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Capítulo 7

Un traidor entre nosotros

Jimin abrió los ojos y expulsó al sacerdote que estaba en el interior de su cuerpo, soltó un par de lágrimas de sus ojos buscando a Yoongi con la mirada, cuando lo encontró se puso de pie tambaleante por el shock causado al recibir toda esa información. Luego envolvió sus brazos alrededor del demonio llorando desconsoladamente.

—Lo siento por culparte de robar mi luz, lo siento por querer asesinarte, siento no haberte escuchado antes y quedarme contigo en tu reino...

—Ji...minah...

—Siento haber sido tan estúpido y no saber reconocer el gran amor que te tengo aún con amnesia.

—Pero aún así anduviste desnudo ante mí y tremendo beso que nos dimos en mi alcoba.

—Fui castigado para olvidarte una vez despertara. Cuando estaba quedando dormido ante tu aliento quería gritar que te amaba pero me fue imposible.

—Te desterraron, ¿cierto? —preguntó con dulzura y Jimin asintió.

—Me golpearon, humillaron, desnudaron, desterraron, me despojaron de mi luz ¡La mitad de mi alma! Me hicieron olvidarte y me arrojaron a las orillas del inframundo para que me arrastrara hasta ti...

—Por suerte no te arrancaron las alas, eso hubiera sido peor. —Acarició su cabello— Ven, tienes que dormir y recuperarte porque pienso apelar para recuperar tu luz.

—¿Apelar? Un demonio no puede ir en contra de las leyes celestiales... No es tu zona —dijo Jimin mientras avanzaban a la habitación.

—Tú eres mío, eso te convierte en mi zona y voy a quebrar cada hueso de los que te lastimaron.

—No es necesario, después de todo son mis hermanos. Si yo hubiera estado en sus zapatos también hubiera hecho lo mismo.

—¿Estás seguro de eso? —Jimin asintió.

—No inicies un conflicto por mí.

—¿Conflicto? —preguntó Yoongi al abrir la puerta de su habitación.

—Oye por cierto, qué asco me daba el olor a azufre. Por eso vomité.

—Que bueno, por un momento creí que estabas embarazado.

—Los ángeles no se embarazan. —Rodó los ojos.

—¿Seguro? Eso lo averiguaremos después...

—Yoongi... Hay una cosa más, los ángeles no me borraron la memoria nada más por nuestro amorío...

—Eso es lo que me temía, ¿Qué descubriste?

—Ellos planean destruir el infierno. Hay un infiltrado del cielo aquí siguiendo tus pasos y necesitaban un pretexto para no ser los primeros en romper el acuerdo. —Suspiró— Nosotros les acabamos de dar el pretexto perfecto con nuestra fornicación.

>>El problema es que todavía no recuerdo del todo, pero estoy seguro de que sé quién es el traidor.

—Sabía que algo habías descubierto, no te preocupes llevo milenios reinando y ningún estúpido ángel va a robar mi reino. No por nada soy el diablo. —Sonrió de lado.

—¿Seguro que debo estar tranquilo con respecto a eso?

—Sí. Tú descansa bien porque perder la mitad del alma no es cualquier cosa.

Ambos se acostaron en la cama, Yoongi tarareaba una canción para ayudar a Jimin a concebir el sueño a medida que le depositaba pequeños besitos en la frente y acariciaba la punta de su nariz con el dedo índice. Cuando el ángel se quedó profundamente dormido Yoongi se puso de pie abriendo las puertas del castillo de par en par y reuniendo a todos en el campo de batalla infernal formados en líneas de cien en cien. Tenía que averiguar quién era el traidor de una vez por todas y no esperaría un segundo más para hacerlo.

—¡Damas, caballeros y quimeras! Hoy tendremos una inspección personal porque entre nosotros se encuentra un traidor que busca destruir mi reino. —La voz de Yoongi resonó por todo el lugar.

>>Todos quédense en sus filas que esto va para largo. Nadie se irá de aquí hasta ser inspeccionado por mí.

Todos murmuraban tratando de comprender quién se atrevería a querer derrocar al rey del infierno. Algunos asustados, otros emocionados porque querían ver la furia de su rey ser derramada.

Yoongi caminó con paso seguro hacia el primer ángel quien se arrodilló dramáticamente colocando su rostro en el suelo infernal dando gritos llenos de alabanzas hacia su rey.

—Te creeré luego de examinarte. —Yoongi extendió su mano tocando el pecho del ángel oscuro buscando en su mente y corazón alguna pizca de rebelión en contra suya hasta que encontró un pensamiento que lo dejó descolocado.

<<Mi rey se acuesta con un celestial, eso lo convierte en un traidor y doble cara>>

—¿De verdad piensas que soy un traidor y doble cara? —cuestionó Yoongi con severidad.

—¡Mi señor, fue un pensamiento cualquiera mi intención nunca ha sido traicionarlo!

—¿Cómo saber eso?

Los ojos de Yoongi ardieron en llamas y el ángel frente a él estalló en mil pedazos salpicando de sangre a todos los que estaban a su alrededor.

Un silencio sepulcral invadió el reino.

—Ahora, ¿quién sigue? —preguntó sonriendo de lado.

Mientras dormía Jimin recordaba sucesos en el reino celestial:

Estaba arrodillado en el santuario pidiendo por su alma y por la de Yoongi. Deseando que los dioses bendijeran el gran amor que se tenían.

—Yo sé que es un demonio y que yo soy un celestial, pero cuando digo que lo amo es en serio. Nunca había sentido esta conexión con nada ni nadie...

>>Por favor, bendigan nuestro amor.

—No me digas que te enamoraste de un demonio... —dijo un ángel celestial que estaba escuchando con sigilo a Jimin. Era alto sus alas blancas y resplandecientes, cabello oscuro y largo hasta los hombros, ojos negros que podían ver hasta el más oscuro pecado de quienes tuviera enfrente.

—¡Por favor, no me condenes Silas! —suplicó.

—Eso dependerá de tu respuesta —Se acercó a Jimin— ¿Enamoramiento, beso, sexo? ¿Qué tan lejos han ido?

—No me hagas decirlo... —Jimin titubeó.

—¡Te acostaste con un asqueroso demonio! —gritó horrorizado.

—Guarda el secreto Silas, hoy me marcho del reino y además no es un demonio cualquiera es el rey demonio; Min Yoongi —dijo ingenuamente.

—Estás acabado, Jiminah.

Al decir eso Silas lanzó una luz hacia arriba llamando la atención de distintos ángeles del reino celestial para que se acercaran y lo ayudaran a atrapar a Jimin. Uno a uno se juntaron.

—¡Ha cometido fornicación con el rey demonio, llévenlo a la corte!

—¡Por favor, dejen que me marche!

Jimin trató de emprender el vuelo directo al inframundo pero eran cientos de ángeles en contra suya así que le fue imposible huir. Todos le lanzaron distintos encantamientos que lo tiraron en el suelo agonizante. De esa manera lo arrastraron a la corte celestial pero estando afuera diez de ellos lo golpearon con sus pies y puños con desprecio. Luego de desatar su ira lo ingresaron a la corte para que fuera juzgado por los arcángeles Hoseok, Seokjin y Namjoon. Los tres con alas blancas y resplandecientes, vestidos de oro y sandalias del mismo material.

—Que tristeza verte en ese estado, niño —dijo Namjoon.

—¿De qué se le acusa a nuestro hermano? —cuestionó Hoseok con preocupación en la voz.

—Es el amante del rey del inframundo —soltó Silas.

—¿Lo descubriste en tu misión encubierta? —preguntó Seokjin.

—No, esos dos lo esconden muy bien. Min Yoongi nunca salió con él ante el público.

—¿Misión encubierta? —preguntó Jimin en un hilo de voz.

—Soy Zamuell, el general más valeroso de tu amorcito y próximamente reinaré el infierno llevando una nueva era de paz. Estoy de encubierto desde hace diez milenios y estoy siendo financiado y apoyado por los tres arcángeles quienes me dieron una copa de su poder para utilizarlo en contra del demonio.

>>Propongo una cosa, hagan que pierda la memoria. Min Yoongi no se atrevería a hacer el ritual aperta memoria porque sabe lo doloroso que es y las consecuencias de hacerlo.

>>Castíguenlo olvidando a su amor.

—Los castigos los ponemos nosotros, silencio Silas. —Namjoon se puso de pie al decir eso.

—Gracias, Namjoonie —murmuró Jimin.

—No agradezcas...—parecía más una advertencia.

Hoseok, Seokjin y Namjoon se miraron a los ojos hablando telepáticamente para determinar el castigo de Jimin. Cuando determinaron cuál sería el que habló fue Seokjin.

—Tu castigo será el destierro del cielo, perderás tu alma y además tus recuerdos de todo lo relacionado con Min Yoongi y el mundo celestial. Lo único que vas a recordar será tu nombre y que eres un ángel.

>>La próxima vez que duermas recuerda por última vez a tu amor prohibido porque al despertar lo habrás olvidado por completo.

—¡Por favor Seokjin. No hagas que lo olvide, yo lo amo! —gritó Jimin.

—Amar es una palabra fuerte —dijo Hoseok— Me siento decepcionado de ti.

—Extract anima —dijo Namjoon extendiendo su mano hacia Jimin.

En seguida la luz que colgaba en su cuello se fue extinguiendo de poco en poco.

—Extract lux —dijo Hoseok.

La luz de su cuello se apagó por completo provocando que Jimin diera un grito desgarrador que estremeció a todos Los Ángeles presente.

—Exilium —dijo Seokjin.

En ese momento Park Jimin fue lanzado del cielo a las orillas del inframundo cayendo sin lograr mover sus alas para volar porque el dolor era tan grande que no podía mover un solo músculo.

Jimin despertó ampliando los ojos abruptamente, Jilianny estaba a su lado colocando agua en una jarra de agua.

—¡Jilianny! ¡¿Dónde está Yoongi?

—Afuera buscando a los traidores del reino —contestó asustado porque Jimin estaba gritando.

—¿Conoces a Zamuell, un general valeroso?

—Ah... Eso creo.

—¡Es un traidor, un ángel encubierto! —gritó al ponerse de pie.

—¡Te puedo llevar hacia el campo de batalla, mi rey los está examinando!

—No entiendes, Yoongi está en peligro. ¡Los arcángeles le dieron de su fuerza a Silas solo estaban esperando un pretexto para matarlo y ese pretexto es la fornicación con un ser celestial!

Jimin corrió hacia el exterior del castillo, la quimera junto a él.

—¡Cárgame y vuela por los aires, yo te diré por dónde ir para llegar a mi señor!

—¡Confió en ti Jilianny!

Cuando Jimin llegó al campo de batalla el lugar estaba invadido de sangre por doquier y es que de cada cien hombres y mujeres a los que Yoongi examinaba solo se mantenían diez con vida. Estaba acabando con su propio reino.

—¡Min Yoongi! —gritó Jimin desde los aires mientras sostenía a Jilianny entre sus manos.

Yoongi alzó la vista sin comprender qué hacía afuera del castillo. No quería que Jimin lo viera asesinando a los suyos, quería mantener una buena imagen ante él.

Jimin aterrizó frente a Yoongi mirando asustando los restos de ángeles y quimeras en el suelo.

—¿Qué haces aquí?

—Deja de buscar. —Lo tomó de la mano— Todos ellos son inocentes, el traidor... ¡Recuerdo su nombre!

—¿Quién cojones es? —Los ojos de Yoongi centellaron con furia.

—Yo —contestó Zamuell a lo lejos, su fila era la siguiente pero estaba esperando con paciencia a que Yoongi asesinara a más de los suyos para que así fuera más fácil pelear contra él.

Rápidamente Yoongi estiró su brazo colocando a Jimin atrás de él para protegerlo de cualquier ataque porque era un hecho que la guerra por el reino infernal había iniciado.

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