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041.

Pasó una semana.

Y finalmente, después de tres meses de preparación y espera, el día había llegado.

Hoy era la boda.

Desde el primer momento en que abrió los ojos, Jimin sintió un vacío en su estómago como si un millón de mariposas revolotearan por toda su caja torácica. Estaba intentando mantener la calma y cordura mientras se dirigía al lugar de la ceremonia donde se alistaría junto con Taehyung, él había pasado todo el camino acariciando su mano con una enorme sonrisa y dándole besos en la mejilla. Sin embargo, Jimin sólo forzaba pequeñas sonrisas y sonrojos, quería pensar que era porque estaba sumamente nervioso ese día.

Hoy iba a casarse.

Dios mío.

Al llegar, él y Taehyung se despidieron con un beso para ambos dirigirse a diferentes lugares en donde los pondrían guapísimos para la boda.

Pasaron las horas, los estilistas arreglaban y peinaban delicadamente sus cabellos rubios y azabaches, las maquillistas resaltaban las mejores facciones de sus rostros, las maricunistas perfeccionaban sus uñas y los asesores de ropa les ayudaban a colocarse sus trajes de gala. Las personas que estaban con Jimin lo ayudaron a relajarse y a sentirse más seguro, eran profesionales especializados en este tipo de eventos por lo que crearon un ambiente agradable y cómodo para él en medio de anécdotas, risas y chistes. Y lo mismo con Taehyung, quien a pensar de que no lo demostrara también estaba muy nervioso, aunque más que eso era emoción.

Los nervios son comunes en una boda.

Los invitados poco a poco fueron llegando al lugar de la ceremonia, colocándose en sus respectivos lugares y saludándose entre sí. Todos estaban vestidos con formalidad, elegancia y a la ocasión, radiantes, sonrientes y alegres. Familiares, amigos y conocidos de ambos novios. En total eran una cantidad de cien invitados. Al principio iban a ser ciento cincuenta pero lo redujeron para mejor comodidad.

La decoración del lugar era espectacular y preciosa, al final habían decidido hacer la decoración de la boda en una combinación entre la temática industrial y glamorosa. Por lo que se estaba realizando en un enorme y elegante salón con bombillas colgando sofisticadamente por el techo, flores blancas, hojas verdes y candelabros, mesas largas con manteles y un maravilloso pastel de siete pisos con una decoración parecida a la temática. Para nadie era un secreto que se trataba de una boda sumamente costosa, elegante y envidiable.

Todo el mundo estaba sumamente emocionado, feliz y ansiando ver a los novios.

Mientras que por otro lado, Jimin finalmente se observó a sí mismo en el espejo de cuerpo entero: tenía un precioso y elegante traje blanco, su cabello rubio estaba aplanchado y cubriendo su frente con ligera escarcha al igual que su maquillaje, sus labios en un leve tono rosa, un delineado con sombra y brillo plateado en el párpado inferior a modo de iluminador. Se veía bien, en realidad se veía muy bien.

Parecía un ángel.

Ángel.

Un escalofrío recorrió su cuerpo de pies a cabeza y bajó la mirada tragando saliva, sintiéndose repentinamente afligido. Y fue en ese momento cuando entraron sin previo aviso a la habitación sus padres vestidos elegantemente, tomándolo desprevenido.

—¡Oh, querido, mírate! —exclamó su madre con una gran sonrisa tomándole de las manos y observándolo de pies a cabeza. Jimin juraba que nunca la había visto sonreír de esa manera antes, realmente se veía muy feliz— ¡Te ves como un príncipe! Al principio no estaba de acuerdo en que vistieras sólo de blanco pero hoy estoy tan de bien humor que acepto todo. Estoy muy feliz y orgullosa de ti —confesó abrazándolo de golpe, y el rubio sólo pudo cerrar sus ojos y recibir el abrazo con cierta incomodidad pero gusto.

No estaba acostumbrado a que sus padres le abrazaran.

—Gracias, madre —murmuró con una pequeña sonrisa viéndole cariñosamente.

Su padre también lo abrazó, él siempre había sido un hombre de pocas palabras sólo le lanzó una rápida mirada y sonrió para rodearlo entre sus brazos.

—Te felicito, hijo —susurró en medio del abrazo mientras sobaba su espalda— Te ves genial.

—Gracias, padre —suspiró apoyando la cabeza en su hombro con una pequeña mueca.

Separado de sus padres, ellos se pusieron uno al lado del otro para verle con cariño, emoción y orgullo.

—Tenemos una sorpresa para ti —confesó su madre y antes de que Jimin pudiera preguntar o decir algo al respecto, ambos hicieron espacio entre ellos para mostrar a una chica joven, pelirroja y sonriente que tenía una vibra alegre. Jimin alzó sus cejas mostrándose sumamente sorprendido y conmovido antes de soltar una exclamación y correr a abrazar a la mujer.

Se trataba de Minnie, la mejor amiga de Jimin desde el colegio y universidad quien se había ido a vivir a Estados Unidos desde hace años y no veía en mucho tiempo. Jimin le había enviado la invitación y ella le dijo que haría todo lo posible para poder ir pero que no podía asegurar nada, por lo que fue una agradable sorpresa que estuviera en Corea para su boda.

—¡Oh, Dios mío! ¡No puedo creer que estés aquí! —exclamó Jimin mientras se aferraba a ella con fuerza y luchaba para no romperse a llorar— ¡No te imaginas lo mucho que te extrañé!

—¡Yo también te extrañé! —chilló la pelirroja con los ojos brillosos y una mueca en sus labios— ¡Por supuesto que no podía faltar al día más importante de tu vida!

Ellos siguieron abrazándose, y sus padres vieron la señal perfecta para brindarles su espacio y abandonar la habitación al mismo tiempo que los profesionales que se encargaron de arreglar a Jimin deseándole muchos éxitos y buenas vibras.

Minnie se alejó de su mejor amigo para verlo de pies a cabeza con una expresión conmovida y amorosa.

—¡Wow, te ves precioso!

—Gracias.

—¿Y cómo te sientes? —preguntó emocionada.

Jimin suspiró temblorosamente.

—Muy nervioso, creo que vomitaré en media ceremonia y tengo miedo de eso.

—Oh, eso es completamente normal —le tranquilizó con una sonrisa— No te preocupes porque no lo harás, y sí lo haces yo seré quien te cubra. ¿Sabes qué podría ayudarte a bajar los nervios? Un shot de tequila.

—Creo que prefiero la botella entera —sugirió mostrándose repentinamente afectado por lo que inmediatamente la pelirroja lo detectó y no lo dejó pasar.

—Hey, ¿estás bien? —preguntó posando su mano en su brazo y viéndole un poco extrañada. Jimin había sido su mejor amigo desde hace años y lo conocía muy bien, así que podía reconocer cuando algo lo preocupaba— ¿Qué sucede?

De pronto el rubio encontró la mirada de ella y sintió el impulso de mentirle y fingir que todo estaba bien. Sin embargo, no había visto a Minnie en mucho tiempo y ambos habían estado muy ocupados por lo que no tuvo tiempo de contarle nada sobre su vida. Para él, Minnie era de esas personas que no podías ocultarle cosas y hablar de lo que sea. Desde hace tiempo Jimin necesitaba a alguien con quien hablar, desahogarse y aclarar sus dudas. Por lo que no pudo evitar que la máscara segura y alegre se cayera de su rostro ante la presencia de ella para mirarla con los ojos repentinamente llorosos y la nariz roja.

Minnie se sorprendió y reaccionó de inmediato tomando cariñosamente sus manos y viéndole preocupada.

—Oh, no. ¿Qué pasó?

Jimin mordió su labio inferior con fuerza y miró hacia arriba intentando retener sus lágrimas para no arruinar su maquillaje.

—Es que... —comenzó con voz ahogada e intentando organizar las palabras— Estoy tan confundido, Minnie —confesó negando con la cabeza— Han pasado tantas cosas que no pude contarte, yo... yo volví a ver a Jungkook.

—¿Qué? —soltó la mujer viéndole pasmada para después fruncir el ceño— ¿Es en serio? No puede ser. ¿Y lo golpeaste? Dime que le golpeaste. Si yo vuelvo a ver a ese idiota juro que le rompo la cara, él nunca me cayó bien.

—Ahm... —hizo una mueca inocente y penosa— No realmente... Yo te conté que perdí mi trabajo, así que Taehyung me metió a su agencia y Jungkook trabajaba ahí, así que estuvimos trabajando juntos durante estos últimos meses, las cosas se pusieron muy tensas entre nosotros... Pero era una tensión mala, y a la vez buena, así que una cosa llegó a la otra, y... —relamió sus labios y apartó la mirada de ella.

Minnie palideció.

—¡¿Qué?!

—¡Shh! —Jimin la obligó a callarse con un eje angustiante— Lo sé, lo sé, ya sé que es lo que me dirás... Y sí, pasó... pasó muchas veces —tragó grueso e hizo una mueca— Pero no me arrepiento... Yo sé que estuvo mal y que Taehyung no se lo merece, él lo sabe y aún así quiso casarse conmigo y mantener la invitación de Jungkook a la boda, pero yo-

—Wow, wow, wow... Alto ahí —la pelirroja le detuvo aún intentando procesar toda la información— ¿Invitaste a tu ex a tu boda? ¿Estás demente?

—¡No fui yo, fue Taehyung!

—¡Peor! —exclamó llevándose una mano a la boca y negando con la cabeza— Dios mío, entonces sí era él quien estaba en la ceremonia.

El corazón de Jimin se detuvo por un milisegundo.

—¿Qué?

—Hace poco creí haber visto a Jungkook entre los invitados que están en la ceremonia pero pensé que había sido mi imaginación porque era imposible.

El rubio sintió como un balde de agua helada le cayera encima, su corazón comenzó a latir con fuerza y su piel perdió su color natural.

—Entonces está aquí.

—Creo que sí...

—Me voy a desmayar.

—No vas a-... ¡Jimin! —Minnie inmediatamente lo agarró cuando este se tambaleó un poco dispuesto a caer al suelo, pero con rapidez se aferró a ella y retomó la consciencia— Maldita sea, creo que realmente necesitaremos ese shot.

Jimin negó varias veces con la cabeza y su rostro volvió a afligirse a punto de llorar.

—M-Mierda... N-No sé qué hacer, Minnie... —murmuró con voz rota— C-Creo que aún lo amo... —confesó antes de romper en llanto.

Al instante, Minnie lo abrazó con fuerza sintiéndose sumamente consternada y a la vez preocupada por su mejor amigo. Tenía demasiada información nueva en la cabeza y no tan fácilmente de digerir o entender, y Jimin necesitaba un consejo o ayuda inmediata, no sabía qué decirle y la ceremonia empezaría en media hora.

—Oh, Jimin —masculló mordiendo su labio inferior mientras este se aferraba a ella y comenzaba a sollozar en su hombro, importándole ahora una mierda el maquillaje— Intento entenderte, de verdad, pero pensé que ya no sentías absolutamente nada por Jeon... Su relación pasó hace mucho tiempo y fue muy difícil, no quiero que estés confundiendo sentimientos momentáneos por unos cuantos polvos...

—No-No es sólo eso... —explicó alejándose un poco para mirarla a los ojos— Él me dijo que aún seguía amándome y estaba enamorado de mí... Pero yo no pude decirle lo mismo porque no sé qué es lo que siento... —sollozó limpiando sus lágrimas— Siento que amo y estoy enamorado de Taehyung, quiero casarme con él, es el hombre perfecto para mí, pero luego estoy con Jungkook, y... —suelta un fuerte suspiro y niega con la cabeza— Es... Es y siento algo completamente diferente...

—¿Qué es lo que sientes? —preguntó intentando despejar las lágrimas del rostro del chico y acomodando su cabello.

Jimin tragó saliva con dificultad.

—Siento... Siento todo eso mismo pero... pero con una sensación diferente... Como de seguridad, de conformidad y pasión... Siento como si los años no hubieran pasado y sólo somos él y yo contra el mundo... Otra vez...

—Jimin...

—Pero al mismo tiempo no siento lo mismo que con Taehyung, no siento esa estabilidad, no siento esa comprensión y tranquilidad que él me da... También eso es lo que necesito y lo que es correcto para mí, ¿no? Debo de tener a una persona estable, confiable y poco conflictiva a mi lado. Jungkook y yo no somos eso... Soy un adulto y no puedo seguir aferrándome a cosas del pasado que interfieren en mi vida.

—Jimin.

—¿Y si no es como en las películas? —continuó el rubio comenzando a angustiarse con la respiración agitada— ¿Y si mi situación es parecida a eso que dicen de que hay un amor de nuestra vida y un amor para nuestra vida? ¿Y si Jungkook es el amor de mi vida pero Taehyung es el amor para mi vida, o es al revés? ¿Con quién debería quedarme? ¿A quién debería elegir?

—¡Jimin! —se entrometió con exigencia la pelirroja para que finalmente pudiera prestarle atención— ¿En serio hasta ahora se te ocurre ponerte a debatir seriamente con cuál de los dos quieres estar? ¡¿A treinta minutos de la boda?!

—Sí... —asintió volviendo a romperse para cubrir su rostro— Voy a arruinarlo todo... Sólo quiero desaparecer...

Minnie suspiró y apartó sus manos para tomarle el rostro y obligarlo a mirarle fijamente a los ojos.

—Escúchame, no, no vas a arruinar nada —sentenció con voz firme— Y no puedes desaparecer, esta es la vida real y debes de enfrentar las consecuencias de tus actos... Tienes que escucharte a ti mismo hablar, sólo dices "debo", "debo" y "debo", ¿pero dónde está el "quiero"? —resaltó un poco confundida— ¿Qué es lo que realmente quieres? ¿Quieres casarte con Taehyung? ¿En serio eso quieres?

Park se quedó en silencio intentando meditar sus palabras y sintiendo un gran deja vú de esa conversación.

—Porque es claro que quieres casarte con Taehyung —continuó la mujer— Por una razón aceptaste cuando te propuso matrimonio, ¿pero lo quieres en el fondo de tu corazón? —preguntó intentando hacerle entrar en razón— ¿Qué sucedería si Jungkook viene ahora mismo y te propone matrimonio, otra vez? ¿Qué le dirías? ¿Sentirías lo mismo? ¿Hay algo diferente? —suspiró acomodando un mechón rubio desordenado del cabello de su amigo— Jimin, yo no puedo decirte qué hacer... yo no puedo decirte directamente a quién escoger, quién es el indicado para ti y quién no, eso sólo tú lo sabes... Por mucho que pueda ver u opinar de una relación desde mi perspectiva, la única persona que sabe lo que sintió, vivió y significó, eres tú... —volvió a tomar sus manos y les dio una pequeña caricia con una sonrisa— Dicen por ahí que vivimos muchos amores y sólo dos marcan a la gente: el que es el correcto y el que tú quieres que sea el correcto. ¿Quién es quién?

Intentando regular su respiración agitada, Jimin inhaló por la nariz y exhaló por la boca con la nariz roja y soltando más lágrimas. Parecía tan fácil pero en realidad era sumamente difícil, porque en su perspectiva ambos chicos podían encajar a la perfección en cada casilla, ambos pueden ser el correcto al mismo tiempo que ambos pueden ser el que él quiere que sea el correcto.

—No importa la decisión que tomes, yo voy a apoyarte si eso es lo que te hace feliz —agregó la pelirroja dándole un pequeño apretón a las manos del rubio al sentirlo temblar.

Jimin mordió su labio inferior y asintió varias veces con la cabeza, ojalá todos pensaran igual pero no era así. No sabía qué hacer. Necesitaba más tiempo para pensar. Necesitaba más tiempo para meditar la situación y por supuesto que tuvo todo el tiempo del mundo, pero lo único que hizo fue reprimir sus sentimientos y ahora era demasiado tarde.

Justo en ese momento la puerta es tocada y abierta para dar paso a uno de los organizadores de la boda.

—Hola, faltan quince minutos para la boda así que debemos salir —avisó con una sonrisa que inmediatamente se borró al ver la condición del novio— Oh, no, tenemos que volver a retocar el maquillaje —ordenó por medio de una radio y miró a Minnie— Eres parte de los invitados, ¿no? Deberías de estar abajo, la ceremonia empezará pronto.

Minnie hizo una mueca a punto de oponerse puesto que no quería dejar a Jimin en ese estado pero este rápidamente se interpuso.

—Descuida, estaré bien —aseguró con una sonrisa fingida y dándole un abrazo— Gracias por todo, Minnie. Me siento un poco más tranquilo ahora y ya tomé una decisión.

—Me alegro mucho, ¿y cuál es? —preguntó con intriga.

Jimin suspiró y se encogió de hombros con una sonrisa rota.

—Por algo estoy aquí, ¿no? Tú lo dijiste, acepté casarme con Taehyung porque realmente lo quería...

—Oh, Jimin —murmuró la pelirroja con voz ahogada intentando retener sus lágrimas y asintiendo con la cabeza— Hoy es tú día especial, es de los mejores de tu vida, es un momento mágico, feliz y bendecido. No dejes que nada lo arruine, ¿sí?

—Lo haré.

Y sin más, Minnie abandonó la habitación dejando a Jimin hecho una tormenta de emociones, sentimientos y gritos. No quería elegir a nadie. Sólo quería gritar. Quería gritar tan jodidamente fuerte pero no podía. Sólo quería huir. Quería huir tan rápido como pudiera y alejarse de todo pero no podía. No podía hacerle eso a Taehyung. No podía dejarlo plantado. No podía romper su promesa con él. No podía lastimarlo más después de que él había sido tan bueno y comprensivo.

Pero sí puedes lastimar a Jungkook.

Cerró sus ojos con fuerza e intentó retener el fuerte dolor en su corazón y el nudo en su garganta ante aquel pensamiento intrusivo. No. No iba a pensar en él. No podía pensar en él. No más. Todo había terminado. Él había tomado una decisión cuando se fue en su auto aquel día.

No había vuelta atrás.

————— [ 💌 ] —————

Si alguien le hubiera dicho a Jungkook hace tres meses que estaría en la boda de Jimin, se hubiera burlado en su cara sin creerle nada porque había jurado por mar y tierra que definitivamente no iría.

Pero ahí estaba.

Sentado en la última silla de la última fila del salón, disociando con la vista en el suelo y vistiendo con un elegante traje negro y el cabello hacia atrás como si fuera a ir a un funeral. Bueno, no había mucha diferencia, estaba en presencia para la muerte oficial de la vida amorosa de él y Jimin. Oculto y camuflado como si fuera un ladrón por la noche a punto de robar.

¿Por qué estaba ahí?

Bueno, la verdad, ni él lo sabía. Sólo no pudo controlar sus acciones cuando se levantó esa mañana y lo primero que pensó fue en alistarse para ir a esa boda.

Quien sabe. ¿Masoquismo? ¿Locura? ¿Esperanza? ¿Fantasía? ¿Impulsividad? ¿Desesperación? ¿Tortura? Habían muchas posibles respuestas a sus acciones, pero una de ellas, es que Jungkook tenía un lado escéptico. No creía en las cosas hasta que las veía. Por lo que una parte de él, quiso ir a presenciar eso y darle un fin, quizás así podría superarlo de una vez por todas, quizás así su maldito cerebro entendería y lo dejaría en paz. No sabía cómo funcionaba la mente y la psique pero el presenciar a Jimin casándose con alguien más debería de ser la dosis perfecta para curar todos sus problemas.

O empeorarlos.

Definitivamente había perdido la cabeza.

De pronto, la típica y melodiosa canción matrimonial comenzó a sonar en todo el salón, sacándole abruptamente de sus pensamientos y obligándolo a ponerse de pie en cuanto los demás invitados lo hicieron. Casi al mismo momento tragó saliva y su corazón comenzó a latir con fuerza al arrepentirse. Esto era real. Esto estaba pasando de verdad. Esto definitivamente era muy mala idea. Esto estaba mal. La ansiedad aumentó al ver a Taehyung entrar acompañado de sus dos padres con una enorme sonrisa y un elegante esmoquin. No. No estaba listo para ver eso. El problema es que ya no podía salir de ahí sin interrumpir groseramente la ceremonia.

¿En qué carajos estaba pensando?

Miró a su alrededor para observar a Ryujin a lo lejos vestida con un hermoso vestido morado y el cabello recogido. Ella se veía seria pero tranquila hasta que conectaron miradas y él de inmediato apartó la mirada. Su respiración se agitó y comenzó a abrir y cerrar sus manos de forma ansiosa pensando en alguna manera de salir sin ser descubierto en el proceso.

Mierda, mierda, mier-

En cuanto lo vió, Jungkook se quedó petrificado y dejó escapar el aire de sus pulmones en un pequeño jadeo. Allí estaba, Jimin, en medio del salón siendo llevado por sus padres, luciendo como un ángel de ensueño y cuento de hadas, avanzando con seguridad y una sonrisa bajo la canción que sonaba como una marcha fúnebre. Él... Realmente no podría explicar con palabras lo que sintió en ese momento, porque no tuvo palabras, su mente y cuerpo quedaron en blanco. Estaba en shock.

Se veía hermoso.

Jungkook lo observó desde su posición con una mirada que sólo podría interpretarse como dolida y anhelada. Sintiendo el dolor y presión en su corazón romperse más y más en cuanto Jimin se acercaba al final del pasillo. Quería llorar, pero se contuvo, intentando retener el incómodo nudo de su garganta. En definitiva, esto lo había sobrepasado por completo y más cuando Jimin y Taehyung se posicionaron una al lado del otro dedicándose sonrisas mutuas dando señal a todos para sentarse de vuelta a sus asientos.

—Queridos familiares, amigos y conocidos aquí presentes, nos hemos reunido hoy para unir a Kim Taehyung y a Park Jimin en matrimonio —comenzó a recitar el ofiicante de boda.

Jeon se sentó. Probablemente era el momento perfecto o más inoportuno para salir ahora por la puerta del salón, no había punto intermedio. Sin embargo, no lo hizo, sólo suspiró pesadamente y se obligó a contemplar la ceremonia con un rostro neutral sin darse cuenta que tenía la mandíbula presionada. Los minutos pasaron lentos y tortuosos, cada palabra doliendo más que la anterior. Una parte de él, estaba allí porque en el fondo tenía la esperanza de que pasara algo, de que Jimin hiciera algo, lo que sea.

Finalmente habían llegado los votos matrimoniales.

—Kim Taehyung, ¿acepta usted a este hombre para ser su esposo, para vivir juntos en matrimonio, amarlo, honrarlo, consolarlo y cuidarlo, en salud y en enfermedad, guardándole fidelidad, durante el tiempo que duren sus vidas? —preguntó el oficiante al nombrado.

—Acepto —respondió el azabache sin dudar con una cariñosa sonrisa hacia el rubio.

Y el oficiante miró a Jimin.

—Park Jimin, ¿acepta usted a este hombre para ser su esposo, para vivir juntos en matrimonio, amarlo, honrarlo, consolarlo y cuidarlo, en salud y en enfermedad, guardándole fidelidad, durante el tiempo que duren sus vida? —formuló igual.

Ellos no lo supieron en ese entonces, pero tanto el corazón de Jimin como el de Jungkook se detuvo por un milisegundo al mismo tiempo y pensaron en el otro. Jungkook tragó saliva con dificultad, su respiración se agitó y su rostro pasó a uno afligido: "No digas que sí, huye ahora. Te encontraré cuando salgas del salón en la puerta trasera y nos iremos juntos. No esperes más ni digas un simple voto. Él tiempo se nos está acabando, ángel". Fue lo que pensó en gritarle desesperadamente en ese momento rezando con que por arte de magia Jimin hubiera podido escucharlo.

Pero Jimin no lo hizo.

—A-Acepto —contestó después de un pequeño silencio y una sonrisa nerviosa.

El rostro de Jungkook se relajó notoriamente a una mueca seria sintiendo como si el peso más fuerte del mundo hubiera caído encima de él y lo aplastara hasta morir, sintiendo su corazón romperse pedazo por pedazo y las lágrimas amenazando con salir de sus ojos.

Y, entonces, el oficiante dice:

—Si alguien se opone a este matrimonio, hable ahora o calle para siempre.

Ahí estaba el silencio. Ahí estaba la última oportunidad. Jungkook no controló su cuerpo en ese momento, él sólo se levantó de su asiento con las manos temblorosas y el corazón acelerado. En su vista periférica, Jimin lo miró y su rostro se descompuso, ambos chocaron miradas desde una larga distancia pero fue suficiente para que sus corazones se sincronizaran. Algunos invitados voltearon a verlo sorprendidos, otros horrorizados en todo el salón, todos los ojos en Jungkook pero él sólo podía ver a Jimin.

Fueron segundos pero duraron una completa eternidad mientras ambos se miraban a los ojos con rostros afligidos. Jimin sintió que en ese momento iba a desmayarse. Y Jungkook pensó que él no era el tipo de persona que irrumpiría groseramente en una boda, pero también pensó, que Jimin no era el tipo de persona que debería de estar casándose con el hombre incorrecto.

Más el tiempo se había acabado, porque él no iba a interrumpir o decir nada. No le correspondía. No lo haría. Pero tampoco estaba dispuesto a seguir siendo parte de eso. Por lo que sin más ni decir nada, le dedicó una última mirada a Jimin antes de salir rápidamente del salón sin importarle absolutamente nada ni nadie.

Jimin no podría explicar la desesperada y frustrante sensación e impulso que sintió en ese momento de ir tras él.

Y estuvo a punto de hacerlo de no ser porque la voz de Taehyung le sacó abruptamente de sus pensamientos:

—¿Jimin?

Este volteó a verlo casi asustado como confundido intentando regular su respiración que se había agitado. Taehyung le dedicó una mirada tranquila pero con un eje inseguro acercándose un poco más a él.

—Tus manos —indicó con voz suave debido a que el oficiante les había pedido que se tomaran de las manos pero el rubio estaba tan distraído que no lo había escuchado.

—Claro —se apresuró a decir el contrario para entrelazar ambas manos de ambos y mirarse fijamente a los ojos con cariño y nerviosismo.

—Tranquilo —susurró el azabache a su pareja dándole una pequeña caricia a sus manos y este, sintiendo que su corazón estallaría en ese momento se forzó a sonreír y calmarse.

Finalmente, el oficiante de la boda declara su última frase:

—En virtud de la autoridad que me conceden las leyes del Estado de Seúl, los declaro esposo y esposo... Pueden besarse.

Soltando un largo suspiro, Taehyung cortó la distancia con Jimin para tomar delicadamente su rostro y ambos juntar sus labios de la misma forma. De inmediato, los aplausos, silbidos y exclamaciones alegres no tardaron en llegar de parte de todos los invitados que permanecían sonrientes, emocionados y algunas hasta con lágrimas.

Oficialmente Jimin y Taehyung se habían casado.

Bueno, ya sé lo que están pensando y no tengo mucho qué decir más que continúen la historia si le tienen confianza o no valoran su estabilidad emocional (broma).

Fun Fact: La mejor amiga de Jimin es Minnie del grupo (G)I-DLE.

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