Cuando te pedí ser tu novio
Actualidad, 2023
Después de ese día de haberte besado, no sé por qué pensé que sería bueno para nosotros tener un tiempo por separado primero, para evaluar los verdaderos sentimientos.
Digo, ¿Qué clase de idiota se da cuenta de que ama a una chica, estaría dispuesto a ir a la cárcel o al infierno por ella y aun así darse un tiempo antes de pedirle que sea su novia? Por supuesto, un hombre, un hombre como yo.
Abril, 2000
Han pasado varias semanas desde que besé a Gia. Fue el momento más hermoso que he podido experimentar.
Sin embargo, he decidido aún no pedirle ser su novio, no sé por qué en mi cabeza está constante la idea de que ella no está lista. ¿En realidad es que yo no estoy listo? Me refiero a que: siempre había sido un playboy, claro, eso no quiere decir que no haya tenido novias, pero nunca me han durado más de un mes... ¿Será ese mi verdadero temor con Gia?
El juicio acabó hace unos días, duró aún más por lo que yo hice, si ciertamente fui declarado inocente por haber actuado en defensa propia, los cargos serían eliminados de mi expediente solo si realizo trabajo comunitario, y tomo un mes de terapia psicológica con una doctora de la ciudad.
Supongo que las personas no entienden que mi padre solo creó de mí a un hombre estúpido, metido en su trabajo u obligaciones y por supuesto, adicto a los ejercicios de violencia, como tiro, boxeo y algunas otras cosas como revistas pornográficas, para que no fuera un "desviado".
Pero volviendo al tema con Gia, hasta hace poco me he enterado de que el 20 de este mes es su cumpleaños.
Ella ha estado enojada conmigo porque no he querido hablar de nosotros, aunque fue recompensada por todo el maltrato y abuso sexual y psicológico que esas mierdas de personas la hicieron pasar. Ella ha decidido vender esa casa que hasta hace poco pude conocer, demasiado alejada y grande para cualquier persona, además de vieja y sin color.
También se enteró de que su madre le dejó una gran suma de dinero, me siento tan feliz por ella, aún más cuando la acompañé a inscribirse en la universidad a la carrera de derecho, descubrimos que el señor Wels (gran socio abogado de mi madre) será uno de los docentes de Gia durante su carrera.
Así que, aunque Gia sigue viviendo en mi casa, ha insistido en buscar una casa para ella, al igual que un auto, mi madre le aconseja muchas cosas con respecto a su dinero, aún más porque Gia vivió tanto tiempo restringida de tocar un solo centavo, mi madre ha sido un soporte para ella.
Ha llegado el cumpleaños de Gia y ha decidido regalarse un auto, así que voy con ella en el auto de mi madre a una casa comercial para que ella elija. Me impresionó darme cuenta de que Gia tiene licencia para conducir desde los 16 años, pero nunca lo había mencionado.
–Gia, sé que hoy es tu cumpleaños, y sé que no hemos vuelto a hablar del tema de nosotros. –digo mientras conduzco el auto, ella ve seriamente por la ventana.
–No hace falta que menciones nada ni que me correspondas, Marco. –me quedo en silencio escuchando lo que tiene que decirme. –Supongo que ahora que todo ha pasado, Flavio en la cárcel y Ronald muerto junto con mi madre, no tengo que seguir viviendo en tu casa, buscaré mi propio camino y tú podrás seguir siendo un casanova como lo eras antes. –pasa un buen rato en silencio mientras mi mente está llena de voces que me dicen que ya le diga lo mucho que la amo y que me parece maravillosa y entonces ella pregunta: –¿No dirás nada?
–Recientemente he descubierto un lugar de la ciudad. –ella me mira con confusión antes de volver a ver por la ventana. –Me encantaría que fueras conmigo hoy. –volteo a verla mientras estaciono el auto frente a la casa comercial.
Ella me mira confundida e insegura. –Tal vez después de elegir mi nuevo auto te dé una respuesta.
Bajamos del auto y nos dirigimos hacia dentro del edificio, desde que llegamos podemos ver los autos hermosos, cabe destacar que esta empresa no se centra en vender un solo tipo de auto, tiene de todo un poco, pero me siento aún más impresionado con Gia cuando la veo fascinarse por un Mini Cooper del año, me encanta como se ilumina su rostro cuando dice que siempre ha querido tener un auto así, así que por supuesto, compró un Mini Cooper Rojo.
Después de varias horas de llenar documentos y la prueba de manejo de Gia, al fin pude tener respuesta de ella.
–Bueno, ya te compraste tu regalo. –le digo con una sonrisa. –¿Aceptarás el mío? –no niego que estoy nervioso mientras le propongo esto.
–¿Entonces quieres que lo tome como un regalo de cumpleaños y no como una cita? –su pregunta me pone aún más nervioso.
–Mejoraré diciendo esto... –me acerco a ella y puedo sentir que ambos nos ponemos nerviosos. –Me encantaría que pudieras tener una cita conmigo y poder darte tu regalo de cumpleaños, Gia. –digo en voz baja mientras la veo a los ojos negros hermosos que solo en ella he podido encontrar.
Ella se sonroja y sonríe mientras baja la cabeza. –Siendo así, me encantaría. –me sonríe una última vez antes de girarse a caminar hacia su auto.
–Iré por ti a casa a las 8. –le grito, ella se gira, me da una sonrisa rápida, sube a su nuevo auto y sale del lugar.
Aun cuando ella se ha ido me descubro sintiendo el olor de ella cerca de mí, joder, que difícil y qué profundo es describir el enamoramiento de un hombre. Nos enganchamos como una maldita moneda a un imán, ofrecemos la lealtad como un perro idiota que solo puede amar a su amo, aun cuando estoy ya sentado en mi auto solo puedo pensar en ella. ¿Cómo es posible hacerle algún daño a alguien y aun así seguir amándola? ¿Que acaso no me doy cuenta de que quizás no soy el mejor para ella? Supongo que sería peor no mejorar para poder merecerla.
Después de haber pasado como una hora en ese estacionamiento, me dirijo al lugar donde será la cita con Gia, he reservado un lugar muy lindo, espero que a ella le guste tanto como a mí. He comprado flores, velas y por supuesto, un equipo que ha dejado todo reluciente, digno de ella.
–¿Entonces le pedirás que sea tu novia hoy? –pregunta mi hermana por el teléfono.
–Sí, Fátima, se lo pediré hoy. Estoy nervioso.
–¿Tú nervioso? –se ríe a carcajadas de mí del otro lado del teléfono.
Ya son las 6:30 de la tarde, empieza a oscurecer y el lugar empieza a verse hermoso, así que me cambio de ropa en el lugar y me dirijo a buscar a Gia en casa, está como a una hora de aquí, así que creo que llegaré bien.
Cuando llego a casa, salgo del auto con un ramo de margaritas y girasoles pequeños. Me dirijo a la puerta y toco el timbre. Impresionante que toque el timbre en mi propia casa. Gia abre la puerta vistiendo un vestido blanco tan hermoso que me deja completamente callado cuando la veo, su rostro brillante y con una sonrisa perfecta mientras da vueltas en un mismo lugar para que vea su atuendo.
–¿Son para mí? –me pregunta sacándome de mi mente.
–Oh, sí. Feliz hermosa cumpleaños Gia. –En cuanto termino de hablar me doy cuenta de la tontería que acabo de decir, pero ella y mi madre detrás parecen encantadas mientras se ríen. –Perdón, Feliz cumpleaños Gia, te ves hermosa. –le extiendo el ramo y ella se acerca. –Como siempre. –le susurro.
Ella recibió las flores con una sonrisa resplandeciente en su rostro, en seguida mi madre las toma y le extiendo mi brazo a Gia para salir del lugar.
Mientras viajamos, por supuesto ella reconoce los lugares y tiene una ligera idea de hacia dónde vamos. Cuando al fin subimos la colina del mirador más hermoso de esta ciudad, la pequeña cabaña en la entrada me da la canasta con la cena que había preparado para Gia.
Ella estuvo tan feliz que no supe diferenciar entre quién brillaba más, si la luna sobre nosotros o la alegría en su rostro. Ya que hemos terminado y reído tanto, los de la cabaña han apagado sus luces y retirado, pues es más de media noche.
–Sabes que ya no es mi cumpleaños, ¿Verdad? –me dice sentada en la manta blanca del otro lado de la pequeña mesa donde había puesto la cena.
–No importa, todo es parte de tu regalo. –ella me sonríe ablandando más mi corazón de lo que ya lo ha hecho. –Yo... –ella voltea a verme confundida esperando que yo continúe hablando. –Gia, sé que no he hablado contigo del tema de nuestro beso y algún futuro juntos. Sabes que antes era un picaflor. –hago comillas con mis dedos. –Pero supongo que eso es lo que más me aterra. –la veo fijamente a sus ojos brillantes. –Estoy enamorado de ti. No me he esforzado en seducirte ni conquistarte porque creo que tal vez no quería que te enamoraras de mí, porque no quiero hacerte daño, ni dejarte después de un mes o una semana...
–¿Solo quieres tener sexo conmigo? –dice interrumpiéndome.
–En todo este tiempo que he estado cerca de ti, el sexo ha sido lo último que he pensado. –suspiro, es cierto. –Eso no quiere decir que no me parezcas sexy y hermosa, es aún más que eso, me pareces tan perfecta que no me considero digno de profanarte... –ella queda en silencio y noto sus ojos llenándose de lágrimas. –No te pediré que seas mi novia. –baja su cabeza y me acerco hasta ella para tomar su mano. –Por qué ¿Quién demonios soy yo para pedirte ser mía? –le susurro. –Mejor, permíteme ser tu novio. –levanta su vista para verme impresionada. –Sé que no soy el mejor hombre en el mundo, pero puedo ser mejor cada día para ti. –la veo y seco sus lágrimas mientras espero que me diga algo.
–¿Por qué quieres a alguien tan rota y lastimada como yo? –dice sollozando.
–Cada pedazo que quieras repararte, lo sostendré con mis dos manos para ti, para que puedas sanar de forma segura y amada. –le digo mientras sostengo su rostro en mis manos.
–Sería feliz, por primera vez en mi vida, siendo amada por ti y tenerte. –me mira sonriendo y aun con lágrimas en su rostro cuando al fin la tomo y beso sus labios lentamente mientras ella vuelve a acariciar mi cabello de manera gentil como la primera vez.
–¿Quieres ir a casa? –le susurro cuando estamos abrazados viendo las estrellas y acaricio su cabello.
–Quisiera hacer algo antes de irnos de aquí. –dice con voz temblorosa, me inclino para verla. –Jamás me han hecho el amor...
–Gia, no es nece...
–Amaría que me hicieras el amor... –la veo impresionado. –Aquí, debajo de las estrellas y la luna.
–¿Segura? –los nervios atacan mi voz haciendo que suene temblorosa.
–Quiero que sea lo primero que cambies. Quiero que me enseñes que es hacer el amor.
Los nervios atacaron mi cuerpo a tal punto que quería decirle que no. Pero, ciertamente es hermosa, y la expresión en su rostro de esa casi necesidad de tener a un hombre gentil que le haga el amor, me motiva a besarla despacio, y es como si la canción de un piano sonara mientras beso su cuello, sus hermosos y blancos pechos, en varios momentos levanto la mirada para asegurarme que ella no se está sintiendo presionada o asustada, sin embargo, me sonríe, acaricia mi cabello y me dice que me quiere.
Mis labios besando sus pechos, sus cicatrices y acariciar todo su cuerpo desnudo frente a mí, no me detengo de preguntarle si puedo tocar su entrepierna, ella con una sonrisa asiente y me dedico a besar sus piernas antes de hundirme en su sexo, los toques con mi lengua y mis dedos entrando en ella gentilmente hace escuche por primera vez sus gemidos, tan suaves y tímidos.
Después de hacer que tuviera varios orgasmos, ver su sonrisa y el sudor en su cara rojiza, me pidió entrar en ella, por supuesto, no quería ser agresivo con ella, no quería lastimarla como antes lo habían hecho, así que lo hago lo más gentil posible, verla mientras entro y salgo de ella, es: aparte de excitante, asegurarme de no lastimarla, ella, en cambio, toma mi rostro y me besa con mucha intensidad.
Actualidad, 2023
Esa primera vez que terminamos al mismo tiempo, yo dentro de ti y tú en mí, fue: en lugar de yo hacerte el amor a ti, tú me lo hiciste a mí, no solo caí en tu pecho a ser acariciado por ti, me di cuenta de que ya no podría dejarte, que no importaba lo casanova que hubiera sido antes, estaba dispuesto a convertirme en un hombre de una sola mujer, esa serías tú por el resto de mi vida.
Incluso después de tu muerte, las veces que hicimos el amor me han marcado tanto que no he podido encontrar en otra mujer el deseo sexual que cree contigo, aunque no fuera un sexo sádico ni agresivo como el que estaba acostumbrado, cada vez que estábamos juntos haciendo el amor, es algo que en ninguna mujer volveré a encontrar.
Por eso considero que... es inútil tratar de encontrar a alguien que te reemplace, no podría. La muerte no pudo separarme de ti desde hace 18 años, estoy seguro de que no podrá hacerlo en lo que me resta de vida.
Por eso, por haberte encontrado, fue que decidí pedirte ser tu esposo también, la juventud no fue una excusa para detenerme de pedírtelo.
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