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9. QUIERO ESTAR SOLA

Santa Biblia Reina Valera 1960 - Jeremías 9
1 ¡Oh, si mi cabeza se hiciese aguas, y mis ojos fuentes de lágrimas, para que llore día y noche los muertos de la hija de mi pueblo!

Horas después.

Abro mis ojos lentamente deseando que todo halla sido una pesadilla, deseando que papá siga vivo.

Comienzo a mirar a mi alrededor y me doy cuenta que estoy en una habitación de hospital, mi brazo izquierdo está canalizado.

—que bueno que despertaste —me habla la hn Cristina, que por cierto no la había notado.

Pero el solo hecho de verla, me confirma que todo es verdad, que mi padre sí ha muerto.

Mi corazón se estruja dentro de mi.

—digame que no es verdad —le digo entre sollozos.

Ella comprende lo que le digo y me abraza

—no te preocupes, todo va a estar bien —me dice, yo niego con la cabeza —tu padre en estos momentos se encuentra con Dios y muy pronto nos reuniremos con el —me dice en un intento fallido por animarme.

Quiero deshacerme en lágrimas, pero es como si se me hubieran acabado porque ya no fluyen como antes, solo siento un gran dolor y vacío en mi corazón, o cómo si me hubieran quitado una parte de el.

Ya nada volverá a ser igual.

Mi padre ya no está y me cuesta mucho creerlo

—quiero verlo —le digo a la pastora, apartandome de ella.

Ella se queda en silencio por unos instantes que parecen horas, finalmente comienza a hablar.

—tendras que esperar un poco —me dice con cierto temor de que vuelva a desmayarme —en estos momentos lo tienen en la morgue.

Fue como si un puñal se clavara en mi corazón.

«en la morgue»

«mi papá en la morgue»

Me repetí mentalmente.

El no tenía porque estar ahí, me volteo hacia el otra lado, dándole la espalda a la sierva, mientras lágrimas salen de mis ojos.

—vamos —dice la pastora acariciando mi cabello —no todo está perdido, la vida sigue.

—dejeme sola por favor —le digo tratando de sonar lo más amable posible —aviseme cuando pueda ver a mi padre.

Ella lo entendió y se alejó, no quería ser grosera, yo sé que ella se esforzaba por darme ánimos, pero yo en estos momentos no quiero nada, lo único que quiero es estar sola.

«me pregunto cómo estará mamá?»

Si yo estoy así que será de ella, se supone que debería de estar dándole alientos, pero la verdad es que no tengo fuerzas.

—puedo pasar? —pregunta una voz masculina.

No quería ver a nadie así que no respondí.

Pensé que se lo tomaría como un “no”,pero lamentablemente se lo tomo por un “si”.

—me dijeron que estabas aquí y quise pasar a saludarte —me dijo.

Sabía perfectamente quien era, pero no quería voltear a verlo, no quería que me viera en este estado.

Era el hn Matías, un joven de la iglesia donde me congregaba aquí en Colombia, lo distingo desde que éramos adolescentes, mis padres siempre se agradaron de el, incluso me insinuaban de que seríamos una gran pareja.

Nunca le preste atención a eso, aunque algunos aseguraban de que el seria mi idóneo y cuando me fui para los Ángeles California lo olvidé totalmente, ni siquiera me tomé la molestia de responder sus mensajes.

Supongo que le debo una disculpa por ello, pero pienso que este no es el momento.

—no sabes lo feliz que me hace volverte a ver —me dice al ver que no le respondo —lamento mucho que halla sido en estas condiciones.

Yo seguía sin responderle, la verdad es que no quería hablar con nadie, en ese momento quería desaparecer, para así no sentir este dolor en mi pecho que me está matando.

—quise ir a los Ángeles California a visitarte —vuelve a hablar —pero no tengo mucho dinero para darme ese lujo.

Mientras el hablaba yo me secaba las lágrimas, que nuevamente volvían a salir.

—deseo que podamos seguir juntos como antes —sigue diciendo.

Ni siquiera se a que se refiere “seguir juntos”

—no sabes lo difícil que fue para mí comunicarme contigo —continúa —te escribí muchas veces al wapsat, pero nunca contestaste.

Se queda en silencio, esperando oir mis razones o escusas, pero yo no respondo.

La verdad es que no le contesté, porque no me placía hacerlo.

—supongo que tenías mucho trabajo en la universidad —se responde así mismo.

Estoy a punto de decirle que se vaya cuando escucho a otra persona más entrar por la puerta, escucho sus pasos acercarse hacia donde estoy yo y rodea la cama quedando frente a mi.

Es una enfermera.

—lamento incomodarle  —me dice —pero tengo una llamada para usted.

Me seco las lágrimas y la miró con el ceño fruncido.

«una llamada para mi?»

Ella extiende su mano y me ofrece su dispositivo.

Yo lo tomo con duda y lo acerco a mi oreja.

—quien? —digo sin ánimos de nada.

—Emily —me dice, es la inconfundible voz de Jak.

A pesar de el dolor tan grande que estoy sintiendo me llena de mucha felicidad escuchar su voz, una pequeña sonrisa se forma en mis labios.

—Jak —exclamo.

Me hacía tanta falta escuchar su voz.

Entonces me percato de que no estoy sola, Matías está a mi lado y me mira con el ceño fruncido, sin entender nada, como a la espera de una explicación.

Por cierto no ha cambiado nada, sigue siendo el mismo chico desde la vez que me fui.

—lo siento —le digo mirándolo —pero en estos momentos quiero estar sola.

—interrumpo algo? —me dice Jak a través del teléfono.

—no —me apresuró a decir —no era contigo que estaba hablando.

Miro a Matías que no se ha movido de su lugar, a la espera de que lo haga.

El se percata de la mirada que le estoy dando y decide irse, no sin antes darme una mirada triste que me hace sentir un poco mal con el, pero la verdad es que en estos momentos no me siento bien.

—supe lo de tu padre —dice Jak con voz triste.

—como lo supiste? —pregunto secando una lágrima que corre por mi mejilla.

—estaba muy preocupado por ti, —me dice —intenté comunicarme contigo, pero tú teléfono está apagado, así que busque información de los hospitales en Colombia hasta dar con este número de teléfono, fue así como termine enterándome.

A pesar de que me siento deshecha, escuchar la voz de Jak me hace sentir un poco mejor, me alegra que se halla preocupado.

—como estás? —me pregunta.

—estoy destrozada —le respondo llorando.

—fortalecete en el Señor —me dice —siempre tendremos que pasar por momentos así, aunque no querramos.

Quise argumentar, pero recordé que el perdió a sus  padres el mismo día, así que supongo que su dolor fue mucho más peor que el mío.

—quiero verte —me dice. Esas palabras me toman por sorpresa —podrias decirme en donde se va a realizar el funeral?. —me pregunta.

El solo hecho de pensar que Jak va a venir, me hace poner nerviosa, pero también me hace sentir muy feliz, lo malo es que no se que pensará mi madre al respecto, aunque ella ya lo sabe.

—no es necesario que lo hagas —le digo aunque quiero lo contrario.

—pero quiero hacerlo —me dice —solo que no quería llegar de sorpresa, a menos que no quieras.

—si quiero —le respondo —es solo que....

Me quedo en silencio.

—que? —insiste.

—que no se cómo se lo vaya a tomar mi madre.

—pues haré todo lo posible por estar ahí —me responde —además aprovecharé para hablar con tu madre.

Trago grueso al escucharlo hablar, se oye muy decidido.

—no creo que sea el momento —le digo.

—aun así estaré ahí —me asegura —creo que comenzaré a empacar la maleta.

Una sonrisa vuelve a aparecer en mis labios.

Cada día me convenzo más de que es el chico con el que quiero estar toda la vida.

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