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042.

Dicen que cuando las personas cumplen sus metas y sueños se sienten vivos, llenos de energía, con vitalidad y felicidad.

Durante la fiesta post ceremonia de bodas, Jimin estaba sentado en la mesa grande y principal disociando completamente de las personas a su alrededor. Había música, banquete, charlas animadas, risas y luces, su ahora esposo, Taehyung estaba a su lado conversando con su familia mientras que a su lado sus propios padres hablaban entre ellos sumamente alegres. Todo había salido a la perfección y lo planeado. Todos los invitados la estaban pasando de maravilla, en realidad era una completa celebración y más porque habían muchas personas.

Todos la estaban pasando fenomenal, increíble y espectacular.

Excepto él.

Se suponía que debía de sentirse feliz, ¿verdad? Especialmente si había tomado la decisión correcta de casarse con Taehyung. ¡Al fin eran esposos! ¿No era genial? ¿Eso no es lo que más quería? Por una razón dijo que sí en la propuesta, ¿no es así? Amaba a Taehyung, realmente lo hacía, y mucho.

¿Entonces por qué no se sentía feliz?

Quería pensar que era un efecto psicológico normal después de las bodas, quizás un shock temporal ante la idea de haberse casado con una persona y saber que tendría que pasar el resto de sus días con él. Pero veía a Taehyung y lucía tan feliz, tan alegre y lleno de vida, exactamente como se vería alguien que acababa de cumplir sus sueños y metas. ¿Por qué él no podía sentirse así? Sólo estuvo disociando todo el tiempo, no sabía si porque acababa de casarse, porque no esperaba realmente sentirse así o porque estaba dudando de su propia decisión.

¿Qué tan descabellado era dudar de su matrimonio después de que se hallase casado hace una hora?

Sintiendo su cuerpo presente pero su mente ida, miró a su alrededor como si todo estuviera en cámara lenta, miró a las parejas bailando en la pista de baile, miró a las personas en sus mesas charlando y riendo entre sí, miró a sus lados, miró a sus padres tan increíblemente felices que parecían irreconocibles y miró a Taehyung, conviviendo con sus propios padres y un amigo cercano. Entonces volvió la mirada hacia sí mismo, miró sus propias manos y su plato de comida intacta. Era su propia boda, ¿entonces por qué se sentía tan solo y ajeno a la situación?

Había tomado la decisión correcta, ¿verdad? Era lo mejor para todos. Fue lo mejor para él, para Taehyung, para Ryujin y para...

Jungkook.

—¿Jimin? —escuchó la voz en eco de alguien llamarle a lo lejos comenzando a traerlo poco a poco a la realidad— ¡Amor!

Jimin se sobresaltó de repente y miró asustado al proveniente de esa voz quien era Taehyung.

—¿Estás bien? —preguntó inmediatamente el azabache en voz baja viéndole con ligera preocupación mientras sobaba su espalda.

De inmediato el rubio asintió varias veces con la cabeza y tragó saliva apartando la mirada con indiferencia.

—¿Seguro? Has estado actuando muy extraño, ni siquiera quisiste probar el banquete que escogimos juntos —resaltó relamiendo sus labios y acercándose más a él para que la conversación fuera más privada— ¿Sucedió algo? Sabes que puedes decírmelo.

—No, no pasó nada —negó y forzó una pequeña sonrisa— Estoy bien, es sólo que sigo un poco nervioso... —murmuró para agarrar al instante su nueva copa de champaña y tomarse de un trago todo su contenido— Ahg, ¿no hay algo más fuerte?

—Tenemos whiskey también, ¿quieres que ordene unos tragos para ti? —sugirió Kim con atención— Quizás tienes razón y necesitas soltarte un poco.

—Sí, estaría bien.

Sin más, Taehyung prosiguió a darle un cariñoso beso en la mejilla a Jimin provocándole una sonrisa enternecida antes de pedir unos shots de whisky para ambos, pues si su esposo quería embriagarse, él también lo haría.

Mientras tanto, por otro lado, Minnie quien era la mejor amiga desde la infancia de Jimin se encontraba coqueteando con uno de los meseros del catering service cuando en medio de los invitados creyó haber visto la figura del ex de Jimin pasar con rapidez. Entonces relajó su mirada a una sorprendida y dejó de hablar con el tipo para alzar la mirada y verificar si no había sido nuevamente su imaginación, pero enseguida lo reconoció, era él, era Jungkook.

—¿Me disculpas un momento? —le pidió amablemente al chico quien asintió con tranquilidad— Gracias.

Minnie borró su sonrisa y con el ceño fruncido se acercó con decisión hacia Jungkook quien afortunadamente se encontraba lejos de la vista de los recién casados porque sino sería muy evidente la confrontación que estaba a punto de hacerle. Ella siempre había sido una persona muy expresiva y protectora por lo que no dudó en inesperadamente tocarle el brazo a Jungkook y detenerlo a medio caminar.

—¿Qué carajos estás haciendo aquí? —masculló en voz baja y entredientes junto a una expresión enojada.

Frunciendo el ceño, Jungkook volteó a verla y su expresión incrementó aún más.

—¿Minnie? —soltó literalmente asombrado pues no la había visto en años.

—Olvidémonos de las presentaciones y reencuentros —se apresuró a decir la pelirroja— Se suponía que ya te habías ido, ¿qué estás haciendo aquí?

—Eso no te incumbe —respondió a la defensiva— Y para tu información, fui invitado.

—Sí, claro, pero Jimin no te quiere aquí y yo tampoco —avisó acercándose más a él debido al ruido— No me importa si fuiste invitado, no deberías de estar aquí y lo sabes muy bien. Sólo estás lastimando a Jimin, ya déjalo en paz. Él se casó. No hay vuelta atrás. ¡Supéralo!

Jungkook relamió sus labios y le observó con una sonrisa engreída.

—Vaya, ¿dónde quedó la Minnie amable y compasiva?

—Tú nunca me caíste bien, sólo fingía ser amable contigo.

—Auch —hizo una expresión de dolor fingida llevando una mano a su pecho— El sentimiento era mutuo, querida.

Molestándose más, Minnie frunció el ceño y le señaló con el dedo índice.

—Más te vale te alejes de él ahora mismo, no quiero que arruines la poca estabilidad emocional que tiene en estos momentos solamente porque decidiste ser un egoísta y aparecerte sin más en su boda. ¿Acaso no pensaste en lo que él sentiría? ¡Casi se desmaya al verte en la ceremonia! ¿Cómo pudiste hacer algo así? ¿Estás loco?

Jungkook hizo ademán de protestar pero inmediatamente se detuvo a sí mismo y relajó un poco su mirada al meditar mejor las palabras de Minnie.

—Escucha —continuó la mujer mostrándose un poco más calmada y viéndole con sinceridad— Sé que aún lo amas, pero es momento de dejarlo ir... ¿No crees? No sólo lo lastimas a él sino también a ti mismo —suspiró y posó una mano en su hombro para darle un pequeño apretón— Vamos, Jeon, no te hagas más esto... Me caes mal, pero tampoco quiero que sufras así...

En ese momento, algunas luces se iluminaron apuntando directamente al centro del salón en la pista de baile mientras un anfitrión avisaba que los recién casados darían su primer baile como esposos. No tardaron en aparecer los aplausos, exclamaciones y silbidos de los invitados cuando Jimin y Taehyung avanzaron sonrientes tomados de la mano hacia el foco de luz para apegar sus cuerpos y comenzar a bailar la canción Can't Take My Eyes Off You de Frankie Valli. Algunos invitados se levantaron de sus mesas para ir a observar o grabar mientras que Minnie y Jungkook se quedaron inmóviles observando la escena desde su posición.

La melodiosa y pegadosa canción sonaba por todo el salón mientras Jimin y Taehyung la bailaban entre sonrisas, besos y risas, sin despegar la mirada del otro, luciendo completamente adorables y enamorados.

Minnie no pudo evitar esbozar una pequeña sonrisa cuando de pronto sintió a Jungkook alejarse, y en efecto, lo hizo. Con los ojos repentinamente llorosos y la respiración agitada, Jungkook se alejó rápidamente de allí esquivando a las personas de su camino hasta salir del salón y esconderse detrás de una pared, apegando su espalda a esta mientras intentaba controlar lo que estaba sintiendo en ese momento pero no pudo. Así que rompió en un doloroso y silencioso llanto, comenzando a sollozar con la música de fondo y los aplausos de las personas a lo lejos.

Minnie tenía razón, realmente se estaba lastimando con todo esto, y mucho.

Por lo que finalmente decidió irse, limpió sus lágrimas y nariz caminando hasta la salida pero es cuando en otro salón logró reconocer la silueta de un piano a lo lejos, y sus pies se movieron por sí solos.

————— [ 💌 ] —————

Minutos más tarde y después de haber bailado con Taehyung, Jimin sentía que por fin podía sentirse más cómodo y seguro en su propia boda, o quizás fueron los cinco tragos con whiskys que se tomó. No importaba, no estaba ebrio pero fue suficiente para que tomara confianza y se olvidara momentáneamente del sobrepensamiento que había tenido desde hace horas.

Ahora mismo, estaba devuelta a su asiento con Taehyung y los padres de ambos charlando animadamente con ellos. Sí, ahora estaba siendo parte de la conversación y con más ganas. Inclusive se había dignado a comer un poco de la comida para concluir que estaba sumamente deliciosa y derivar en todos debatiendo de cual era la comida más exquisita dependiendo de los países que habían visitado.

Jimin soltaba una carcajada ante un comentario divertido de su suegro para hacer ademán de llevar la copa de vino a sus labios de no ser porque logró reconocer a lo lejos el sonido de un piano.

—Madre, ¿contrataste a un pianista? —le preguntó a la mujer en medio de la conversación con una expresión confundida.

—Claro que no, dijiste que no querías que aportáramos en tu boda —negó encogiéndose de hombros para tomar de su copa de champaña y continuar hablando con la mamá de Taehyung.

Frunciendo el ceño y aún escuchando ese sonido a través de la música del lugar, Jimin se levantó de su asiento y se alejó sin ser notado puesto que todos estaban sumidos en sus propias burbujas sociales, para dirigirse en dirección al sonido del piano puesto que creía reconocer la pieza que estaba tocando. Discretamente salió del salón estando ahora en el lobby, donde la música de la fiesta se escuchó obstruida y el sonido del piano se intensificó más.

Jimin reconoció al instante la pieza que estaba tocando, era una de sus canciones favoritas, Moonlight Sonata de Beethoven, así que no dudó en avanzar hacia el otro salón donde provenía la melodiosa música.

Sin embargo, al entrar y observar al pianista de aquella canción, se detuvo en seco y su expresión cambió a una completamente sorprendida como dolida.

Era Jungkook. Jungkook estaba tocando su canción favorita de Mozart en el salón de al lado de su boda.

Y contra todo pronóstico, Jimin no se alejó o dijo nada, sólo sus ojos se lagrimearon e inhaló y exhaló temblorosamente sin apartar su mirada de él. Jungkook estaba tan concretado que ni siquiera lo había visto, permaneciendo con los ojos cerrados mientras deslizaba elegantemente sus manos por las teclas del piano y balanceaba su cuerpo ante las vibraciones del instrumento, sintiendo la melodía. Jimin tragó saliva y finalmente sus lágrimas cayeron con lentitud por sus mejillas. Aquella canción siempre le había resultado agradable, relajante y hermosa, pero ahora, se había convertido en algo sumamente deprimente, melancólico y doloroso.

Las canciones cambian su significado dependiendo del estado de ánimo en que las escuches, no importa cual sea, hasta una canción de amor puede convertirse en la melodía más triste del mundo.

Entonces, la canción terminó, Jungkook tocó las últimas teclas del piano hasta que el salón quedó en un profundo silencio. Él abrió sus ojos e inmediatamente encontró los de Jimin, no se inmutó, al contrario, no hubo ninguna reacción al respecto pero los ojos nunca mentían. Ambos se quedaron mirando en silencio sin decirse absolutamente nada y con el ligero sonido de la celebración en el otro salón a lo lejos.

No era necesario que dijeran nada, el silencio y las miradas decían más que mil palabras.

—Eso... Eso fue hermoso —murmuró Jimin rompiendo el silencio y luchando con el irritante nudo en su garganta.

—Gracias —suspiró Jungkook e inclinó levemente su cabeza con una pequeña sonrisa dolorosa— Te lo prometí, ¿no es así? Y ahora es mi regalo de bodas. Por cierto, felicidades.

Los labios de Jimin temblaron y amenazaron con volver a romperse de no ser que bajó la mirada hacia sus manos para tragar saliva.

—¿P-Por qué estás aquí? —se atrevió a preguntar fallando en ocultar su voz afectada— Dijiste que no vendrías, y... pensé que ahora me odiabas.

Jungkook soltó una pequeña sonrisa viendo hacia arriba intentando disimular sus ojos cristalizados para volver su vista a Jimin.

—Jamás voy a odiarte... No importa cuanto lo intente, simplemente no puedo.

Park mordió su labio inferior sintiendo una horrible presión en el pecho desde hace rato.

—No respondiste a mi pregunta.

Suspirando, Jeon se levantó del taburete y abandonó el piano para acercarse hacia Park hasta quedar en una distancia considerablemente lejana.

—No lo sé —respondió con sinceridad y alzando lo hombros— Creo que soy una persona escéptica que necesitaba ver con sus propios ojos que te casabas con alguien más para poder dejarte ir... —confesó con las lágrimas comenzando a caer por su rostro y la nariz roja— Y creo que funcionó.

—Jungkook...

—No te preocupes, sé que lo superaré —se apresuró a decir con seguridad— Al igual que tú lo hiciste, ¿no? Supongo que algunos nos lleva más tiempo que a otros y listo, aun así, lamento haberte molestado... O hecho llorar en el día de tu boda... No era mi intención.

—Si estuviera en mis cinco sentidos ahora mismo te estaría diciendo cualquier cantidad de insultos por eso... —soltó el rubio con una risa seca y el pelinegro le siguió por unos segundos.

—Lo sé, eres un experto en insultarme —respondió haciendo una pequeña mueca y limpiando sus lágrimas— Extrañaré eso.

La mirada de Jimin volvió a suavizarse a punto de llorar, pero se obligó a resistirse y tragó saliva.

—Yo... quiero decirte que... que... —comenzó intentando mantener su voz lo más sensata posible a pesar de que sentía un vacío en su estómago— Lo siento mucho... —soltó bajando la mirada unos segundos y finalmente levantarla con los ojos cristalizados— Por todo... Por lo que dije... Fue... Fue horrible —negó con la cabeza y frunció el ceño conforme su nariz se tornaba roja— No lo pensé, yo no... —mordió su labio inferior y suspiró con pesadez— Lo que quiero decir es que... —se calló, otra vez, parecía que su cerebro no coordinaba con su boca al querer iniciar lo más cercano a una despedida— Gracias... —logró decir y después no paró, al igual que las lágrimas cayendo por sus mejillas— Por... Por todo... Por todo lo que hiciste por mí antes y ahora... Por siempre haberme apoyado y entendido... Bueno, lo intentaste...

—Sí, lo intentamos.

Corrigió Jungkook con una mirada firme y triste.

—Lo intentamos —volvió a repetir de forma significativa.

Afectado, Jimin mordió su labio inferior con fuerza y sólo pudo asentir.

—Y descuida, en realidad, estuve pensando en lo que dijiste y tienes razón... —continuó el pelinegro con la mirada ida— Creo que simplemente... No éramos el uno para el otro como creímos... Tú y yo... Juntos... —sonrió un poco irónico— Somos como un apocalipsis... Como una montaña rusa que sube y baja sin parar... No es estable... Y eso está bien... Son cosas que pasan... Pero si mis deseos se cumplieran, Jimin —lo miró con sinceridad— Tú hubieras sido el indicado para mí.

Y es ahí cuando Jimin no puede resistirlo más y rompe en llanto, llevando una mano a su boca y apartando la vista de él.

—Y tú el mío...

Jungkook no quiso ilusionarse con eso último, en realidad sólo terminó de confirmar sus sospechas de que Jimin había logrado superarlo y amar a alguien más. Las despedidas siempre eran dolorosas, quizás nunca se despidieron uno del otro porque realmente sabían muy en el fondo que volverían a encontrarse o nunca querrían dejarse. Quizás fue la razón por la que cuando terminaron hicieron contacto cero por años y años, sin atreverse a volverse a ver, quizás con el temor de querer resolver cabos sueltos y despedirse de verdad.

Miró a Jimin tan afectado y vulnerable en su precioso traje blanco de gala que inmediatamente se sintió culpable y sólo quiso acabar con esto de una vez por todas, por lo que sin previo aviso cortó la distancia entre ellos para tomar su rostro y limpiar sus lágrimas con sus pulgares. Jimin se tensó y llevó por instinto ambas manos a las muñecas del contrario para alejarlo pero no opuso fuerza, en el momento en que sintió nuevamente su calor y aroma, cerró los ojos y suspiró con dificultad.

—También lamento lo que dije aquel día... —susurró Jungkook juntando sus frentes para ambos quedar a una íntima distancia del otro. Sí, Jimin ahora era un hombre casado y no debería hacer eso. Pero poco le importaba, y él no le detuvo— Sólo te presioné, otra vez —suspiró con fuerza— Tú no eres igual que yo... No creciste en una familia cálida, amorosa y alentadora, no piensas ni actúas igual que yo, a veces lo olvido... Pero quiero que sepas que lo entiendo —se alejó para mirarlo fijamente a los ojos— Ahora lo entiendo...

Entiendo que no puedo intentar salvarte de ti mismo, otra vez.

Lo siento... —sollozó en silencio el rubio.

—Así que no tienes qué preocuparte por mí, estaré bien —continuó el pelinegro en un tono convencedor para sonreír débilmente— Sé lo que dije, pero la verdad estoy muy feliz por ti, mientras tú seas feliz yo también lo seré... Espero tengas un buen matrimonio con Taehyung, no voy a mentirte, no me cae bien, pero sé que es un buen tipo y a pesar de todo te quiere...

—No hagas eso... —pidió Jimin negando con una mirada dolida— No te despidas... No así, sé que realmente no sientes lo que dices.

—Estoy hablando en serio —aseguró con firmeza— Dijiste que no querías que termináramos mal, otra vez, pues yo tampoco, así que eso estoy haciendo...

Jimin tragó saliva con los ojos llorosos y el rostro afligido, si era una despedida, tenía tanto que quería decir en ese momento pero simplemente nada salía de su boca. Era como si tuviera algo atascado dentro de su garganta que le impedía hablar. Y quizás ese algo era el miedo a una despedida, una despedida de verdad. Lo único que podía pensar era en las palabras de la carta de Jungkook. ¿Seguía sintiendo lo mismo después de esto? ¿Seguían siendo sus últimas palabras o algo había cambiado?

—Te he dicho todo lo que siento y necesitas saber —habló Jungkook como si hubiera estado leyendo su mente— Creo que ya no me queda más qué decir... Sólo que... estaba encantado de conocerte, Jimin —confiesa esbozando una hermosa sonrisa— Fue un placer haber compartido una pequeña parte de mi vida contigo, jamás me arrepentiré de eso... Quiero que lo sepas.

—Yo también estaba encantado de conocerte, Jungkook.

Se quedaron mirando uno al frente del otro a una pequeña distancia con semblante nostálgicos, dolorosos y tristes, ligeramente esperando a que algo pasara, pero nada iba a pasar, al menos de parte de Jungkook, él no haría nada más. Ya había hecho suficiente, cuando terminaron hace seis años y lo dejó ir por aquella puerta se arrepintió, pero ahora, cuando discutieron hace una semana decidió no cometer el mismo error y lo siguió, intentó detenerlo, pero fue en vano.

Él había jugado todas sus cartas, arriesgándose a perder, él había comprado varios boletos para ambos continuar subiéndose a la montaña rusa, pero no funcionó.

Ver a Jimin casándose con alguien más que no fuera él, fue la gota que derramó el vaso.

Él ya no tenía nada más qué hacer allí, ni en la vida de Jimin.

Por lo que, suspiró pesadamente y le dedicó una mirada de pies a cabeza con una pequeña sonrisa para decir:

—Te ves hermoso.

Y sin más, se dio la vuelta hacia la salida, sin mirar atrás, sin decir adiós, sin dudar ni un sólo paso y finalmente salió del edificio.

Jungkook se fue de verdad.

Con la respiración agitada y los ojos brillantes, Jimin dio un lento paso al frente, y luego otro, comenzando a sentir el impulso de seguirlo, otra vez. Pero nuevamente fue interrumpido cuando sintió la presencia de alguien observándolo, se volteó asustado pensando que era Taehyung pero su sorpresa incrementó al ver a Ryujin.

—¿Estás bien? —la mujer caminó tranquilamente hacia él resonando sus tacones y con una mirada preocupada— No quise interrumpir estaba en busca de los baños y me confundí.

Poco a poco, el rubio volvió a reconectar su mente con el cuerpo y tierra firme, por lo que tragó saliva y comenzó a limpiar sus lágrimas mientras asentía varias veces con la cabeza.

—Sí, no te preocupes —señaló a la derecha— E-Están por ahí...

Ryujin asintió e hizo ademán de dirigirse al lugar pero al instante Jimin la detiene.

—Espera, Ryujin.

—¿Sí? —voltea a verlo con atención.

Jimin se acerca a ella y relame sus labios con nerviosismo al mismo tiempo que su expresión pasa a una arrepentida.

—Yo... Lo siento, p-por todo lo que pasó... —confiesa en voz suave y sincera— Nunca quise lastimarte o arruinar lo que tenías con Jungkook... Eres una maravillosa mujer y hubiera sido genial que estuvieras en su vida, él no es un mal hombre... sólo... nosotros... —suspiró con frustración sin obtener las palabras adecuadas para explicarse pero es que no las había, ¿cómo podía justificar o defender a una persona de una infidelidad? Simplemente no podía, así que se rindió— No lo merecías... Lo siento mucho...

La pelinegra se mostró un poco asombrada por la disculpa pero inmediatamente tragó saliva y relajó su expresión, asintiendo con la cabeza.

—Está bien, lo entiendo, gracias por disculparte —admitió haciendo una mueca— Y lo sé, sé que Jungkook no es un mal hombre, nosotros hablamos hace poco y aclaramos algunas cosas, así que técnicamente estamos bien pero por obvias razones prefiero guardar mi distancia... Así que dudo mucho que vuelva a estar en su vida y aunque lo intente, otra vez, no valdría la pena.

—¿Por qué? —le miró extrañado— Dependiendo de la persona y lo que hizo, hay quienes merecen segundas oportunidades.

El rostro de Ryujin cambió a uno serio y un poco dolido.

—¿Es que no lo ves, Jimin? —interrogó para encogerse de hombros con una sonrisa— Él es tuyo... No importa qué tan enamorada esté de él o luche por él... Jungkook siempre te querrá y amará a ti, siempre, y yo no puedo hacer nada en contra de eso. Merezco más que ser un reemplazo o una segunda opción, ¿no lo crees?

Park se quedó en silencio pero asistió con la cabeza, dándole la razón, a lo que Shin suspiró y le miró con pena.

—Escúchame —continuó ella posando una mano en el brazo del contrario, mirándole fijamente a los ojos— Él te ama, Jimin, y lo sabes muy bien... pero él no va a seguir esperándote más...

Dicho esto, Ryujin se alejó de Jimin para irse a los baños de mujeres, dejando al recién casado con una tormento de pensamientos, sentimientos y arrepentimientos. Pues muy en el fondo, creía que a la hora de contraer matrimonio con Taehyung dejaría de sentir lo que sentía por Jungkook, dejaría atrás todo eso y seguiría adelante. Sin embargo, al verlo allí, sentado y tocando el piano, sólo volverlo a ver, se dio cuenta que no había cambiado absolutamente nada. Todo seguía intacto.

De la misma forma en la que volvieron a verse después de seis años cuando creían todo olvidado, un encuentro de miradas fue suficiente para en tres meses tirar todo el esfuerzo que ambos habían hecho por la basura, arruinando sus relaciones estables e ideales, sus reputaciones y hasta sus carreras.

No importa el tiempo ni lo que hagan, los evidentes, innegables y fuertes sentimientos por el otro, jamás desaparecerían.

Porque eran el amor de la vida del otro.

Y fue entonces en ese momento, en medio del salón de bodas con su esposo conviviendo alegremente con los invitados del otro lado, escuchando la música y celebración, vistiendo su elegante traje blanco y con ambos anillos de compromiso en su dedo anular, cuando Jimin se dio cuenta que probablemente no había tomado la decisión correcta...

Pero, en definitiva, y muy bien lo sabía, que ya era demasiado tarde.

Bueno, bueno, sólo les diré que yo lloré escribiendo este capítulo así que... Eh, puede que las cosas empeoren o mejoren después de esto, al final del día, esta historia es una montaña rusa así que eso seremos. Estamos en la recta final más este no es el final. Ténganlo en cuenta.

La pregunta ahora es, ¿siempre es demasiado tarde para estar con la persona que amas?

Gracias por esperarme, espero hayan podido actualizarse o poder seguir bien el limbo de la historia, les tkm y nos vemos el miércoles. ✨

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