Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 8: Está bien

Limpio la barra del bar en el que trabajo mientras Alten está sentado en uno de los taburetes esperando a que termine mi turno. Ya hace unos días que me acompaña porque se preocupa por mi seguridad. Él solo me viene a buscar en el auto al terminar mi trabajo y llevarme a casa, pocas veces espera afuera donde de vez en cuando se duerme en el asiento, pues no es de entrar a estos lugares, pero ahora está sentado aquí y lo hace por mí.

—Por la casa —dije dándole una bebida con casi nulo alcohol, guiñando un ojo. Me sonrió y bebió sabiendo que el contenido no le afectaría.

Luego de eso pudimos irnos sin contratiempos ni demoras. Al entrar a la casa todo era silencio, incluso después de sentarnos en el sofá largo y yo recostando mi cabeza en él.

—¿Algo que quieras preguntarme? —besó mi cabeza luego de decirle eso.

—Los chicos de la obra dicen que hablaste en francés —asentí acomodándome a usar sus piernas de almohadas y ser mimada por sus manos en mi cabeza—. ¿La escuela te enseña eso?

—Sí, pero no aprendí por ellos, ya sabía el idioma —la curiosidad se desborda hasta por los poros—. Es mi idioma natal.

—¿Tú idioma natal?

—Sí, nací en Francia, mi madre era de allí y mi padre alemán, así que también sé hablarlo. Además de eso sé inglés, y aprendí español porque mi nana era latina, así que me enseñó.

—Tu acento no te delata, ni se nota —alcé los hombros restando importancia dado que soy más neutra al hablar.

—Viví hasta los cinco años en París, mi mamá era de clase humilde, tocaba en las plazas y calles con su guitarra y cantaba con su armoniosa voz —reí un poco sin despegar los labios—. Me enseñó su vocación. Mi padre vino de Alemania a quedarse un tiempo por negocios —suspiré desganada por mencionarlo—, enamoró a mi madre, se casaron y tuvieron a mi hermano Wotan primero, luego nací yo.

—¿Tienes un hermano mayor?

—Seis años mayor, él sacó el cabello castaño-rubio de papá y los ojos verdes de mamá, yo en cambio el cabello castaño oscuro de mi madre y los ojos de mi padre —resoplé con hastío, en verdad me molesta hablar de él, pero respiré profundo y continúe—: Viví otros seis años en Alemania cuando mi familia se mudó allí porque papá debía hacerse cargo de su empresa.

—¿Cuándo viajaste aquí?

—A los quince con Wotan. Un año después del fallecimiento de mamá, por ciertos giros del destino mi hermano se quedó con mi custodia cuando yo tenía catorce. Gracias al seguro de vida de nuestra madre y al dinero que nos dieron por compensación de nuestro padre, tuvimos el suficiente para venir a América y subsistir hasta que comenzamos a trabajar y hacer nuestra vida.

Alten
Bella parece triste, pero se muestra con una ligera sonrisa en sus labios. Cuando pregunté por su padre ella se removió un poco pidiendo no hablar de él, que hace tiempo que no sabe nada y que no le interesa.

—Comprendo, pasa algo parecido con mi familia —rasqué mi nuca recordando eso.

—¿Yo puedo preguntar por ello? —mantuvimos estáticas nuestras miradas unidas, en ese momento nos dimos cuenta que por alguna razón ninguno sabía nada de la familia del otro, jamás nos lo planteamos.

—Soy el menor de tres hermanas. Ellas son trillizas y algo diferentes. Una es toda una dama, otra más boba y la última…, algo así como una altanera. Mi madre es muy estricta en cuanto al comportamiento que no genere deshonra, y mi padre era un gran hombre que siempre estuvo conmigo.

—Estás hablando en pasado —asentí afligido con nostalgia—. Lamento eso, debió haber sido muy bueno.

—Lo fue, siempre me leía y compartía libros conmigo, por él obtuve mi gusto por la lectura.

—Eso explica porqué siempre andas en las nubes —despeiné su cabello a la vez que fingía mirarla mal, se quejó riendo.

Terminé rodeando su cuello con el brazo y estampar la boca en su cabeza con ternura.

Es algo curioso, cuando cumplí la mayoría de edad tomé una maleta que hace meses tenía preparada para salir de casa. No tenía nada excepto esa maleta, algunos libros y una cuenta bancaria con apenas una cuarta parte de todo lo que había dentro, porque mi mamá y hermanas básicamente despilfarraron la herencia que papá dejó para cada uno después de fallecer. Como menor era mi madre la albacea del caudal monetario, pero una vez cumplí los dieciocho me fui.

Sí, era acomodado solo por el dinero, pero me defendía en ámbitos del trabajo, pues para papá saber manejarme a pesar de tener dinero era la mejor herencia que podía dejar, y se lo agradezco, pues conmigo funcionó, también quiso que aprendiera a cocinar, pero eso fue un total desastre, no sé cómo lo hice, pero casi incendio toda la cocina.

Quisiste hacer algo con carne y ron como si fueras Gordon Ramsay después de ver un capítulo de MasterChef.

Bueno, se veía fácil.

A los nueve años y sin supervisión de un adulto todo parece fácil.

Sí, sí, ya entendí, nací negado para la cocina, gracias Pepe Grillo.

En fin, agradezco haber conocido a Bella porque no sólo por ella sigo vivo de no haber consumido cosas a diario como Maruchan o comida rápida, sino porque con ella no me veo obligado a comportarme como un muchacho de alta clase, serio y amargado con la vida que solo busca casarse con acuerdos arreglados. No, papá me dijo: Escribe para ti, que al final el único que sabrá toda la historia en el libro de tu vida, serás tú. ¿Qué quieres ser? ¿Un relato que complazca a los demás sobre tu propia esencia? ¿O tu obra maestra que se levante con verdadero orgullo?

Y por supuesto que todos quieren la historia de sus sueños. Por eso estoy aquí, en una casa mucho más pequeña y modesta, trabajando como empleado en una farmacia, viviendo junto a una chica que ni en miles de años mi madre aprobaría haberme enamorado, pero feliz porque soy yo quien escribe mi historia.

—Bella Bestia —mi miró sonriente con la neblina de sus ojos, bajé a su cuello succionando su piel.

—¡¿Qué carajos haces?! —espetó alejándose tapando la zona que tendrá una marca por algún tiempo.

—Me despeinaste hoy en la tarde, te lo advertí antes —gruñó empezando a empujarme con el pie a la vez que reía.

Podré no tener nada, no ser el príncipe que mi mamá quería que fuera, pero para mí eso está bien, porque tengo a la bestia que sin querer ni saber me raptó.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro