Marzo, 2000

Han pasado tres meses desde que Gia está en mi casa, mi madre se enteró de todo el problema en el que estaba Gia, tiene socios muy poderosos, así que ha hecho contacto con algunos de ellos para poder defender y sacar a Gia de donde sea que esté.

Justo hoy he pedido permiso en el restaurante para no ir a trabajar, me han ubicado de atención al cliente, estoy en una oficina y alejado de las personas, pero supongo que es un buen trabajo.

También he metido papeles en la universidad de la ciudad, estudiaré escritura creativa, Gia me ha motivado a hacerlo, recuerdo la noche que le confesé que quiero ser escritor famoso.

Enero, 2000

Hemos acabado de cenar, apenas ayer empezó el año, Gia se está quedando en mi habitación, al principio, mi hermana le prestó su ropa, pero mi madre, al enterarse de todo lo que pasaba, decidió comprar ropa para Gia, fue algo así como un regalo de navidad atrasado.

–Yo no sé como agradecerles tanto. –dice cuando se sienta junto a mí en el escalón de las escaleras que dan al patio trasero. Ella se siente segura de estar ahí atrás, ya que nadie puede verla, todo está cercado.

–Sabes que no es necesario. –le doy una sonrisa cuando ya se ha sentado. Se ha atado su cabello y es primera vez que la veo así.

–Tu mamá es increíble. –la veo como se pierde viendo al cielo oscuro de la noche. –Me ha dicho que me ayudará, me contó de su situación y estoy muy llena de esperanzas. –se queda en silencio un momento y una sonrisa se dibuja en su rostro. –Me ha dicho muchos conceptos de su carrera, creo que me gusta mucho, si llego a estudiar en la universidad, estudiaré eso. –se gira a verme con su rostro iluminado por su sonrisa.

–Me alegra saber que quieres ir a la universidad. –le sonrío también.

–Por supuesto. ¿Tú no?

–No creo que pueda cumplir mi sueño.

–¿Cuál es tu sueño? –su tono de voz ha cambiado mucho estos días, es más animada.

–Quiero ser escritor. –me río ante mi respuesta.

–¡Genial!!! –dice en tono alegre. –La universidad de acá tiene la carrera de escritura creativa, puedes inscribirte. –acepto que su ánimo logra contagiarme.

–No creo que de eso se viva tanto. –me encojo de hombros.

–¿De qué hablas? Puedes ser muy famoso, ¿Crees que los grandes autores se quedaron con solo esa idea en su cabeza? Siguieron adelante, puedes tomarlos de inspiración. –mueve sus manos y su cabeza muy animada mientras habla, me hace reír un poco.

–Quiero ser escritor, pero no tengo una buena historia para escribir. –doy un suspiro cansado. –No logro darle forma a las ideas en mi mente.

–Escribe de mí. –en seguida volteo a verla confundido. –Supongo que tengo muchas cosas que contar.

–No. –niego con la cabeza. –No quiero hacer que revivas nada de lo que te ha pasado. –digo firme.

–Entonces al menos entra a la universidad, ahí vas a aprender a darle forma a tus ideas. ¿Crees que las personas van a la universidad porque ya saben hacer las cosas? Pues no, tonto, van a aprender a hacerlas. –me da un ligero golpe en el hombro.

–Supongo que tienes razón. –me encojo de hombros dándole una sonrisa. –Hagamos un trato. –Ella me presta atención. –Si tú te inscribes, yo me inscribo. –le extiendo la mano.

–Muy bien. –estrecha mi mano con una sonrisa. –Pero será hasta dentro de varios meses, tu madre me dijo que tal vez en marzo ya estoy libre, así que hazlo tú primero, que luego lo haré yo. –acepté su trato porque al final es lo que iba a pasar, podría salir de casa hasta marzo.

Marzo, 2000

Hoy mi madre y Gia tienen una reunión con los jueces y sus contactos de abogados, la demanda es en contra del Sheriff Ronald y su compañero Flavio, este último es el maldito padre de Gia, Ronald es tu tío. Solo mi madre sabe todo lo que ellos le han hecho a ella, pero hoy todos tenemos que hacernos presentes al juicio, este es el segundo al que los citan.

Solo iremos Gia, mi madre y yo, mi hermana ha vuelto a su universidad.

He pedido permiso en el trabajo para poder llevar a Gia en el auto de mi madre, ella ha tenido que adelantarse para plasmar tratos con los abogados de los supuestos oficiales.

–¿Estás nerviosa? –digo mientras estamos en un semáforo cerca de casa, el edificio queda lejos, así que tenemos que ser víctimas del tráfico.

–Supongo que sí, es la primera vez que los veré después de todo este tiempo. –dice mientras se frota las manos.

–Oye, –tomo su mano izquierda y me giro un poco para verla. –Todo va a salir bien, mi madre se ha esforzado mucho y estoy seguro de que dentro de poco tiempo podrán pudrirse en la cárcel. –le doy una ligera sonrisa y después de un momento ella asiente aún con nervios.

Cuando el auto de atrás suena su claxon para que yo avance, le doy un beso rápido en su mano, la pongo en su pierna y vuelvo a manejar. Acepto que me he apegado mucho a Gia, supongo que ha creado un sentimiento muy profundo en mí, de mediados de enero para acá, hago cosas solo porque me salen. A veces le llevo el desayuno a su nueva habitación o roso su cabello, me he descubierto viéndola cuando lee los libros de leyes que tiene mi madre y ahora he hecho esto. Sí, supongo que estoy enamorado de ella.

Mientras íbamos en camino hacia el Juicio tuvimos que pasar por una carretera no muy transitada, Gia me había recomendado esa calle, ella conoce mejor este lugar que yo, así que le hice caso.

Estábamos hablando cuando y riendo cuando un auto nos sacó del camino bruscamente. Los gritos de Gia mientras girábamos y el sonido cuando pegamos en la orilla metálica solo me hizo activar mi sentido de alerta.

–¿Quién mierdas...? –antes de seguir hablando, caigo en cuenta que Gia apenas y está consciente, se ha golpeado fuerte la cabeza. –Gia, Gia, despierta, no te duermas. –le insisto mientras la muevo del hombro.

–Sabía que vendrías por aquí, pequeña zorra. –dice el mismo tipo del restaurante mientras abre la puerta del lado de Gia, rompe el cinturón con un cuchillo y empieza a sacarla.