014.
La primera cita de Jungkook y Jimin fue en una feria nocturna que se había inaugurado cerca de la playa en la que estaban, y no había salido de la mejor manera.
Jimin había quedado en verse con Jungkook cerca de la rueda de la fortuna como a las siete de la noche, la feria había oficialmente abierto sus puertas hace dos horas por lo que apenas estaba conociendo ese lugar. Estaba lleno de gente, habían niños, adolescentes y adultos por doquier. Todo el ambiente era demasiado emocionante y colorido, las atracciones y juegos mecánicos daban una vibra totalmente diferente de noche. Estaba muy sorprendido por la cantidad de juegos y cosas que habían.
Pero también estaba asustado y perdido, nunca había estado en ese tipo de ambientes y los gritos de las personas en las atracciones no le tranquilizaba para nada.
"Veámonos cerca de la rueda de la fortuna. Siempre hay una rueda de la fortuna en las ferias", le había dicho Jungkook por teléfono después de que intercambiaran números en la noche de Halloween. Pero por más que Jimin avanzaba en el bochornoso lugar no encontraba algo parecido a una rueda de la fortuna, tampoco habían letreros o guías que indicaran donde estaban las atracciones, solamente tenías que encontrarlas viendo a lo lejos.
Y eso hizo, notando por primera vez que en otra sección lejana de la feria se veía una rueda brillante dando vueltas. Al fin. Rápidamente caminó hacia ese lugar mientras esquivaba a las personas e intentaba no perder de vista la atracción. Una vez cerca miró a su alrededor buscando a Jungkook pero no se veía en ningún lado. Pasados cinco minutos decidió rodear la atracción en busca del pelinegro pero nada, otra vez.
Frustrado miró su reloj y eran las siete y diez de la noche, en ese preciso instante su celular comenzó a vibrar. Era Jungkook.
—¿Dónde estás? —fue lo primero que escuchó al contestar.
—En la rueda de la fortuna. ¿Tú dónde estás?
—¿Cómo qué en dónde estoy? Estoy en la rueda de la fortuna desde hace como cinco minutos.
Jimin frunció el ceño y levantó la vista para observar a su alrededor.
—No te veo en ningún lado, pero yo estoy aquí.
—Yo tampoco te veo... Espera, creo que ya te vi. Quédate ahí e iré hacia ti, ¿de acuerdo?
—De acuerdo.
Jimin colgó la llamada y a los pocos minutos notó la alta figura de Jungkook acercarse a su dirección vestido con una camisa negra, chaqueta de cuero y pantalones de mezclilla.
—¡Ahí estás! —exclama el pelinegro con una sonrisa acercándose y dándole un inesperado casto beso en la mejilla. El rubio alcanzó a oler su aroma combinado a cigarro y una deliciosa colonia— Estaba del otro lado de la atracción, por un momento pensé que te habías perdido.
—La verdad es que me perdí varias veces —sonrió con pena— No tenía idea que las ferias o parques de diversiones fueran tan grandes.
—Pues las atracciones enormes requieren de un espacio enorme, ¿no crees?
—Tiene sentido.
Jungkook se metió las manos en los bolsillos y aprovechó que Jimin estaba distraído para observarle sin pudor de pies a cabeza, estaba vistiendo unos pantalones negros y una camisa blanca de seda cubierta con un cárdigan rosa pastel. Aún así el contrario se dio cuenta.
—¿Qué tanto me miras? —pregunta el chico cruzándose de brazos.
—Te diría que nada y fingiría demencia pero sinceramente es porque te ves muy lindo.
Jimin sonríe de forma coqueta y tímida a la vez, sonrojándose.
—Lo sé, gracias —le echa un vistazo— T-También te ves bien. ¿Siempre eres así de directo?
—Sí, acostúmbrate —se encogió de hombros— Es un don. ¿Te gustaría comer algo o quieres subirte a una atracción?
Jimin miró a su alrededor con indecisión, el lugar estaba repleto de gente pero aún así se lograba ver perfectamente todas las enormes atracciones y sólo podía sentir un pánico en su interior. Se sentía demasiado nervioso como para subirse a una atracción y no sabía si sería buena idea comer antes de hacerlo. Joder, era una mierda ser tan indeciso.
—¿Estás seguro de que quieres estar aquí? —La voz de Jungkook le saca abruptamente de sus pensamientos— Podemos ir a otro lugar si no te sientes cómodo.
—Oh, no. Está bien —negó de inmediato— Es sólo que nunca he estado en este tipo de lugares y la verdad es que no sé qué hacer.
—Comprendo, es normal, no te preocupes por eso —le tranquiliza poniéndose a su lado— Yo voy a ser tu guía esta noche. Y como tu guía digo que nos dirijamos hacia los carritos chocones.
—¿Los carritos chocones?
—Sep —colocó una mano en su espalda y lo movió hacia una dirección señalando a lo lejos— Esos de allá.
Efectivamente se trataban de unos coloridos carritos chocones en una plataforma que chocaban con fuerza entre sí, valga la redundancia. Se jugaba de forma individual o en parejas, formando alianzas para chocar a la mayor cantidad de carros posibles y salir ileso en el intento.
—Se ve algo peligroso —dice Jimin después de que Jungkook le explicó el juego— Pero a la vez divertido.
—Pues eso es una atracción mecánica, bienvenido al mundo de la adrenalina y diversión. ¿Quieres intentar?
Jimin asintió con la cabeza y de inmediato Jungkook tomó su mano para acercarse rápidamente a la boletería. En efecto, el corazón del rubio se alteró al sentir el tacto de la mano del pelinegro, pero intentó no pensar mucho en eso. Jungkook soltó su mano cuando pagó por los boletos y no volvió a tomarla de nuevo. Jimin mentiría si dijera que no estaba esperando que lo volviera a hacer.
—Y dime, ¿qué carrera estudias en la universidad? —preguntó repentinamente el pelinegro al rubio mientras esperaban a que terminara el turno— Supongo que es alguna relacionada con la salud porque te he visto en esa facultad.
—Sí, estudio medicina —respondió con tranquilidad— ¿Y tú?
—Diseño publicitario... —dijo para después fruncir el ceño en confusión— Tengo una pregunta... ¿Qué hacía un estudiante de medicina en una fiesta de Halloween a mitad de semestre? A lo que tengo entendido ustedes nunca duermen ni tienen tiempo para nada.
—Es verdad —afirma con una sonrisa divertida— Pero siempre se encuentran los momentos para salir a tomar y olvidarnos del estrés que nos provoca la carrera de mierda en la que estamos.
—Wow, eso es fuerte —se sorprendió un poco— ¿Acaso no te gusta tu carrera?
Park negó con la cabeza y suspiró de forma cansada ante la mirada asombrada de Jeon.
—Mis... mis padres son doctores —comenzó a explicar manteniendo su vista en la atracción— Al igual que mis abuelos, tíos y tías, primos... Es como la carrera profesional de la familia, de generación en generación los doctores Park han sido de los mejores, y, bueno, mis padres esperan que yo siga con esa misma línea generacional.
—Oh, entiendo... —asintió lentamente con la cabeza— Aunque si no te gusta debes decírselos, no estás obligado a seguir las expectativas de las demás personas... Al final del día la persona que vivirá tu vida no serán ellos, sino tú... Y no tienes cara de estudiar medicina... Tienes más cara de diseñador, como yo.
Jimin rió un poco.
—Claro... No es tan fácil como lo dices...
—Lo sé, pero las decisiones difíciles nunca son fáciles —mencionó el contrario dejándolo reflexionando sus palabras.
Una vez terminó el turno que estaba jugando, las pequeñas barreras se abrieron y permitieron entrar un nuevo grupo de personas. Emocionado, Jungkook se adentró a la plataforma y se sentó en un carrito de color negro, seguidamente mira a Jimin y le tiende una mano.
—¿Subes conmigo o quieres ir solo?
—Quiero ir contigo pero prefiero el coche blanco —indica señalando el mencionado— Vamos a ese.
Jungkook se ríe.
—Ni en sueños, siempre uso el carrito negro así que tendrás que irte solo.
Jimin entrecierra sus ojos con una sonrisa juguetona y asiente.
—Bien, ya verás como te voy a ganar —espeta y se dirige al carrito de color blanco.
—¡Quiero verte intentarlo! —le grita Jeon desde el otro lado.
Cuando todos los participantes se montaron a sus coches la cuenta regresiva terminó y todo cobró nuevamente vida con una música popular de fondo. Los carritos empezaron a avanzar sin ningún rumbo en específico y a rebotar entre sí mediante un parachoques de goma. Jimin tardó unos segundos en comprender cómo manejar el carrito pero rápidamente avanzó en dirección hacia a Jungkook, sólo que el hijo de puta se volteó cuando estuvo a punto de chocarlo.
—¡Olé! —exclamó con una sonrisa descarada.
Los carritos se movían automáticamente y sólo se podía controlar la dirección en la que iban, por lo que igualmente se chocaba con todas las personas. A Jimin le sorprendió la fuerza de los rebotes pero también le pareció bastante divertido y solamente quería golpear a Jungkook de la misma forma.
Y lo hizo.
—¡Eso es! —gritó feliz y dirigió el carrito hacia otra dirección.
—¡Ven aquí! —le responde el otro intentando seguirle pero era demasiado difícil con el montón de carritos alrededor.
Fue cuestión de segundos cuando finalmente pudo golpear a Jimin de forma inesperada y bastante fuerte. Entonces se mantuvieron en un mismo eje rebotando entre sí mientras se morían de la risa y sin importarles el resto. Hasta que finalmente el juego terminó y los carritos se detuvieron. De inmediato los dos se dirigieron a la salida rumbo hacia otra atracción.
—¡Vamos a la montaña rusa! —dice Jungkook llevando a Jimin hacia una enorme y tenebrosa montaña rusa color roja que se movía y se devolvía de reversa como un bumeran— ¡Dios! No sabes lo que amo esta atracción.
—Se nota que disfrutas mucho estos juegos —murmura Jimin viéndole con diversión— De repente eres como un niño.
—Es que soy un niño, tengo diecinueve años recién cumplidos —sonríe con orgullo.
—Si tu eres un niño, ¿entonces qué soy yo con dieciocho? —cuestiona sorprendido.
—Eres un bebé —responde con simpleza.
—Claro, claro —suelta sarcástico y volteando los ojos— Tiene demasiada lógica. No es como si los dos fuéramos mayores de edad.
Después de esperar tres minutos haciendo fila y que terminara el turno finalmente la entrada se abrió y todos comenzaron a subirse a vagones diferentes. Jungkook rápidamente hizo ademán de entrar pero fue retenido del brazo por Jimin.
—¿Qué pasa? —voltea a verle confundido.
—A-Ahm, yo... —balbucea el rubio repentinamente nervioso mientras observaba la atracción— No sé si sea buena idea, creo que ya me arrepentí.
—Oh, vamos. No puedes arrepentirte ahora y ya pagué los boletos. Será sólo una vez —insiste el pelinegro— No me hagas subirme con un desconocido, eso sí es incómodo.
Jimin rió un poco pero nuevamente se puso nervioso e indeciso cuando el joven que monitoreaba el juego les indicó que ya debían subir a la atracción. Jungkook al notar su inestabilidad toma su mano y le mira a los ojos.
—Vamos, yo estaré a tu lado en todo momento. No te va a pasar nada si estás conmigo, te lo aseguro.
Sin apartar la mirada Jimin traga saliva y finalmente asiente con la cabeza, Jungkook sonríe emocionado y le guiña un ojo antes de guiarlo al vagón numero seis. Se subieron en sus respectivos asientos y el chico de la atracción aseguró sus cinturones. Una vez todos listos la atracción comenzó a subir lentamente. Jimin se aferró al asiento y miró hacia arriba.
—No puede ser, no puede ser, me voy a morir, me voy a morir —repetía sin parar y Jungkook explotó en carcajadas.
—Deja de decir eso. ¡No vas a morir!
—¡Me quiero bajar! —exclamó cuando notó que estaban cerca de descender— ¡Ya no quiero!
—¡Qué exagerado eres! —el pelinegro seguía riéndose— ¡Será divertido! Toma mi mano.
Jimin lo hizo sin dudar, apretando con fuerza y cerrando sus ojos. Eso le dio más tranquilidad. Pero dicha tranquilidad se fue a la mierda cuando finalmente la atracción descendió con máxima velocidad y por más de los dos comenzaron a gritar junto con las demás personas, uno de emoción y el otro del susto. Se movieron de un lado al otro y dieron dos vueltas hasta que llegaron a un nuevo punto cúspide, no duró mucho porque de inmediato la atracción se fue de reversa para dar nuevamente todo el recorrido y finalmente llegar hasta el inicio.
Los asientos se desabrocharon y las exclamaciones de la gente no tardaron en aparecer cuando todo terminó, Jungkook volteó a ver a Jimin quien parecía estar en otro mundo y captando la situación.
—¿Estás bien? —pregunta sin quitar la sonrisa de su rostro— ¿Qué te pareció?
Jimin suspiró y se encogió de hombros sin saber qué responder.
—Estuvo genial —confiesa con sinceridad— Pero no para volverlo a repetir porque probablemente me dé un infarto.
Jungkook se ríe.
—Me conformo con eso, andando.
Salieron de sus asientos para bajar del lugar y dirigirse a otro nuevo de no ser porque Jimin comenzó a sentirse un poco mareado.
—Espera un momento —pide sentándose en una banca y llevando sus dedos al puente de su nariz— Necesito recargar energías o me voy a desmayar. Esa mierda estuvo potente.
—No le llames mierda a mi atracción favorita —reprochó Jeon sentándose a su lado.
—Por supuesto que es tu atracción favorita —responde sarcástico y frunce un poco el ceño— Creo que se me está bajando la presión o algo parecido.
—Lo que necesitas es un algodón de azúcar —sentencia el pelinegro con una sonrisa— ¿Te apetece?
—Ni siquiera he probado uno.
—Me estás jodiendo.
—¡Por favor, Jeon! —chilló frustrado.
—Vale, vale, iré por uno —avisa para levantarse— Vuelvo enseguida, no te muevas de aquí.
—¿Y a dónde voy a ir?
—No lo sé, puedes abandonarme si quieres —se encoge de hombros y cuando el rubio le mira con mala cara finalmente se aleja sonriente.
Jimin suspira y cierra sus ojos por unos segundos disfrutando su soledad y esperando a sentirse mejor hasta que siente la presencia de alguien sentarse a su lado. De inmediato abre sus ojos y voltea su rostro, encontrándose con un chico de cabello rosa con un algodón de azúcar del mismo color en la mano y sentado a una distancia considerable.
No supo por qué pero inmediatamente se sintió intimidado por la presencia y mirada del chico a pesar de que lucía bastante inofensivo.
—Te sientes mal, ¿verdad? —preguntó el chico peliteñido volteando ligeramente su cabeza. Jimin notó un lindo tatuaje de una rosa en su cuello— Suele pasar mucho con esa montaña rusa. Es una mierda.
—Sí, definitivamente lo es —asintió el rubio con una mueca— Pero valió la pena.
—Adivinaré, te subiste por el chico que estaba aquí contigo hace unos minutos.
—En efecto.
—¿Es tu novio?
Jimin analizó al extraño en silencio unos segundos e inmediatamente intuyó que todo iba por un camino diferente.
—No es mi novio, pero te aviso de antemano que estamos en una cita por si me estás coqueteando o algo parecido.
El pelirosa sonrió lentamente mientras le miraba de una forma extraña, casi tenebrosa.
—¿Te parece que estoy coqueteando?
—No lo sé, ¿lo estás? —alzó una ceja.
—No —De inmediato la sonrisa del chico desapareció y se levantó de la banca para extenderle su algodón de azúcar— Vine a darte esto para que te sientas mejor. Mi esposo lo compró para mí pero ahora realmente no me apetece.
—Oh, no —negó con la cabeza apenado— Está bien, no es necesario.
—Tómalo —insistió con una voz suave pero mirada firme que hizo al rubio dejar de replicar y tomarlo enseguida.
—Gracias —le sonríe de forma tímida.
—De nada, y yo que tú, no pediría mi tiempo subiéndome a montañas rusas y llevaría a ese chico a mi casa —le devuelve la sonrisa de forma cómplice para finalmente alejarse— Adiós.
—¡Adiós!
En ese preciso instante Jungkook se acerca con un algodón de azúcar color azul y la extrañeza en su rostro es de película.
—¿Quien era él? —pregunta al sentarse nuevamente a su lado— ¿Y por qué tienes un algodón de azúcar?
—No tengo idea. Fue un extraño que me dio un algodón de azúcar —se encoge de hombros con una sonrisa.
Jungkook asiente lentamente con la cabeza.
—Ya veo, ¿y a ti no te enseñaron a no aceptar cosas de desconocidos?
—¿Me estás regañando? —le mira con diversión.
—Por supuesto que lo hago y ahora vamos a intercambiarlos —rápidamente Jungkook le quitó el algodón rosa y le pasó el azul.
—¡Oye! —reprochó molesto— Yo quería el rosa, combina con mi ropa. ¿Por qué hiciste eso?
—Por precaución y porque quiero el rosa —sonríe con orgullo antes de darle un mordisco— Sabe bien, prueba el tuyo.
Suspirando Jimin lo hace y se sorprende tanto por el sabor como la sensación.
—Wow, me gusta —sonríe y le da otro mordisco— Es divertido de comer.
—Sabía que te gustaría.
Por más de los dos observan a lo lejos al chico pelirosa acercarse a otro chico de cabello negro y proseguir a besarse.
—Espera —murmura Jimin sorprendido— ¡Yo lo conozco!
—¿A quién? —pregunta Jungkook confundido mientras mordía su algodón de azúcar.
—Al otro chico con el que está, es el hijo de los empresarios Jeon, una de las familias más ricas de la ciudad.
Jungkook reprime una risa.
—¿Entre ustedes los ricos se conocen entre sí o qué?
—Algo así.
—Qué lástima no ser de esos Jeon —finge tristeza— Eso sí sería vivir la vida loca.
—Dicen que estuvo en la cárcel.
—¿Ah sí? De fijo el de cabello rosa también, tiene toda la apariencia.
—Con razón me dio miedo.
Ambos se rieron y finalmente aquella pareja desapareció de sus vistas casi al mismo tiempo que terminaban de comer sus algodones de azúcar.
—¿Te sientes mejor? —pregunta el pelinegro.
—Sí, mucho mejor. Gracias.
Una suave brisa provocó que el cabello rubio de Jimin se desordenara ligeramente por lo que Jungkook se inclinó y recogió uno de sus mechones detrás de su oreja con delicadeza.
—¿Quieres ir a la rueda de la fortuna? —pregunta con voz suave y viéndole atento— Es una atracción tranquila que puede gustarte.
—Claro —sonríe sonrojado, intentando no prestarle atención a los fuertes latidos de su corazón por la repentina cercanía.
En poco tiempo ya habían comprado los boletos para la atracción y casi de forma inmediata pudieron entrar. Jimin se sintió sumamente intimidado por lo grande que era esa rueda con góndolas en sus bordes y sintió ganas de salir corriendo cuando la puerta de la cabina fue abierta. Sin embargo su mente se distrajo por completo cuando Jungkook se acercó y posó una mano en su espalda baja.
—¿Todo bien? —pregunta cerca de su oído debido a que había bastante gente en el lugar.
—Sí —mira hacia arriba y traga saliva—Sólo que le tengo miedo a las alturas.
—Si pudiste subirte a esa montaña rusa vas a poder subir a la rueda de la fortuna hasta con los ojos cerrados —explica con sinceridad— Esto no es nada a su comparación, estarás bien.
Confiando en su palabra, Jimin finalmente accede y junto con Jungkook se suben a una de la cabinas de la atracción, cerrando la pequeña puerta y asegurando sus asientos. Una vez todo preparado, la atracción comienza a moverse a un ritmo lento, girando sobre su eje hasta llegar a la cima y después bajar, así sucesivamente. Jimin se sentía a desmayar al principio por la gran altura pero poco a poco logró acostumbrarse y más aún porque Jungkook se encargaba de enseñarle a lo lejos la vista de las demás atracciones, los edificios iluminados, el mar, la luna y las estrellas.
—¿Te gusta? —pregunta el pelinegro.
—Por supuesto. Todo se ve tan hermoso... —murmura emocionado viendo a su alrededor— Pero sigue dándome miedo cuando llegamos hasta lo alto.
—No pienses en eso, sólo disfruta la vista o mírame a mí —alzó las cejas con sugerencia.
Jimin lo hizo y estuvo a punto de decir algo hasta que la atracción se detuvo de golpe justamente cuando habían llegado a lo más alto. Todos los pasajeros en las demás cabinas comenzaron a murmurar cosas igual de confundidos y asustados.
—¿Qué sucede? —pregunta comenzado a alterarse.
—No tengo idea —le responde el otro viendo a su alrededor— Creo que hubo un fallo en la atracción o algo así.
—Me estás jodiendo.
Desde abajo los encargados de la atracción les avisaron que efectivamente habían detectado un fallo en la mecánica de la atracción por lo que decidieron detenerla por unos minutos para revisar antes de que ocurriese alguna tragedia, por lo que les pidieron a los pasajeros que mantuvieran la calma y fueran pacientes. Pero Jimin no podía mantener la calma cuando se encontraba en el punto cúspide de la rueda y todo a su alrededor se veía diminuto, lo único que pudo sentir fue pánico.
—¡Qué ironía! —exclama Jungkook riendo— Al menos no quedamos de cabeza o algo parecido. Y tenemos una vista fenomenal, ¿no crees?
Su sonrisa desaparece cuando se gira hacia Jimin y lo nota completamente pálido e inestable.
—¿Estás bien? —pregunta con preocupación.
Jimin negó varias veces con la cabeza y comenzando prácticamente respirar por la boca cuando sintió que no podía respirar por la nariz, su corazón latía de forma desenfrenada lo que lo mantenía agitado y tembloroso. Jungkook inmediatamente captó que estaba comenzando a tener un ataque de ansiedad o algo parecido.
—Okay, tranquilo —comienza a decir intentando mantenerlo en calma— Todo estará bien, nos van a bajar pronto y volverás a estar en tierra firme.
Pero no funcionaba, Jimin ni siquiera le miraba porque estaba más concentrado en sí mismo que no le estaba prestando la más mínima atención por más que intentara.
—Mírame —pide Jeon tomando sus dos manos y siguiendo su mirada— Jimin, mírame a los ojos.
Agitado, Jimin finalmente lo hizo y tragó su saliva.
—Vamos a respirar juntos, ¿okay? —le indica el pelinegro e inmediatamente inhala hondo, el rubio le imita, entonces exhala de la misma forma y el contrario lo hace, así sucesivamente.
Se mantuvieron respirando lentamente por varios minutos sin dejar de mirarse a los ojos y soltar sus manos. Jimin ni siquiera se percató del momento en que dejó de respirar por la boca y volvió a hacerlo por la nariz, solamente podía concentrarse en Jungkook y en su voz hablándole.
—Eso es, lo estás haciendo muy bien —le anima Jeon con una sonrisa— Concéntrate en mí, siente mis manos y escucha mi voz. Estás aquí conmigo.
Poco a poco Jimin fue calmando su cuerpo y regulando su respiración, pudieron tratar el ataque antes de que se intensificara por lo que fue más rápido de aliviar. De pronto todo estaba más claro y tranquilo a su alrededor, es más, ya estaban devuelta abajo, no se había percatado en ningún momento de que se habían movido. La cabina fue abierta y Jungkook inmediatamente se apegó a él, tomándole del brazo y ayudándole a salir para hacerlo sentarse en una banca pues aún se encontraba algo inestable.
—Dime qué necesitas ahora —le pregunta después de inclinarse al frente suyo.
—Sólo quédate conmigo, por favor —pide el rubio con voz más angustiada de lo que le hubiera gustado sonar.
—No me iré a ningún lado —asegura y toma nuevamente sus manos— Concéntrate en tu respiración y después dime lo que ves a tu alrededor.
Park asiente y cierra los ojos, concentrándose en la sensación del aire saliendo por su nariz, también escuchó los latidos de su corazón acelerado. Seguidamente abre sus ojos y mira despacio a su alrededor.
—Veo... A un niño con un globo rojo —sonríe y dirige su vista hacia otro punto— Hay un puesto de manzanas acarameladas.
—Ajá, ¿qué más?
—También puedo ver un barco pirata a lo lejos.
—Es de las mejores atracciones que hay.
—Para ti todas son las mejores —volteó los ojos sin evitar sonreír para después mirar el rostro del chico— Te veo a ti.
Jeon le sonrió de forma coqueta.
—¿Y disfrutas la vista?
—Claramente.
—¿Cómo te sientes?
—Un poco mejor —suspiró negando con la cabeza, su respiración seguía un poco agitada— Pero mi corazón no deja de latir como loco.
Jungkook hizo una mueca pensando que sus métodos para aliviar un ataque de ansiedad no estaba funcionando del todo hasta que se le ocurrió una idea, el problema es que no estaba seguro de si ejecutarla. Siempre había sabido que la ansiedad es cuando básicamente la mente se precipita hacia el futuro, lo ideal siempre es concentrar a la persona en el presente y por eso le preguntó qué cosas veía. Y quizás, si lo centraba más a sentir el tacto presencial de otra persona, podría ayudarlo mejor a centrarse en el aquí y ahora.
Así que, inesperadamente, tomó las manos de Jimin para levantarlo de la banca bajo la confusa mirada de este y antes de que pudiera preguntar al respecto, lo envolvió en sus brazos y apegó a su cuerpo.
Jimin se quedó paralizado en su lugar, Jungkook estaba abrazándolo y debido a la diferencia de estatura su rostro chocaba con el pecho del contrario.
—Respira a mi ritmo y escucha mi corazón —explicó el pelinegro.
Un poco nervioso, Jimin asintió y devolvió el abrazo, reposando cuidadosamente su rostro sobre el firme pecho del contrario y aspirando su aroma. Jungkook olía a una combinación entre cigarros y colonia, podría resultar desagradable pero extrañamente olía muy bien. Fuera de lo destacable, Jungkook tenía un aroma agradable por lo que Jimin no dudó en aferrarse y apoyar su oreja para escuchar los calmados latidos del corazón del pelinegro mientras seguía su respiración.
Y extrañamente, después de un sólo minuto en esa posición, el corazón del rubio logró calmarse al igual que su ansiedad. Por otro lado, el pelinegro no podía explicar la sensación de querer protegerlo y cuidarlo cuando tuvo al contrario entre sus brazos. Fue abrumador. Jamás había sentido algo como eso y tomando en cuenta que él era un poco egoísta y muchas veces no se preocupaba por nadie más que por él mismo.
Pero ahí estaba. Haciendo todo lo posible para calmar la ansiedad del chico que le gustaba.
Eran prácticamente dos desconocidos abrazándose en medio de una feria, olvidándose de todo el mundo a su alrededor y sintiéndose profundamente cómodos en los brazos del otro.
—¿Y ahora? —murmuró Jeon sin romper el abrazo.
—Mejor... —respondió Park de la misma forma.
Aun así, no rompieron el abrazo y se quedaron en esa misma posición por varios minutos. Jimin finalmente suspiró y cerró sus ojos, sabiendo en ese momento que nunca querría separarse de esa sensación tan reconfortante y sin saber, que a partir de ahora abrazar a Jungkook sería su forma más factible de calmar su ansiedad.
—¿Qué tal si vamos a comer algo de verdad? —sugirió el pelinegro— Podría hacerte sentir mejor.
—Sí, muero de hambre.
Jungkook finalmente soltó a Jimin para tomas su mano y caminar juntos hasta la zona de comidas de la feria en donde comieron una pizza mitad napolitana y mitad pepperoni porque no se pusieron de acuerdo en un sólo sabor. Después de eso continuaron subiéndose a las otras atracciones y consumiendo uno que otro bocadillo hasta el final de la noche.
—Oh, Dios. ¿Esa es tu motocicleta? —preguntó el rubio cuando salieron al estacionamiento y el pelinegro lo guió hacia una elegante y negra motocicleta.
—Sí, ¿te gustaría que te lleve a tu casa? —ofreció con una sonrisa coqueta y claramente el rubio no pudo negarse aunque jamás se haya montado a una motocicleta pero estaba dispuesto a hacer todo lo posible para seguir acercándose a ese chico.
Sin esperar más, salieron de la feria subidos en la motocicleta con Jimin utilizando el casco de Jungkook y abrazándolo con fuerza de la cintura debido a que tenía un poco de miedo pero de todas formas intentó disfrutar el viaje. Y por supuesto que lo hizo, jamás había sentido la adictiva sensación de libertad que provocaba la brisa del viento barriendo su rostro y cabello, observando la ciudad de noche y embriagándose por el delicioso aroma del contrario.
Al poco tiempo llegaron al sofisticado residencial donde vivía Jimin alrededor de las once de la noche, quien específicamente le pidió a Jungkook que se estacionara lejos de la entrada de su casa ya que sus padres no tenían ni idea de que él había salido y planeaba entrar por la puerta trasera.
—Gracias por el viaje, lo disfruté —confesó el rubio pasándole el casco.
—Fue un placer —asintió el pelinegro guardarlo en su respectivo lugar y apoyarse ligeramente sobre la motocicleta para meter las manos en su chaqueta. Ambos quedaron en un pequeño silencio con los típicos grillos nocturnos sonando de fondo sin decirse nada mientras se observaban— La pasé muy bien, fue gracioso ver tu reacción ante cada atracción y espero también te hayas divertido... —suspiró e hizo una mueca— Realmente lamento que te hayas sentido mal por un momento, quizás no debí subirte a esa atracción tan pronto.
Jimin tragó saliva abrigándose con su abrigo y manteniendo los brazos cruzados.
—No tienes nada de qué disculparte, no fue tu culpa que la atracción se averiara y que yo haya reaccionado así... —bajó la mirada con timidez relamiendo sus labios— Y-Yo... Tengo ataques de ansiedad desde hace mucho tiempo... Suelen aparecer cuando me encuentro en una situación muy estresante o abrumadora... Lamento que hayas tenido que verme así.
Jungkook frunció el ceño.
—¿Por qué dices eso? Muchas personas padecen de ansiedad, es normal. No tienes que preocuparte por lo que piensen los demás en el momento, sólo concentrarte en hacerte volver a la realidad.
—Lo sé... —resopló y miró a su alrededor— Bueno, creo que debo irme ahora porque si de casualidad mi madre se despierta y no me ve en mi habitación probablemente no amanezca mañana.
—Entiendo, sólo espero no ocasionarte problemas.
—Para nada, son asuntos míos —sonríe con tranquilidad y da un paso hacia atrás con intención de comenzar a irse pero de pronto se detuvo al tener un fuerte impulso de hacer algo.
Y no lo retuvo.
De repente cortó veloz la distancia entre ellos sólo para posar sus manos sobre los hombros de Jungkook y depositar un pequeño beso en su mejilla.
—Gracias por hoy, fue la noche más divertida de mi vida —murmuró en voz baja con una pequeña sonrisa.
Los ojos de Jungkook se abrieron de par en par, viéndole completamente sorprendido y con un fuerte rubor en sus mejillas. Por lo que Jimin de inmediato se puso peor, sintiéndose avergonzado por haber sido tan atrevido pero sólo pudo sonreír con timidez antes de alejarse un poco y morder su labio inferior.
—H-Hasta luego... —se despidió girandose para a irse, huir o salir corriendo de la vergüenza pero nuevamente otro impulso le detuvo y con el corazón en la mano se volteó otra vez hacia él— ¿Tienes algo que hacer el otro fin de semana?
Jeon parpadeó varias veces saliendo de aquel trance en el que se había quedado por unos segundos para hacer una pequeña mueca.
—Oh, sí, lo siento, tengo planes...
—¿En serio? —le miró desanimado— ¿Qué harás?
—Saldré con un chico llamado Park Jimin, probablemente lo conoces, es estudiante de medicina y tiene la sonrisa más hermosa que he visto.
El rostro de Park fue de película hasta iluminarse en una radiante y tímida sonrisa con las mejillas sonrojadas.
—Oh, Dios —murmuró comenzando a reírse con nerviosismo— Eres un idiota.
—Pero un idiota que te trajo a casa en motocicleta y te gustó —sonrió de lado viéndole de pies a cabeza— Te escribiré luego, ¿te parece?
Sintiendo su corazón a punto de estallar, el rubio asintió varias veces con la cabeza.
—C-Claro...
Y sin más, comenzaron a alejarse poco a poco del otro.
—Buenas noches, Jimin.
—Buenas noches, Jungkook.
Jimin se dirigió a la entrada trasera de su casa para sacar sus llaves y abrirla sin hacer mucho ruido dedicándole una última mirada a Jungkook antes de entrar y cerrar la puerta. De inmediato se apoyó sobre esta mordiendo su labio inferior con una sonrisa satisfecha y aun teniendo el rostro sonrojado. Mientras que Jungkook, estando subido sobre la motocicleta, recapitulaba los hechos ocurridos mientras abrochaba su casco para finalmente rozar con su mano un poco su mejilla y sonreír como un idiota antes de irse.
Ellos no lo supieron pero en ese momento fue cuando habían comenzado a enamorarse y tener sentimientos románticos por el otro que les costaría un infierno borrar.
¡Buenaaas nochesss, latam! Aquí el storytime de cómo fue la primera cita de Jungkook y Jimin. ¿Qué les pareció? Fue un capítulo largo, sí, habrán caps cortos y otros súper largos porque hay momentos que lo ameritan y tampoco me gusta extender algo a tanto capítulos.
¡Y sorpresa! Díganme que si notaron el "cameo", eh, del Pijo y Rosita de Presos Deseos. ¿Las agarré desprevenidas, verdad? Bueno, en efecto, eran ellos en otro universo paralelo (multiverso, ah). En realidad sí son del mismo universo porque esos JK y JM son después de años de que salieron de la cárcel, así que. No sé, mientras escribía de la nada sucedió y aparecieron. Espero les haya gustado esa referencia.
Nos vemos el miércoles para ver la continuación en el presente de estos dos tortolitos.
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