Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 2: Ser fuerte

A veces no te dan ganas de decir que estás mal, ni explicar qué pasa. Sólo quieres que alguien lo note y, sin decir nada, te abrace fuerte.

...

Su casa es sumamente acogedora. Es pequeña y humilde, pero todo ahí refleja paz y cariño. Paso mi mano por un cuadro en el que se ve a una mujer, una niña y dos niños sonriendo con brillantez a la cámara. Siento un ligero piquete de celos, pero lo olvido de inmediato. No quiero pensar en eso. No ahora. No cuando mis actos para morir ya me cayeron como balde de agua fría.

Me aseguro que su respiración sea profunda y salgo de su casa. No creí pasármela tan bien cuando me propuso esto de venir a su hogar. Nunca en estos últimos cuatro años había estado tan cerca de reír y expresarme tan libremente.

Bueno, nada dura para siempre. Menos los momentos felices.

Pongo mi oreja pegada a la puerta y escucho con cuidado. No oigo nada, quizá el viejo ya esté dormido o, si el mundo alguna vez me quiso, muerto. Entro al que se supone que es mi hogar, intentando no hacer ni el más mínimo ruido. Maldigo a todos los santos y dioses al escuchar su infernal voz.

-¿qué horas son de llegar, Kim? Se supone que debías volver de la Universidad a las seis y media de la tarde. ¿Sabes qué maldita hora es? Las tres de la mañana - sí, la hora en que nació el diablo, en su defecto, tú -, ¿dónde carajo estabas?

Cierro los ojos y termino de cerrar la puerta.

-alguien me raptó y me llevó a su casa. Creí que no notarías mi ausencia.

Se levanta de golpe del sillón y me da un puñetazo que me tira. Limpio la sangre que emana de mi labio con una pequeña mueca. Por muy seguido que suceda nunca me voy a acostumbrar a esto. Decido pararme para irme a la habitación; sin embargo olvidé por un segundo que la cosa que más odia en el mundo es que lo ignoren.

-¡¿a dónde vas, pedazo de escoria?!

Hago una cara de dolor cuando me toma por el cuello y me pone contra la pared, mis pies ni siquiera tocan el suelo. Siento que me asfixio, que me muero. Casi sonrío ante ello. ¿Acaso por fin podré morir? De manera dolorosa y horrible, pero es algo. Al fin y al cabo podría morir el día que lo planeé.

—y por mucho que las cosas estén mal, levántate y grítale al mundo que eres fuerte y que estás bien, ¿me has escuchado? - mis ojos pican ante el recuerdo y no por la falta de oxígeno.

Empiezo a ver manchas en los costados de mi vista y sé que ya estoy tocando la frontera entre la vida y la muerte. Hago un último y vago intento de zafarme de ese maldito viejo, pero no logro nada.

sé fuerte, Tae. Siempre sé fuerte y no permitas que nadie te dañe.

Ante sus lejanas palabras me llega una fuerza increíble y logro empujar a mi padre hasta hacerlo caer. Él me mira, indignado y se levanta para golpearme de nuevo; pero soy más rápido y me dirijo corriendo a mi cuarto, cerrando con seguro la puerta cuando ya estoy dentro. Escucho golpes del otro lado, el cómo ese viejo lucha por romper la puerta. Yo me quedo apoyado contra ella, sintiendo su fría rigidez y abrazando mis rodillas con fuerza. Me niego a llorar. La maldita vida no se resuelve llorando. Con ese pensamiento y con los golpes de fondo, empiezo a cabecear; quedándome dormido poco después.

Despertar es la cosa más difícil que pueda existir. Cada despertar es una nueva oportunidad para que te rompan.

Me trueno el cuello, ya que me duele bastante, al igual que todo mi cuerpo, por el tiempo que pasé en esa posición. Pego mi oreja a la puerta y no escucho nada. Pero lo de ayer me deja en claro que no debo confiar en mi sentido auditivo, así que dejo el seguro puesto y me meto a bañar. Una de las pocas cosas que amo de este mundo, y que quizá extrañe en el otro, es un baño fresco y relajante por las mañanas. Miro mi cuello al pasar frente al espejo y suspiro. Marcas moradas resaltan en mi piel de manera poco agradable. Toco con delicadeza una y me sorprendo un poco de lo frágil que se ha puesto mi piel. Trago saliva y me pongo una camisa de cuello y manga larga negra junto con un pantalón del mismo color. Me coloco una bufanda por precaución y suspiro. Recuerdo que hace años lo que menos me gustaba era usar ropa totalmente negra, me daba cierta... melancolía creo que es la palabra correcta.

Abro con cuidado la puerta de mi habitación, saliendo casi volando segundos después, ya que el viejo entró empujando con todas sus fuerzas. Choco con fuerza contra mi cama y suelto un jadeo cuando siento algo tronar en mi espalda.

-¡ME TUVISTE TODA LA MALDITA MADRUGADA TOCANDO FUERA DE TU Habitación, IDIOTA! - dice mientras me tira un golpe.

El pánico inunda mi ser. Que me magulle el cuerpo entero si quiere, pero que no me toque la maldita cara.

-espera, ¡espera! ¡El maldito rostro no, carajo! ¡¡tengo que ir a la estúpida Universidad!! ¡¡¡Al menos espera a que regrese, mierda!!!

Él ignora mis gritos y me sigue golpeando donde sus puños caigan. Lo empujo con fuerza y trato de salir de la habitación, pero ya conoce mi truco y me agarra de la muñeca antes de poder escapar. Hago una mueca de dolor cuando aprieta en demasía. Volteo mi mirada, buscando algo con lo cual pegarle y salir huyendo, mas me topo con la ventana. Lo vuelvo a empujar con más fuerza, haciendo que suelte mi agarre. Inmediatamente corro hacia la ventana y salto de ella, cayendo en seco sobre el árbol. Lanzo una grosería entre dientes y bajo lo más rápido que puedo del árbol, antes de que él se recupere y también se lance por la ventana - porque sé que es capaz -, para después salir corriendo como loco hacia la Universidad. Ya a media cuadra de llegar a ella suavizo mi paso hasta caminar de manera aparentemente despreocupada. Ignoro todas las miradas y susurros, y me dirijo a mi clase con la mirada fija en el suelo. Maldigo entre dientes al notar que he olvidado mis auriculares en mi mesa de noche. Suspiro pesadamente y me dejo caer en el asiento con cansancio.

-miren a quién tenemos aquí. Es Kim Hijo de Puta Taehyung, ¿no? ¡Vaya si ayer te nos escapaste! Eres hábil, lo he de reconocer. Pero así como eres ágil, eres maricón. ¿Quién además de ti huiría de esa forma? Maldito marica de mierda.

Mantengo mi mirada en el suelo, apretando con fuerza los puños. Este maldito me está colmando la paciencia. Tenía buenas razones para irme de su alcance... Razones que se vieron frustradas por un entrometido pero lindo pelinegro. Un golpe en mi banca me hace suspirar y alzo la mirada para ver a ese patán.

-¿estás escuchándome, escoria?

Alzo mi dedo pulgar y empiezo a sacar mis cosas con tranquilidad de mi mochila. Frente a mí escucho risas y una respiración pesada debido al enojo. Un manotazo tira mis cuadernos bien acomodados y un silencio sepulcral se instala en el salón. Acomodo mi barbilla en la palma de mi mano y miro fríamente a Park Bogum. Él se queda helado de repente. No entiendo por qué todos tienen la misma reacción al mirarme directamente a los ojos. ¿Acaso ya notaron que...? No, imposible. Simple y sencillamente imposible. Ni siquiera el viejo se ha dado cuenta de los lentes, ¿por qué lo harían estudiantes estúpidos que sólo quieren molestar? Una tos fingida interrumpe nuestro duelo de miradas. Agradezco mentalmente que el profesor haya interferido. Verdaderamente me estaban dando ganas de golpear al idiota frente a mí.

...

Supongo que algo peor que decidir si despertar o no, son las clases. Son tan aburridas y mediocres que, por mucho que me esfuerce, no puedo concentrarme en la voz del profesor. En lugar de eso, mi mente se pierde en recuerdos lejanos y felices. Recuerdos en donde era feliz y mi más grande tristeza era el haber dejado caer mi helado o vestirme completamente de negro. Maldigo mi inocencia y mi ignorancia de ese entonces. Aprieto con mucha fuerza los puños y, por ende, rompo el lápiz que tenía en mi mano de manera ruidosa. Lo que daría por regresar a esos tiempos... Mataría por recuperar siquiera un segundo de lo que era ese entonces.

-Joven Kim, ¿se encuentra bien?

Oigo, pero no escucho la voz del profesor de cálculo. Advierto, pero no siento el dolor en mi mano. Percibo, pero no capto la calidez de la sangre que corre por mi muñeca. Diviso, pero no veo las miradas alarmadas y petrificadas a mi alrededor. Presencio, pero no vivo el cómo me paro de mi lugar y salgo del salón. Observo, pero no reacciono cuando empujo a alguien sin querer. Pienso en tanto, que me pierdo rápidamente en el tacto frío del agua en mis manos y rostro. De verdad, juro que lo intento; pero no puedo evitar ver su rostro en el espejo, sonriéndome con calidez y repitiendo esas infernales e imborrables palabras.

—sé fuerte, Tae. Siempre sé fuerte y no permitas que nadie te dañe.

Trato de sacarlo de mi cabeza, mas lo único que logro es meter esas tontas aunque preciadas palabras en mi mente. Lanzo un gruñido más animal que humano y estrello mis puños contra el cristal, haciéndolo añicos y clavando ciertos cristales en mi piel ya herida. Deseo llorar, pero, maldición, estoy en la tonta Universidad, donde todos creen que soy un estudiante normal con una vida normal en este jodido mundo normal. La cuestión es... ¿qué es ser normal?

Encajar. Ser normal es encajar.

Frunzo el ceño. Ah, la definición se ve muy sencilla; sin embargo, ¿qué procede si no se es normal? Todos te destrozan por ser diferente, todos abusan de tu ignorancia e inocencia; todos te hieren. Estoy harto de que me hieran. Así como estoy harto que sus palabras me den fuerza en momentos tan jodidamente difíciles. Alguien toca la puerta del baño con timidez. Suspiro con frustración y retiro de mi mano los pequeños pedazos de vidrio que se me enterraron. Suspiro de nuevo cuando llevo todo mi desastre al bote de basura. Me quedo viendo como hipnotizado el cristal con mi sangre hasta que escucho un nuevo golpe en la puerta. Cuando abro, me encuentro con un pelinaranja.

-ten cuidado, hay pedazos de vidrio en el suelo.

Sin esperar una respuesta, regreso a mi salón, siendo inmediatamente recibido por susurros y malas miradas. Devuelvo con frialdad cada una de ellas. El profesor no pregunta nada y yo le hago una ligera inclinación de cabeza como agradecimiento. Él asiente imperceptiblemente y sigue con su clase. Los susurros no cesan y yo quiero volver a correr para no volver más a este endemoniado lugar.








....

Hace rato me entró un amor a mi patria impresionante. Me puse a cantar el himno nacional y nooo, alto sentimiento me dio jsjsjsjsjs.

En fin, me cae a mi maestra de Dibujo. Medio día haciendo su tarea para que ni la revise correctamente.

Bueno, ya. Eso es todo por hoy!! Nos leemos pronto!!!

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro