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Capítulo 22: Veamos qué sale

Alten
El padre hablaba sobre lo que es el matrimonio y lo que conlleva, nos presenta y da las oraciones y todo eso. Perla está muy feliz, se nota en su sonrisa de oreja a oreja.

Pero, algunos ruidos del exterior llaman la atención de todos, pues la ceremonia se lleva a puertas cerradas, algo que mamá pidió aunque fue raro. No logro distinguir las voces, pero parecen muy molestos.

—¿Qué pasa? —pregunté mirando atrás.

—Nada, cariño, sigamos —Perla toma mi mano indicando al Padre seguir, algo que hace como en segundo plano porque lo que sucede tras la puerta puede más que esto.

Sin embargo, el ruido de afuera ya era demasiado fuerte. Y de pronto, en un abrupto entrar, la causante del embrollo hizo acto de presencia en esa entrada con las palabras que nunca pensé saldrían de su boca.

—¡Yo! ¡Me opongo! —Bella estaba para ahí, con su usual atuendo, pero exhausta y con apenas aliento.

Me paré quedando al frente, ella me sonrió y dio un paso hacia adelante, sólo uno porque los agentes de seguridad la taclearon. —¡Bella! ¡Oigan! ¡Basta! —se la llevan a la fuerza, mi madre intentó frenarme, pero es imposible, no dejaré que la traten así— ¡He dicho que basta! ¡No la toquen!

La aferro en mis brazos siendo posesivo, alrededor nuestro se posan mi familia y Perla, también la familia de ella. Exijo una explicación que nadie me quiere dar, pues mi madre, hermanas y Perla claman sacar a Bella y seguir con la boda.

—¡¿Qué rayos está pasando, mamá?! —la enfrento.

—Esa muchacha es lo que pasa, está arruinando tu felicidad.

Bella se suelta de mí encarando a mi madre con rabia. —¿Su felicidad? Querrá decir la comodidad suya y sus hijas, ¡bola de arpías! —los murmullos empiezan a surgir, miro todo con consternación ante su actuar— Le dicen ustedes o le digo yo.

—¿Decirme qué, mamá?

—Nada hijo, no hagas caso a una muchacha trastornada. Tan solo mírala, vistiendo de esa forma tan… horrible.

—Alten —Perla vino a tratar de tomar mi brazo, pero Bella gruñó poniéndose en el medio e impedirlo—. Largo, ¿Qué no ves que arruinas nuestro futuro?

—Oh no, sólo vine a arruinar el tuyo y el de esas brujas —señaló a mi familia—. Alten —se volteó a mirarme firme a mis ojos—, Alicia no está enferma.

—¿De qué hablas?

—¿Sí, niña? —expresó mi hermana— ¿De qué hablas? Eres una mentirosa…

—¡Mi hermano iba a trabajar con ellas en la recepción! Él las escuchó. Todo fue un engaño, te están usando para casarte y así tu familia vuelva a tener dinero como antes. ¡Están en bancarrota! ¡No tienen nada!

Bella
Confusión, incredulidad, incomprensión, por la cara de Alten su cabeza no puede procesar lo que acabo de decir. Mi hermano me contó en el auto esto. En la casa de Perla se llevaría la fiesta después de la boda, la familia de Alten ya estaba ahí y por supuesto sus hermanas estaban hablando. Alicia se quejó de no poder hacer nada por tener que fingir estar enferma, y Olivia pidió más comprensión para que pronto dijeran que estaba curada luego de que su hermano se casara. Mencionó que Lidia era la que no parecía tan de acuerdo con el plan, pero qué importa si no le gusta si igual está participando.

Envolví con mis manos una de Alten para que reaccionara, me mira y no puedo saber lo que piensa, no creo que pueda pensar de hecho. Ahora puso sus ojos en su madre esperando la explicación.

—Hijo, escucha, esto es lo mejor.

—¿Está enferma? —su voz es apagada con un poco de temblor.

—Es tu hermana y…

—¿Sí o no? Y no me mientas —la señora respiró tensa, lo que hizo a Alten tomar el sí—. ¿Y ustedes estaban en esto? —mira en desaprobación a sus hermanas y a Perla— ¡Respondan!

La chica de vestido de novia quiso acercarse, pero él alzó una mano indicando que no. —Cariño…

—¡No! me digas cariño. Lo sabías. ¡¿En serio?!

—¡No levantes la voz! —su madre habló con severidad, después ablandó la expresión como queriendo dar carisma— Mi hijo, no ibas a volver, te queremos con nosotros.

—Ustedes quieren dinero —intervine siendo fulminada con los ojos, sin embargo optaron por ignorarme.

—Hijo, la familia es lo importante, debes estar con los tuyos ¿no es así? Tu padre también lo decía.

La cara de decepción en Alten se deshizo, miró a toda su familia y luego a mí, bajó su cabeza con vista al suelo y luego volvió a mirarme. —Perdón, Bella —me soltó y fue a abrazar a su madre—. Perdón, mamá, hermanas —no. Ellas sonríen triunfantes y burlonas a mí (menos Lidia). Él se separó besando su frente—. Es verdad, la familia siempre será primero.

—Alten —apenas se escucha mi voz.

Todos se preparan para regresar a sus asientos, prontamente me pedirán retirarme y habré quedado como una tonta al venir aquí…

O…, tal vez no.

—¡Hijo! ¡¿A dónde vas?!

—Me voy con mi familia —respondió sonriendo. El había tomado mi mano y me empezó a jalar con suavidad a salir de ahí—. La sangre no define todo, mamá. Ustedes me engañaron.

La señora empezó a gritar más junto a sus hijas, Perla también lo hacía llorando y suplicando, los invitados escudriñan todo lo que pasa y el que parece ser el padre de la novia alzó la voz severamente indignado por el comportamiento de su hija. Y a nosotros nos dan el paso sin dejar de vernos, algunos criticando, otros creo nos miran como si fuéramos parte de una telenovela, pero todos sorprendidos porque el novio se va tomado de la mano con la chica que parece delincuente que interrumpió su boda.

×~×~×~×~×

Caminamos sin más, sin decir una palabra y sin saber a dónde me lleva, sólo le veo a su perfil sonriente que ve al frente. Sólo hablé un poco para llamar a mi hermano e infórmale que ya había interrumpido todo, dejándole tranquilo.

—¿Qué voy a hacer contigo? —rompió el silencio para mirarme sin quitar la curvatura de sus labios y darme cierto brillo de sus ojos miel— ¿Qué vamos a hacer ahora?

—No lo sé, no pensé más allá de querer que supieras la verdad —nos detuvimos cerca de un parque y bajo un árbol, hay personas en él, parejas y familias con niños jugando. Ambos miramos ahí y luego a nosotros, yo lo miro a él y no logro evitar que mis lágrimas salgan—. Perdóname.

—¿Perdonarte qué? ¿El haberme hecho no pasar una vida con una chica y familia que me mintió vilmente? —tomó mi rostro con lo otra mano por no soltarme con la que ya me tenía. Limpia mis lágrimas con el pulgar y sonríe con gentileza— Te lo agradezco, mi Bestia.

Negué intensamente con la cabeza poniendo mi mano sobrante sobre la que acuna mi mejilla. —Te engañé yo también —por un momento su sonrisa se fue mostrando la confusión—. Di-Dije que no quería escucharte, pero sí quiero.

—¿De qué hablas? —inclinó su cabeza pareciendo un cachorrito con orejas caídas.

—Me gustas tú también, cuando te besé la primera vez por estar borracha, ya me gustabas —cerré mis ojos y apretaba mi mandíbula—. Me gusta estar contigo porque haces que no me preocupe tanto por el futuro, el presente que me das es como «Ya veremos qué sale» y lo disfrutamos mucho, yo lo disfruto todo.

—¿Y qué es lo que quieres de mí? —su sonrisa volvió, más gentil que antes, juntó su frente a la mía con terneza, besó la punta de mi nariz de la misma forma.

—Quiero seguir contigo, como antes —moví la cabeza de lado a lado—. No, quiero más que eso, quiero ver qué es lo que sale de nosotros. Más que amigos.

Su dentadura perfecta la muestra con abertura dejando ver lo entusiasmo que está, me genera alegría y sonrojes, puedo sentir mi cara arder —Vamos—. Dijo tomando más fuerte mi mano comenzando a caminar deprisa, las personas nos ven pasar por esa forma tan radiante en la que Alten se muestra. No me atreví a preguntar hasta que llegamos a un edificio que si bien sé qué es exactamente por el nombre que tiene, no comprendía la razón exacta de estar frente a él.

—¿Por qué estamos aquí?

—Yo estoy seguro de que eres para mí. Tengo mil razones para amarte y ni una para no hacerlo, por eso, porque deseo estar contigo también. Quiero ver qué sale de nosotros juntos.

Abrí mis ojos con asombro a sus palabras, a esa cálida llama que ilumina todo. —Me estás…, pidiendo que…

—Sí, Bella, te lo pido.

—¿Pero quiénes van a ser los que testifiquen por nosotros?

—Tenemos amigos, Gabriela será la primera en la fila, también está Pedro y hasta tu hermano. ¿Qué dices?

Esto es espontáneo, no planeado, pero también nuestra forma de ser.

—Vamos a hacerlo.

Sí, porque estoy segura.

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