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Cap 4

Narra Arela.

Bueno, cómo ya saben mí nombre es Arela, Arela Morrinson, vivo en New York, cerca de Central Park. En un departamento estándar, no soy de tener lujos, nunca me ha gustado ese tipo de cosas. Mi compañero es un gato callejero que adopte cuando tenía como 25 años, era un pequeño de apenas un año, sin dudas mí mejor amigo.

Trabajo en una boutique de ropa, por las tardes, para mí suerte está cerca de casa a unas seis cuadras de distancia.

-contaba tranquila mientras el roedor me veía con el mayor amor que me podía dar, sé que debería asquearme y estar muy furiosa con él, pero Splinter jamás fue el problema, más bien solo fue otro que cayó en la trampa de su hijo mayor, no logro comprender cómo es que ese chico termino siendo de lo peor-

Bueno, lo poco que se de mí vida, cuando era más chica, es que tenía padres y si no me equivocó un hermano.

No recuerdo bien en donde vivía, pero sé que había una plazoleta hermosa cerca, ya que recuerdo jugar con niños de mí edad en esos juegos que allí había.

También recuerdo que tenía un perro, grande de color marrón y negro, con unos hermosos ojos grises, siempre íbamos juntos a la plaza.

Es por eso que ahora tengo otro pequeño ya que no me es permitido tener perros grandes, pero es igual de dulce que ese.

-se me escapó una pequeña risa y no pude evitar sacar mí móvil y mostrarle una foto de mí compañero, el cual temporalmente está en una guardería, pero me sorprendió escucharlo preguntar porque no lo había llevado conmigo, a lo que le respondí que no sabía si fuera bueno hacerlo. Por lo cual él se quedó pensando y yo tranquilamente decidí seguir mí historia-

Otra cosa que recuerdo es ir a una escuela, aunque no sé si era pública o privada, solo sé que allí aprendí cosas importantes, entre ellas a defenderme de los bravucones, lo que siempre me metía en problema. Creo que es gracias a eso que se defensa personal, pues recuerdo haber estado en varias competencia de karate o algo así.

-me detuve un momento, tratando de saber que más debía decirle, Splinter me espero paciente, lo otro que podía contarle era el cómo termine conociendo a Miguel Ángel-

Eso era lo que mejor recordaba de mí vida, lo próximo es algo que ni yo misma se cómo explicar.

Era un día normal, estaba volviendo a casa y me topé con unos amigables perritos, no pude negarme a mimarlos, no supe cuando ese par de hombres aparecieron, los canes se asustaron y huyeron, parece que sabían de ellos. Yo me confíe y no les di interés, grave error, rápidamente me noquearon.

Cuando desperté fue por algo que podía sentir recorrer mis venas, quemaba demasiado, lo que me llevo seguramente a desmayarme, pues cuando volví en si estaba en una celda, todo mi cuerpo me dolía. Por un largo rato no me pude mover, por lo cual no sabía que mí cuerpo había cambiado.

-cuando llegué a ese punto, con mucha pena me levanté y aleje, revelándole mí verdadera apariencia. Splinter me vio en silencio, seguramente me analizaba, lo vi pararse y gentil beso mí frente, me sonrió y me dijo que me veía hermosa de esa forma. Sonreí tranquila y le di las gracias, continúe contándole-

Cuando al fin pude moverme, me mire detenidamente, estaba horrorizada con mí apariencia. Me tomo mucho tiempo para recuperar mi forma humana, pero siempre había algo nuevo, a lo único que le sacaba provecho era cuando me obligaban a pelear, a veces ganaba y otras terminaba mal herida o inconsciente, pero fue gracias a ello, que supe lo que podía y no hacer.

Eso fue hasta, que me metieron a una celda, hablaban de llevarme con un tal Destructor, recuerdo pasar un triángulo morado y aparecer en la ciudad, me subieron a una camioneta y luego fui bajada en una bodega, allí quede unos días, hasta que ellos aparecieron, no pareció importarles que estuviera allí, ese trio de tortugas estaba más interesados en una máquina que el Kraang había traído de su mundo, una vez que la destrozaron se fueron.

Al poco que se fueron, lo vi a él, sentí que veía a un ángel, pues el si me vio y fue gentil, me saco de esa jaula y me llevo a una estación de policía cerca, que justamente coincidía en que estaba cerca de mi hogar.

Le agradecí feliz por su acción y bueno, luego de eso lo volví a ver y fue cuando ellos aparecieron de nuevo, sentí un escalofríos al ver aquel par de ojos zafiro asesinando al menor, sabía que esa tortuga sería un gran problema y vaya que lo fue.

Narrador

Splinter estaba sorprendido de como aquella mujer hablaba con tanto amor de su hijo menor y como destacaba el hecho de que sus otros tres hijos, desde un inicio habían sido malos con ella y que en el fondo le temía a Leonardo.

Arela: esa es toda mi historia –sonrió suave-

Yoshi: es increíble lo fuerte que eres –suave le toma la mano-

Arela: nunca me gusto ser débil, no sabría el porqué, pero seguramente es por algo –suspira-

Yoshi: sea lo que sea, que te haya vuelto así de fuerte, se lo agradezco, pues esa fortaleza no te deja caer –suave le besa la mano-

Arela: oh, Yoshi –sonríe un poco sonrojada- también soy fuerte, porque ese pequeño querubín está a mi lado –pensando en Michelangelo-

Yoshi: -suspira- hablando de él, me gustaría poder recuperarlo

Arela: créeme, si eres paciente él te perdonara –gentil lo abraza-

Splinter correspondió, sabía bien que le costaría recuperarlo, pero haría lo que estuviera en sus manos, para no perder a su pequeño niño. Aunque también deberá corregir las actitudes de sus hijos, en especial el de Leonardo.

Arela, se sentía más tranquila, parte de su historia era real, más que nada en la que el Kraang la capturo. Ella en realidad venia de otra parte, una en la que solo los mejores corazones entrarían y vaya que si había encontrado uno y lo protegería sin importar nada.

En casa el menor escuchaba tranquilo la televisión, a su lado estaban sus amigos, quienes estaban algo preocupados, pues pronto se tendrían que ir y no deseaban dejar solo a su amiguito, quien estaba absorto en la película animada.

Al terminar la película, los torniquetes de la entrada hicieron su característico sonido, llamando la atención de quienes estaban en la sala, Michel en cuanto vio a la mutante, fue abrazarla muy feliz. Arela correspondió de igual manera, amaba a su querubín y eso lo dejaría ver sin restricción.

Arela: hola mi niño –suave le besa la frente-

Mikey: como te fue? –susurra al ver pasar a Splinter-

Arela: -suspira- bien, fue una linda velada –sonríe acariciándole suave la mejilla-

Mikey: -sonríe- que bueno, temí que algo te pasa –susurra-

Arela: nada me pasara –lo abraza acariciándole suave el caparazón-

Miguel Ángel sonrió correspondiendo feliz, después de un rato sus amigos se fueron, esperando ansioso por juntarse nuevamente. Desde las sombras un par de ojos veía con envidia como ese pequeño ángel poco a poco recuperaba su luz, una luz que odiaba con todo su ser.

Nota de autor.

Aquí les dejo la forma que Arela tiene al mostrarse ante Splinter.


Y esta es su forma de ángel.


Crédito de las imágenes a sus respectivos autores.

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