𝐻𝑜𝑙𝑎...𝑀𝑒𝑘𝑠𝑖𝑘𝑎
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༻ ༒ ༺
Todo lo que veía era oscuridad ...
No podía moverme, tampoco pensar con claridad...
Simplemente era oscuridad...
Oscuridad y un extraño sentimiento era lo que mermaban mis sentidos.
No puedo explicarlo, ni siquiera pensarlo con claridad; solo quedarme quieto, por que aunque no quisiera, era lo único que era capaz de hacer...
Poco a poco, el tricolor empezó a percibir de vuelta sus sentidos. Comenzó a mover su cuerpo torpemente, tratando de recordar lo que había tenido que pasar para que ahora sus extremidades solo se movieran lentamente y su mente se encontrara en tal estado que no podía ni escucharse a sí mismo.
No tenía idea alguna de lo qué pasó, pero estaba dispuesto a averiguarlo.
Así que poco a poco fue recobrando la consciencia, sentándose lentamente y aturdido en lo que parecía una manta realmente fría pero de textura suave, ¿Qué era?
No lo supo hasta que abrió sus ojos, teniendo que parpadear repetidamente para ajustar su vista a la luz que le pegaba casi directamente a la cara.
A penas talló sus ojos, notó que debajo de él se encontraba la nieve más blanca y brillante que jamás vió; esta parecía tener pequeña escarcha plateada que tintineaba con la luz de una luna que era realmente grande a comparación con lo que estaba acostumbrado, lo suficiente para iluminar una gran extensión del lugar.
Completamente confundido, tomó con sus manos la nieve, causándole un escalofrío por el cambio de temperatura de su mano y el hielo escarchado. Pese a que no estuviera acostumbrado al frío, fue lo que menos le importó y es que, no entendía cómo era posible que estuviera nevando en su región.
Tomando en cuenta que...en su casa nunca nevaba.
Entonces con ese pensamiento en mente dedujo que no estaba ni siquiera cerca a su país. Todo el clima...el cielo y el hecho de que hubiera pequeños cristales y carambanos de hielo colgando en los árboles, le daban un clara pista de que jamás había pisado un lugar así, con esos árboles frondosos extendiendose en fila, y ese color de cielo.
Pero...
¿Cómo es posible?
Pese a todo el ambiente nuevo y jamás visto, pese a las nuevas emociones...él lo sentía familiar.
¿Ya he estado aquí?
Se preguntó, teniendo que levantarse completamente por el frío que sentía en sus manos y parte de su pantalón. Cuando se vió ya apoyado en un árbol, checó si su ropa estaba húmeda por la nieve, sin embargo se llevó una sorpresa al notar que estaba todo seco, ni un rastro de que hace tan solo unos escasos minutos estaba en la húmeda nieve.
Imerso en un mar de pensamientos, no notó aquella figura a un costado, aquella que había aparecido de la nada entre el blanco brillar de la nieve y un árbol de gran altura, adornado de mantos blancos y carámbanos de hielo que brillaban por si solos.
México pegó un brinco al distinguir que no estaba solo, al ver por el rabillo de su ojo, que aquella figura más alta que él, no era un producto de su imaginación, si no un country con dos ...
¿Alas?
¿Esas son alas?
—Si lo son— la voz del extraño ser retumbó por el lugar, haciendo al mexicano pegar otro brinco de sorpresa.
El contrario se acercó, dejando que él latino distinguiera que era un country justo como él. Uno alto de tez pálida y colores tricolores en horizontal; usaba una gabardina blanca y larga que le llegaba abajo de la rodilla, siendo las hombreras adornadas con tonos dorados; también se encontraba portando una camisa blanca y arriba de esta un saco estilo victoriano del mismo color. Tenía una corbata azul y sus guantes junto a sus botas y gorro eran negras, haciéndolo ver extrañamente formal y elegante.
¿Salió de un cuento o qué?
La leve risa del ruso hizo que él mexicano dejara de inspeccionar su vestimenta, regresando su vista a aquellas grandes y blancas alas que incluso juraría brillaban más que la misma nieve.
Rusia se encontraba con su mano extendía, agarrando un copo de nieve con uno de sus dedos enguantados, admirando cada detalle de el pequeño cuerpo de agua congelado, que comparación, este era de un tamaño considerblemente menor a su mano.
—Es hermoso— pausó —Cada detalle de esta pequeña creación lo es, una lástima que...— con un simple movimiento de su mano, el copo se derritió por el calor que emanaba él ruso —Se deshace repentinamente, cómo si nunca hubiera existido— empezó a caminar mas cerca de México. Entonces, viéndose junto a él, extendió su mano dejando ver las gotas aún alojadas en la palma de su mano.
—Pero el agua sigue ahí... Aunque desaparezca su forma y ya no puedas distinguirlo a simple vista, aún se encuentra en mi mano por que el hecho de que no lo veas no quiere decir que no existió. Es increíble ¿No? —
México notó que se acercaba cada vez más, así que retrocedió completamente desconfiado, sintiéndose invadido por unos segundos.
Rusia lo notó, por lo que recobro su compostura llevando sus manos atrás de su espalda, sonriendo amablemente — ¿Por qué te asustas? Ya nos habíamos visto antes Мексика— hizo una pausa, agitando levemente aquellas alas imponentes para quitar un poco de la nieve que se alojó entre estas —Este es tu lugar favorito, ¿no?— miró ligeramente al cielo sin dejar de sonreír, apreciando las sorprendentes estrellas por unos segundos, solo para devolver su mirada al confundido latino.
—Yo... Yo no te conozco— al fin el mexicano habló, observando a Rusia como si esperara que lo asalatara o algo. Y es que el ruso era mas alto y evidentemente mas fuerte, era obvio que México, en una pelea, las tenía de perder.
—Oh, lo siento no me he presentado—
Rusia entonces dio una leve reverencia, llevando su mano a su pecho mientras la otra se quedaba en su espalda, alzando sus alas de un modo elegante, haciendo que México se quedara embelesado por unos segundos ante tales movimientos que parecían perfectamente sincronizados.
—Soy Rusia, tu ángel guardian—
Todo ápice de magia y seriedad se fué un vez dicho esto, ya que el mexicano terminó ahogando una carcajada que extrañó al ruso, sin duda no esperaba aquella reacción.
—Claro, ¿Cómo no lo pensé antes? ¡Mi ángel! — alzo sus manos al cielo de un modo burlón —¡Gracias Dios por esto!— soltó una risotada viendo al ruso sin importar que este se encontrara viendo al mexicano confundido y ligeramente ofendido por sus comentarios burlones.
—Ahora ¿Qué sigue? ¿Dónde están Adán y Eva?—
—No hay necesidad de burlase, te conozco Мексика y se que es difícil para ti creerlo pero es cierto—
México entrecerró los ojos como si se lo cuestionara, pero al final terminó negando —Lo siento pero no puedo creerte, seguro estoy drogado— aseguró, poniendo su mano en su frente tratando de averiguar así si todo era una alucinación.
—No estás drogado, yo te he estado cuidando — se acercó el contrario a pasos lentos pero firmes, manteniendo su postura firme —Te he estado protegiendo...— con un chasquido México dejó de ver al ruso pero solo fueron cuestión de segundos para que siguiera escuchando su voz, solo que ahora tras de él, logrando que se asustara.
¿Cómo carajos llegó ahí?
—.Aunque no lo notaras; corrección, aunque a mi no me notaras, yo soy quien te ha cuidado de tantas locuras que haces— tan pronto como Rusia dijo esto, México se giró viéndolo cara a cara, teniendo el más alto que inclinarse hacia enfrente por la diferencia de alturas, para poder apreciar mejor los ojos castaños del latino.
—Puedo asegurarte que no estás drogado o algo parecido que implique sustancias estupefacientes, ya habías estado aquí, solo ...solo que no lo recuerdas— la voz grave del contrario salió como un susurro por la cercanía, creando escalofríos al contrario.
Rusia notó que no hubo respuesta alguna, y entendía el por qué.
—Se te hace familiar este lugar, ¿No?—
México negó, aunque el sabía que mentía, claro que se le hacía conocido, desde el cielo extrañamente teñido en colores azules rey y morados, hasta aquella nieve que parecía brillar bajo sus pies, todo...
Rusia sonrió y se enderezó, viendo tranquilo al mexicano, cómo si este fuera un amigo de años al que le estaba hablando en otro día más de su vida.
—Мексика... Las emociones siguen ahí, podrás negarlo todo lo que quieras, podrás mentirme si así lo deseas...pero nadie mejor que tu sabe lo que sintió al ver este lugar—
—¿A qué te refieres? No puedo sentir un lugar conocido cuando jamás he estado aquí, tampoco te conozco y él saber tu nombre no me hace conocerte lo suficiente para confiar o creerte todos estos disparates—
Rusia asintió de acuerdo ante sus palabras, no lo juzgaba y entendía él por qué de su reacción. A fin de cuentas, siempre le sorprendían sus reacciones al encontrarse "por primera vez"...
—Verás, Este santuario...¿O me debería referir a él como tus sueños? Bueno, de cualquier modo que lo quieras llamar, eso no es relevante— empezó a hablar mientras rodeaba a México en su caminata tranquila, alzando ligeramente sus grandes alas para que estas no arrastraran en la nieve —Pero este lugar es tu creación; tú México, eres el.dueño de todo esto— alzó su mano, señalando generalmente el paisaje natural.
—Desde la nieve blanca que pisamos, hasta la brisa que recorre tu rostro; las estrellas que brillan y adornan aquel cielo, los sonidos que percibes y los árboles que admiras ...todo, todo esto es tu realidad —
México lo veía incrédulo, pero a su vez había algo dentro de él que creía cada palabra, que sentía todo tan familiar, y las emociones no dejaban de correr por su cuerpo como una explosión de sentimientos encontrados.
— Esta realidad...tiene muchos nombres— tomó una bola de nieve y empezó a amoldarla con cuidado entre sus manos hasta crear una bolita casi perfecta, entonces Rusia la aventó en el aire y esta empezó a girar rápidamente, siendo rodeada por un aura azul cielo y brillos tenues que hacían fantástico el ambiente.
No es cierto...¡Eso es genial!
—No importa como lo llames— agarro la bolita en su mano la cual ya no era más nieve, ahora era una perfecta y jugoza manzana roja, la cual extendió al atónito tricolor. —A veces lo llamas sueños lucidos— dicho esto dejó la fruta en la mano de México con una sonrisa al ver lo maravillado que estaba con aquella magia que el produjo.
—Pero... Si es un sueño lúcido entonces nada de esto es real...solo un producto de mi imaginación — la voz del tricolor sonaba decaída, incluso parecía decepcionado de que todo ese mundo tan fantástico solo fuera un sueño del que él era consiente.
Rusia solo lo vio con ternura, levantando su mentón para que ambas miradas colindaran —Мексика, tu lo llamas sueños lucidos, una fantasía...pero es real, es real hasta que despiertas, es real mientras tu estés aquí—
México veía ligeramente confundido al contrario, tratando de encontrarle sentido, intentando de entenderle a Rusia, él que decía ser su ángel guardián.
—Aunque...hay una cosa que no te dije— se incorporó soltando el mentón del contrario, sin embargo no se movió de su lugar. —Aunque dije que todo esto es creación tuya, hay una cosa que no lo es — dio una breve pausa ensanchando su sonrisa, permitiendo al contrario apreciar aquel gesto que, si no se encontrara en esa situación, le hubiera sorprendido y seguramente sacado un sonrojo.
—¿Qué es esa cosa? —
—Yo, Мексика. No soy parte de tus sueños o tu realidad, podrías definirme como un visitante...pero no cómo un producto de tu imaginación —
México se quedó callado, procesando lo que el ruso le acababa de confesar.
Real...
¿A caso eso era cierto?
No podía asegurar nada, jamás creyó que él pudiera tener un ángel que prácticamente lo cuidara de cualquier mal, siempre creyó que era debido a su buena suerte y el ser cuidadoso cada que hacía una "pendejada", y es que, veía imposible aquella opción, no es que fuera ateo pero tampoco llegó a imaginar aquello.
Un ángel guardián...
Aquel country ¿Realmente se la pasó cuidándolo por tanto tiempo? ¿Aguantando todas sus pendejadas, que sin ser consiente, lo ponían en riesgo?
—Soy real, y sinceramente quería visitarte por que hace tiempo no te veía de cerca y hablaba—
México pegó un brinco al sentir la mano fría del ruso tomar la suya en un tacto suave y gentil, casi imperceptible, pero a su vez, cargada de emociones extrañas que el tricolor no entendía.
—Si dices ser un ángel, mi...mi ángel guardián ¿Por qué no verme en la vida real? ¿Por qué no me hablaste antes? —
Rusia se inclinó, dando un beso gentil en el dorzo de la mano del contrario sin ninguna razón aparente, México se sonrojó por el acto y trató de disimularlo desviando la mirada, cosa que Rusia no pasó por alto.
—Este es el único modo, ser parte de los ángeles guardianes implica tener reglas y seguirlas al pie de la letra.— suspiró con pesadumbre y siguió hablando — Alguien como yo...no puede ser simplemente enviado a la tierra por una visita, no Мексика, eso me haría un ángel caído, eso ... Eso me haría perder mi puesto y mi derecho a formar parte de ellos; perdería la oportunidad de poder cuidarte y estar contigo aunque sea desde la lejanía— su voz tomó un ligero tono decaído.
Ni siquiera se imaginaba que haría si algo parecido pasara...
—Lo perdería todo. — puntualizó, alzando la mirada de nuevo, tratando de mantener su postura calmada aunque esos pensamientos lo desequilibraban.
—Ya veo...—
—Aunque, contal de verte, valdría la pena. Si fuera necesario lo haría; rompería cualquier juramento y reglamento con tal de mantenerte a salvo— ambas manos fueron entrelazadas por el mayor, apegándose un poco más sin ser del todo consiente de sus acciones — Haría cualquier cosa por ti— susurró casi en un suspiro, pensándolo más para si mismo que para el latino.
—Eres importante para mi... más de lo que puedes imaginar, y en definitiva arriesgaría todo si así me lo pidieras — concluyó sonriendo con cierta ternura de ver al latino de cerca.
México en cambio se encontraba casi en shock, sintiendo su corazón latir fuertemente contra su pecho mientras sus mejillas se calentaban, ocasionando un fuerte rubor en estas.
No comprendía por qué es que el ruso le tenía tanto aprecio, no entendía cómo todo aquello era posible y por qué a penas le estaba pasando todo eso..justo ese día, justo a él ...
—Aunque he de admitir que sería mi último recurso, después de todo hay otro modo de verte sin necesidad de romper mi juramento, y supongo que ya sabes a lo que me refiero—
Claro, los sueños lucidos ... Este lugar
Rusia asintió dándole la razón, sin necesidad de que México se lo dijera en voz alta.
—Es...increíble, parece una pinche broma, sinceramente— admite el tricolor rascándose su nuca con su mano libre, nervioso de saber todo eso y a penas procesarlo —Aunque ya decía yo que seguir con vida aún después de tanta pendejada, era un milagro—
Rusia rió levemente, asintiendo de acuerdo ante las palabras del contrario.
—Por eso te visito por aquí, ciertamente es limitado, pero no importa, porque aunque no pueda acompañarte físicamente en tus aventuras, aunque no te acuerdes de las demás veces que nos hemos encontrado, aunque tengas que irte siempre de aquí solo para despertar... Aún puedo verte, aún puedo hablarte y escuchar esa hermosa risa, aún puedo admirar esa sonrisa tuya y saber que estas bien —
México solo pudo quedarse ahí parado, apretando levemente las manos entrelazadas como un acto de reflejo por los nervios; teniendo un conflicto interior de emociones, sintiendo un cosquilleo en su estómago y terribles ganas de taparse la cara para dejar de ver al ruso por simple pena. Pero aunque quería prácticamente huir del contrario, no se movía ni un solo centímetro, ni siquiera podía hablar bien, y es que en el interior, México realmente no quería irse, se sentía a salvo, se sentía nervioso pero a la vez lo inundaba un sentimiento de felicidad y paz inexplicable.
—Aún puedo estar contigo pese a todo, y lo más importante....—
La mano del ruso jaló la contraria repentinamente, ocasionando que el cuerpo del de menor estatura chocara con el pecho del contrario. A penas Rusia notó aquello lo empujó levemente del pecho, haciendo que perdiera el equilibrio y casi cayera de lado, cosa que el peliblanco impidió al sostenerlo de su cintura, quedando ambos así en una posición más cercana de lo que México pudiera aguantar.
—Puedo protegerte y estar así de cerca sin ninguna restricción —
A penas un roce de ambos labios fue lo que despertó a México de su trance, parpadeando repetidas veces para enfocar aquellos ojos azulados que lo miraban gentilmente.
—Rusia ... — susurró tratando de formular palabras coherentes —Yo...no se si esto es real, no quiero pensar que lo eres por que ... Puede que sea solo mi mente tratando de llenar ese vacío que siento— intentó incorporarse para alejarse del ruso, pero el mencionado no lo dejó.
Rusia lo sabía mejor que nadie, estaba completamente consiente de todo lo que el mexicano pasaba en su día a día, después de todo, era su ángel y él se encargaba de cuidarlo, ¿Cómo no estar enterado de lo que le pasaba a su pequeño?
Todo ese trabajo acumulado que lo desvelaba días enteros... aún siente la impotencia de no poder conseguir que el mexicano descanse sus horas debidas o que coma adecuadamente.
Rusia muchas veces quiso ayudarlo pero no se le era permitido interferir de tal manera, así que solo observaba...
Observaba al país que mas quería, ser carcomido por toda esa vida llena de dificultades.
¿Y él?
Solo podía ver desde lejos, ser un espectador más, uno que al final del día terminó harto, impotente y lleno de sentimientos negativos que un ángel no debería sentir.
Estaba mal...
El hecho de molestarse con otros humanos que dañaran a México no era correcto, el querer estar a su lado y ayudarlo con todo lo que necesitara para verlo feliz estaba mal.
Estaba mal según su credo pero...
¿Realmente está mal?
Cuando esa pregunta llegó a la mente del ruso fue cuando entendió que no lo estaba, él también tenía sentimientos y ver a México, su protegido, ser dañado emocionalmente, solo lo hizo sentir que estaba fallando en su misión.
¿Por qué si se debe asegurar de que él mexicano esté bien en todo momento como el guardián que es, no lo parecía?
Entonces así fue cuando una noche logró contactar con él, logró hablar e incluso interactuar con México por medio de aquellos sueños lucidos, tratando de brindarle paz, tratando de darle la felicidad que se merecía.
Solo que, no todo salió como Rusia quería...
No, cada noche que se reencontraban parecía como si fuera la primera vez. México no lograba recordar nada de lo que hacían o decían, simplemente lo veía una y otra vez como a un extraño al cual temer, como alguien que igual podía terminar lastimándolo.
Rusia nunca lo culpó, nunca perdió paciencia y siempre se encargó de ser gentil y explicarle quien era, aunque eso significara que todos esos momentos quedaran solo en la memoria de uno, inexistentes en la del otro.
—Мексика, soy real... Mirame — con la mano que sostenía la contraria, lo tomó del mentón para que ambos se vieran cara a cara —Puedes sentir mi calor, escuchar mi voz claramente, puedes apreciar mi tacto y ver mis alas rodearnos. Todo mi ser... Es real, se siente real incluso más que cualquier cosa que nos rodea, se que tu lo sabes por que no es la primera vez que nos vemos—
Dicho esto, México asintió sabiendo que el contrario tenía razón, de todo lo que lo rodeaba lo que más se sentía real era el ruso, y desde el inicio sintió un extraño mar de emociones que no tendrían explicación coherente a menos de que ya se hubieran visto antes.
—Tienes razón, eres real — susurró con ápices de sorpresa —Es increíble, jamás imaginé que esto fuera posible...que tu lo fueras— él ruso no quitó su sonrisa calmada y de felicidad al lograr su cometido.
—Pero lo es, y estoy seguro que un día te conoceré cara a cara... Un día te podré sostener en mis brazos y nunca dejarte ir; pero hasta ese entonces podemos seguir viéndonos en este...— por primera vez en unos largos minutos, Rusia desvió la mirada del tricolor para observar el mágico lugar —..santuario tuyo, en tus sueños —
México en esos momentos dejó de prestar atención a su alrededor, dejó de pensar tanto y simplemente se centró en quien tenía enfrente.
—Lo siento, de verdad ....lo siento Rusia— al fin el mexicano pudo incorporarse de aquella posición, al inicio Rusia temió por su cambio tan repentino, creyó que se alejaría pero para su alivio, él solo lo abrazó. — No te recuerdo de otros sueños...no te reconocí y sigo sin hacerlo, pese a que hay algo que me dice que ya te he visto antes, no tengo un recuerdo o algo parecido que me diga que eres un conocido—
Rusia apegó al contrario para unirlos mejor en aquel abrazo, casi inconsientemente sus alas se cerraron levemente, envolviéndolos cómo si solo ellos existieran, creando un ambiente donde solo importaban ellos dos, envueltos en su mismo mundo.
—Siempre estaré para ti, no importa que pase o cuantas veces tenga que recordarte que existo, estaré a tu lado— aseguró el ángel aún manteniendo el abrazo con México, el cual se aferraba a su gabardina blanca, temiendo que si se separaba, entonces lo olvidaría de nuevo y no recordaría que hay alguien...alguien que se preocupe por él y que lo cuida incluso cuando él mexicano suele ser inconsciente respecto a su integridad fisica.
Unos segundos de silencio fueron producto de la divagante memte del mas chaparro.
—Hay algo que no entiendo—
—¿Qué cosa, Mex?— Rusia se separó levemente para poder ver a los ojos al nombrado
—¿Por qué eres tan atento conmigo? ¿Cuál es la razón por la que un ángel como tu haya decidido romper una regla por un simple country como yo? Se que es tu trabajo cuidarme, pero no creo que esto sea parte de tu trabajo— México veía a Rusia aun en el abrazo, teniendo que subir su mirada para mantener contacto con él.
Rusia no pudo evitar no soltar una leve risa, acariciando la mejilla contraria con su dedo índice — Lo hago por que eres una persona maravillosa, te preocupas por los demás aunque no te lo pidan o lo merezcan, nunca te das por vencido aunque tu situación sea difícil, siempre enfrentas el mundo con esa adorable sonrisa tuya; aunque por dentro estés destrozado ... Tratas de ocultarlo para no preocupar a los demás... Eres admirable —
México se quedó atónito escuchando aquellas palabras, y es que pese a que Rusia era prácticamente alguien que acababa de conocer (conscientemente) este le trataba incluso mejor que muchos, se preocupaba por él y hasta llegó a buscar un modo de verlo y cuidarlo sin importar su credo.
—No eres como los demás, eres diferente... eres especial. — hizo una pausa, suspirando fuertemente tratando de controlar aquellos nervios que nunca lo abandonaban cada que hacía eso, aunque Rusia pareciera alguien tranquilo, él mexicano tenía ese efecto en él.
Después de un terrible intento por calmar sus emociones, se decide por hablar.
—Tal vez es por eso que... Te amo—
México abrió los ojos de golpe, sonrojándose fuertemente ante tal declaración, la cual lo había tomado tan de sorpresa que no sabía siquiera cómo contestarla.
¿Lo amaba?
Un ángel, no...su ángel guardián ¿Enserio le estaba diciendo eso?
— No se si vayas a recordar esto, o si lo olvidarás... Solo quiero que sepas que no estas solo, y que eres especial para mi... Aunque no me recuerdes, las emociones seguirán ahí — gentilmente llevó su mano al pecho del contrario, tocando el área donde estaba el corazón del tricolor palpitando con una gran rapidéz — Sentirás cómo tu corazón se acelera y duele extrañamente, sentirás que extrañas a alguien aunque no recuerdes que ese alguien soy yo, mirarás a la nada esperando que alguien te abrace.... tal vez no seas del todo consiente del por qué... Pero como un copo de nieve, aunque desaparezca, aún quedará rastro de nuestros encuentros en ambos, aun tu subconsciente sabrá que hay alguien que te ama —
México tomó la mano que se encontraba en su pecho y la apretó sin intención de lastimarlo, tratando de calmar su corazón y su emociones que corrían en un frenesí descontrolado — No tienes asegurado que así sea y aún sigues intentandolo...— susurró el latino con ápices de cierta tristeza, sintiéndose culpable por olvidar a alguien como Rusia.
—Por lo menos tengo que hacerlo, ¿no? Intentar y no darme por vencido hasta que un día despiertes y me recuerdes—
Sin siquiera darse cuenta las mejillas del latino se encontraban húmedas por las lágrimas que salían de sus ojos; sentía una presión en el pecho dolorosa, pero unas cosquillas recorrer su estómago, todo junto como un mar de emociones dispuestas a ahogarlo.
¿Por qué lloraba?
No lo sabía claramente, pero a ese punto no quería tampoco pensar en ello.
El pulgar del ruso se encargó de remover las lágrimas que salían, encunando la cara de México entre ambas manos frívolas. No fue hasta ese momento donde de nuevo ambas miradas conectaron, silenciando cualquier otro sonido externo que no fueran ellos.
—Supongo que es difícil para ti ... No todos los días ves a alguien con alas— bromeó el ruso, agachándose levemente para quedar a la altura de México, moviendo ligeramente sus alas como un acto de reflejo por la emoción de tener al mexicano en sus brazos un avez más.
Al notar el silencio del tricolor, Rusia iba a decir algo, pero fue abruptamente callado al sentir un jalón torpe de su gabardina, siendo México él que uniera ambos labios en un beso repentino y gentil que hizo a Rusia pegar un brinco de la sorpresa.
México se reprendió mentalmente por haber hecho tal acto, no podía creer qué él mismo tomara aquel impulso tan irresponsable de besar a quien era un guardián y no uno cualquiera, ¡Su guardián!
Pese a que el tricolor se maldijo por dejarse llevar por sus sentimientos, nunca se separó de Rusia. Todo lo contrario, México se encontraba ligeramente de puntas para alcanzar al ángel, siguiendo el beso torpemente mientras una de sus manos se aferraba con fuerza a la gabardina y la otra se posaba gentilmente el su hombro, la cual después de unos segundos subió hasta alcanzar la nuca del ruso, profundizando un poco más aquel acto que encontraba tan contradictoriamente correcto.
¿Por qué lo hizo?, ¿Por qué se dejó llevar por sus impulsos?
No lo sabía con exactitud, ni siquiera lo podía pensar con claridad ahora que su mente se ahogaba en tantas emociones recorriendo su pecho.
Estába confundido, exaltado y algo nervioso...
Pero también estaba extrañamente felíz, embelesado y perdido en los brazos del contrario, sintiendo el tacto gentil del ruso, ese mismo que le causaba ternura. Rusia lo sostenía como si él fuera de porcelana fina, cómo si se fuese a romper con un paso en falso, y eso sin duda le daba paz y un sinfín de las típicas mariposas en el estómago.
Y mientras México parecía disfrutar de aquel cuidado, el ruso no se lo esperaba en lo absoluto, estaba casi en shock de tales acciones, sin embargo no fue impedimento para continuar aquella unión que tanto deseaban sin siquiera ser consientes; que tanto anhelaban ambos corazones pero que se les había negado por tanto tiempo.
Rusia sintió su estómago y pecho explotar, sus alas incluso revolotearon levemente por unos segundos, expresando lo emocionado y sorprendido que estaba. Entonces en esos momentos, sosteniendo a México con una mano en su cintura y otra en su mejilla, sintiendo el calor y moviendo sus labios al compás del contrario sin ninguna prisa, es cuando se dio cuenta de que pese a conocer el cielo y saber exactamente como era el paraíso; realmente no se comparaba en nada a estar junto al mexicano, a compartir todas esas noches de sueños con él y justo en esos instantes, el compartir aquel momento tan especial.
Rusia estaba convencido entonces, de que no hay credo lo suficientemente fuerte para detener esas emociones que lo ahogaban, no había título lo suficientemente importante para hacerlo negar lo que sentía por él mortal tricolor.
No había nada...
Nada que lo detuviera de estar con él, nada que no quisiera más que estar con él.
Y así como inició ese gesto tan especial fue cómo terminó, quejándose él ruso mentalmente por haber tenido que separarse del mexicano, queriendo que durara para siempre.
—R..Rusia—
Él nombrado despertó de su trance al escuchar el tono asustado de su amado, abriendo los ojos para enfocar el rostro de preocupación que tenía México.
—¿Qué pasa? ¿Estás bien? — Rusia no pudo evitar no sentirse nervioso por la reacción tan repentina de México, pensando por unos instantes que había hecho algo mal, que tal vez se sobrepasó o tal vez el latino se había arrepentido del beso.
Pero justo cuando su mente ya se encontraba atormentandolo con miles de escenarios negativos, México lo volvió a traer a la realidad, señalándole el paisaje que los rodeaba.
Rusia entonces comprendió ...
Todo el hielo se derretía, los carámbanos dejaban de relucir para ir desapareciendo incluso a la par que los copos, el cielo parecía oscurecerse más de lo debido, dejando que las estrellas que adornaban el filamento se fueran apagando de a poco; la nieve que tintineaba en brillos plateados ahora se volvía opaca, casi negra.
Todo aquel santuario mágico que parecía brillar por si solo, se encontraba apagándose, derritiendo los adornos y opacando la gran luna que los iluminaba, creando un escenario más oscuro y melancólico.
México se estaba despertando...
El ruso regresó su mirada a quien se aferraba con miedo a su ropaje, sosteniéndose con evidente temor a soltarse, a olvidarse. Rusia esperaba sonreirle para tranquilizarlo, sin embargo la mirada contraria estaba muy ocupada en ver todo ese lugar ir desapareciendo de a poco.
—No, no, no...— susurró múltiples veces el tricolor, sintiendo su mirada cristalizarse ante aquella escena que arrasaba con todo el hermoso lugar.
—Oye...tranquilo— la voz del soviético salió ligeramente seria y firme para llamar la atención del mexicano — Mirame a mi México, estarás bien— él nombrado hizo caso, viendo a Rusia directamente a los ojos.
—¿Cómo sabes eso? Me..me iré y te olvidaré de nuevo, y no quiero... Rusia yo no quiero volver a despertar — las lágrimas caían cada vez con más fluidez por las mejillas del latino. Cada segundo lo inundaba más y más el sentimiento de desesperación, no quería despertar pero eso no lo lograba controlar a voluntad.
Rusia notó aquello y su pecho dolió al verlo sufrir, por unos instantes él también tuvo cierto miedo, aquel miedo que jamás lo abandonaba cada que se tenía que despedir del mexicano.
Siempre se preguntaba si esa sería la última vez que lo vería, si sería igual que siempre y olvidaría lo que acababan de hacer...
Llevaba tiempo viviendo con ese temor, tratando de acostumbrarse a ver al mexicano partir, pero lo cierto era que siempre dolía como la primera vez.
Un nudo se formó en la garganta de ambos, pero el ruso, pese a sentirse igual de triste y desesperado que él contrario, logró mantener su falsa tranquilidad para brindarle paz a México, para no dejarlo solo en esto.
—Hey, ya te lo había dicho Мексика, no importa si me olvidas yo siempre estaré para ti... Y creeme, no dejaré de visitarte, ¿si?— México negó, pegando su mejilla al pecho del ángel en un abrazo desesperado por quedarse a su lado.
Rusia cerró los ojos, dejando que lágrimas también escaparan silenciosamente, sosteniendo entre sus brazos al de menor estatura, tratando de calmarlo mientras subía y bajaba su mano por su espalda cómo un intento de consuelo.
—Rusia...—
El entorno se fue oscureciendo, dejando notar cómo la luna del lugar abarcaba menos terreno iluminado, dejando sus últimos rayos alumbrar a ambos chicos abrazados.
—¿Si, Мексика? —
De pronto lo que alguna vez fue un santuario mágico, un sueño lúcido lleno de magia, ahora desaparecía frente a ambos, dando su última chispa de luz.
—También ... También te ....— La voz de México sonó entrecortada.
Rusia miró hacia abajo con sus ojos brillando por las lágrimas retenidas, sin embargo al mirar sus brazos lo único que vio fue un gran vacío y una oscuridad era lo único que lo rodeaba.
No pudo hacer nada... De nuevo.
Solo se limitó a limpiar sus mejillas y ojos, incorporándose en aquel vacío en donde solo sus alas brillaban y su compañía era si mismo.
—Lo se...yo también te amo—
Soltó en un suspiro, más como un susurro silencioso que cargaba con su pena, con el dolor y pesadumbrez de saber que había dejado ir a su amado...
༻ ༒ ༺
México despertó por la alarma de su celular. Al tenerlo cerca casi le vuela los oídos, por lo que maldijo molesto, totalmente adormilado, pensando seriamente que ya empezaría a dejar el cel lejos de su pobre tímpano.
Logró alcanzar su celular y con los ojos entreabiertos apagó aquel dispositivo que lo irritó por su tono insistente y el constante vibrar.
México se talló la cara, pero al hacer esto miró sus manos confundido al sentir humedad.
¿Estoy llorando?
El tricolor se quedó unos segundos confundido viendo su manos, con esa ya iban cuatro veces en la semana que se despertaba así.
Que joto soy
Pensó burlándose de él, ligeramente harto de que despertara llorando; y es que no entendía por que le sucedía aquello, ni siquiera se acordaba de sus sueños cómo para que amaneciera con las mejillas llenas de lágrimas, a veces gritaba un nombre inentendible o luego tenía que hacer ejercicios de respiración ya que se despertaba jadeando y eso lo solía terminar casi ahogando.
—En fin, supongo que es algo involuntario u otra tontería mía—
Pensó en voz alta, levantándose de la cama para ir a desayunar ya que de seguro se le hacía tarde para su trabajo.
Mientras cocinaba rápido lo que sería su almuerzo y su desayuno, se quedó perdido viendo a la nada; sintiendo un repentino dolor en el pecho y un extraño vacío...de nuevo.
—Ya empecé de raro— susurró agitando su cabeza para volver a la realidad, tratando de alejar todos los sentimientos extraños que venían repentinamente a su ser.
Después de eso, todo el día fue monotono, nada importante más que montones de pilas de trabajo que tenía que hacer y que sin dudarlo se la paso toda la tarde y parte de la noche trabajandolo. Y ni mencionar que uno de sus compañeros le quiso tirar el café encima solo por haber tropezado con su escritorio, pero eso era algo que no le daría importancia.
Justo a la una de la madrugada logró acabar todo el trabajo pesado.
—¡Al fin! — se dejó caer en su cama mientras bostezaba, sintiendo sus párpados pesados, cerrándose cada vez con mas insistencia, y siendo su respiración mas calmada, relajándolo casi al instante.
Poco a poco comenzó a caer en un sueño que se profundizó con el pasar de los minutos pese a que llevaba gran parte de la noche evitando dormir.
Pero de pronto dejó de ser consiente de su entorno, ahora sumido en una oscuridad extraña de la cual no podía ni moverse, de la cual era consiente pero pese a esto no podía hacer nada para reaccionar como quisiera.
Pero lo que hizo que se asustara fue una voz retumbar en su cabeza; una que jamás había escuchado sonó repentinamente, como un saludo gentil pese a la voz gruesa que lo llamaba.
—Hola Мексика...—
༻ ༒ ༺
U
ff al fin lo acabé :D ... Casi me da tortícolis de tanto estar escribiendo la planificación, el borrador y el resultado final XD pero bueno andaba de necio mi cerebro con que quería ver esta idea plasmada y aquí la tienen.
Neta si no les gustó me voa' cortar las manos JAJA me maté por que todo saliera bien hoy (?
Jsjsj ahora si me animé a hacer la portada yo, una disculpa los garabatos ando novata en esto.
Que también subí una parte del one shot como dibujo/mini cómic en mi insta (@colette_61) si van, ahí me comentan que vienen de aquí 👀✨
~Aclaraciones:
~Cuando México besó a Rusia, él taquito recordó todo ...por eso estaba tan asustado de dejarlo ir.
~México una vez más no se acuerda de Rusia en el final (cuando se despierta de su sueño) pero su subconsiente se aferra cada vez más a esos sentimientos que Rus provoca y por eso al despertar se comporta así... ¿Quién sabe? Tal vez y a la otra lo recuerda...
~No es la primera ni última vez que se ven en sueños lucidos.
~Por si no quedó claro Rusia si existe, es un Ángel que forma parte de la guardia celestial para protección de los humanos que les asignen y deben ser fieles a sus credos, si llegaran a violar alguna regla o juramento se les será juzgados en una corte, depende el nivel de violación sería el castigo".
~Si, ya van varias veces que Rusia tiene que pasar a sufrir por la memoria borrada de México y pese a que se podría decir que ya se acostumbró, nunca le deja de doler igual que la primera vez, ya que todos los momentos y recuerdos solo los tendrá él...si no se nota tanto es por que trata de ser fuerte por México.
~No, la autora no consumió sustancias sospechosas para crearse tremenda cosa jajaja. XD
~Esta cosa lleva escrita desde hace cinco meses y medio, pero necesitaba esperar a publicarlo hoy por que es un especial debido a que cumplen México y Rusia años de relaciones internacionales, así que si, imaginariamente yo lo hice el dia del Rusmex.
Ojo que me quedé con mas ideas atascadas en mi cerebro, quien sabe tal vez después haga extras de este one shot 👀 ¿Qué dicen?
En fin, si les gustó no se olviden si quieren votar, comentar o compartir la locura o no (?.
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