Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

II

Que dicha me esperaba cada vez que cerraba los ojos, porque mirar el mundo real era un abismo a comparación de los sueños en los que eras mío, yo era tuyo, me amabas, nos amábamos. Aquí pertenecíamos juntos. Aquí recuerdos del pasado se podían manipular, creando nuevos escenarios. No había limite cada vez que cerraba los ojos y me dormía.

Si había un arrepentimiento con el que me castigaba rectificando en sueños, era pedirte una cita. Nuestra cita ideal seria asistir a un partido de beisbol juntos. Quizás era una elección inusual, pero dado los fanáticos del beisbol que somos, se sentía la opción correcta. ¿Recuerdas que nos conocimos porque ambos fuimos parte del equipo de beisbol en la secundaria? ¿Recuerdas como solíamos asistir juntos al primer juego de la temporada? Qué curioso que habíamos hecho esto tantas veces en el pasado... Pero ninguno de nosotros había sentido que fuese algo más que amistad. Todo hubiese sido tan simple. Te hubiese preguntado, "¿Quieres salir conmigo?" y tú me hubieras respondido con un alegre "¡Si!"

Fue cruel cómo el tiempo había jugado conmigo. Si me hubiera dado cuenta antes, entonces podría haberte enamorado, entonces hubieras estado a mi lado, entonces hubiéramos sido nosotros los que verían la temporada de beisbol que se aproximaba. Pero era demasiado tarde para mí, y ahora estabas con alguien más. Solo cuando cerraba los ojos podía encontrar consuelo haciendo realidad mi anhelo.

Me encontraba soñando que vestíamos camisetas de beisbol a juego, a excepción del número en nuestras espaldas, el uno y el diez, los numero de nuestros jugadores favoritos. Llevabas puesto mi gorra azul de beisbol porque pensé que a ti siempre te quedaba mejor.

Mientras buscábamos nuestros asientos, como siempre, me dabas tus predicciones sobre el partido a empezar. Pero aquí estábamos toamos de la mano, me encanta tomar tu mano. Sonreíste ampliamente cuando te diste cuenta de que asientos teníamos, después de todo esto era una simulación, claro que podía hacer cualquier cosa para hacerte sonreír. Luego, tus brazos me rodearon, acercándome tan cerca de ti que pensé que podía sentir los latidos de tu corazón, latiendo por mí. Mis mejillas estaban cálidas cuando te abracé. No importa cuantas veces sueñe esto, cuán diferente podría ser, siempre nos abrazamos.

—Gracias, eres maravilloso —te oí decir. Otra vez me sonreíste, mirándome a los ojos de la misma manera en que lo mirabas a él, haciéndome sentir que esto era mi realidad. Y a pesar de lo patético que era, me dio un vuelco el corazón. Todavía seguía revoloteando cuando nos sestamos, cuando sostuviste mi mano, inclinaste tu cabeza contra mi hombro y yo también me apoyé en ti.

Cada vez que respiraba, podía oler esa dulce fragancia de tu cabello. ¿Sabes lo feliz que me hacia sentir ese aroma? ¿Lo rápido que podía reconocerla en media de una multitud? Siempre te quise decir que tu fragancia era como el mar. En mis sueños finalmente pude, así que lo hice. La sonrisa que me diste fue suficiente para volverme un manojo de nervios.

Nuestra primera cita por enésima vez continuo. Disfrutábamos de ver el juego, pero disfrutaba más de tu compañía. Me encantó que cada vez que nuestro equipo hacia un jonrón, saltabas de tu asiento, levantando los brazos y celebrando junto con la multitud, así como siempre lo hacías fuera de este sueño. Pero a diferencia de la realidad, aquí podía soñar que levantaba mi guante de beisbol para atrapar la pelota que tu jugador favorito había golpeado fuera. Me mirabas fascinado cuando te la entregué, y me gustaba creer que la pondrías en el estante en nuestro apartamento para que todos la vieran. Con entusiasmo les contarías a todos la historia de nuestra primera cita y cómo atrapé esa pelota para ti.

¿Qué pasó después del partido? Cualquier cosa que quisiéramos. Podría llevarte a cenar: bibimbap en el restaurante de la esquina, sushi en Tokio, macaroons en Paris, Mapo Tofu en ese pequeño restaurante en Changsha, perritos calientes y pretzeles en Nueva York. Pero no imparta donde iríamos esta noche, siempre terminaría de la misma forma.

Terminaría conmigo sosteniendo tu mano sobre la mesa, mirándonos felizmente después de una noche maravillosa. Solo tuve que inclinarme para robarte un beso y sentí como venias a encontrarme a mitad de camino. Fue un toque celestial. Besar tus labios era uno de mis deseos inalcanzables. Me encantó la textura de tus labios contra los míos, el sabor, todo me tenia delirante, sin importar que fueran productos de mi imaginación. Me pregunté, ¿era así como sabía el paraíso?

Aturdido, intentando recuperar el aire, me miraste. Tus mejillas estaban pintadas de un hermoso color. —Bésame otra vez —susurraste.

Y estaba tan malditamente feliz de que lo dijeras.

Pero por supuesto que cada momento nuestro fue cronometrado, maldecido a terminar tan pronto como había llegado, escapándose de mi alcance como agua en mi puño. Una parte de mi se despedazaba cada vez que mi sueño se hacia añicos. Podría estar a punto de decirte cuanto significabas para mí, abrazarte, besarte, cualquier cosa de repente se vería borrosa y distorsionaría por la oscuridad cuando mis oídos captaban el sonido irritante de campanas sonoras.

Mi vista se ajustaba a las cegadoras luces hasta que podía distinguir paredes grises y una cama vacía. La anterior calidez se disipó y en cambio me quedé frio y en completo silencio. Mire al techo, preguntándome si la oportunidad de estar contigo alguna vez estaría a mi alcance. Si alguna vez lo estuviera, no dudaría en tomarla, aferrarme a ella y nunca soltarla.

Porque, por supuesto que para el momento en que despertará, ya te habrías ido, mi amor.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro