

—¿Ah sí? —el rubio mantenía su mirada sobre el espacio de la hoja en la que vendría su firma, inhaló y exhaló durante unos segundos y finalmente firmó. Detrás suyo el azabache también soltó un suspiro, oficialmente estaban divorciados— ¿Sucedió algo? —volteó el rubio con los papeles en mano y una mirada preocupada.

—Oh, no, sólo... —Kim cortó la distancia con Park para tomar los papeles de divorcio de sus manos y mirarle fijamente a los ojos— ¿Recuerdas la reunión que te mencioné hace unos minutos?

Jimin asintió lentamente con la cabeza viéndole de forma expectante ante la actitud de incertidumbre del contrario. Este, soltó aire antes de hablar.

—Pues... era con Jungkook, salió minutos antes de que entraras y quiso reunirse conmigo porque... renunció.

—¿Qué? —soltó el rubio alzando las cejas y abriendo los ojos de par en par.

—Sí, renunció para irse a vivir a Filipinas, creo que pretende ser director en la agencia de allá pero no me dio muchos detalles... —hizo una mueca— Intenté detenerlo pero no pude, estaba muy convencido en querer irse... Lo extraño fue... que antes de retirarse me pidió que cuidara de ti aunque ya no estemos juntos... Eso me hizo pensar que no sólo eras tú quien sufría en todo este drama de no estar con la persona que amaba, sino también él... Y en ese momento pensé... que de alguna forma siempre fui el impedimento, el obstáculo, que evitaba que dos personas que se amaban estuviesen juntas... Y aunque sé que no era mi culpa, y él no me agrade, no pude evitar sentirme un poco mal por toda esta situación...

—N-No tienes qué sentirte mal por eso, Tae... —tragó saliva con dificultad al sentir su corazón dar un vuelco y su rostro palidecer, sinceramente su mente se había desviado desde que escuchó la primera frase que dijo Taehyung— ¿Dijiste Filipinas? —repitió lentamente intentando procesar la información— ¿Entonces se irá de verdad?

—¿Ya lo sabías?

—Algo así...

—Oh, pues al parecer se irá hoy porque vino a renunciar para después ir al aeropuerto y tomar un avión directo a Filipinas —mencionó como si nada.

—¿Qué? —volvió a formular el rubio e inmediatamente su respiración se alteró y miró a su alrededor pensando en cualquier cantidad de cosas a la vez.

—Jimin.

La voz de Taehyung le hizo salir abruptamente de sus pensamientos para verle asustado y confundido. A lo que este optó por dedicarle un tranquila sonrisa y decir:

—Ve por él.

Jimin incrementó su expresión viéndole como si acabara de decir la mayor locura del mundo. Así que Taehyung volteó los ojos y señaló la puerta.

—¡Anda, ve tras él! —aclaró con obviedad— Es la razón por la que te llamé, aun puedes alcanzarlo y no creo que haya llegado al aeropuerto. ¡Corre!

Y entonces Jimin reaccionó, sin pensarlo hizo ademán de irse pero antes de eso se detuvo y volteó para regresar sus pasos hacia Taehyung y abrazarlo repentinamente con fuerza.

—Gracias... —susurró con voz ahogada cerca de su oído.

Taehyung suspiró y sobó su espalda con cariño, aferrándose a la última vez que lo tendría así de cerca por unos segundos y pensando en lo mucho que lo extrañaría.

Sin más, Jimin lo soltó y giró sobre sus talones para correr hacia la puerta abriéndola de golpe topándose con Ryujin quien estaba a punto de entrar, formuló una rápida disculpa y la esquivó para salir velozmente de allí.

Ryujin miró a Taehyung con una ceja levantada y una pequeña sonrisa.

—Se enteró de Jungkook, ¿verdad?

—Sí, yo le dije —suspiró pesadamente e hizo una mueca— Oficialmente estoy divorciado, yay.

La mujer reprimió una risa ante el pésimo sarcasmo de su jefe pero al mismo tiempo le miró de forma empática.

—Oh, lo siento mucho, señor.

—Sí, ni modo, así es la vida, ¿no? Un día crees tenerlo todo y al día siguiente era un engaño.

—Sí, ni me lo diga —volteó los ojos.

Entonces Taehyung la analizó con atención para enseguida sonreír con ironía y cruzarse de brazos.

—Oye, creo que tú y yo tenemos mucho en común ahora.

—En realidad, sí —rió la pelinegra sin gracia.

—Deberíamos de salir algún día por un café y hablar sobre todo este cuádruple amoroso, quizás y hasta resulte terapéutico, ¿no crees? —sugirió con tranquilidad— ¿O sería muy extraño?

De inmediato, Ryujin le devolvió la sonrisa de forma enternecida y confidente, y negó varias veces con la cabeza.

—Oh, no, para nada... En realidad, me vendría bien porque tendría mucho que contarle... —suspiró y se encogió de hombros— Tengo libre el viernes en la noche, así que...

—Viernes en la noche estaría perfecto, después coordinamos lo demás. ¿Te parece?

—Claro, nos vemos —finalizó Shin quien prosiguió a entregarle los documentos que iba a darle desde el inicio y finalmente retirarse con las mejillas levemente sonrojadas.

Y Taehyung, bueno, él borró su sonrisa cuando quedó solo en la oficina metiendo las manos en sus bolsillos. Tal vez las cosas no habían salido como quería ni tenía planeado, pero al mismo tiempo entendía que de eso se trataba la vida, de recibir y dejar ir, tan inesperada y a la vez tan predecible. No tenía idea de qué sería su vida ahora, pero sólo tenía claro que se dedicaría a hacer lo que quisiera en ese momento sin ningún remordimiento.

Nunca era tarde para terminar algo y comenzar de nuevo, nunca era tarde para seguir viviendo.

————— [ 🎢 ] —————

Con el corazón retumbando estruendosamente en su pecho, la respiración agitada y los restos de lágrimas en sus ojos, Jimin corrió con desesperación lo más rápido que podía por toda la agencia, sin molestarse en tomar el ascensor, bajó por las escaleras y se dirigió a la salida. En cuanto salió de la agencia, hasta ese momento se dio cuenta de dos cosas, que estaba lloviendo un poco y que el auto de Jungkook ya no estaba, pero de todas formas avanzó hacia el estacionamiento y se subió a su auto color blanco cerrando la puerta con fuerza y encendiendo el motor con prisa.

Angustiado y con el tiempo encima, pisó retroceder sin delicadeza y salió rechinando las llantas como alma que lo perseguía el diablo de aquel lugar.

Yendo detrás de Jungkook.

A diferencia de cuando tuvo el mismo impulso de ir tras él el día de su boda, esta vez, lo siguió.

Sin embargo, mientras conducía con el parabrisas ir de un lado a otro, no tardó en comenzar a angustiarse más pues no tenía idea de cual ruta había tomado o en qué dirección se fue, y debido a la lluvia le costaba visualizar mejor a su alrededor. Sólo conocía una única ruta directa y rápida hacia el aeropuerto así que optó por esa, rezando con que él hallase tomado la misma y que su vista no estuviera tan nublada para poder verlo.

Las calles estaban medianamente despejadas y mojadas, no habían presas ni tráfico por esa ruta, sólo unos cuantos autos pero aún así se preocupaba al pensar en que algo pudiera retenerlo y no poder alcanzarlo. Su corazón dolía con fuerza al pensar en el hecho de llegar demasiado tarde, en todo el sentido de la palabra, pero de todas formas iba a intentarlo, no tenía nada más que perder además que todo. Porque por primera vez en todo este tiempo, estaba dispuesto a arriesgarse, a perder, a decir algo, a gritar si era necesario, ya no importaba. Nada importaba ahora, nunca importó. Lo único en lo que podía pensar en ese momento era en alcanzarlo, sólo eso quería.

Y cuando comenzó a perder la esperanza, cuando creyó haber perdido la última oportunidad que tenía para volver a él, Jimin finalmente logró divisar en la carretera a través del parabrisas, y a dos autos de distancia, el auto negro de Jungkook a lo lejos. Fue estúpido la facilidad en que lo identificó en medio de tantos autos y marcas, pero es que reconocería aquellas pegatinas de sus películas favoritas pegadas en la luneta del auto en cualquier lugar.

De inmediato su corazón comenzó a latir con más fuerza, su respiración se agitó y sus ojos se cristalizaron, era él. Y fue en ese momento cuando desconectó cualquier pensamiento racional, moral o correcto de su mente, retomando la impulsividad, desesperación e irracionalidad que tanto le caracterizaban. Y no lo pensó. Aprovechando que la calle era de una sola vía, no lo pensó ni dos veces, en el momento en que salió del carril derecho en el que se encontraba para meterse al carril izquierdo y pisar acelerador.

Con la vista fija en el auto de Jungkook, Jimin aumentó la velocidad permitida para alcanzarlo, con el corazón en la mano y la manos aferradas con fuerza en el volante. Los recuerdos y momentos que había pasado con él pasando como capturas en su mente, una por una desde el principio. No le importaba nada. No iba a dejarlo ir. No iba a permitir que se fuera. No, otra vez. No más. Resignándose a que sea demasiado tarde para ellos, orando con que todo esto sólo haya sido la primera página y no donde la historia terminaba. No estaba dispuesto a que sus pensamientos hicieran eco de su nombre hasta volver a verlo, no estaba dispuesto a volver a contener las palabras solamente porque se había ido muy pronto, no volvería a pasar por todo eso. No, de nuevo. Estaba dispuesto a luchar por él, una vez más.

En medio de la carretera de dos carriles, rodeados por algunos árboles y zonas para parquearse, los autos de Jungkook y Jimin poco a poco alcanzaban una misma distancia en medio de la lluvia. Hasta que contra todo pronóstico, Jimin logró alcanzar a Jungkook viéndolo de reojo conduciendo tranquilo y con una mirada concentrada en la calle, y fue ahí cuando comenzó a tocar varias veces la bocina de su auto para captar desesperadamente su atención.

Jungkook, quien efectivamente estaba sumido en su propia burbuja y privacidad de su auto, escuchando música suave y con el parabrisas puesto, no pudo evitar escuchar el irritante y constante sonido de una bocina de un auto a su lado izquierdo. Por lo que al instante bajó el volumen y frunció el ceño para bajar un poco la ventana del asiento piloto y mirar de reojo lo que sea que estuviera sucediendo afuera. Automáticamente su rostro se suavizó a uno sorprendido y confundido en cuanto reconoció el auto de Jimin y, en efecto, a Jimin en él viéndole afligido desde su posición.

—¿Jimin? —murmuró extrañado, pero antes de que pudiera hacer o decir algo, Jimin aceleró de golpe intentando sobrepasarlo para inesperadamente meterse en su carril, obligándolo a salirse de este y a punto de chocarlo— ¡Mierda! —Jungkook reaccionó y de inmediato giró el volante hacia su derecha para evitar que chocaran y por ende salir precipitadamente de la carretera hasta estacionarse de forma abrupta en una zona despejada con el sonidos se las bocinas de varios carros pitar ante el cambio brusco.

Agitado y con los ojos abiertos de par en par, mantuvo por unos segundos las manos aferradas y asustadas en el volante al pensar que milagrosamente no habían ocasionado un accidente. El auto de Jimin también se había estacionado de la misma forma al frente de él, y al verlo, no dudó en volver en sí. Entonces, frunciendo el ceño con molestia y sin importarle la lluvia ni nada, se quitó rápidamente el cinturón y salió del auto cuando vió que Jimin también lo hizo.

—¡¿Qué mierda pasa contigo?! —gritó furioso tirando con fuerza la puerta del auto para avanzar rápidamente hacia el contrario sin evitar mojarse—¡¿Has perdido la cabeza?! ¡¿Quién carajos conduce así?! ¡Pudiste ocasionar un maldito accidente! ¡No puedo creer que seas tan-...!

—¡No te vayas!

Exclama Jimin precipitadamente con la respiración agitada y mirada angustiada, su cabello y ropa comenzando a mojarse mientras las lágrimas bajaban sobre sus mejillas logrando camuflarse con las gotas de lluvia. La expresión enojada de Jungkook se relajó de forma considerable para proseguir a quedarse completamente anonadado.

—¿Qué?

Temblando, Jimin tragó saliva con dificultad y se acercó a él.

—N-No tomes ese avión, por favor —pidió negando con la cabeza y la voz ahogada— No te vayas. No te alejes de mí. No quiero perderte, otra vez —confesó sintiendo su corazón a punto de salirse de su pecho— P-Por favor, no lo hagas...

Jungkook suspiró y alzó lentamente su mentón intentando mostrarse firme con una mirada impotente y afectada.

—Jimin —advirtió con voz contenida.

—Sé todo lo que dije —se apresuró a decir el rubio con exasperación— Sé cual fue la decisión que tomé, las múltiples oportunidades que tuve y que rechacé, sé que lo hice muchas veces, sé que también tomaste una decisión, sé que ahora debes de irte y yo que es demasiado tarde, pero... n-no quiero que te vayas... —balbuceó viéndole con los ojos llorosos y la nariz roja— Y-Y sé que no somos perfectos, que discutíamos todo el tiempo y que somos muy diferentes... pero nunca me he sentido así por nadie más, nunca he sentido por absolutamente nadie lo mismo que siento por ti y cuando estoy contigo... Tú me haces sentir como si fuera la persona más importante y especial del mundo... Tú me haces sentir seguro y en casa, como si fueras mi único hogar y familia... —suspiró con dificultad— Lo sé todo, no soy idiota, sé en qué posición estamos, pero estoy dispuesto a mandar todo a la mierda, a renunciar a todo lo que tengo si es la única forma de que te quedes y vuelvas a mí... Estoy dispuesto a renunciar a todo por ti, Jungkook.

A este punto, Jungkook ya estaba llorando en silencio, sus lágrimas caían explícitamente por sus mejillas como cascadas mientras miraba a Jimin de una forma seria e indescriptible que ponía al contrario con los pelos de punta y la desesperación al límite.

Mientras a su alrededor, la lluvia no cesaba, más bien incrementaba y ya sus cuerpos y cabellos estaban empapados de agua pero a ninguno le importaba.

—¿Qué te hizo cambiar de opinión y pensar eso? —habló el pelinegro intentando disimular el dolor en su voz— Creí que ya no sentías nada por mí y que amabas a alguien más... Ya no le veía sentido a seguir aquí sino podía estar a tu lado... Creí que todo se había acabado, que te había perdido, otra vez, y que no me amabas como yo a ti... —y entonces finalmente su expresión se agobia y su voz se debilita— ¿En serio sientes lo mismo que yo?

Jimin solloza, cortando la distancia con Jungkook para posar sus manos sobre su pecho y alzar la mirada hasta verle a los ojos, y finalmente decir:

—Te amo... —confesó y esbozó una frágil sonrisa mientras negaba con la cabeza hasta volver a romper en llanto— P-Por supuesto que siempre he sentido lo mismo que tú, jamás dejé de hacerlo en todo estos años... T-Te amo, Jungkook... Siempre lo hice y siempre lo haré... —sollozó arrugando sus ropas sin apartar su mirada de él— Soy tuyo... No importa cuánto intente olvidarme de ti o cuánto intente enamorarme de alguien más, eres el rey de mi corazón, mi cuerpo y mi alma... Te pertenecen... Siempre ha sido así, perdón por no haberme dado cuenta antes... Pero te amo... Te amo muchísimo y quiero estar contigo, te necesito, te deseo y te anhelo... —confesó en medio de lágrimas y miradas suplicantes— Eres el amor de mi vida, eres todo lo que siempre querré... Sólo déjame ser tuyo, de nuevo, por favor...

Tragando saliva, Jungkook bajó la mirada y apartó delicadamente las manos de Jimin sobre su pecho al sentir que su tacto le quemaba y era insoportable.

—Oh, ángel... Estás haciendo esto demasiado difícil... —sonrió en medio de lágrimas— Cada vez que intento alejarme de ti y seguir mi vida, vienes para retenerme y obligarme a amarte... No sabes lo mucho que quiero molestarme contigo ahora mismo... Por favor, Jimin, probablemente no estás pensando con claridad todo esto... —cerró por un segundo sus ojos con fuerza y tragó saliva— Y-Yo... No puedo seguir haciendo esto... Me convenciste de que no funcionábamos, y no quiero volver a intentarlo y fracasar otra vez, no podría soportarlo, no podría soportar volver a perderte... ¿Entiendes?

El pecho de Jimin subía y bajaba con rapidez sin dejar de llorar para proseguir a negar varias veces con la cabeza y verle angustiado.

—No, no quiero que seamos los mismos de antes... No quiero que todo sea igual, quiero hacer lo mismo que me dijiste, cambiar... Iremos a terapia, aprenderemos uno del otro, intentaremos todos los días y no rendirnos... Lo que sea... —explicó sintiendo levemente que perdería la cordura al pensar que en verdad podría perderlo esta vez— Lo digo en serio, estoy pensando con claridad, me separé de Taehyung y él lo aceptó porque sabe que te amo a ti... Y es la única verdad, yo sólo te amo a ti... —insistió con voz rota, se había convencido de que si le confesaba lo que sentía y no funcionaba, al menos lo habría intentado, pero sinceramente ahora mismo no estaba soportándolo. No podía con el simple hecho de pensar que Jungkook lo rechazara y se fuera, sólo podía pensar en que él debió de sentir lo mismo todas las veces en las que lo rechazó, y lo entendía, pero no podía.

Así que sollozó con fuerza y volvió a aferrarse a él, no queriendo darse por vencido.

—L-Lo siento tanto, Jungkook. Lo siento por todo el daño que te hice, lo siento, lo siento, lo siento en serio, por no darme cuenta antes, por ser un cobarde, por haberme casado con alguien más... porque ahora es demasiado tarde y has cambiado de opinión, lo entiendo... —bajó la mirada en medio de sollozos— P-Pero por favor no te vayas, no me dejes, no quiero perderte para siempre, no puedo soportar estar sin ti, no más, no de nuevo... Por favor, perdóname... —le miró a los ojos con ruego— Sé que estoy siendo egoísta, pero te necesito conmigo, en mi vida... ¿Qué tengo que hacer para que me perdones y te quedes?

Jungkook suspiró nuevamente y cerró sus ojos con fuerza, una parte de él quería aceptarlo, mandar todo a la mierda y volver con Jimin, pero otra parte, había estado seis meses en otro país, convenciéndose a sí mismo que podía salir adelante, intentando conocer nuevas personas, construyendo una nueva vida porque Jimin ya tenía la suya. Una parte de él tenía miedo de que todo saliera mal otra vez entre ellos, pero también quería hacerlo funcionar porque sabía que Jimin era el único amor de su vida y no lo podría cambiar por mucho que fuera al fin del mundo para olvidarse de él. No podía. Lo amaba. Pero tampoco quería que salieran lastimados los dos, otra vez, no podría sobrevivir a eso. Y mucho menos, podía arriesgarse a terminar por romperlos a ambos.

—Te amo, Jimin —murmuró con seguridad viéndole sincero mientras las gotas de lluvia caían sobre su rostro— Te amo más que a cualquier cosa y persona en este mundo, y jamás dejaré de hacerlo, pero nosotros no-

Se detuvo de forma abrupta y quedó estático en el momento en que Jimin se inclinó repentinamente al frente suyo con una mirada brillosa, esperanzada y angustiada.

—¿Qué estás haciendo? —soltó al instante viéndole sorprendido.

—J-Jungkook... —comenzó Park con la voz temblorosa y el corazón a punto de salirse de su pecho, sin quitar esa mirada de su rostro— Tú y yo tenemos una historia de amor... Una larga, trágica y caótica historia de amor... Y la arruinamos, los dos, pero especialmente yo, lo acepto y lo reconozco... —tragó saliva y parpadeó logrando que soltara unas cuantas lágrimas— Leí tu carta, en ella dijiste que el verdadero amor es aquel que toca tu corazón y alimenta el alma... —recita llevándose a las manos a su lecho manteniendo una respiración agitada— Y-Y tú también me diste eso... No quiero que lo nuestro vuelva a quedarse en el pasado, porque también quiero formar un presente contigo... Comenzando por esto...

Y fue en ese momento, sin apartar sus ojos melosos y cabello mojado de él, cuando Jimin sacó un anillo de compromiso de su bolsillo simbolizando un anillo de promesa, aquel que alguna vez le perteneció a él y esa mañana sintió una corazonada de llevárselo consigo, ahora entendía la razón, así que lo alzó lentamente hacia Jungkook.

La expresión que hizo Jeon fue completamente de película, su piel perdió color, su respiración se cortó y su corazón se detuvo por un segundo. No podía creer o procesar lo que estaban viendo sus ojos ni mucho menos lo que sucedía en ese momento.

—Sí, s-somos muy diferentes —comenzó a decir el rubio mientras temblaba y sus ojos eran gobernados por las lágrimas— Pero siempre nos complementamos, porque somos iguales, tú eres yo, y yo soy tú... —sonrió con dolor— Tú eres el amor de mi vida, Jungkook. Y quiero estar con el amor de mi vida a partir de ahora, no quiero volver a cometer el mismo error otra vez, no quiero seguir teniendo miedo de nada a mi alrededor, no quiero depender de la opinión de nadie más... Sólo quiero ser libre. Y tú eres, y siempre fuiste mi eterna libertad —sollozó negando con la cabeza— Y sé que sería demasiado pedirte que vuelvas a abrirte hacia mí después de que te rechacé hace seis años, así que ahora lo hago yo, así podrás darte cuenta que lo que digo es real y confíes en mí otra vez, diciéndote... —se detuvo por unos segundos para suspirar temblorosamente hasta decir— ¿T-Te casarías conmigo, esta vez?

Jungkook soltó una jadeo completamente anonadado mientras las lágrimas bajaban como cascadas sobre sus mejillas, las gotas de lluvia barrían su cabello y sus ojos recorrían todo el rostro de Jimin.

—¿P-Podemos volver a ser lo que éramos antes, pero m-mucho mejor? —continuó el rubio en medio de sollozos, sintiéndose a punto de romperse en todos los sentidos de la palabra— ¿P-Podemos volver a subirnos en nuestra montaña rusa y nunca bajarnos? —mordió su labio inferior con ojos brillantes— Tú serás mi cielo, y yo seré tu ángel, otra vez. P-Por favor, dime que no es demasiado tarde para que volvamos a intentarlo y finalmente casarme contigo... No existe otra vida, no la hay, esta es nuestra vida y quiero ser tuyo en lo que me queda... Así que... ¿Te casarías conmigo? Puede ser de aquí a dos, cuatro, seis años, no me importa... Sólo quiero estar contigo... —repitió lo mismo que el pelinegro hace años, era su turno de preguntar— ¿A-Aceptas subirte conmigo, otra vez?

Entonces y por primera vez en toda la conversación, Jungkook esbozó una aliviada sonrisa entre lágrimas para negar con incredulidad varias veces con la cabeza y decir:

—A la mierda... Yo compraré los boletos, mi ángel.

Jimin soltó un sollozo con una enorme sonrisa y no tuvo tiempo de decir algo porque inmediatamente Jungkook se inclina a su altura para tomar su rostro entre sus manos y unir sus labios con ansias. De inmediato, Jimin le correspondió tomándole de la nuca y ambos prosiguieron a besarse de forma deseosa y necesitada sobre los labios de su respectivo dueño, con lágrimas de felicidad y gotas amargas de la lluvia cayendo sobre sus rostros, con sus corazones latiendo al mismo ritmo y estúpidas sonrisas de por medio.

—Eres el hombre más desquiciado, impulsivo y sexy que conozco —balbuceó Jungkook en medio de sus labios, lágrimas y sonrisas— Yo no te enseñé a conducir así —regañó sin dejar de besarlo con necesidad— Pudiste haberme matado, ¿no pensaste en eso?

—Me hubiera ido contigo —respondió devotamente Jimin sobre sus labios para seguir besándole— Te amo. Te amo muchísimo.

—Joder, ángel, yo te amo hasta la luna y saturno... Maldita sea, en serio pensé que me dejarías ir, otra vez.

—No lo haré nunca más.

Sintiendo que sus pechos estallarían por el sinfín de sentimientos y emociones que sentían, se levantaron del suelo sin dejar de besarse apasionadamente y llorar, sin dejar de aferrarse al cuerpo del otro y consumir sus bocas hasta quedarse sin aliento, sin dejar de sentirse como las personas más felices, realizadas y afortunadas del mundo.

Entonces Jungkook tomó los muslos de Jimin y lo alzó del suelo para cargarlo entre sus brazos sin dejar abandonar su adicción, Jimin rodeó su cintura con sus piernas y tomó su rostro entre sus manos hasta terminar abrazándose. Ambos luciendo como una de las muchas escenas clichés de aquellas películas románticas que veían cuando eran jóvenes, besándose bajo la lluvia con sus cabellos y ropa completamente empapados y los autos pasando en la autopista, pero sin importarles una mierda.

Porque así era, oficialmente todo les importaba una mierda y también los demás. A la mierda el pasado. A la mierda sus exes. A la mierda sus compromisos. A la mierda su trabajo. A la mierda sus reputaciones. A la mierda sus inseguridades. A la mierda sus peleas. A la mierda lo que pensaran los demás. A la mierda si ambos eran unos traumados e inestables que necesitaban ir a terapia. A la mierda si no deberían de estar juntos. A la mierda si discutían y peleaban cada tres segundos. A la mierda si eran una pareja tóxica e imperfecta. A la mierda las leyes de tránsito que en cualquier momento les podría poner una multa. A la mierda que podrían enfermarse horriblemente después de esto. Pero principalmente, a la mierda el hecho de que hayan fracasado en el pasado.

A la mierda todo.

Porque ya no estaban en el pasado. Ya no eran niños. Estaban en el presente. Eran adultos. Irracionales. Emocionales. Y caóticos. Pero adultos que sabían lo que querían. Se querían. Y lucharían contra mares, océanos, tierras y tormentas para sacar su relación adelante. Ambos estaban dispuestos a conocer mejor a la versión adulta del otro. Estaban dispuestos a luchar, cambiar, resistir y sanar para no volver a fracasar. No podían permitirse volver a fracasar, y no lo harían.

No ahora que finalmente habían vuelto a los brazos del otro sin ninguna atadura.

No ahora que su amor pudo más que cualquier compromiso, distancia y tiempo.

La montaña rusa volvió a encenderse, sólo que esta vez no pararía y se encargaría de dar una vuelta diferente.

WAAAAAR ISSS OOOOVEEEEERRR, oficialmente el Kookmin de MBA ha vuelto, señoras y señores 🎉

La mayoría me dijo que no podía, me subestimaron, de mí se burlaron... Pero hoy que cumplí todas mis metas, sólo queda burlarme en sus getas 🚬

Yo les dijeeee, YO LES DIJE QUE CONFIARAN EN MÍ. Algunas lo hicieron, otras no, pero igual es entendible, mi especialidad es plantar una semilla en medio de un basurero. Sólo que no quería hacerlo tan rápido y de la noche a la mañana, si bien, este fanfic tenía un índole realista y maduro en algunos temas, sigue siendo ficción y yo amo el drama, lo cliché, lo fantaseoso...

No busco romantizar ninguna relación tóxica ni dañina, al contrario, busco establecer que cualquier relación puede ser salvada si las dos partes se lo proponen y colaboran en ello... Veremos esto a más profundidad en los siguientes capítulos... Porque ojo, esto no ha terminado, aun queda algunos cables sueltos por tratar...

Y eventos pendientes por realizar...

Ahí veré si hago un live un rato en mi instagram (melovestaehyung.km) para hablar un rato sobre el fic y la vida, eh. Yo les aviso uwu.

¡No vemos hasta el miércoles, les quiero mucho y gracias por confiar en mí! Aún no se vayan que esto está por terminar pero aún no ha terminado. 👀 Les amo mucho. ❤️

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