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Capítulo 47

LIAM

—No me salgas con eso Liam, sabes mejor que nadie porque lo hice.

—A la mierda con tus sabes porque lo hice. —dije, molesto.

—No me hables así, soy tu padre.

— ¿Mi padre? Vaya padre que resultaste, te dije que yo iba a decidir.

—Lo hiciste, pero eso que decidiste a mí no me beneficia en nada.

—Es que me tiene que beneficiar a mí no a ti. Tú ya estás en lo que estas.

Mi padre me miro con sus ojos azules profundos llenos de ira.

—Nunca te pido nada y aun así logras decepcionarme.

Trate de no explotar al escuchar las palabras filosas de mi padre.

Levante mi mirada demostrándole a Luis Reinhart que sus palabras no me afectan.

Sé cómo odia que nunca le demostremos temor, y veo como se debate en querer golpearme o seguir discutiendo verbalmente conmigo.

— ¿Quieres que me ponga a llorar? —mi voz se escuchó firme.

Definitivamente papá me golpearía.

Mire fijamente los ojos de papá y puedo ver mi reflejo en ellos, puedo ver como él me ha hecho así. Creo que hasta se cumplió su deseo, que sus tres y únicos hijos sigan sus pasos.

—Eres un jodido cagadal, Liam, sabes muy bien lo único que te pido y me desobedeces, como siempre lo haces. Me harta tu manera tan infantil de comportarte, vas a crecer, tienes que madurar, agarrarte bien los pantalones y crear tu familia ¿Crees que armando computadoras llegaras a ser grande como lo soy?

Me encojó de hombros, dándole a entender lo despreocupado que estoy. Pero por dentro me hierve la sangre de lo molesto que estoy.

—Que decepción me das, Liam.

—Vaya, lo siento papá, porque criaste a un mocoso infantil que no sabe que quiere para un futuro en el que estará más jodido de lo que está ahora.

—No he dicho que me decepciona criarte, tampoco de que seas mi hijo, me decepciona las patéticas excusas que pones para no hacer nada que te beneficia a ti.

—¿Beneficiarme a mí? Papá, lo único que quieres son más billetes ¿Quieres que te pase algunos millones para que te limpies las lágrimas?

—Cállate, Liam. A mí no me hables así, deja esa arrogancia

Me volví a quedar callado. Porque si no lo hacía estaba seguro de que le diría algo que haría que perdiera mi pellejo.

Soy un idiota impulsivo que habla antes de pensar las cosas, por eso la he cagado tantas veces con las personas que quiero cerca y yo mismo provoco alejarlas.

Todos lo saben e incluso me odian por eso.

—Está decidido, Liam. —mi papá se sentó en la silla.

Yo seguí en la misma posición. Parado, con mis brazos cruzados, solo que ahora me recosté en la pared.

El despacho de papá era demasiado aburrido e insípido. Paredes azules tan pálidas y aburridas como su vida, libreros que eran adornados por libros sobre empresas, filosofía, números, negocios entre otros temas más aburridos. Esta habitación era demasiado vacía e insípida.

La puerta se abrió.

Los tacones de mamá chocando con la cerámica hicieron que mi papá no le quitara la mirada de encima. Papá le dio un sorbo a su Wiski y detallo a mamá cuando se puso enfrente del escritorio.

— ¿Qué son esos gritos? —mamá se escuchaba preocupada —Vengo llegando y lo primero que escucho son gritos ¿Qué pasa?

—Dile papá ¿O no le has dicho todavía? —sonreí.

—No es como si te estuviera mandando a otro planeta, Liam, compórtate.

— ¿Qué hiciste? —mi mamá se cruzó de brazos y miro a papá —Luis —la voz de mamá sonaba preocupada y amenazante.

Mi papá le dio un último sorbo a su wiski.

—Solo le ayude, pero el niño aquí presente hace un tormento en un vaso de agua. —contesto papá lo más tranquilo.

—No entiendo que está pasando.

—No es la gran cosa, pero papá me inscribió a una universidad prestigiosa, donde tengo que sacar una excelente calificación para aprobar y estudiar una jodida carrera que no quiero.

— ¿Cuál?

—Economía. —respondí.

—Es pero que te haya mandado a un campo militar y mira que tampoco es una mala opción.

—No te atreverías. —mi voz se escuchó divertida y burlona.

—No me retes, sabes muy bien que tengo el valor de enviarte desde ahora si quisiera. Solo es de que truene los dedos y tú ya estarías estas allá.

— ¿Economía? —mamá suspiro, negó con su cabeza mientras miraba a papá —Sabes bien como Liam odia los números.

—Al final me lo agradecerás. —papá se levantó de su silla, rodeando el escritorio colocándose al lado de mamá.

—Hablamos de esto, Luis — mamá miro a papá —Dijiste que ibas a dejarlo a él.

—La carrera que eligió no aportara nada a su futuro. Ingeniería en sistemas. ¿En qué te puede ayudar eso?

—No lo sé, tal vez en jaquear tus hoteles y dejarlos sin luz el día que el gobernador este hospedado en uno de tus hoteles de cinco estrellas. —sonreí.

—No haremos que haya un problema que me cause dolores de cabeza, está decidido, Liam. Estudiaras economía, luego de que te gradúes de esa carrera puedes seguir estudiando y sacar lo que quieres.

—Se escucha tan fácil, pero no. Estudiare la carrera de economía, pero no quiero que me exijas que mejore mis calificaciones porque sabes que no soy bueno con los numero ni manejar cuentas de mierdas que no me importan.

—Deja tanto drama solo por unos años de estudios, por Dios. —papá cruzo sus brazos.

—Años de estudios en los cuales no pondré de mi parte.

—Eso lo veremos.

—Liam. —dijo mamá —Quiero hablar contigo.

—Tengo que irme. —dije

— ¿Dónde vas?

—Me toca ser voluntariado con los del club de teatro.

—Bien, cuando vengas me buscas. Tenemos que hablar.

Mamá se miraba molesta. Camino hasta sentarse en la silla enfrente del escritorio de papá, cruzo sus piernas y supe de inmediato que mis padres tendrían una conversación larga e interesante.

Así que salí del despacho cerrando la puerta y caminando por la casa hasta llegar a mi habitación.

Me acerque al lado de mi cama donde deje mi celular cargando.

Yo ya estaba listo para irme a ese ridículo voluntariado donde estaría ayudando. Dudo mucho que ayude en algo, seré honesto al decir que voy porque quiero ser un samaritano.

A la mierda eso, iba porque ver a Brithany, ella era la única razón que me hizo aceptar estar ahí.

Ella, solo ella.

Sé el gran problema que soy para ella, la he cagado en aumento cada momento que teníamos la oportunidad, pero por primera vez estaba seguro de que ya no quería arruinarlo más.

Y por primera vez estoy aceptado lo jodido que me tiene, el poder que ella tiene en mí, y no me importa ser destrozado por ella, sería un privilegio que me destroce a su antojo.

Y tiene razón de estar molesta conmigo. Porque actúe como si quiera estar con ella y luego nada. 

Y no me importa nada en todo el mundo que se atraviese en mi camino y que me haga llegar hacia ella, la quería para mí, quería estar a su lado, porque es ella, siempre ha sido ella. Y que se vaya a un lado todo mi orgullo y arrogancia, porque lo haría, no me importa si tengo que esperar horas, días, semanas o incluso otros cuatro meses para que ella vea que solo quiero tenerla cerca. Ya no la dejaría ir así de fácil.

Ella fue mi perdición, toda ella me hizo caer, pero es que tenía el control de volverme loco. Ella era la única chica que logro que mi corazón palpitara tan rápido con tan solo pensarla. Era perfecta.

Y odiaba esto, odiaba que ella haya entrado a mi mente y me causara este sentimiento en el que la mirara como si ella fuera un farol y yo solo siguiera esa luz. Odiaba que pudiera tener ese poder, pero me gustaba que haya sido la primera en provocarlo.

Y fue ahí donde acepte lo muy enamorado que estaba de ella. Y se lo diría, le diría a Brithany Morrison que me gustaba, pero no era más que una atracción física, era más una atracción mental en la que hacía arder mi cuerpo y acelerar mi corazón.

Dos toques en la puerta de mi habitación me hicieron salir de mi mente.

— ¿Puedo? —mire a mamá asomarse en la puerta.

Asentí lentamente mientras ella cerraba la puerta y caminaba con la paciencia que la caracterizaba.

— ¿A qué hora te vas? ¿Nos da tiempo de hablar ahora?

—A las cinco.

Mamá levanto su mano para ver la hora en su reloj de mano.

—Tenemos veinte minutos, Liam.

Mi mamá se sentó a mi lado sobre la cama, así que decidí poner atención en lo que diría.

—¿Por qué has estado enojado últimamente? —lanzo la pregunta.

—No estoy enojado.

—Si lo estas, puedes engañar a tu padre, tus hermanos o incluso a las chicas, pero a mí no, soy tu madre y te conozco mejor que nadie.

—No es enojo, mamá, es decepción.

—No te sientas decepcionado de nada, no has hecho nada malo.

—Si lo he hecho, decepciono a todos, a papá más que todo. No es que me importe llenarlo de orgullo, pero es tedioso estar escuchándolo decirme que soy una decepción para él.

—He hablado con tu padre.

—De que te sirve que hables cuándo nunca va a aceptar sus errores.

—No quiero que se repita la misma historia contigo. Leo estudio administración de empresas porque tu papá lo eligió, con Louis fue igual, él más que nadie odio la idea de estudiar contaduría y finanzas, ahora tú, estudiando economía.

—Mándalo a terapia. —me encogí de hombros.

Mamá sonrió.

—Estudiare economía —dije —Le daré ese gusto, que vea que no soy tan imbécil con él, que vea que le hago caso en algo.

—No quiero que estudies algo que no quieres. Acabo de hablar con tu papá y dijo que eligieras la carrera que quieras.

—Porque sabe que no lo hare. Apuesto que te dijoː Que haga lo que quiera entonces.

Ella no contesto.

—Estoy bien, mamá.

Yo me levante al igual que mamá, ella quedo enfrente de mí se lanzó encima de mí para abrazarme. Dude unos segundos porque ella no es de mostrar afecto, pero la abrace.

—Liam, eres mi hijo, y siempre quiero verte feliz. Quiero que confíes en mí, un acto de amor es la confianza.

No respondí nada, y esperé que mamá se alejara.

—¿Estás seguro de que estudiaras lo que tu papá dice?

—Sí, le daré el gusto que diga por mí eres lo que eres.

—Ya fue suficiente, Liam, si llegas a ser una persona profesional será por ti mismo y tu esfuerzo. No por alguien que te obligo a ser algo.

—Entiendo.

—Esta conversación aun no acaba.

Mamá me beso la mejilla, me sonrió.

—Ten cuidado donde vayas.

Espere que saliera de la habitación. Volví agarrar mi celular y me di cuenta de que ya eran las cinco de la tarde

Dudé de no ir porque ya no quería, pero pensé en Brithany estando sola ayudando y sonriendo como siempre lo hace, de una manera genuina. Sé lo despistada que es para darse cuenta de que yo ya estaba atraído hacia ella desde el momento en que dejo esa nota.

Esa fue una de las últimas notas que dejo. Esa fue la nota que me hizo ir a buscarla.

Pero lo que ella no sabía era que yo ya la había encontrado.

Lo que ella no sabía era que ya la había descubierto dos semanas antes de haberle hablado.  Pude haber ido el mismo día que la descubrí dejándome la nota en el casillero y decirleː Sé que eres la chica de las notas.

Pero espere que siguiera con sus notas anónimas, quería seguir teniendo esa atención de ella, así que espere, hasta que me decidí en averiguar quién era ella, quería saber que escondía detrás de tanto anonimato que daba.

Y tal vez, solo tal vez, ahora mismo yo también sentía lo mismo que ella. Lo mismo que decía la nota.

Salí de mi habitación, bajando las escaleras. Mire a mi papá hablando con mamá sentados en el sillón de la sala. Me despedí diciendoː Ya me voy. Mama me dijo que tuviera cuidado, papá solo asintió.

—No me jodas, prófugo del ácido fólico. —escuche a Louis.

—Estoy seguro de que ni siquiera sabes que significa lo que dijiste. —Leo se burló.

—Claro que entiendo lo que dije.

—Te creo.

—Oye, Liam —me llamo Louis — ¿Tienes planes esta noche?

—Algo así. —conteste acercándome a ellos.

—A la mierda eso, cancela todo, tu hermano aquí presente tocara en un festival de música electrónica.

—Mierda ¿hablas en serio? —dije.

—Muy enserio, por primera vez hablo enserio. ¿Iras Leo? Te conté mi secreto más oscuro porque escuchaste mi llamada, pero evita hacerme llamar la atención. Sabes a lo que me refiero.

—Jodete, Louis.

—Ignorare eso. Quiero que veas que se siente estar en un desfile donde estarás en segundo lugar.

—Jodete, Louis.

—¿A qué hora es? —pregunte.

—A las siete puedes estar allá, irán varios Dj reconocidos y no tan reconocidos, todos tocarán una hora. El festival empezó desde las dos de la tarde, pero mi espectáculo empieza a las siete u ocho.

—Bien, mándame la dirección por mensaje y veré si puedo llegar.

—¿Cómo que si puedo llegar? Tienes que llegar, bastardo mandilón. Lleva a tu chica.

—Mi chica, claro.

—O llega solo, no sé, pero tienes que estar ahí.

—Bien, bien.

—Me iré contigo. —Leo guardo su celular —tengo la noche libre.

—Bien. Liam tienes que llegar allá.

—Llegare, tarde, temprano, pero llegare.

—Te romperé la cara si no vas.

—No me amenaces, pelo de elote.

—No me retes, bastardo mandilón.

—Cállense, Louis, llevare a mi novia. —informo Leo.

—Por fin conoceremos a tu misterio más grande, eh. Dile que tiene permitido llevar a una amiga para que me la presente.

—No soy tu mandadero.

Volví a mirar la hora.

—Los dejo —informe —. Mándame la dirección, por cierto, papá y mamá están adentro.

Ambos quedaron en silencio.

Me burle porque a ellos también se les hace complicada relación que hay entre papá.

Subí a mi auto y decidí poner la radio, la música de Chase Atlatic me inundo, así que decidí darle marcha al auto para ir a la tediosa actividad en la que me tocaba ayudar.





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