
Capitulo 8
Brithany Morrison.
Las olas del mar se escuchaban fuertes, el viento fuerte mezclándose con las palmeras del lugar, estas que están adornadas de luces blancas, la luna llena bajo la playa, el viento esta fuerte y da un escalofrió cuando este toca tu cuerpo.
Tenía miedo de estar ahí, me había metido a un lugar completamente desconocido, yo no tenía que estar aquí, ahora mismo quiero estar con mi pijama de colores y en mi cama.
Pero no, la señorita quería curiosear, algo que literalmente no le importada saber.
Carreras de autos ¿es en serio? Habiendo millones de cosas que hacer para estar en problemas se meten en una donde es totalmente ilegal.
Gissell y yo seguíamos detrás del mismo auto viendo todo, estábamos tan desconcertadas viendo esto, los chicos en cosas ilegales es algo que nunca pensamos que veríamos.
Gissell quiere salir corriendo donde Damián ¿por qué? Bueno, una chica está tratando de coquetear con él, pero él simplemente la ignora y responde con asentimiento de cabeza muy incómodo y forzado.
Dereck está besándose con una chica, el beso es tan intenso que él la presiona más al auto, ella muy coqueta deja que él le toque su espalda y trasero. Claro que el idiota va aprovechar el momento, ella casi mente esta desnuda, un short, una camisa que le llega arriba del ombligo y unos tacones, su cabello negro le cae como cascada.
Isaac es tan raro, simpático y tierno a la vez, que él está contando chistes encima de un auto con una chica a su lado, muchos están ahí escuchando el espectáculo que él daba y todos reían.
Oh Liam, rompiste mi corazón por millonésima vez. No me sorprende ver ahora mismo coqueteando con una chica, mientras le susurra cosas en el oído y ella se sonroja. Pero eso duele.
—Son unas come hombres —Gissell tenía sus ojos clavados en Damián —¿No saben que tiene novia? ¿Porque no le dice: tengo novia aléjate de mí, mosquita muerta de cuerpo insignificante? ¿es tan difícil? No, es muy fácil.
—Cálmate, lo que menos queremos es hacer un escándalo y que ellos sepan que estamos aquí —dije.
Pero yo también quería sabotear el acercamiento que Liam tenía con esa chica. Y aunque ya este acostumbrada a verlo así sigue doliendo.
—Arpía desesperada y lujuriosa —Gissell negaba con su cabeza muy celosa —sé que se te moja la canoa. Míralo, pobrecito, se ve tan incómodo.
—Gissell, ¿Soy yo o Damián está viendo para acá?
—Mierda.
Ambas nos agachamos cuando miramos que estaba viendo a nuestra dirección y ladeo su cabeza con su ceño fruncido, nos escondiendo detrás del auto, quedamos sentadas en el suelo y nuestros corazones palpitaban tan rápido que podía escuchar el de ambas hacer un concurso de cual palpita más rápido.
—¿Crees que nos haya visto? —pregunto Gissell con su mano tapando su boca.
—No sé, hay que ver.
Muy lentamente nos levantamos para ver si él seguía viendo o algo, por suerte él no miraba, ahora miraban los tres. Nos volvimos a agachar escondiéndonos.
Esto es malo, muy, pero muy malo.
—Mierda, Brithany nos vieron.
—Hay que irnos.
Es humillante lo que estamos haciendo, pero empezamos a alejarnos de ahí gateando, fue más vergonzoso cuando nos detuvimos delante de un par de botas negras y sucias.
—Preciosas, ese no es su lugar —dijo la voz de ronca de un chico —este ni siquiera es lugar para dos gotas de cristales como ustedes.
Nos levantamos del suelo y agradecimos estar lejos de aquel lugar donde estábamos.
—Sí, amigo, pero tus halagos no nos están ayudando, nos están quitando el tiempo, así que solo quítate del camino —Gissell puede ser muy grosera si se lo propone.
—Tu boca preciosa dice muchas groserías, hay que enseñarle a quedarse callada.
—Solo quítate, estas estorbando —dije, irritada.
—Pensé que serias la más educada —dijo, tratamos de caminar, el chico no nos dejaba pasar.
Mire disimuladamente hacia atrás, los chicos venían riendo.
—Gissell —dije.
—Ay, no, quítate esperma desperdiciado.
Gissell lo empezó y salimos corriendo, pero este es un callejón sin salida, está lleno de autos y personas por todos lados
—¿Gissell? —el grito de Damián hizo que nos metiéramos en una carpa.
Sentimos un alivio cuando esta estaba oscura, miramos por una pequeña abertura a los chicos.
—¿Gissell?
Damián estuvo muy cerca de vernos, pero él le toco el brazo a una chica, ella inmediatamente se dio la vuelta y sonrió.
—No soy Gissell, pero puedo ser tu Gissell cuando quieras, guapo —dijo la chica.
Mire a Gissell, está furiosa, tiene una mueca de asco.
—Eh, no, perdón, yo te confundí.
—Mi propuesta sigue abierta, seré tu Gissell.
—No gracias, ya tengo la mía.
Damián dejo la chica con la boca abierta, ella iba a decirle algo, pero él se dio la vuelta.
—Damián, sabemos que la chica te gusta mucho, pero no la confundas con estas chicas —Liam le dijo dándole una ojeada a todo.
—Enserio, creí haberla visto.
—No digas esas cosas, ella no sabe que estas aquí —Dereck dijo muy sereno.
—No, ella ahora mismo debe estar en su casa durmiendo.
—¿Y si se escapó? —bromeo Isaac.
—Su papá es muy estricto, tiene algo de seguridad y si sale suena en todo el vecindario.
Sí, no voy a mentir sobre eso, el señor Oviedo es muy estricto a la hora de que sus hijos estén en casa temprano, cuando se asegura de que todos estén en su habitación antes de las nueve pone la alarma de seguridad, si alguien toca alguna puerta para salir de casa, alguien recibe un castigo. Y ese es su fin.
El señor Oviedo es muy sobreprotector.
—Damián, tu chica no está aquí. —dijo Liam.
—Si te hace sentir mejor llámala o escríbele —le dijo Dereck encogiéndose de hombros.
—Si la llamo va escuchar toda esta bulla, le voy a escribir.
Nos miramos con Gissell rápido, ella saco su celular y en cuestión de segundos el celular vibro dando a entender que un mensaje llego.
¿Qué haces? Decía el mensaje.
Gissell se tardó unos segundos para contestar.
Voy a dormir ¿Qué haces? Le respondió.
Ahora mismo pensando en ti.
Gissell sonrió y le hice señas que este no es momento para tener mensajitos románticos con su novio, cuando era obvio que teníamos un problema más grande: salir de aquí.
Tienes un excelente pensamiento ahora mismo.
Todos los días.
Buenas noches, amor.
Buenas noches, amor.
—¿Qué te dijo? —pregunto Liam.
—Está en su casa.
—Bien, ahora vámonos en diez minutos es el turno de Dereck —Isaac les recordó.
¿Es el turno de Dereck? Él también participa en estas carreras.
Ellos asintieron y caminaron juntos y los muy odiosos se ganaron la mirada de muchas chicas.
Respiramos con Gissell más tranquilas y menos despreocupadas.
—Pensé que si me llamaría —dijo Gissell —Brithany, ya vimos lo que hacen, hay que irnos.
—Sí, estoy de acuerdo, hay que irnos.
La carpa se abrió y nos sobresaltamos cuando vimos a un señor algo aburrido y cansado, vestía algo tenebroso de negro y unas gafas de sol guindando en su camisa. Él también parecía confundido.
—¿Ustedes qué? —dijo él, confundido.
—¿Qué de qué? —dije.
—¿Qué hacen aquí?
—Buscábamos el baño, este no es el baño. Vámonos, Gissell.
—Aquí no hay baño, si quieren hacer algo tiene que ir al mar y quitarse la ropa, hay liberan todo.
—Iug, señor, tenga un poco de amor al medio ambiente, estamos muy contaminados por nuestra propia culpa, no haremos eso. Hay que cuidar el planeta, lo que tienen que hacer es cancelar estas carreras, ese humo también contamina, y solo para aclarar, el fin de mundo se acerca, arrepiéntase, no contamine el planeta —aclaro Gissell, molesta.
El señor está muy confundido y algo desorientado.
—Vámonos, estoy segura que le llego el mensaje —le jale el brazo para salir.
—¿Oíste lo que dijo? Dijo que teníamos que quitarnos la ropa e ir a mear al mar ¿Qué clase de psicópata es? Yo cuido el medio ambiente, para que venga alguien y diga tremenda burrada.
—Gissell, vámonos.
—Estoy tan furiosa, ese señor termino de arruinar más la noche.
Ignore como Gissell decía muchas groserías mientras caminábamos entre el mar de gente. Gissell es alguien que cuida todo el planeta, y si por ella fuera reuniría muchas personas para ir a sembrar árboles y darles comida a los animales de la calle.
Y ella ya lo ha hechos, Damián y yo tuvimos que ir. Gissell jamás había llorado de la felicidad como lo hizo ese día.
—... señor irrespetuoso —bufo Gissell.
—Gissell, ya pasó, deja de maldecir al pobre señor, quedo muy asustado.
—Y yo muy ofendida.
Agradecimos haber llegado a la salida de la playa, al lugar donde bajamos del taxi, pero aun así se miraba que dos autos estaban en la calle, sabía que en uno de ellos estaba Dereck. No pude seguir caminando, quedé parada viendo como sonaban los motores.
Sentí miedo por lo que él está haciendo, su mamá no sabe nada. Ella está muy preocupada y él aquí jugando a las carreritas de autos.
No pude negar que me molesta lo que hace, porque ahora mismo estoy viendo como ambos autos aceleraron haciendo que el humo se revolviera con la arena.
—Brithany —dijo Gissell —, hay un taxi disponible, hay que irnos.
Asentí alejándome del lugar, el viento hacia que mi cabello castaño se levantará haciendo que caerá en mi rostro, en ese momento odie haberlo traído suelto.
Cuando subimos al taxi sentimos un alivio al saber que nos estábamos alejando de esa playa, ninguna menciono nada de lo que acabamos de ver, íbamos en nuestro mundo.
Gissell traía su mirada baja, mientras jugaba con sus dedos y su cabello largo y negro le cubría la cara, ella está muy confundida, preocupada y está pensativa.
—Mi mamá me está llamando —dijo Gissell sacando su celular.
—Mi papá también —dije viendo la pantalla de mi celular.
—¿Quién contesta primero?
—Contesta y dile que vas para allá
Ella asintió y llevo su celular hasta su oído.
—¿Sí? —contesto —ya voy para la casa, si estoy abrigada, bien, ya llego.
Colgó la llamada.
—Tu turno —dijo ella.
Tuve que buscar el registro de llamada y devolver la llamada porque papá me había colgado.
—¿Dónde estás? —fue lo primero que dijo.
—Voy para la casa.
—Vas a dormir afuera si no llegas en veinte minutos.
—¿Que? ¿por qué?
—Porque te pasaste a la hora que te dije.
—¿Por qué? Apuesto que dejaras entrar a Dereck.
—Karina se encarga de él, yo me encargo de ti, y quiero que te apures.
Colgó la llamada.
—Tu papá está molesto, hasta aquí pude escuchar lo molesto que esta.
—Ese si es mi papá, no el amable que ha sido estos últimos días, se me hacía raro que no me dijera algo.
Y es verdad, papá puede ser muy amable, pero también tiene un carácter y ahora mismo estaba haciéndome extraño que no me haya dicho algo con su temperamento fuerte.
Papá no es alguien tolerable, ni menos paciente, odia esperar, odia la impuntualidad, odia que lo desobedezcan.
No quiero grosera porque es mi padre, pero estoy segura que sus vendedores lo odian por ser tan autoritario.
Agradecimos que no haya habido tanto trafico porque pudimos llegar a nuestras casas muy rápido. Cuando entré a la casa lo primero que vi fue a mi papá con su laptop sobre una mesa, él tenía el teléfono de casa en su oreja.
—Ya llegue —dije.
Ya te vio Brithany, no era necesario que dijeras eso.
—Estaba marcando a la casa de los Oviedo para preguntar por ti —dijo, dejo el teléfono en su lugar.
—No era necesario dije que ya venía.
—Faltan cuatro minutos para que sean las diez, te di permiso hasta las nueve.
—Me disculpo, hare la cena mañana.
Siempre tengo un pretexto muy humillante para cuando hago algo que a papá no le gusta y siempre trato de disculparme. Pero honestamente hacer la cena no es algo que me moleste, toda mi vida hemos sido papá y yo. Yo era quien se encargaba de la comida en la casa.
Pero ahora estaba Karina desde que ella llego a casa, ella se encarga de todo lo de la cocina, no me incomoda, pero es algo raro, siempre le digo si puedo ayudarle o algo, pero ella solo dice que está bien, así que siempre le ayudo a servir los platos.
—Le ayudare a Karina mañana —aclaré.
—Ve a tu habitación.
No lo pensé dos veces cuando subí las escaleras. Entre a mi habitación y de inmediato me coloque mi pijama. Escuche el auto de alguien estacionarse fuera de la casa y me asome por la ventana.
Dereck había llegado, él no sabía que yo lo estaba viendo, pero Dereck coloco su chaqueta negra muy bien y ¿por qué rayos tiene un perfumen en su auto?, él empezó a echarse el perfumen, arreglo su cabello negro y decidió entrar a la casa.
Me metí bajo mis cobijas, encendí mi laptop y coloque mis auriculares, tampoco quiero que él sospeche que lo seguí hasta una playa o que lo estaba viendo por la ventana. Puse la primera canción que me apareció Avalanche de Cristian French.
Y fruncí mi ceño cuando lo mire entrar a mi habitación, quite mis auriculares, me senté rápido cuando lo vi sentarse en mi cama como si fuera suya, le dio vuelta a mi laptop para ver lo que estaba reproduciéndose.
—¿Qué haces? —dijo serio poniendo la laptop como la tenía.
—¿Por qué entras así? ¿Te equivocaste de habitación? —dije, molesta.
—¿Dónde andabas?
—¿Te importa? —dije, recordando la primer conversación que tuvimos.
—No es obvio.
—Bueno, realmente no quiero decirte, porque no te importa —me encogí de hombros orgullosa de mi respuesta.
Él no estaba muy contento que se diga, estaba serio, sus ojos azules tiraban un destello de odio hacia mí.
—Ya veo, la niñita salió resentida, te gusta jugar sucio.
—Solo con los chicos que me estresan.
Dereck me miro, una sonrisa estaba en su rostro y relamió sus labios, baje mi mirada a su cuello tenía un chupete, sabía que la chica con la que se besaba apasionadamente se lo hizo, al igual su labio tenía una mordida recién hecha.
—Pues te jodes, es lo que hay.
Quise tirarle una almohada en la cara, él no tiene derecho de usar mis frases contra mí misma.
Eso hiciste tú, querida.
Pero son cosas diferentes.
Dereck se levantó de la cama y le dio una ojeada a mi habitación e hizo una mueca de desagrado.
—¿Se te perdió algo? —dije.
—Creo que a tu habitación le falta algo, pero no sé qué.
—Sí, le hace falta que te vayas y me dejes sola.
Me miro mal, pero parece que entendió porque se empezó a alejar.
—Ah, por cierto —dije, él detuvo su paso —, tienes un chupete que se te ve a millones de kilómetros en tu cuello, y sin mencionar que andas el labio mordido. Eso es todo, largo.
Me acosté y volví a colocar mis auriculares.
Mire como Dereck paso su mano por su cuello, parece molesto porque salió de la habitación.
Suspire viendo el techo recordando todo lo que paso esta noche.
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