Por primera vez en meses dejé de quererla como lo hacía, dejé de mirarla como lo hacía para verla como lo que era...mi mejor amiga. Estaba con mi nueva novia, que aunque me hipnotizó al principio por el gran parecido con mi maravillosa mujer me hacía sentir solo. Y así lo hizo, me dejó solo en aquel salón. Para irse a bailar con Lion. Me sentía algo decaído, todo desapareció cuando la ví. Su cabello dorado a la altura de su cintura, sus rizos que caían en su vestido violeta pegado a su cuerpo. Con una copa de champán en su mano mirando hacia los lados algo nerviosa o incómoda. Era la primera vez que la veía así de arreglada, me acerque a ella con cuidado.

Al estar cerca me posicione a su lado, y con cuidado de no asustarla la tomé de la mano. Sus ojos se abrieron como platos, una sonrisa nerviosa iluminó su rostro. Dejé un corto beso en su mano.

-Me concede este bailé, hermosa princesita-susurré sobre su mano sin dejar de mirarla.

-no-respondió con frialdad.

-¿Por qué no?-mi desconcierto la dejo algo confusa.

-me rechazaste, Kaito. Te parece bonito que mientras tú estás con tu amor tonto, yo debo esperarte y cada vez que vengas aceptarte-apartó su mano de la mía con molestia.

-¿Sabes?, Yo seré tonto por haber amado a alguien que no me ama. Pero más tonta eres tú qué lo haces y no me lo dices a la cara- aseguro mirando a sus ojos dorados.

-¿Eso quieres?-asistí- eso no cambiará nada, ni siquiera el echo de que la ames- sonó dolida y eso no es lo que quiero.

-Hace tiempo dejé de amarle. Hace tiempo mi corazón lo conquistaste- me miró, me tomo de la mano conduciendome al medio del salón.

La tomé de la cintura pegándole a mí, enseguida me rodeo del cuello. Nuestros cuerpos pegados se movían al ritmo de la música suave.

-Te quiero, Kaito-musitó con suavidad en mi oído.

El latir de mi corazón lo escucho en mis oídos, es la primera vez que en serio siento que la he dejado de amar. Amo escuchar el te quiero de sus labios. Tengo que aceptarlo de mi enana me e enamorado.