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Capítulo 5

[NARRADOR]

Los hermanos Winchester se bajaron del automóvil para acercarse hacia donde estaba el ángel, este se encontraba de espaldas a ellos frente a un enorme agujero en el suelo y se había quitado la gabardina. Castiel se metió en el cráter con la prenda de ropa en las manos y Sam fue el primero en comenzar a acercarse, pero se quedó petrificado al borde del agujero cuando vio al ángel levantar algo en brazos, lo cual cubría con la gabardina. Pero le permitía ver una cabellera marrón y un rostro lloroso y manchado con sangre y tierra.

- ¿Qué demonios...? - Dean se acercó corriendo y se paró junto a su hermano.

Ambos humanos observaban como la muchacha en brazos los miraba fijamente, sus ojos eran de un color amarillo rojizo, lo cual hizo que Dean sacara su daga por precaución.

- Guarda eso - Le dijo Castiel con una mirada seria - Ella no es una amenaza.

El mayor de los Winchester no hizo caso a lo que le dijo el ojiazul, pero dejó de apuntarle a la chica. Castiel no volvió a hablar, se alejó unos cuantos metros y desapareció sin mas junto con la castaña, ambos hermanos se quedaron desconcertados en el lugar hasta que un grupo de personas se acercó y ambos se subieron al Impala y regresaron al hotel. Podían escuchar murmullos en un idioma que no comprendían viniendo desde dentro, por lo que ambos entraron a la defensiva. Se encontraron con el pelinegro aun llevando a la chica en brazos.

- ¿¡Qué diablos es ella!? - Dean se acercó e intento poner una mano sobre la chica.

La recién llegada se apegó aun mas al cuerpo del pelinegro y este la estrechó aun mas en su agarre, la de ojos amarillos comenzó a murmurar en un idioma extraño.

- ¿Q-qué son? - Le preguntó al pelinegro.

- Humanos - Le respondió Castiel en el mismo idioma.

La chica los observó con los ojos abiertos como platos, lucía como un niño observando un juguete que quería en la vidriera de alguna jugueteria. Ambos hermanos se miraron y luego regresaron la vista a la chica.

- Ella es Adara - Volvió a hablar Castiel - Es una de mis hermanas.

(...)

Sam se había encargado de curar las heridas de la joven Adara, esta observaba cada movimiento del Winchester con una expresión que reflejaba claramente la desconfianza que le tenía. Aunque no era mutuo, Sam estaba mas que fascinado con la chica, en menos de una semana se había encontrado con dos ángeles de alas negras.

- Ya estás lista - Le dijo con algo de cansancio - Pero debes esconderlas - Señaló las alas de la chica.

La castaña pareció entender lo que quería decirle Sam, porque sus alas desaparecieron, pero su expresión no cambió en ningún momento. Se levantó del sofá en el que la habían obligado a sentarse para curarla y comenzó a caminar hacia donde estaba Sam, este la miraba sin entender lo que hacía.

- ¿Qué estás...? - El chico no llegó a terminar la pregunta.

La chica dio un pequeño salto y besó los labios del menor de los Winchester, frente a la mirada estupefacta de Dean. El beso no duró ni dos segundos, pero eso le bastó a Sam para quedar sorprendido.

- Gracias - Adara le habló en su idioma.

- ¿¡Qué le pasa a estos ángeles!? - Gritó Dean sacando a su hermano del shock.

- Podemos aprender otros idiomas mediante el contacto labial - Le aclaró Castiel - Es la forma mas rápida y fácil de hacerlo.

- Pues dile a la niña que no bese mi hermano. Y tú, pedofilo, reacciona de una vez - El ojiverde le dio un golpe en la cabeza a su hermano y este se llevó las manos allí.

Los dos ángeles observaban la escena con las cabezas ligeramente ladeadas, no comprendían de qué hablaban aquellos dos humanos. El estómago de la niña ángel hizo un sonido extraño, el mismo sonido fue realizado por el estómago de Castiel. Ambos seres se miraron con horror y la chica soltó un grito realmente agudo, sentir como se te estruja el estómago a causa del hambre era algo nuevo para ambos.

- ¡Algo se está moviendo! - Gritó el ojiazul con terror.

Los dos hermanos Winchester dejaron de gritarse entre sí y dirigieron sus miradas hacia ambos ángeles, los cuales se sujetaban el estómago y se lo picaban de forma insistente. Nuevamente el estómago de Castiel rujió y Adara puso su oído sobre este, el mayor de los Winchester soltó una carcajada que bien pudo ser escuchada en toda la ciudad.

- Dean, basta - Lo reprendió Sam - Recuerda que no son humanos.

- ¿Osea que él puede estar embarazado? - El rubio señaló a Castiel sin dejar de reir.

Cuando Dean finalmente se calmó, él y su hermano comenzaron a buscar alguna razón por la que ellos se pusieran así. Una idea llegó a la mente de Dean, milagro.

- ¿Les dimos de comer?

- No son mascotas, Dean - Dijo Sam con obviedad.

- Ya lo se, tonto - Le respondió el ojiverde sintiendose insultado por eo tono de su hermano - Pero a este lo trajimos hace dos días y ella no parece haber comido en su vida.

Ambos ángeles observaban la discusión de los dos cazadores como si estuvieran viendo un partido de tenis, les iba a doler el cuello si seguían haciendo eso.

- ¿Comer? - Preguntó la niña ángel mirando al mayor.

- Los humanos ingieren diferentes cosas para recuperar energía.

- ¿Y eso que tiene que ver con nosotros?

Castiel quiso darle una respuesta a la chica, pero al no saber que decir solo se encogió de hombros. Los dos hermanos habían dejado de pelear para escuchar lo que hablaban los ángeles, y ahora estos los miraban fijamente sin decir nada, debían admitir que las miradas frías y calculadoras que tenían ambos seres eran intimidantes, estos parecían no comprender lo que provocaban en ambos humanos, sobre todo Castiel en Dean, quien no podía apartar la vista de aquellos orbes azules.

- De seguro tienen hambre - Dijo el rubio aun sin desviar la mirada - Ve a buscarles comida, Sammy.

- ¿Pero por qué yo? - Sam volteó a ver a su hermano, al verlo tan embobado reprimió una carcajada y sin decir mas se fue.

El ojiverde finalmente reaccionó y se quedó sentado en el sofá viendo la televisión. Los dos ángeles estaban ahora sentados en el suelo con la vista clavada en el aparato, por poco y casi ni parpadeaban, Dean había puesto una película de Rambo, aunque estaba mas entretenido viendo sin que los dos seres se dieran cuenta las expresiones de sorpresa que estos ponían. Tuvo que evitar varias veces comenzar a reírse para continuar teniendo su espectáculo ¿Quien podía no haber visto televisión? Los dos seres angelicales hablaban en un idioma extraño mientras evitaban apartar la vista de la película, cosa que hizo sentir excluido a Dean, cuando finalmente se aburrió del espectáculo se levantó y fue a darse una ducha, dejando a ambos ángeles solos en la sala.

(...)

Gabriel observaba aquel cráter que el ángel caído había dejado en el estacionamiento de un centro comercial, el lugar se había llenado de humanos muy rápido, por lo que él tuvo que alejarse porque de verdad odiaba a esos simios sin pelo que pasaban sus miserables vidas matándose entre sí o matando a otras especies. Antes de que las personas llegaran se aseguró de recoger todas las plumas que habían quedado en el lugar y esconderlas en los bolsillos internos de su gabardina.

- Hmm... ¿Otro alas negras? - Se preguntó a sí mismo mientras se alejaba a pasos lentos de la multitud - Creo que es hora de hacerle una visita a mis hermanos.

Mientras tanto, Castiel se encontraba en la sala de aquel lugar en el que lo mantenían los dos humanos, sentía un cosquilleo extraño en la espalda. Era como si sus alas quisieran salir y no pudieran hacerlo. Estaba comenzando a entrar en pánico al no poder sacar sus alas desde que las había ocultado, eran demasiadas nuevas sensaciones en un día: El hambre, el escozor en los ojos por haber estado tanto tiempo muy cerca de la televisión y la sensación de que pequeñas gotas de agua caían desde el nacimiento de su cabello hasta el final de la barbilla.

Un escalofrío le recorrió la espina dorsal y se volteó para ver de qué se trataba al igual que la joven ángel. Allí, con una sonrisa y de pie detrás de ambos ángeles caídos, se encontraba Gabriel mirándolos con una típica mirada de hermano mayor. Sus alas no estaban a la vista, era obvio que si lo estuvieran no podrían estar extendidas en el reducido espacio de aquel lugar, si las dos alas de Castiel eran un problema, las seis alas del arcángel serían un problema aun peor.

- Es bueno verlos, chicos - Dijo con una sonrisa - ¿Qué ha pasado? El viejo no es de los que echan ángeles porque sí.

Antes de que los dos seres divinos pudieran responder la puerta de entrada se abrió y Sam apareció con una bolsa llena de comida, la cual se le cayó al suelo cuando vio a aquel sujeto de pie sonriendole.

- ¿¡Quién eres!? - Sam sujetaba la pistola que siempre tenía guardada.

Al escuchar a su hermano menor levantar la voz, Dean salió del baño solo con unos pantalones ajustados y con su inseparable daga en mano. Empujó a ambos ángeles detrás de él y estaba a punto de clavarle la daga al desconocido cuando este, con un simple movimiento de su cabeza, se lo arrancó de la mano y provocó que se clavara en la pared. El arcángel volvió a sonreír, esta vez burlándose de el cazador.

- Supongo que debo agradecerles de alguna forma por cuidar a mis queridos hermanos - Dijo el hombre - Así que no los voy a matar.

Haciendo a un lado a Dean y sin desviar la mirada de cualquier movimiento que pudieran hacer los hermanos. Al ver que Gabriel se acercaba Castiel se hizo a un lado con una expresión de sospecha, conocía bien a su hermano y sabía de lo que era capaz. El ángel rubio siguió su camino hasta llegar a la pequeña ángel, esta al darse cuenta de quien era bajó la mirada en señal de respeto, era algo prohibido mirar a los arcángeles a los ojos dependiendo de la jerarquía que ocupabas según el color de tus alas, los alas negras no tenían el privilegio de mirar a los arcángeles a los ojos.

- No te preocupes, pequeña - Dijo en arcángel con una voz suave - Esas leyes tontas no aplican conmigo.

- ¿De qué habla este tipo? - Preguntó Dean a su hermano en un susurro.

- Ni idea, hermano - Respondió el menor de los Winchester.

- Habla de las reglas del Edén - Le aclaró a ambos Castiel - Nuestro hogar está dividido por jerarquías, la nuestra es la mas baja, por ende tenemos prohibidas ciertas cosas con los de jerarquías superiores. A los arcángeles...

- Como yo - Se señaló orgulloso Gabriel.

- Exacto, no podemos ni siquiera mirarlos a los ojos, seríamos reprendidos si lo hiciéramos.

- Ahí arriba están todos mal de la cabeza, no les debe llegar suficiente aire - Se quejó el mayor de los hermanos.

- ¿Arriba? - Preguntaron los tres seres celestiales al mismo tiempo.

Los dos cazadores desviaron sus vistas hacia los ángeles, ambos con cejas alzadas. Según lo que los humanos sabían los ángeles y Dios vivían en el cielo, aunque de por sí era algo realmente extraño de creer, el pensar que había cientos de criaturas mirándote desde arriba en todo momento no era algo lindo. Al ver que los dos cazadores parecían no entenderlos, Adara y Gabriel miraron a Castiel, con una expresión como si le dijeran: "Explícales tú". De la chica se lo esperaba ¿Pero de Gabriel? Bueno, Gabriel era un niño en cuerpo de adulto, siempre lo había sido.

Y fue Castiel quien les explicó todo a los hermanos Winchester, Sam escuchaba con una expresión de asombro equiparable a la de un niño pequeño al ver a alguien disfrazado de Santa Claus trayéndole sus regalos en la noche de Navidad, mientras que Dean tenía pinta de que no se creía en una palabra.

Las palabras exactas de Castiel fueron que el Edén, "Paraíso" o "Cielo", como lo llamaban los humanos. Se encontraba en realidad en una especie de otra dimensión, la cual era habitada por los ángeles y el creador conocido como Dios. En total había siete dimensiones, las dos mas conocidas por la humanidad eran el Edén y el Infierno, ya que las dos entradas a estos eran de las que mas se hablaba. Al Infierno se podía entrar o salir por medio de un pozo que parecía no tener final, pero la realidad era que casi nadie había salido para contar que si lo tenía. El Edén, al ser todo lo contrario al Infierno, tenía una entrada y salida completamente contraria; esta se encontraba literalmente en cierto punto del cielo, pero era mucho mas fácil de encontrar en la noche, siguiendo las constelaciones. A los otros cuatro mundos, sin contar el humano se podía entrar por diferentes puntos, pero era mas complicado y sus habitantes habían quedado como simples leyendas o mitos. El único apenas conocido era el espectral, en el cual habitaban las almas de todos los inocentes que murieran en los mundos y cuyos jefes de los dos principales, Edén e Infierno, no tuvieran asuntos pendientes con ellos.

- ¡Eso son puras mierdas! - Gritó de repente Dean - ¿¡Cómo es posible que haya otros mundos!? Yo me he ido al infierno y se que allí hay muchas mas almas.

- Eso es porque Lucifer tenía algo contra ellos, y cálmate - Le dijo Gabriel frunciendo ligeramente el seño.

El mayor de los hermanos Winchester le hubiera clavado su cuchillo al arcángel si lo tuviera a mano, pero seguía clavado en la pared a varios pasos de él. Maldijo al intruso mentalmente.

- Por lo que me he enterado gracias a Castiel, tú tienes familia en el Inframundo - Volvió a hablar Gabriel - ¿Te suena el nombre de Mary Winchester?

Ambos hermanos se quedaron de piedra al oír el nombre de su madre, el pecho de Dean comenzó a subir y bajar, su expresión se convirtió en una de completa rabia ciega y se iba a lanzar encima del arcángel si no fuera porque Castiel lo detuvo. Con un movimiento rápido el ángel colocó dos de sus dedos en la frente del mayor de los hermanos y este cayó al suelo inconsciente, Sam corrió a socorrer a su hermano y miro al ángel furioso.

- ¿¡Qué hiciste!? - Preguntó apretando los dientes.

- Lo ayudo, es imposible que le gane a Gabriel en una pelea cuerpo a cuerpo - Se explicó el alas negras - Es mi trabajo evitar que ustedes salgan lastimados.

Sin mediar mas palabra, el joven Winchester levantó a su hermano mayor y lo llevó a la cama del cuarto, Dean de verdad pesaba mas de lo que aparentaba. Luego de dejar a su hermano en la incómoda cama de hotel el de cabello castaño regresó a donde estaban los tres ángeles, quería una buena explicación y la quería lo antes posible.

NOTA DE LA AUTORA:

Holuu, se que tardé mucho (Lo siento, no me peguen) Es que tengo muchas historias y he estado en demasiada tensión, además de que no encontraba mucha inspiración para actualizar aquí. Pero luego de unos cuantos vídeos de Destiel y Sabriel, mucha música, imágenes y unos cuantos fanfics he vuelto a las andadas. Le decido este capítulo a la buena  PandoraFallen. Gracias por el comentario y el apoyo n.n Tienes el amor del sacerdote Gabriel forever. Hablando de eso, pásense por mi nuevo fic "La Biblia Destiel" si quieren reírse un poco.

En fin, sin mas que decirles me despido mandandoles muchos besos y abrazos de ángel y deseándoles un buen resto del día. Adiós mis lindos lectores.



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