Único
Pedido de Iv_Russell_Leclerc .... Un paso más para que me funen.
El estadio estaba lleno a rebosar, Barcelona y Atlético de Madrid se enfrentaban en un encuentro que definiría la posición y ventaja en la Liga, y bla, bla, bla, ¿Eso le importaba a Juli? No, ¿Por qué? Bueno.
Desde que había llegado al Camp Nou esa tarde, Frenkie, su novio no le había parado bola.
¿Un beso? Ni hablar, ¿Un abrazo? Tampoco. Frenkie apenas había murmurado un "hola" antes de correr hacia el vestuario para prepararse para el partido.
Julian había tratado de no darle importancia, después de todo, estaban en un entorno profesional, y Frenkie no era particularmente afectuoso en público.
Pero… ¿ni siquiera un beso rápido? ¿Nada?
Ahí estaba ahora, en la otra punta del campo, con los ojos fijos en Frenkie mientras este calentaba con una concentración impecable.
Julian, por su parte, se sentía como un cachorro abandonado, pateado, hambriento y moribundo bajo la lluvia.
El partido comenzó, y aunque Julian intentó enfocarse en el juego, sus pensamientos volvían una y otra vez a su Omega.
Frenkie lo ignoraba completamente, como si ni siquiera existiera.
Mientras tanto, Frenkie, desde el medio campo, notó que Julian no estaba jugando como de costumbre.
El argentino parecía distraído, incluso más lento de lo habitual.
—¿Qué le pasa a tu Alfa? —Murmuró Gavi, pasando al lado de Frenkie.
El neerlandés lo miró con el ceño fruncido.
—¿A Julian? Nada, supongo.
Gavi rodó los ojos.
—Está mirándote como si hubieras matado a su perro. O como si no lo hubieras abandonado con cinco cachorros y un embarazo.
Frenkie volvió a mirar a su Alfa, sacudió la cabeza, luego vería eso.
Mientras intentaba no pensar demasiado en el asunto, Julian finalmente tuvo una oportunidad clara de gol.
Recibió un pase perfecto y, con un giro rápido, disparó… directamente al portero.
Rodrigo casi se queda sin voz.
—¡La concha de tu hermana Julian, concentra, carajo!
El Alfa argentino apenas reaccionó, pero sí miró a Frenkie de reojo, como si quisiera comprobar si al menos su Omega había visto su esfuerzo fallido.
Frenkie negó con la cabeza y suspiró. Definitivamente está molesto, pensó.
Minutos después, Barça ganó un córner, mientras Frenkie se posicionaba en el área, Gavi era el encargado de ejecutarlo, estaba preparado para hacer su trabajo, cuando de repente sintió un tirón en su camiseta.
—¿Qué quieres ahora? —Gruñó, girándose para encontrar a Julian, que había dejado a un lado toda compostura Alfa.
—Frenkie no me saludó esta mañana, ni un beso, nada, ¿Ya no me quiere?—Se quejó Julian, cruzando los brazos como si tuviera cinco años.
Gavi lo miró con incredulidad.
—¿Me estás jodiendo? Estamos en medio de un partido.
—Pero… no me besó. —Insistió Julian, con una mirada tan lastimera que Gavi sintió que podía darle un ataque de nervios.
—¿Sabes qué? —Gavi dio un paso al frente y, sin pensarlo dos veces, se agachó y mordió a Julian en la pierna.
No fue una mordida fuerte, pero sí lo suficientemente firme como para que el argentino se apartara sorprendido.
—¡¿Qué haces?! —Exclamó Julian, agarrándose la pierna mientras Gavi volvía a su posición.
—Deja de actuar como un cachorro llorón, eres un Alfa, por Dios, ahora juega y cállate.
Desde la distancia, Frenkie vio todo y no pudo evitar reírse.
Esto no puede estar pasando, pensó.
Y obviamente... Gavi vio la amarilla.
El Barcelona ganó 2 a 1, y aunque Julian jugó mejor en la segunda mitad, todavía parecía ligeramente afectado cuando ambos equipos se reunieron en el túnel.
Frenkie lo estaba buscando, pero antes de que pudiera acercarse, Gavi apareció a su lado.
—Tu Alfa necesita un psicólogo —Le dijo sin rodeos.
—Y tú necesitas besarlo más.
—¿Qué más le hiciste? —Preguntó Frenkie, alarmado.
—Nada que no mereciera, solo fue una mordida.
Frenkie negó con la cabeza, pero no pudo evitar sonreír.
Finalmente encontró a Julian, que lo esperaba con los brazos cruzados y una cara de pena.
—¿Podemos hablar? —Preguntó Frenkie, tirando suavemente de la manga de su camiseta.
Julian asintió y lo siguió fuera del túnel, donde había menos gente.
—¿Estás molesto? —Preguntó Frenkie, aunque ya sabía la respuesta.
—Un poco, sí —Admitió Julian, evitando su mirada.
Frenkie suspiró y se acercó a él.
—Lo siento, pensé que no te importaría.
Julian lo miró como si hubiera dicho algo increíblemente estúpido.
—Frenkie, sos mi Omega, por supuesto que me importa.
—Bueno… lo compensaré.—Dijo Frenkie con una sonrisa traviesa.
Antes de que Julian pudiera responder, Frenkie se puso de puntillas y lo besó, primero de forma suave, luego con más intensidad.
El Alfa tardó un segundo en reaccionar, pero cuando lo hizo, lo envolvió con sus brazos, profundizando el beso como si quisiera asegurarse de que Frenkie nunca volviera a olvidarse de saludarlo.
Cuando se separaron, Frenkie le acarició la mejilla.
—¿Mejor?
—Mucho mejor.—Respondió Julian, sonriendo como si hubiera ganado la lotería.
Frenkie rió y lo besó de nuevo.
—De ahora en adelante, te saludaré con un beso antes de cada partido, pero prométeme que no volverás a lloriquearle a Gavi, te va a arrancar una pierna.
Julian hizo una mueca.
—Fue un momento de debilidad.
—Fue gracioso.—Respondió Frenkie, divertido.
—Pero adorable.
Julian sonrió y, tomando su mano, lo llevó de regreso al vestuario, sintiéndose como el Alfa más afortunado del mundo.
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