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034.

Ninguno supo nunca quién se movió primero.

Porque en el momento en que Jungkook se impulsó velozmente hacia Jimin, él inmediatamente se aferró a su cuerpo y ambos reencontraron sus labios con una desesperación, una ansiedad, una necesidad y un deseo que no se podía comparar absolutamente con nada en este maldito mundo.

Y ese maldito mundo se detuvo por un sólo segundo en el momento en que volvieron a juntar sus labios después de seis años.

De pronto los tonos grises se volvieron coloridos. De pronto la rosa a punto de marchitarse volvió a cobrar mágicamente la vida. De pronto la copa de cristal que caía se rompía lentamente contra el suelo. De pronto el nadador logró salir a la superficie en busca de oxígeno. De pronto el alcohol comenzaba a relajar gustosamente cada centímetro del cuerpo hasta la punta de los dedos. De pronto la droga comenzaba a hacer el efecto placentero en el adicto quien cerró sus ojos y suspiró con satisfacción.

De pronto todo cobró sentido en ese momento.

Sus bocas se cerraron lentamente hasta separarse y permitirse dar una bocanada, sus cuerpos temblaron con brusquedad, sus manos se aferraron desesperadas a sus rostros y cuerpos. Intentando asimilar la situación. Pero la necesidad era tan grande que no hubo tiempo de ninguna asimilación, inmediatamente volvieron a besarse  una y otra, y otra, y otra vez. Con sus rostros afectados, su ceño fruncido y lágrimas cayendo por sus mejillas demostrando la desesperación, el anhelo y la tortura que sólo la abstinencia podía provocar.

Besos que gritaban desgarradoramente te extrañé.

Dicen que el corazón quiere lo que quiere, pero también el cuerpo tiene vida propia antes que la consciencia humana. El cuerpo quiere lo que quiere, y si quiere algo, no había mar ni tierra que lo hiciera cambiar de opinión. Y sus cuerpos jodidamente se querían en ese momento, por lo que no controlaron nada en absoluto cuando comenzaron a moverse instintivamente por el apartamento. Sin separar sus bocas, y una mierda que serían capaz de separarlas en ese momento, avanzaron ciegamente por todo el lugar, quitándose con exigencia camisetas, quitándose con rapidez cinturones y quitándose con pura desesperación los pantalones. Quitándose la ropa como si estuviera ardiendo en llamas y sin molestarse en haberla roto en el proceso.

La memoria sensorial de Jungkook permitió que llegaran sanos y salvos a su habitación sin molestarse en cerrar la puerta. No había necesidad. Sólo estaban ellos dos. Nadie los molestaría. Nadie se opondría. Nadie los detendría. Ni ellos mismos. Sus cuerpos eran quienes tomaron riendas del asunto, no sus mentes. No había nada qué hacer.

En cuestión de segundos terminaron cediendo abruptamente a la cama, una corriente subió desde sus entrepiernas hasta sus pechos y los hizo estremecerse, esa sensación era emoción. Sin dejar de besarse, Jungkook se colocó instintivamente entre las piernas de Jimin y se dejó caer sobre su cuerpo, provocando un placentero gemido al último ante la satisfacción de ser aplastado nuevamente por aquel cuerpo que tanto había anhelado anoche, otra vez. Sus manos temblaban a cada parte del cuerpo que tocaban del otro, sintiéndose piel con piel, calor con calor y sudor con sudor. Sus pechos se agitaban descontrolamente, las bocanadas y los jadeos gobernaban el sonido del pequeño espacio que había entre ellos.

Con los labios adoloridos, Jeon los separó del contrario para comenzar a bajar en medio de besos frustrados y desesperados hacia el cuello de Park.

—No tienes idea de lo jodidamente que te extrañé —susurró jadeante en su oído.

Jimin gimió con los ojos cerrados y el ceño fruncido sintiendo una corriente eléctrica dispararse por todo su cuerpo y aún más cuando Jungkook comenzó a barrerlo con su boca, deslizandose húmedamente desde su pecho hasta su abdomen bajo para llegar al inicio de bóxer. Jimin entrelazó sus manos entre los cabellos negros y largos del contrario, arqueando su espalda en una elegante curva en cuanto Jungkook mordió su bóxer antes de quitárselo.

Jungkook se incorporó tirando la prenda en algún lugar de la habitación para observar con el pecho agitado y ojos hambrientos el cuerpo de Jimin. Su piel tan suave, delicada y majestuosa como la recordaba. Mientras que Jimin detalló desde su posición el tonificado y musculoso cuerpo de Jungkook, observando nuevamente aquellos tatuajes que tantas veces presenció resaltando unos que jamás había visto y deleitándose con su exquisito bronceado.

De repente, Jeon tomó su cintura y lo obligó con una impresionante fuerza y exigencia a ponerse en cuatro. Jadeante y con el corazón acelerado, Park bajó su torso hasta la cama y recostó su rostro en la almohada mientras levantaba más el trasero y abría sus piernas. No tenía idea de qué haría el contrario, pero él sólo se dejó hacer y de pronto, su cuerpo se sacudió en un fuerte espasmo en el momento en que sintió la boca de Jeon besar su entrada. Park gimió con fuerza y de la impresión, aferrándose a la almohada como si su vida dependiera de ello, como si fuera la única cosa que le daría estabilidad en ese momento y probablemente lo sería. Con sus enormes manos, Jeon separó más sus nalgas e introdujo su lengua con devoción para comenzar una tormenta de besos, lamidas y mordiscos. Perdiendo la cabeza, Park arqueó su espalda e instintivamente su cuerpo se hizo hacia atrás, exigiendo más y más. Nunca había recibido algo parecido, nunca él le había hecho algo así y no sabía si era por la novedad de la posición o porque se trababa de Jeon, pero no supo el momento en que comenzó a llorar de placer.

—Oh, Dios... —sollozó enterrando con fuerza sus dedos y restregándo su rostro en la almohada— Jungkook...

Emocionado y excitado, Jungkook gruñó y lo comió con más exigencia antes de enterrar dos dedos en su interior. Jimin gimió de inmediato y sus caderas se movieron acorde a las penetraciones de las longitudes quienes cosquilleaban en su interior logrando tocar su próstata cuando aumentaron en número. Pegó un fuerte grito y sollozó con más fuerza, suplicando, rogando, pidiendo. Entonces Jungkook lo dejó en paz y tomó nuevamente sus caderas para voltearlo boca arriba, encontrándolo agitado como si estuviera a punto de ahogarse, con el rostro rojo y lágrimas en sus ojos. Sin dejar de mirarlo, se incorporó de la cama para quitarse el bóxer y lanzarlo lejos, Jimin soltó un quejido angustiado al verlo desnudo, teniendo ráfagas de cómo era sentirlo dentro de él y sintiéndose muchísimo más ansioso.

Sin esperar, más Jungkook se inclinó nuevamente a la cama y gateó con lentitud mientras repartía besos húmedos sobre su cuerpo hasta llegar finalmente a su rostro donde beso cada una de sus mejillas y limpió sus lágrimas. Jimin sollozó igual, abrazándolo con desesperación del cuello y alzando las piernas para rodear su cintura.

—P-Por favor... —suplicó con voz rota acercándolo más a su cuerpo con una gata en celo y moviendo sus caderas en busca de consuelo— N-No puedo más... Te necesito...

Entonces Jungkook volvió a besarlo de golpe, lo besó con fuerza y exigencia una y otra vez, mientras que con una mano buscaba su miembro y intentaba alinear contra la entrada de Jimin pero falló en el proceso debido a que se encontraba temblando como un necesitado. Así que despegó los labios del contrario para bajar la mirada y poder ubicarse mejor, sintiendo el cuerpo de Jimin temblar ante la espera igual que él. Con las respiraciones irregulares, corazones a punto de salirse del pecho y el sudor bajando lentamente por sus frentes, Jungkook logró comenzar a introducir su miembro en la entrada de Jimin. Y no se esperó a que ninguno de los dos se acostumbrara a absolutamente nada, y una mierda, ninguno había obtenido esto durante años, así que lo penetró sin más, enterró toda su polla exigente y placenteramente dentro de él.

Fue puramente melodioso el fuerte y agudo gemido de satisfacción que ambos soltaron al unísono.

Y entonces la verdadera tormenta comenzó, con lluvia a cántaros, con granizo, rayos y truenos, con el maldito cielo cayéndose, pero comenzó y no paró. Jungkook no pudo resistirlo, no cuando se estaba embriagando por el caliente y exquisito interior de Jimin, no pudo evitar comenzar a embestirlo de primera entrada con fuerza, desesperación y hambre. Movió expertamente sus caderas en un preciso y duro vaivén, sin dejar de ir rápido, rápido y más rápido. Mientras tanto, Jimin se había convertido en un desastre repleto de gemidos entrecortados y lágrimas que caían sobre la almohada, porque eso era lo único que podía hacer, gemir y llorar, sintiendo que se moría ante los fuertes y familiares empujes de Jungkook en su interior. Sentía su cuerpo recibirlo tan gratamente que era escalofriante la manera en la que su adaptó en segundos a su miembro, como si hubiera estado preparándose y esperando ansiosamente este momento, como si hubiera vuelto al lugar donde pertenece.

—A-ah, mierda, sí, sí... —comenzó a balbucear con incoherencia mientras abrazaba con un brazo el cuello del pelinegro y el otro lo estiraba hacia arriba para aferrarse a la almohada— Dios mío, sí, Jungkook, sí... Ahg, mierda —lanzó su cabeza hacia atrás con los ojos cerrados y la boca abierta resaltando elegantemente su mandíbula mientras su cuerpo no dejaba de quedarse quieto— Ah-Ah, sí, joder, así...

Follándole, jadeante e ido, Jungkook esbozó una pequeña sonrisa satisfecha debido a que Jimin siempre había sido demasiado ruidoso en la cama y sólo pudo pensar en lo mucho que había extrañado esos gemidos, esos jadeos, esos quejidos y esas palabras sucias. Lo había extrañado demasiado. No había ser humano en el mundo que sonara tan jodidamente delicioso como él, no lo había.

—Eso es —susurró sensualmente en su oído sin dejar de mover sus caderas— Sigue gimiendo sólo para mí, ángel... Sólo para mí —gruñó.

Jimin sollozó, abrazándole y enredando una mano en el cabello negro de Jungkook para agarrarlo con fuerza. Este gimió con satisfacción debido al dolor placentero y sólo incitó a que le tomara con fuerza de las caderas como si quisiera dejar un moretón y comenzara a golpearlo con dureza su polla una y otra, y otra, y otra vez, con la intención de devolverle el mismo dolor. Obviamente Jimin perdió la cabeza, debilitando cualquier agarre y dejándose llevar, dejándose follar y destruir sin dejar de sollozar, gemir y decir cualquier cantidad de incoherencias. Su malditamente nueva acción favorita en estos momentos.

Y de pronto, Jungkook se detuvo solamente para rodear con sus manos la espalda de Jimin y alzarlo de un tirón de la superficie de la cama hasta sentarlo sobre su polla. Cambiando de posición, ambos sentados sobre la cama pero Jimin encima de Jungkook. Con las respiraciones agitadas y los cabellos desordenados, ambos se miraron devotamente a los ojos por unos segundos. El rubio se había mareado un poco por el abrupto cambio pero no tardó en recuperarse y gemir, tomando el rostro del pelinegro entre sus manos para besarlo con pasión mientras comenzaba a subir y bajar sobre su polla. Este, acarició fogozamente la espalda del rubio conforme gemía y gruñía sobre su boca. Ambos se movían al mismo ritmo, tambaleando frenéticamente sobre el colchón y rechinando con fuerza la cama.

Follándose a sí mismo con la polla de Jeon, Park continuó lloriqueando como un necesitado y desesperado, variando entre besarlo o echar su cabeza hacia atrás en un fuerte gemido cuando sentía esa gloriosa longitud rozar su sensible próstata. Sobrellevado, tomó con angustia el rostro de Jeon y lo besó con ganas para juntar sus frentes.

—Te extrañé... —susurró con voz lastimera y negando con la cabeza sin dejar de moverse— Te extrañé tanto... —confesó para volver a besarlo con más fuerza.

Jungkook gimió placenteramente sobre su boca, abrazando su cintura e incitándolo a saltar mucho más rápido por medio de una fuerte nalgada. Jimin soltó un quejido y rompió el beso al entender la indirecta y enseguida obedecerle, comenzando ambos a moverse mucho más rápido y duro sobre el otro con el único objetivo de hacerse venir mutuamente. El sonido de sus gemidos, sus pieles chocando y pesadas respiraciones se disparó hacia arriba cada vez más, y más alto.

—Oh, Dios. Oh, Dios. Oh, Dios... —empezó a murmurar agudamente el rubio intensificando su agarre con más fuerza sobre la piel del pelinegro conforme se acercaba a su añorado orgasmo— Jungkook... Jungkook... —sollozó en voz baja hasta que de repente un fuerte y eléctrico espasmo recorrió su cuerpo y gritó con fuerza, echando elegantemente su cabeza hacia atrás y enterrando sus uñas en los hombros del pelinegro sin dejar de gemir, gemir y gemir.

Casi al mismo tiempo, Jungkook también se corrió comenzando a gemir en voz baja mientras agarraba con fuerza el cuerpo de Jimin desde las caderas y lo obligaba a moverse más rápido para extender el orgasmo de ambos.

—Ahg, Jimin, mierda... —gruñó sobre la piel de su cuello para morderla con fuerza y escuchar un quejido de parte del otro— Maldito seas, ángel.

Finalmente dejaron de moverse por la repentina debilidad de sus cuerpos debido a la brusca liberación de endorfinas. Se quedaron estáticos reposando agitadamente sobre el sudoroso cuerpo del otro, jadeando con desesperación como si se hubieran estado ahogando o aguantando la respiración por cinco minutos. Y, a diferencia de otras veces y con otras personas, no sintieron esa sensación de rechazo, desinterés o arrepentimiento.

En vez de eso, en medio de fuertes jadeos y pesadas respiraciones, voltearon a verse para volver a besarse con más paciencia hasta juntar sus frentes y cerrar sus ojos, ambos sonriendo de forma satisfecha y aliviada.

—Vaya... —murmuró Jimin después de unos segundos acariciando los hombros de Jungkook— ¿De esto me he perdido todos estos años?

—Nadie va a follarte como yo lo hago, ángel —aseguró Jungkook dándole un casto beso en los labios y sonriendo de forma arrogante.

—Ahg —gimoteó Jimin haciendo una mueca placentera y cerrando sus ojos— Si vuelves a llamarme así te juro que volveré a correrme.

—Ángel, ángel, ángel... —comenzó a repetir juguetonamente Jungkook acercando su rostro al de Jimin para besar cortamente sus labios a cada palabra— Ángel, ángel, ángel... —continuó con una sonrisa pícara ante la sonrisa enternecida y las mejillas sonrojadas del contrario— ¿Extrañabas que te llamara así?

Jimin asintió con la cabeza y se acomodó mejor sobre el regazo de Jungkook para abrazarlo del cuello y juntar ansiosamente sus labios.

—Hagámoslo de nuevo —susurró antes de volver a besarlo.

De inmediato Jungkook reaccionó inflando el pecho y tomándole de la nuca para besarle con más ganas. Esos besos y caricias siendo los suficientes para volver poco a poco a encenderlos, por lo que sosteniendo a Jimin con una mano en su espalda baja y sin soltar sus labios, Jungkook lentamente los recostó devuelta al colchón. Sus corazones seguían latiendo tan fuerte que llegaban hasta sus oídos, demostrando que todavía sus cuerpos no estaban realmente relajados o listos para continuar, pero a ellos no les importó, porque las ganas pudieron más que cualquier químico o neurona del cuerpo.

Nuevamente Jeon comenzó a crear una seductora danza con sus labios sobre el cuerpo de Park, bajando y bajando hasta llegar a su miembro y llevárselo sin previo aviso a su boca. Park soltó un gemido quebrado, frunciendo el ceño y enterrando una mano en la almohada mientras que la otra la aferraba sobre el cabello oscuro de Jeon. Este, subió y bajó efusivamente sobre el falo del contrario, volviéndolo loco y con la intención de revivirlo, y revivirse también así mismo con los satisfactorios gemidos del rubio. Después de un tiempo lo abandonó a su propia suerte, tomando sus largas y elegantes piernas para colocarlas sobre sus hombros e inclinarse nuevamente a su rostro para besarlo con suavidad, aprovechando su flexibilidad. Park lo recibió gustoso con la respiración agitada y el cuerpo tembloroso, Jeon tomó su propio miembro y volvió a penetrarlo con fuerza.

El rubio sollozó debido a que seguía increíblemente sensible en esa zona pero esos sollozos desembocaron en entrecortados gemidos en cuanto el pelinegro tomó sus muñecas y las posó ambos lados de su cabeza para comenzar a follarle con exigencia desde el principio, moviendo sus caderas en olas con una lentitud y a la vez exigencia que volvería loco a cualquiera. En un mar de gemidos y agitadas respiraciones sintiendo que se ahogarían en cualquier momento, follaron, con las manos atadas y las piernas dobladas del rubio, con los labios en la boca y con sus cabellos pegados a sus rostros por el sudor.

Entonces, Jungkook tuvo compasión por los entumecidos labios de Jimin y los dejó por un momento, concentrándose en su otra cosa favorita: su cuello blanquecino y jugoso. Parecía un maldito vampiro pero es que no podía controlarse, besó salvajemente la piel del cuello de Jimin, la lamío y la mordió sin dejar de moverse ni mucho menos soltar sus manos. Por un segundo y en medio de todo, miró de reojo hacia sus manos sosteniendo las muñecas del contrario, pero inmediatamente volvió a alzar la mirada en cuanto notó ese desapercibido, maldito y brillante objeto en el dedo anular de Jimin.

Un anillo de compromiso que no era de él.

Algo oscuro, siniestro y demente se apoderó dentro de él en ese momento, sin dejar de fulminar con su mirada ese maldito anillo una idea precipitada llegó a su mente. No la pensó mucho, es que ni siquiera la pensó, él sólo lo hizo. De pronto cambió su ritmo, comenzando embestir dentro del rubio en empujes duros, cortos y precisos, empotrándole cada vez más y más hacia el colchón mientras este cerraba con fuerza sus ojos y gemía, gritaba, perdía la cabeza. Entonces el pelinegro aprovechó para entrelazar sus manos con él y besarle con exigencia y esmero, mientras poco a poco comenzaba a quitarle disimuladamente y con sus propios dedos, el anillo de compromiso, aprovechando que tenían las manos sudorosas y podría salirse con facilidad.

Jimin nunca se dio cuenta de nada, ni lo sintió. ¿Cómo podría sentirlo cuando tenía a Jungkook embistiéndole y besándole con dureza? Su mente estaba en blanco y sólo podía pensar en placer. Mientras que Jungkook sólo podía pensar en sacarle ese maldito anillo de su dedo anular. No soportaba verlo allí, tan brillante y elegante, no soportaba verlo antes y mucho menos ahora.

Así que lo hizo, se lo quitó, y con velocidad lo escondió debajo de una almohada.

Finalmente liberó las manos desnudas de Jimin quien de inmediato se aferraron a él y rogaron por más y más con desesperación. Y Jungkook lo tomó, lo folló y lo rompió como quería. Y así permanecieron todo el maldito día sin salir ni un sólo segundo de la cama, subieron abordo en un limbo vicioso y tentativo, yendo rápido, yendo lento, viendo el dolor, viendo el placer, sólo ellos y sus cuerpos juntos. Así que harían enojar a los vecinos en el lugar que se sienten las lágrimas, en el lugar para perder los miedos, en el lugar que era tan puro, tan sucio y crudo.

En la cama todo el maldito día. Follando, riendo y peleando. Amándose y peleando a la vez. Era su zona de paraíso pero también su zona de guerra.

Y también su sentencia de muerte.

Lo prometido es deuda, espero este reencuentro haya cumplido sus expectativas y válido el tiempo de espera. Muchas gracias por la paciencia y apoyo, les quiero mucho.

Nos vemos el miércoles para saber qué prosigue después de esto, ¿se arrepentirán? ¿o caerán en una burbuja de amor y pasión?

¡Bye bye!

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