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Capítulo 6

Memorias de un ángel III

Bastaron tres días y tres noches para que Jimin decidiera regresar al inframundo. Es que no podía sacarse de la cabeza el dulce sabor de los labios de Min Yoongi. Olvidó que era el rey de los demonios, observaba desde lo alto las tierras que se extendían más allá de las nubes. Su corazón, puro e inmaculado, nunca antes había conocido la corrupción del deseo o la seducción del pecado. Hasta que conoció a Yoongi, no podía sacárselo de la cabeza por eso descendió en secreto a las tierras infernales, ocultando su resplandor entre sombras y cenizas. Allí, en el palacio de obsidiana, encontró al rey demonio, cuya belleza era tan terrible como la noche sin estrellas. Sus ojos se encontraron, y en ese instante, el ángel sintió un calor desconocido que le recorría el ser, un fuego que no quemaba sino que encendía una llama en su alma.

Día tras día, el ángel visitaba en secreto al rey demonio, y con cada encuentro, su amor prohibido crecía. Sabía que su amor era una traición a todo lo que representaba el cielo, pero no podía negar la verdad que su corazón le gritaba: estaba enamorado del rey demonio.

El ángel luchó contra sus sentimientos, temiendo las consecuencias de un amor tan impuro. Pero el destino es caprichoso, y Min Yoongi todavía más.

—¿Por qué no te vienes a vivir a mi reino? Todos los días viajas a escondidas, escrito esta que no puedes servir a dos anos y bien lo sabes... —susurró Yoongi.

Ambos estaban acostados en la cama del demonio desnudos, acababan de terminar de satisfacer sus más prohibidos deseos.

—Mi Yoongi, dicen que perder la santidad es doloroso, es morir en vida. A eso le temo. —contestó acariciando el pecho de Yoongi.

—Yo perdí mi santidad —soltó de pronto— Ya conoces la historia, quise tomar el trono celestial y me echaron del cielo.

—Oh sí, eso fue antes de que los dioses decidieran dividir nuestras almas al nacer... Por eso llevo este collar en el cuello, al perderlo pierdo la mitad de mi alma y comenzaría a envejecer como los humanos.

—¿De verdad les hacen eso?

—Sí, los dioses no quieren arriesgarse a que alguien más los traicione... Por cierto, ¿qué sentiste cuando te desterraron?

—Las llamas del pecado abrazaron mi alma con fuerza, tardé milenios para poder andar de pie sin sentir dolor y tristeza. Gracias a mis seguidores pude avanzar y los unos a los otros nos dimos ánimos para forjar este reino...

—Si alguno de mis hermanos supiera que estoy con el diablo ahora mismo no dudarían en arrancarme las plumas de mis alas.

—Si eso pasa iniciaría el armageddon y no dejaría a ningún celestial con vida —murmuró acariciando el cabello del rubio.

—¿Serías capaz de romper los acuerdos por mí? —preguntó con dulzura.

—Sería capaz de dar mi vida por ti.

—Quién diría que el diablo enamorado es bastante romántico y dulce...

—También encantador... —Agregó.

—Nunca pensé caer rendido ante ti... Bendito el día en el que me ordenaron capturar a la criatura que se comía los frutos de la tierra.

—Tuve que enviar una carta a los dioses explicando que eran deliciosas y que no volvería a comerlas porque el ángel celestial a cargo me lo pidió.

—Eso me ayudó a ascender, mira que convencer al rey demonio a pedir disculpas...

—Jimin ah... Quédate en mi reino, ya no regreses al cielo...

—No quiero...

—Por favor, moriría si te arrancan la mitad de tu alma... Si te lastiman yo...

—Eso no va a pasar.

Ese día durante la noche Jimin regresó al paraíso luego de limpiarse la energía demoniaca del cuerpo.
El ángel ingresó al templo sagrado para rezar por el perdón de sus pecados, en ese momento fue escuchado por uno de sus hermanos, que lo acusó de traición y herejía. El ángel fue llevado ante el consejo celestial, donde se le juzgó por su crimen. Jimin no negó su amor, sino que lo defendió con valentía, diciendo que el rey demonio era su alma gemela, y que no podía vivir sin él.

—¡No presenta ninguna chispa de arrepentimiento! —gritó uno de Los Ángeles que formaban parte del jurado.

—¿Debo arrepentirme por amar?

—¡Destiérrenlo! —gritó otro ángel.

—El único mal que he cometido es amar hasta los huesos a Min Yoongi. ¿Es eso tan terrible? ¿No se supone que nosotros somos seres celestiales y debemos de amar al prójimo como a nosotros mismos?

El consejo celestial no escuchó sus palabras, sino que lo condenó a la pena más severa: el destierro. Jimin fue despojado de su luz y de su gracia, y fue arrojado a las orillas del inframundo luego de ser severamente golpeado por diez ángeles.

<<Tu castigo será la pérdida de los recuerdos de tu amor y el destierro>> resonaba una y otra vez en su cabeza. <<Cuando duermas recuerda a tu amor maldito por última vez porque al despertar lo habrás olvidado por completo>>

Jimin cayó al suelo, herido y desolado, sin saber qué hacer ni a dónde ir. Su único consuelo era el recuerdo de su amado, que le daba fuerzas para seguir viviendo. Inmóvil esperaba Yoongi lo encontrara, y que juntos pudieran escapar de la crueldad de sus destinos.

Le dolía el alma de la manera más dolorosa que pudiera haber imaginado nunca, había perdido aparentemente todo y digo aparente porque tenía todavía al rey demonio que lo amaba con locura.

Una horda de demonios comandados por Zamuell, uno de los más fieles sirvientes de Min Yoongi rodeaban el inframundo para verificar que no hubiera ningún celestial cerca tratando de espiar sus planes para apoderarse de la humanidad. Fue en ese momento que vieron a Jimin tirado en el suelo, desnudo y ensangrentado.

—¡Llévenme con su rey, lo exijo! —masculló entre dientes.

—Criatura asquerosa, morirás de la peor manera. —dijo Zamuell tomándolo en su espalda para llevarlo a los calabozos— ¡Notifiquen al rey que hemos capturado a un ángel celestial! —Ordenó mientras agitaba sus enormes alas negras.

—¡Mi señooooor! —gritaba Jilianny por los pasillos del castillo corriendo agitado buscando al rey.

—Estoy en mi estudio. —Su voz resonó por todo el castillo.

Min Yoongi estaba leyendo escrituras antiguas para ver cómo podían burlar a los celestiales y así poder permanecer él y Jimin juntos por la eternidad sin que se viera afectada su santidad.

—¡Mi señor! —gritó una vez más al abrir la puerta.

—No grites que te escucho perfectamente bien.

—Capturaron a un ángel celestial y por las características que me indicó uno de los soldados parece ser que se trata de Park Jimin.

—¡No me jodas con eso!

Min Yongi agitó sus alas rompiendo el techo del castillo para volar a gran velocidad por los cielos del inframundo, su belleza atrajo miradas de cientos de ángeles caídos y quimeras. Todos ellos impresionados ante su poder, es que era raro que saliera del castillo y la razón de ello era que un par de los suyos capturaron a un ángel celestial que husmeaba en las afueras del inframundo. Temía que se tratara de Jimin por eso quería llegar rápido a los calabozos, para evitar que lo torturaran.

Cuando el rey del inframundo aterrizó en los calabozos entró con pasos seguros a pesar de estar descalzo, las uñas de sus pies estaban pintadas de negro y dejaba un terrible olor a azufre a su paso. Todos los presentes se inclinaban ante él, excepto el dulce y tierno, pero valeroso ángel que estaba rodeado de cadenas negras con magia oscura que neutralizaban el poder que le quedaba.

Min Yoongi se quedó estático un par de minutos al ser cautivado por la belleza del ángel rubio, tenía un par de ojos azules que irradiaban paz y seguridad, a pesar de estar golpeado y cubierto de sangre, además unos jugosos labios rojos que anhelaba besar. Agitando la cabeza carraspeó un poco la garganta para después hablar con firmeza.

—¿Eres tú quien ha osado retar el poder del inframundo? —preguntó alzando la barbilla e iniciando su actuación.

—¡El inframundo no tiene poder de nada! —gritó apretando los puños y Yoongi sonrió mojando su labio inferior con la lengua. Le agradaba ver a su novio enojado.

El rey de los demonios se acercó tocando la barbilla de Jimin, para luego emanar un humo negro para dormirlo y así terminar la actuación. Jimin negó con la cabeza desesperado, pero Yoongi creyó que todo era parte de la actuación.

Jimin no tuvo oportunidad de decirle a Yoongi que lo amaba una última vez antes de perder sus recuerdos...

Solo esperaba que de alguna manera el rey del inframundo le ayudara a recuperarlos...

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