Liam Reinhart.
Estrelle mi puño en el saco de boxeo, deleitando el agudo dolor que sacudió mi brazo. Mis músculos ardían y el sudor estaba deslizándose desde mi frente hasta llegar a mi cuello. Mis ojos nublaban mi visión, pero en ningún momento me detuve. Hago esto cuando estoy enojado, me gusta sentir como sufro al ver algo que yo mismo provoque.
Este es el único lugar donde puedo desatar mi ira. Este pequeño gimnasio instalado en mi casa se ha vuelto mi santuario.
Cuando termine de golpear el saco mi cuerpo se tensó porque estaba hecho un desastre de dolores y sudor. Me seque el sudor de la cara y tome un trago de agua. Había herido sus sentimientos una vez más, había jodido a Brithany una vez más. Y necesitaba alejarme de ella por su bien.
Pero me fue imposible, me odié por esos minutos en los que vi sus ojos cafés verdosos, esos que irradiaban molestia. Tenía planeado algo sencillo, discúlpame o hacer una mierda de esas, pero todo salió mal, fue un completo desastre y necesitaba liberarme de esa ira que me inundo.
—¿Terminaste de superar tu frustración? —dijo secamente Louis, mi hermano.
Ni siquiera lo mire, volví a darle un trago a mi botella con agua y me aleje del saco de boxeo para girarme lentamente y centrar mi mirada a la de Louis.
Tenía una sonrisa de suficiencia, sus ojos azules muy fijos en mí, sus brazos cruzados, mientras su hombro estaba recostado en la pared. Arquee una ceja sorprendido cuando vi que un tatuaje adornaba en su brazo derecho, una rosa con espinas con color negro. Andaba una pinta de acabar de follar, su cabello rubio estaba hecho un desastre y su playera estaba arrugada.
No hay que ser adivino para darse cuenta de lo que acaba de hacer, tomando en cuenta que ayer no se quedó en casa.
—¿Cuándo te tatuaste? —pregunte.
—Ayer, estaba borracho.
—No me sorprende —dije, sin importancia.
—Dime que se ve bien.
—Se bien.
—Gracias —dijo, acercándose —. Creo que tienes problemas personales con Mickey.
Louis es algo extraño, tenía la costumbre de ponerle nombre de caricaturas a las cosas que hay aquí.
Louis entrenaba con maniquíes, Krav Maga, ese es su pasatiempo. Me había explicado una que otra cosa, pero siento honesto me valió una mierda e ignore todo lo que dijo.
Y como decía, Louis le pone nombre a todos los maniquís y entrena con ellos como si fueran personas reales, porque siempre los insulta mientras los golpea.
—Te fuiste de pinta —dije, viendo a Louis acercarse.
—Algo así ¿Me extrañaste? A la próxima te llevo.
—Naw, después parezco tu niñera.
—Es que tú no socializas con las personas.
—Mamá estaba llamándote y no contestaste, Leo pensó que te habían llevado a una posta de policías y te sacarían en veinticuatro horas, papá dijo que llegarías. —confesé.
—Leo es tan exagerado, él es más activo en sus salidas no formales y nadie le dice nada, yo también tengo una vida social muy activa, soy el alma de las fiestas, tengo una chica que tiene necesidades.
Una parte de Louis tiene razón, Leo siendo el mayor entra y sale a la hora que quiera, nadie le dice nada, nadie se preocupa, él con un mensaje lo resuelve todo.
Leo tiene un carácter muy frio, es calculador, serio, distante y demandante. Tiene un porte de dominar todo el inframundo si quisiera, la mirada azulada de Leo puede causar terror cuando no hacen lo que él quiere.
Y Leo puede ser muy vengativo cuando hacen lo que él no quiere. Lo digo porque tengo experiencia en eso.
Una vez le pago a alguien para romper mi auto, solo porque por accidente deje caer su celular a la piscina. Él es de esas personas que no quisieras toparte como jefe.
Louis es lo contrario, divertido, fiestero, poco le importa la gente, es tan desinteresado en todo, muy mujeriego, ha tenido muchas novias, termina con ellas a la semana con el pretexto de: no eres tú, soy yo.
Louis no es vengativo, pero si es peleonero, puede llegar a meterse en peleas callejeras sin saber con quiénes y sin importarle el problema que venga.
Mi celular sonó, este estaba encima de la pequeña mesa, lo mire debatiéndome si en ir a ver si Damián había sido amable en decirle a Gissell que me pasara el número de Brithany, o quedarme parado viendo como Louis decía algo que estaba ignorando.
Seré honesto, si quiero ver quien había escrito. Pensé en Dereck para conseguir el número de Brithany con mas facilidad, pero eso sería una muerte segura por ser un imbécil.
Dereck si tiene pinta de ser ese típico hermano sobreprotector, había hecho una broma para ver su reacción mencionando a Brithany, él sin duda dijo: no la molestes. Capté su reacción rápido, supe que él sabía lo que pasaba entre nosotros. Si es que pasa algo.
Gruñí molesto cuando sentí el puñetazo de Louis en mi abdomen.
Mierda, eso me pasa por hacer que mis pensamientos se desviaran en...
Otro puñetazo.
Me reincorpore rápido para defenderme y golpearlo. Louis siempre hace eso cuando sabe que yo no lo estoy escuchando e ignoro su presencia hundiéndome en mis pensamientos. Porque quien sabe que es lo que estaba diciendo.
Soy muy distraído en las cosas que me aburren o que no me importan para ser más sincero.
Pero el puñetazo fue algo que no me molesto, todos los hermanos se demuestran cariño de diferente manera. Los hermanos Reinhart demostramos nuestros amor golpeándonos.
Nos golpeamos mientras sentía como mi cuerpo se empezaba a inundar de dolor, he estado toda la tarde aquí y es normal que me sienta cansado, porque ahora mismo siento mi cuerpo pesado y siendo mis extremidades débiles.
Nos separamos y mire como de la frente de Louis empezaban bajar pequeñas gotas de sudor.
—Has mejorado, podrías vencerme si no fueras tan distraído. —Louis me dio una palma en el hombros.
—Vete a la mierda, podría vencerte si quisiera.
Estaba a punto de demostrarle que podía dejarlo molido a golpes, pero siendo honesto una parte de mí le gusta el hecho de que no soy el mejor. Siempre me doy una meta, meta que me gusta cumplir y que ganaría, porque siempre lo hacía.
—Hasta en la mierda te gano —dijo, riendo.
—Claro, mechas de elote —le dije.
La risa de Louis hizo eco por todo el lugar.
—Salgamos de aquí, bastardo mandilón.
Las personas pueden llegar a amar u odiar a Louis, por el simple hecho de agarrar confianza en segundos, puede llegar a ser muy creativo con los apodos que pone, en mi opinión todos son horribles, o al menos los que me ha puesto a mí. Porque han sido demasiados.
Me hizo señas para salir, agarre mi botella con agua, mi playera, celular y toalla para salir detrás de él. Empecé a secar nuevamente el sudor de mi cara mientras caminábamos hasta llegar a la sala donde nos sorprendimos cuando vimos a Leo.
Él casi nunca pasa en casa de día, Louis dice que sospecha que podría ser un vampiro, nunca lo vemos de día, pero de noche está en todos lados.
—¿Terminaron de jugar? —dijo, tirando ese destello de: tengo a todos en la palma de mi mano —
—Primero que nada, buenos días.
—¿Qué tienen de bueno los días?
—Como sea, teníamos ganas de jugar contigo, así te diviertes un rato y dejas de ser tan amargado, pejelagarto —se acercó Louis. Leo lo miro mal.
Me coloque mi playera nuevamente mientras miraba como Leo cerraba su laptop, miro el brazo tatuado de Louis, no dijo nada, no se vio una expresión clara.
—Si me estas corriendo mejor me voy —dijo Leo.
—¿Te aburriste de estar en tu cueva?
—Sí, ahí no había un imbécil a quien golpear.
—Aquí esta Liam para servirte como sacó de boxeo.
—No ofendas, a mí no me metan en sus problemas —aclare.
—Ya tuve mi momento con Liam, es tu turno.
Leo es más de boxeo, practicamos cuando nos vemos y sin problemas. Louis es más aburrido en eso, no le gusta entrenar con Leo, siempre terminan enojados porque ambos son unos tramposos.
—¿Quién ganó? —preguntó Louis —Apuesto los números de tres modelos sexys que conseguí que terminaron enojados.
—Para nada, quedamos felices cuando destruimos ¿Cómo se llama? —me miró Leo.
—Snoppy —informé.
—Sí, ese maniquí, quedó en la basura.
—¿Qué hicieron qué? Bastardos..
—Oye, Leo —dije de repente —¿Me prestas dinero? —él me miro con una ceja arqueada, Louis se empezó a reír burlonamente.
Cabrones.
El hecho que tenga una familia adinerada no quiere decir que yo si tengo el dinero que quiero. Aquí el dinero lo tiene el que trabaja, es la regla de que papá me ha puesto, he gastado demasiado dinero para ser más exacto una tarjeta de crédito, y según mi papá ese mi castigo.
Mamá si me lo daría sin pensarlo dos veces, pero le he pedido demasiado a ella. Y ahora desde que sabe que gaste mucho dinero me pregunta para que lo quiero.
Louis, él no me parece la mejor opción, todo el dinero de él está dispuesto a hacer desperdiciado en sus fiestas, salidas con amigos y sus cosas.
Leo siendo el más sensato, serio y responsable es el único que podría prestarme.
—¿Cuándo pagarías? —pregunto desatando el nudo de su corbata.
—Pronto —conteste.
—Ya dijo que nunca —dijo Louis.
—¿Se puede saber para que necesitas dinero ahora?
Mierda, la pregunta que no quería contestar, razón por la que evite pedirle el dinero a mamá.
La cosa es fácil, hice una apuesta que perdí.
Eso me pasa por querer jugar con un estafador como Damián. Ese idiota aposto que Isaac y Dereck terminarían liándose con esas chicas, jure por toda mi colección de videojuegos que eso no iba a pasar, desgraciadamente si paso.
—Cosas. —dije.
—¿Qué cosas?
—Mierda, la cabeza me va explotar —interrumpió Louis —, tengo hambre ¿Me dejaron cena?
—Son las cuatro de tarde —dije, viendo a Louis entrar a la cocina.
—¿Me dejaron almuerzo?
—No, porque eres adoptado —dijo Leo — ¿Para qué quieres el dinero? —volvió a centrar su mirada en mí.
—Joder con eso, que no soy adoptado, me hice una prueba de ADT.
—ADN —aclare.
—Eso también.
—Por eso no tienes novia ni amigos. —informo Leo dándole un sorbo a lo que sea que esté tomando.
—Si tengo amigos, y tengo a la chica que quiero cuando quiera. Pero viéndolo bien si tengo novia, ¿o tenia? ¿Dejar a una chica sola en una habitación después de una noche de pasión es señal de que terminará conmigo?
—Más claro no puede ser —dije.
—Esos chicos universitarios que solo en fiestas pasan, en mi opinión no cuentan como amigos, son unos desobligados, incluyéndote. —le aclaro Leo.
—Al menos tengo mejores gustos en amistades.
—Claro.
Y aquí vamos, señal de que van a empezar una discusión innecesaria.
—Estoy seguro que podría ir a bañarme, volver y ustedes seguirían discutiendo —dije, sabiendo que me ignorarían.
—Leo, apestas a rechazo. —le dijo Louis.
—Y tú a no bañarte desde ayer, al menos se discreto cuando te vayas a follar a alguien.
—Aun así, las chicas recuerdan mi sensualidad, soy de esas personas que no te encuentras en la calle dos veces.
—Iré por un cuchillo para que se lo claven —dije — ¿Saben qué? Mejor yo me clavare el cuchillo, y si el cuchillo no me mata unas gotas de cloro lo harán.
—Ni empieces con tus rarezas
Rodé mis ojos desesperado, esto es lo mismo que pasa siempre, Leo se enoja, Louis responde, después terminan sentados viendo alguna película de terror que los hace reír, y yo, solo observo lo idiotas que pueden llegar a ser mis hermanos mayores.
Ignore a mis hermanos para ir a la cocina, abrí el refrigerado y saque una botella de refresco. Volví más tranquilo abriendo la botella mientras escuchaba como seguían discutiendo.
Si Leo no hace que Louis se callé el hocico de una vez tendré que unirme a su ridícula pelea para hacer que se enojen más haciendo que se vayan, pero eso no acabaría bien. Además no tengo ánimos para discutir por algo que no tiene sentido.
Leo parecía estresado, revolvió su cabello rubio demostrando su desespero e hizo lo que pensé que nunca haría. Golpeo a Louis.
Se te agradece, hermano.
A Louis claramente no le sorprendió, es algo normal que nos golpeemos cuando nos irritamos; es algo que nos hace ver como idiotas, sí, pero ya estamos acostumbrados.
Una de las reglas de los hermano Reinhart: Golpearnos si nos irritamos y que nadie se enoje. Los idiotas nos dicen.
Yo empecé a reír, me fue imposible no hacerlo. Louis me miro mal y Leo se relajó volviendo a sentarse y dándole un sorbo a su bebida como si nada hubiera pasado.
—¿Has terminado tus absurdas tonterías? —le dijo Leo.
—Escúchame, pejelagarto. Tendré tu sangre humana en mis manos, no hoy, ni mañana, ni pasado mañana, ni el día de gracias, ni navidad, tal vez el día del padre o en tu cumpleaños, quien sabe. Pero tendré tu sangre en mis manos, pejelagarto.
—Perra sensible. —le dijo Leo.
—Cabrón huele pedos.
—¿Ya se van a callar? —dije, irritado —Me tienes hasta los huevos.
—Hey, sin malas palabras, esta es una casa decente. —mire mal a Louis.
—Por cierto ¿En que estábamos? —un Leo más tranquilo pregunto.
—Compre unos zapatos bisexuales —Louis dijo observando su nuevo tatuaje.
—¿Qué compraste que? —pregunto Leo, confundido.
—Unos zapatos bisexuales, que son para hombre y mujer.
—Unisex, cerebro de cucaracha —dije.
—Yo que iba a saber.
—A perder el tiempo vas a la universidad —Leo lo miro negando con su cabeza —. Ahora sí ¿En que estábamos?
—En que me ibas a prestar el puto dinero —conteste, ya molesto.
—Que malcriado te has vuelto —dijo Louis acercándose a una silla al lado de Leo. Idiotas, se detestan, pero siguen ahí —. No le prestes el dinero Leo, hasta que aprenda a no decir malas palabras.
—Que te den —le dije.
—Ojala.
—¿Quieres más? Te follaste no sé a quién anoche y quieres seguir, deja que tu amigo descanse.
—Que puedo decir, tengo una vida sexual activa.
—Y no es necesario que andes divulgando tu vida erótica activa, perra sensible, no nos importa —dijo Leo.
—Como sea, fue bueno verles las caras de idiotas que se cargan. Iré a mi habitación a pensar la mejor venganza por el golpe que me diste, pejelagarto cabrón.
—Has lo que quieras de esas mierdas de venganzas, yo conozco el punto débil de ustedes, a mí nadie me gana en eso. Vete, vete, apestas a espermatozoides.
—Pejelagarto amargado ¿Todo bien con tu amigo allá abajo? —Louis lo miro divertido —Parece que necesitas, ya sabes, liberar tu frustración con una buena... ¿Cómo se dice, Liam?
—Una buena sacudida —dije.
—De esas que no lo van a dejar querer levantarse.
—Que le duela hasta el pelo.
—De todos lados.
—¿Terminaron o qué? —Leo nos miró con esas miradas de querer matarnos. —Enserio sueño en querer dejarlos varados en medio de la nada.
—Es bueno saber que sueñas con nosotros —le di un trago a mi refresco.
—Yo no sueño, yo quisiera soñar, ya me puse triste. Como sea, me voy a la mierda, quisiera seguir jodiéndoles la vida. Pero me iré —Louis empezó a caminar en dirección a las escaleras —. Leo, te conseguiré a alguien que te ayude con tus problemas, Liam, consíguete a cualquiera, todas te quieren.
—Ya tengo novia —bromee. Cosa que Leo y Louis no creyeron porque de inmediato rieron.
—Ajá, y una chica me asustó diciendo que estaba embarazada —dijo Louis.
—¿Qué dijiste? —Leo preguntó, confundido.
—Nada. —Louis decidió irse, ignorado lo que Leo le estaba diciendo.
Me tire en el sillón cansado por haber estado toda la tarde metido en ese gimnasio al que me gusta llamar mi santuario.
Y recordé mi celular, abrí los mensajes cuando miré el mensaje de Damián. Quise agradecerle por ser quien haya conseguido el número de Brithany.
Pero simplemente ignore las mil veces que me ha preguntado para que lo quiero, soy alguien muy discreto con mis mierdas, y puedo llegar a ser muy serio cuando quiero.
De inmediato le escribí a Brithany.
Estoy seguro que no me responderá, pero porque no cagarla más. Es algo que he estado haciendo muy bien estos últimos días, ya siento que es un talento que estoy explotando.
—¿Está bien esto? —levante mi mirada a Leo que me extendía el dinero. Lo tome.
—Creo que ajusta hasta para irme a dar una vuelta por la cuidad y todavía me sobraría —confesé. Leo me estaba dando mucho dinero.
—¿Es mucho?
—Sí, no le estas prestando dinero al presidente.
—¿No lo quieres? Te lo estaba regalando, bribón cascarrabias.
—Eh, entonces es perfecto, si tienes más dinero que te estorbe a mí haría mucha compañía.
—Solo no vuelvan a hacer fiestas sin permiso, al menos me hubieran avisado habría estado en esa fiesta. —dijo, agarrando su laptop y se retiro.
Revolví mi cabello rubio que estaba empapado de sudor y me recosté en el sillón, no quería moverme, se sentía bien relajar mis músculos, cerré mis ojos mientras respiraba lento y me calmaba. Mis piernas estiradas al igual que mis brazos, y mi mano sostenía mi celular.
Mi celular sonó y la curiosidad se apodero de mí, rápidamente lo desbloquee para ver lo que acaba de pasar. Sonreí viendo la notificación que había esperado por largos minutos.
Brithany Morrison.
La chica que odia que yo le hable. No es algo que me molesta, estoy consciente que puedo llegar a ser un imbécil con ella cuando sé que es lo que ella siente por mí. Pero cuando descubrí quien era la que me dejaba notas en mi casillero despertó en mí una curiosidad.
Curiosidad que ella ha hecho que quiera saber el porque ha hecho que yo me acerque.
Cuando descubrí la identidad de la chica de las notas mi propósito iba a ser divertirme, jugar con ella, y podría hacer que se humillara por mí. Cosa que estaba pasando con Brithany, pero todo se fue al carajo.
Cuando estaba seguro que ya no la quería detrás de mí, le dije cosas que sé que le dolieron. Brithany tuvo un cambio que hizo que ahora yo la buscara.
Y estoy furioso porque yo nunca he buscando o he tratado de arreglar algo con una chica, me molesta que Brithany pueda causar eso.
Entre al mensaje de ella y reí cuando su mensaje decía:
Disculpa ¿Te conozco?
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro