Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 6: Mi linda princesa

Alten
Las risas en la mesa afuera de la cafetería llenan nuestro espacio. Hace una semana que empezamos esto de los ensayos y las cosas van geniales. Tuve que ajustar un poco el tiempo para ir a trabajar por las tardes, pero el dueño es comprensible y sabe que soy responsable, así que me apoyó en esto. También dice que irá junto con su esposa, hermana y sobrina a ver la obra.

Por otro lado me encanta ver cómo Bella se relaciona con otras personas, por lo general solo está conmigo, cuando salimos andamos a nuestro rollo y ya, pero ahora está chismeando con Gabriela sobre las posibles parejas del teatro.

Ver su interacción es muy educativo, pues mientras que mi Bestia es toda oscuridad bebiendo café negro y comiendo comida picante, Gabriela es un arcoíris andante con su late y postres, sin embargo se llevan muy bien, pues nuestra compañera rubia de rulos cuál ricitos de oro y ojitos celestes no ha dejado de decir que el look de Bella es genial, admira su valentía por hacerse perforaciones.

—¿Y has pensado en estudiar actuación? —Pedro, el chico que interpreta a Gastón me dirigió la pregunta tomando su malteada de chocolate.

—No, la verdad, no creo que sea para eso.

—¡Pero si eres fantástico! —exclamó Gabriela mirándome con las manos en el rostro de Bella— ¿Verdad, Bella? —mi quería amiga asintió ¿apenada?— ¿Ves? Deberías estudiar con nosotros, sería genial tenerte en las obras. Tienes mucho talento.

Agradecí por el elogio. Puedo decir que confío en mí para eso, es verdad que me divierto, pero digamos que tengo otra ilusión que tiene que ver en cierta forma con narrar historias.

Al lado nuestro tenemos a otros dos compañeros, una pareja. La pelirroja de cabello corto y maquillaje oscuro llamada Emilia, está sentada sobre las piernas de Mario, un chico castaño y moreno que apuesto a que si estuvieran a solas ya se estarían comiendo más que con las miradas que se dan.
Ellos participan en la conversación y a la vez no, porque cada dos segundos se están dando piquitos cortos y otros largos.

Les gusta comer enfrente de los pobres.

—¿Y desde cuándo salen? —preguntó Emilia mirándome sonriente.

—No salimos —contesta Bella bebiendo su café—. Alten y yo somos amigos, vivimos juntos desde hace un par de años.

—¿En serio? —Mario está sorprendido, todos nos miran como si quisiéramos mentirles— Ustedes tienen cierta chispa que parece decir que sí —sonreí ligero ante tal comentario.

—Bella tiene pareja, y yo… —levanto la última galleta de nuez del plato en el centro— Tengo una galleta.

—Pero no tienes pareja —se burla Pedro sorbiendo su malteada.

—¿Tienes pareja?

—Eh, pues… no… —corto la mitad de mi galleta y le ofrezco la parte.

—Te regalo la mitad de mi galleta —alzó una ceja intercambiando la vista a mí y la golosina.

La toma levantándola como si brindara. —Gracias. Por la galleta.

—Por la galleta. Amén —la mordimos al mismo tiempo para luego explotar en risa entre todos. También sonrío por ver a Bella unida a nosotros donde parece más radiante que nunca.

En sus ojos se forman las pequeñas gotas de sus lágrimas por la carcajada, cubre un poco sus ojos con la palma desde la frente estando recostada de la mesa con los codos y un brazo reposando en la superficie. Su teléfono empezó a sonar, así que trató de calmarse para responder.

—¿Hola? —siempre revisa quién marca, pero ahora se le olvidó.

Me extrañé al verla parar casi de golpe su alegría cuando alguien le respondió al otro lado de la línea.
Sonrió parándose dando disculpas para alejarse un poco sin perderse de vista, empezó a hablar teniendo un semblante tenso y línea plana en sus labios, pero no sólo eso era raro, pues no entendía nada de lo que decía, no por lo que no comprendiera, sino porque justamente no sé en qué idioma habla.

—Qu’est-ce qu’il passe? (¿Qué es lo que pasa?) —una pausa— Voulez-vous que j’y aille maintenant? Vous ne pouvez pas attendre plus tard? (¿Quieres que vaya ahora? ¿No puedes esperar hasta más tarde?) D’accord, attends là, je serai là dans une vingtaine de minutes. (Muy bien, espera ahí, llegaré en unos veinte minutos) Tu ferais mieux de ne pas avoir d’ennuis. (Será mejor que no estés metido en problemas otra vez)

Dejó salir un largo suspiro como si hubiera contenido mucho tiempo el aire en su interior, guardó su móvil en la chaqueta para darse la vuelta teniendo una sonrisa de lado notoriamente forzada por ese ceño fruncido que le acompaña. Se disculpó otra vez para decirnos que tenía que irse, así ella dejó pagado sus cosas emprendiendo rumbo a pedir un taxi que no tardó en aparecer, pues en esta calle pasan seguido al ser una ruta concurrida.

—¿Qué pasó? —pregunté cuando el auto se detuvo para que abordara.

—Tengo algo que atender, perdón, puedes volver a casa, y yo llevaré la cena ¿sí? Comida china —parece ansiosa por irse.

—Eso no importa, déjame llevarte… —me cortó.

—No, gracias —se esfuerza por sonreír para no preocuparme—. Llegaré luego ¿de acuerdo?

—Bella… —me despeinó riendo para entrar deprisa al taxi. Se despidió más animada. Está fingiendo.

Bella
Me despedí de los chicos de forma rápida, en especial de Alten, pero no tengo tiempo que perder cuando ese idiota me llamó.

Aprieto el puño con el que cubro mi boca que a su vez muerdo por dentro sin llegar a dañarme, la rabia y preocupación hace que sienta que la sangre corre rápido por las venas, mientras más veo que me acerco al edificio de departamentos con la pinta de que pronto será abandonado o puesto como inhabitable.

Pago al conductor que me trajo a esta zona algo mal cuidada y me dirijo por el corto sendero de pavimento cuya maleza a los lados está alta por secciones, ni siquiera me da confianza tocar los barandales de los cortos escalones que lleva a esa puerta de reja para entrar al inmueble.
Dentro hay algunos grupos de personas, de dos a cinco individuos pasando el rato, la mayoría adultos jóvenes y uno que otro adolescente.

Atravieso a los que están bloqueando el paso a la escalera, alguno que otro tipejo me mira de forma desagradable como si fuera alguna clase de chica sin vergüenza. Respiro para olvidarme de eso y continuar mi recorrido hasta llegar a la puerta 117 que golpeo con enojo a puño. Quien abre es un joven de veintiséis años que parece mayor y de aspecto descuidado, vestido con ropa de dormir que da la impresión haberse despertado hace poco a pesar de ser pasado las tres de la tarde.

—Enfin vous arrivez —dice en francés, irritado mordiendo la uña de su pulgar.

—Sí, sí, ya estoy aquí, ¿qué es eso que tanta urgencia tienes que decirme? —de igual modo me adentré a su departamento.

Hice una mueca de desagrado cuando veo que todo está hecho un desastre, ropa tirada, cajas de pizza, hamburguesa y otras de comida rápida sobre la mesa o en el piso al igual que esas botellas y latas de cerveza o soda, platos y vasos en el fregadero.

—Al punto Wotan, ¿qué rayos pasa? —me volteé fusca a mirarle con intención de que supiera que ver el estado en el que vive me repugna.

—Bueno, quiero que me prestes algo de dinero —alcé ambas cejas con confusión.

—¿Prestarte dinero? ¿Qué pasa con el tuyo? —rió un poco, algo que detuvo al verme afilar mi mirada, la suya se oscureció también.

—No me mires así, sabes que no me gusta, Bella.

—¿Mirarte cómo? —ironicé chasqueando la lengua— ¿Como un perdedor que necesita más de lo que te doy? —caminé a golpearlo con el hombro posando una mano en mi cintura y la otra frotando la frente.

—Bella, respétame.

—¿Disculpa? —me quedé de perfil enfrentando nuestros ojos, los suyos son verdes, como los de nuestra madre— Pides respeto, pero no me lo das a mí ni a ti —señalé poniéndome de frente—. ¡Mira todo esto! Es un puto desastre —comencé a recoger la ropa que hallaba—. Maldición Wotan, todo mi dinero se me va entre la universidad, los gastos que pago con mi amigo y en ti.

—Vamos Bella, no seas así… —de pronto veo a una chica salir de su habitación con sugerente interpretación de qué hace aquí, en especial cuando se puso a besar muy atrevidamente a mi hermano.

—¿Quién es ella? —pregunté endurecida.

—No importa, Jolie Poupée —intenta sonar dulce con ese estúpido apodo de Muñequita Bonita.

—¿Qué no importa? —volví a recoger la ropa ahora con más mala gana— Me parto el culo trabajando en los antros en los que toco, a medio tiempo atendiendo a los borrachos en un bar durante la noche, cursando la universidad, si no fuera porque Alten no tiene problemas con pagar él solo la comida apenas y tendría para mí, no —arrojé toda la ropa acumulada a una esquina contra la pared—, ¡ni siquiera tendría para mí cuando el resto lo uso para pagarte el puto alquiler!

La chica que está recostada en su hombro rió como si fuera una señorita de clase, cuando en realidad no es más que una puta barata. —Was ist los mit dieser verrückten Frau? (¿Qué le pasa a esa loca?)

—Diese verrückte Frau wird dich rausschmeißen, wenn du nicht alleine rausgehst (Esta loca te va echar, si no sales sola.) —respondí en mi alemán perfecto señalando a la puerta. La cara de asombro de esa extranjera se pintó enseguida para tomar sus cosas y salir rápido dejándome con mi hermano a solas.

—Bella, cálmate, sólo nos divertimos anoche. Escucha, algunos gastos se me elevaron, pero prometo medirme a la próxima.

Me senté en el apoyabrazos del sofá mirándole cansada, queriendo rendirme ante la situación que tenemos. —¿En qué carajos te gastas tu propio dinero? ¿Eh? El trabajo que te conseguí da el suficiente para que hagas tus cosas. Ni siquiera te preocupas por comprar la comida, soy yo la que te la trae a casa y acomoda en la nevera —se mantuvo en silencio, algo que me alertó de algo y rogué por que eso no fuera lo que pensaba—. ¿Te despidieron?

—Sin justificación —pasé una mano exasperada—. No, Bella, escúchame, ellos decían que no hacía un buen trabajo cuando sí.

—¡Ya basta! ¡Por favor! —me levanté de golpe enfrentándolo con severidad— ¿Por qué haces esto? Todo lo que puedo hacer por ti lo arruinas, te consigo un trabajo y luego haces que te echen. ¡Yo no puedo con todo sola!

—Bella, no me grites —su rostro se endureció.

—¿Que no te grite? —bueno, tenemos el mismo carácter de mierda— Entonces compórtate como un adulto y no como un puto adolescente. Maldita sea Wotan, tenemos la fortuna de hablar cuatro idiomas, has algo con eso, ¡no cruzamos la mitad del mundo para acabar bajo un puente o muertos!

—¡Ya lo sé! ¡Deja de tratarme como un imbécil!

—¡No lo hago! ¡Pero así actúas! —empecé a caminar rumbo a la cocina, necesitaba algo para calmarme— ¿Qué haces? —pero mi hermano me detuvo estando nervioso.

—Vamos a hablar ¿sí? Mi linda princesa.

Mi linda princesa… Lo aparté para continuar mi camino, no tuve ni que entrar a la cocina para ver lo que le pone tan nervioso, pues en la barra que conecta a la sala y esa habitación hay unas pastillas, y polvo reunido en un pedazo de papel, también cigarros raros que no necesito ser experta para reconocerlos.

Mi linda princesa. El idiota siempre me dice así cuando quiere ocultarme algo, y siempre malo.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro