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Capítulo 10: Ten cuidado I

Bella (18 años)

Han pasado dos meses desde que me mudé a esa casa con un tonto que no deja de quemar la comida cada que él intenta cocinar, nunca debió haberlo hecho antes, seguro que es del tipo que su mami le hacía todo y ahora que ya no está en casa se da cuenta que no puede hacer nada.

Pero lo curioso es que no me pide ayuda, tampoco es arrogante o un mandón que se cree un rey. Lo único en lo que me regaña es que dejo algunas cosas tiradas por la sala, hace la mayoría del aseo y cuando ya no puede hacer su comida, pide algo por teléfono o hace sopa instantánea y se sienta a comerlo como si estuviera afligido. Veo que se esfuerza en encontrar un trabajo y en mantener el orden en la casa.

—¿Qué dices? —la Maruchan le cuelga de la boca. Succionó de inmediato.

—Vamos a hacer un trato, yo me encargo de hacer la comida para los dos, tú te encargas de ir por las compras, claro que cooperaré para pagarlo, también vamos a repartirnos el aseo. ¿Qué opinas?

—¿Ya no voy a cocinar? —sus ojos parecen iluminarse— ¡Acepto! —me abrazó con fuerza, temo por que me eche la porquería que come.

—¡Ya suéltame, idiota!

Así comenzó el reglamento de convivencia, y no nos ha ido nada mal, quizá uno que otro choque, pero nada grave que con un debate no se arregle, además el raro sabe bien como poner atención a lo que uno le dice.

Mi teléfono sonó con un mensaje y una foto.

Alten: ¡Ya conseguí TRABAJO!

Es una selfie tomada fuera de una farmacia sosteniendo un cartel de Se busca empleado. Es la primera vez que veo como alguien está emocionado de empezar a trabajar.
Sonrío por ello guardando el teléfono lista para mi primer día de clases en la universidad de Bellas Artes. Entrar aquí ha sido mi sueño desde hace mucho, poder pulir mis habilidades es más que gratificante junto a la idea de lograr todo esto por mis méritos. También estoy pensando en hacerme unas perforaciones, quizá unos piercings en la ceja o labios, claro que para esto ya tengo ahorrado lo suficiente con mi trabajo en un bar en el que estoy desde mis dieciséis, primero empecé como camarera, luego me ascendieron a la barra, también toco y canto en las calles con la guitarra de mi mamá, canciones lentas y románticas en francés.

No me agrada mucho el género, pues para mí el amor no es algo en el que crea mucho, al menos no el de pareja, porque con mi hermano estoy segura de que existe.

Uno debe andarse con cuidado si se enamora.

×~×~×~×~×

Dejo el estuche abierto en la esquina de la calle, me acomodo en la pared con la guitarra pegada a mí, las personas pasan rápido, algunas desaceleran para mirarme sin detenerse, pocas son las que les ha causado intriga mi aparición en esa intercepción.

Mis dedos empiezan a moverse generando la melodía de la artista Indila con la letra de su canción Dernière Danse,interpretada ahora por mi boca. Canto con ojos cerrados dejándome llevar por lo que mi corazón siente cuando me entrego a la música.

Dejo salir mi voz de forma suave, mi cabeza está alzada ligeramente al cielo, los párpados abajo, dentro de mi mente veo el viaje que he atravesado.

Oh ma douce souffrance.
Pourquoi s'acharme?
Tu recommences.
Je ne suis qu'un ètre sans importance.
Sans lui je suis un peu paro
je deambule seule dans le mètro.

(Oh mi dulce sufrimiento.
¿Por qué me haces daño?
Vuelves a empezar.
Solo soy un ser sin importancia.
Sin él, soy un poco paranoica
y deambulo sola en el metro.)

Siento la confusión de pequeña de haber despertado una noche por un ruido seco, recuerdo haber bajado las escaleras frotando mis ojos porque el sueño me ganaba, pero la curiosidad llevaba la delantera, veo a mi madre en el suelo, y a mi padre parado con un aspecto que jamás había visto. Mamá llora.
Veo que a papá ya no le importa bofetear a mamá frente a mi hermano y a mí, veo a Wotan tratando de proteger a mamá y recibiendo golpes por parte de papá, por interferir, y me veo a mí llorando del miedo. ¿Por qué no hiciste algo, mamá?

Une dernière danse,
Pour oublier ma peine immense.
Je veux m'enfuir, que tout recommence.
Oh ma douce souffrance.

(Un último baile,
Para olvidar mi inmensa pena.
Quiero huir, y que todo empiece de nuevo.
Oh mi dulce sufrimiento.)

Me veo temiendo a mi padre cuando antes corría a abrazar su pierna, no era cariñoso, pero no creí que fuera un monstruo. Es más aterrador que los que se esconden en los armarios y debajo de la cama.
Me veo unos años más grande, pero todavía siendo niña, ahora viviendo en Alemania, a merced de lo que papá prohibía y aprobaba, miedosa de recibir insultos y una mano levantada, a pesar de que Wotan nos defendía. Me veo un día siendo adolescente, regresando de la escuela con mi hermano, encontrando a papá sobre mamá. Me veo en el hospital, junto a mi hermano que llora, y no creo que el dolor en sus costillas y unos cuantos golpes en su rostro le importe tanto; mi labio roto y mis lágrimas cayendo. Veo el bulto blanco en la camilla de enfrente, inerte.

Je remue le ciel, le jour, la nuit.
Je danse avec le vent, la pluie.
Un peu d'amour, un brin de miel.
Et je danse, danse, danse, danse, danse, danse, danse, danse...
Et dans le bruit je cours et j'ai peur.

(Remuevo el cielo, el día, la noche.
Bailo con el viento, la lluvia.
Un poco de amor, una pizca de miel.
Y bailo, bailo, bailo, bailo, bailo, bailo, bailo, bailo...
Y en el ruido corro y tengo miedo.)

Veo el juicio y a papá esposado, veo como se lo llevan por la puerta, sin remordimiento. Veo los papeles que le entregan a mi hermano con los datos de una cuenta bancaria y otros de mi custodia. Veo una mansión vacía y maldita.

Me veo caminando al lado de mi hermano, cada uno llevando una maleta cuyas rueditas facilitan el traslado por el aeropuerto, y veo a las personas que van y vienen ahí. Veo el avión por la enorme ventana, veo cuando está a punto de despegar, y cuando ya está en el aire.

Est-ce mon tour?
Vient la douleur...
Dans tout París, je m'abandonne.
Et je m'envole, vole, vole, vole, vole, vole, vole, vole...

(¿Ya es mi turno?
Viene el dolor...
En todo París, me dejo llevar.
Y vuelo, vuelo, vuelo, vuelo, vuelo, vuelo, vuelo, vuelo...)

Me preguntaba qué pasaría en el futuro una vez saliéramos de Alemania.
Recuerdo que tomé la mano de Wotan con fuerza y cerré los ojos por el miedo que sentí al ver las nubes debajo.

Que d'espèrance!
Sur ce chemin en ton absence,
J'ai beau trimer, sans toi ma vie n'est qu'un dècor qui brille, vide de sens.

(¡Cuánta esperanza!
En este camino, en tu ausencia.
Por mucho que me esfuerce, sin ti, mi vida es solo una decoración que brilla, sin sentido. )

Abro mis ojos ahora aquí, en el suelo, con mi guitarra acompañando mi alma.

Entonces lo vi, a ese chico con camisa negra por encima de otra color blanca de mangas largas hasta las muñecas, cabello rubio un poco largo, piercing debajo del labio inferior y ojos oscuros que miran con intensidad.

En este intervalo donde está el solo de mi guitarra me quedé contemplando a ese inusual chico que me dedica su sonrisa ladeada, estando al frente con las manos en los bolsillos.

Dans cette douce souffrance
Dont j'ai payè toutes les offenses.
Ècoute comme mon cœur est immense.
Je suis une enfant du monde.

(En este dulce sufrimiento
He pagado por todas las ofensas.
Escucha como mi corazón es inmenso.
Soy una niña del mundo.)

Regresé a mí mirando mis dedos tocar las cuerdas, sonreí para mí, triste, nostálgica, melancolía.
¿Cuándo he sonreído de otra manera desde que mamá murió?

Je remue le ciel, le jour, la nuit.
Je danse avec le vent, la pluie.
Un peu d'amour, un brin de miel.
Et je danse, danse, danse, danse, danse, danse, danse, danse...
Et dans le bruit je cours et j'ai peur.

(Remuevo el cielo, el día, la noche.
Bailo con el viento, la lluvia.
Un poco de amor, una pizca de miel.
Y bailo, bailo, bailo, bailo, bailo, bailo, bailo, bailo...
Y en el ruido corro y tengo miedo.)

Est-ce mon tour?
Vient la douleur...
Dans tout París, je m'abandonne.
Et je m'envole, vole, vole, vole, vole, vole, vole, vole...

(¿Ya es mi turno?
Viene el dolor...
En todo París, me dejo llevar.
Y vuelo, vuelo, vuelo, vuelo, vuelo, vuelo, vuelo, vuelo...)

×~×~×~×~×

Recojo las propinas que hay en el estuche que los transeúntes fueron tan amables de regalarme, al empezar apenas reunía unos cuantos billetes, pero con el tiempo, tras medio año tocando aquí cada viernes en la noche he alcanzado avanzar de poco en poco.

—Esa cantidad es buena —alcé la vista encontrando a ese chico que pensé ya se había ido junto al resto de las personas que siguen su camino tan pronto el espectáculo se termina—. Y tú eres muy buena también.

—Gracias —por alguna razón me siento nerviosa. Una vez guardé el dinero en mi mochila donde traigo mi uniforme de trabajo, metí mi guitarra a su caja con la intención de irme—. Espero hayas disfrutado el humilde show.

Empecé a caminar, sin embargo ese chico también a mi lado. —Mucho, la verdad, y por eso me gustaría invitarte un trago.

—No bebo —no es del todo mentira, pues sí lo hago, pero cosas suaves y en escasas ocasiones.

—¿A comer?

—No lo tomes a mal, pero no confío en ti.

Hizo un chiflido con actitud guasona. —Directa y sincera, me gusta eso, Bella.

—¿Cómo sabes mi nombre? —me alejo a la defensiva, él se ha sorprendido un poco, ahora está riendo— ¿De qué te ríes?

—De esto por supuesto. Así que te llamas Bella ¿eh? Te hice un cumplido, no sabía que ese es tu nombre.

Me siento una boba tras el hecho innegable del dicho: El pez por su propia boca muere.

En este momento deseo que la tierra me trague, pienso en decir algo como «¡Mira eso!» y salir corriendo.

—Entonces Bella, ¿te gustaría tomar un café? Prometo ser rápido con lo que quiero decirte.

No sé qué es lo que tiene este chico, será su aura salvaje o su mirada afilada y seguridad que se siente, pero sea lo que sea..., es algo que me atrapó.

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