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70. FUISTE TÚ

Santa Biblia Reina Valera 1960 - Proverbios 17
17 En todo tiempo ama el amigo,
Y es como un hermano en tiempo de angustia.

Jak se acercó a mí lentamente, yo no hallo que hacer, ni que decirle, solo me limito a verlo.

Puedo sentir el calor en mis mejillas al sonrojarse, hacia tanto que no lo sentía, él es la única persona que puede causar ese efecto en mi.

Cómo siempre el luce perfecto, de manera intachable, está muy pero muy apuesto, puedo decir de mi misma que tengo buenos gustos.

Finalmente llegó hasta donde yo estaba y tomando mi mano entre sus manos, me saludo.

—Dios te bendiga. —su sonrisa es radiante.

—amén —respondí con la voz quebrada.

Él volvió a poner mi mano sobre la cama, lo hizo con tal cuidado, que me dejó admirada, el siempre se ha esforzado por tratarme como una muñequita de porcelana, que al primer trato brusco se puede partir, tal vez por eso es que me enamoro más y más de él.

Las lágrimas amenazan con salir de mis ojos, pero aún así las ignoró y sonrió en medio del dolor tan grande que siento.

Me duele tanto que Jak me vea así, como una persona inservible.

—estas muy hermosa —comenta mirandome con una sonrisa.

—gra... gracias —conteste.

Pensé que simplemente lo decía por cortesía, pero al ver sus ojos, me vi reflejada en ellos y me di cuenta de que lo decía desde el corazón.

Tuve que desviar mi mirada, para no terminar vislumbrada por él.

El toma asiento y se queda en silencio, yo no sé qué más decirle, así que también me quedo en silencio, formándose así un gran silencio, pero no es un silencio incómodo, es uno agradable, es como si el hecho de estar sentados juntos, fuese todo lo que necesitamos y nada más.

La verdad es que tener a Jak a mi lado me trae paz y seguridad, y me siento súper feliz, siento que a su lado nada malo me podrá pasar, pero se que quedarmelo sería egoísta de mi parte, considerando mi triste condición.

—no sabes lo mucho que te extrañe —hablo él rompiendo el silencio.

—yo también —respondí sin pensar, se supone que debo de alejarlo de mi, no atraerlo.

Mi rostro se pone rojo, más de lo que está, pero lo dicho, dicho está.

—no nos volvamos a separar. —dice él.

Ignore sus palabras con mucho dolor y decidí dejarle las cosas claras, se que soy una daña momentos, pero que más puedo hacer, no puedo vivir metida en un cuento de hadas.

—¿Ahora entiendes por que quería terminar? —le pregunto.

El asintió.

—sip, lo sé, pero yo quiero todo lo contrario —respondió.

«Obviamente yo también, pero eso no se puede».

—sabes que es imposible —trague grueso —debes de encontrar a alguien más, alguien que te valore mucho y que no se aproveche de ti, y que sobre todo sea una persona sana.

No pude seguir diciendo más porque la voz se me cortó.

—los J5 tienen derecho de saberlo —dice el cambiando de tema, haciendo caso omiso a lo que dije.

—¿De que hablas? —pregunto tragándome las lágrimas.

—de tu enfermedad —me explica —ellos deben saber, si no se los digo, ellos no van a perdonarme luego, si te acontece algo.

Jak tiene razón, yo no quería que nadie se enterará para no dar lástima, pero el principal de todos ya lo sabe, así que da igual si los demás se enteran.

—avisales si quieres —le autorizó.

Narra J5:

Después de recuperarme totalmente, he regresado a la tarima, nuevamente estoy de gira por todo el mundo con mi música urbana, que hasta a los viejos hace bailar.

—no muchachos, así no, tienen que ponerle ritmo —les digo a los de la coreografía.

Estoy en el estudio ensayando desde la mañana, la canción está perfecta, pero los bailarines son un asco, parece que estuvieran tiesos, ni siquiera pueden moverse bien, no se que les pasa hoy, y para colmo de males no tengo nada de paciencia.

—vamos, vamos —les ánimo —muevan esos brazos con actitud, háganlo como si estuvieran en el escenario.

Les pongo música a ver si así se mueven, pero nada, siguen bailando como robots, tienen un ánimo que hasta cosa me da acercarmeles, no sea que me lo trasmitan, ni siquiera yo que estoy saliendo de luto me siento como ellos.

De repente mi teléfono timbra, sacándome de escena, veo y es Jak.

—¿Y entonces brother? —contesto.

Lo que me responde Jak, hace que el ánimo se me baje a los talones.

No, un muerto más no se puede, mi amigo no se merece algo así.

En qué momento vino a suceder algo de tal magnitud, habiendo tantos mortales que pueden tener enfermedades terminales, justo tiene que ser la pobre Emily, no mano.

—avisales a los demás por mi —me pide Jak.

El pobre se oye fatal, no quisiera estar en sus zapatos, el siempre a tenido un corazón de hielo y ahora que le da por enamorarse, justo le pasa esto.

—de acuerdo brother, cuenta conmigo y no te preocupes.

El cuelga y yo comienzo a llamar a los J5, uno por uno

—se cancela el ensayo —les anuncio a los bailarines.

A estos les cae como anillo al dedo porque inmediatamente desalojan el lugar.

Narra J2.

Estoy en el campo comiéndome un picnic y... ¿A que no se imaginan con quién?.

Con Linda.

La mujer más hermosa del mundo entero.

Disimuladamente tomo un mechón de su larga cabellera entre mis dedos.

—Linda —susurro su nombre.

Ella me mira y sonríe, arrebatándome el mechón de pelo.

—te amo tanto Linda —le digo suspirando.

Ella me dedica una de esas miradas que hacen que me vuelva loco.

Todo está hermoso, hay un ambiente que se presta para todo, me acerco más a ella, eliminando el poco espacio que había entre nosotros y me inclino con la intención de besarla.

Justo en ese momento unos cuantos almohadazos se estrellan en mi cara, haciendo que salga de mi sueño.

Abro los ojos enfadado y me encuentro con una rubia, con la cual pase la noche.

—¿Que te pasa? —le reclamo —esa no es manera de despertar a la gente.

Ella me fulmina con la mirada.

—se puede saber, ¿Quién es esa tal Linda? —pregunta —no has cesado de pronunciar su nombre entre sueños.

¡Oh maldición!.

Esta es la quiceaba vez que por culpa de pensar en Linda, pierdo un cuadré, aunque a decir verdad, este no lo perdí, ya que lo único que quería, era una noche y ya lo conseguí.

—Linda es alguien muy especial —le respondo bloqueando otro almohadazo.

—seguramente ha de ser una más de tus amantes —escupe.

Esas palabras me hacen enfurecer.

—Linda nunca fue mi amante, ella es mucho más que ello, si la logró encontrar, será mi esposa. —le informó

Me tiró de la cama y camino a la ducha.

—pero si la que va a ser tu esposa soy yo —dice la rubia cuyo nombre no recuerdo.

Río ante sus palabras.

—convencida, miré a ver si despierta, estamos en pleno siglo XXI, jamás me casaría con una que a la primer propuesta termina en una cama —bloqueé otro almohadazo.

El teléfono comenzó a timbrar en la mesita de noche y la rubia como loca se abalanzó sobre el, pero yo soy más rápido y se lo arrebato de las manos, antes de que lo estrelle.

Contesto la llamada, es Jason, pero lo que dice, hace que se me olvide todo y que me den unos cuantos almohadazos, porque no alcance a esquivarlos.

Narra Erick:

Horas después.

Ya todos los J5 estamos reunidos en el aeropuerto para viajar a Japón después de enterarnos de la lamentable noticia de Emily, jamás se me pasó por la cabeza que a una chica tan buena como ella le fuera a pasar algo así.

La idea es partir lo más pronto posible, ya que ella puede morir en cualquier momento, pero justo en este preciso instante, a Deimond y a Fabricio les da por pelear, parecen unos mocosos.

La razón de la pelea el por el jet privado.

Según Fabricio el avión de él es mucho mejor, pero Deimond alega que el de él es más nuevo, por tanto es mucho mejor, así que debemos de viajar en ese, más Fabricio se niega a irse en ese.

Me canso de verlos pelear y hablo.

—¿Que les parece si mejor nos vamos en el mío? —propongo.

—siii —responde Fabricio —mucho mejor que irse en el de Deimond, no sea que le dé la chiripiorca y me tire del avión.

—mucho mejor viajar en el avión de Erick—asiente Deimond —que viajar en el vejestorio de Fabricio que en cualquier momento se desploma y nos mata a todos.

Fue así como términamos todos viajando en mi avión.

Todo el viaje trascurrió en silencio, nadie hallaba que decir ante la situación a la que nos estábamos enfrentando ya que ninguno podía ayudar a Emily, solo un milagro la puede salvar de esa situación, según lo que Jason nos informó.

Así pasan las horas.

Jason se ha hecho lejos de nosotros y está cruzado de brazos, mirando a la nada, con sus auriculares puestos.

Fabricio esta peleando por teléfono con el director de la película nueva que está grabando, desobedeciendo la orden de apagar el teléfono durante el vuelo.

Deimond lo escucha pelear sin ánimo y parece que está a punto de quedarse dormido, hasta que de pronto.

Push.

Un olor extraño y nauseabundo sale de en medio de nosotros.

Fabricio lo percibe e inmediatamente corta la llamada.

Deimond despierta de su sueño, arrugando la cara.

Fabricio tiene cara de que va a vomitar, se tapa la nariz y señala a Deimond.

—fuiste tu.

—¿Yo que? —pregunta Deimond cubriéndose también la nariz.

—pués el que se pedorreo —le explica lo obvio. —eres un degenerado.

Deimond lo mira indignado.

—deje de ser puerco, —le dice —se pedorrea usted y luego lo culpa a uno.

Fabricio se enfada y se pone en pie, quedando más grande que Deimond, el cual está sentado.

—siii claro, no tiene más a quien culpar, —alega —¿Por qué no fue al baño y se lo echó?.

Deimond se pone en pie y lo encara.

—que yo no fui, fue usted.

—yo no he sido —rebate Fabricio.

—pues yo tampoco.

—jum, ni que no supiéramos quien es el que hace las cosas y luego niega.

—pero está vez no fui yo —sigue Deimond negando.

Cuando ya están a punto de agarrarse por el pedo, hablo yo.

—parenla ¿Quieren? —ambos voltean a verme —yo fui el que me eche el gas.

—¿Tuuu? —dice Fabricio asombrado, como si yo no fuera un ser humano.

—pero si eso no fue un gas —rebate Deimond —fue descomposición pura, estás muerto en vida —me mira con asco.

—yo diría que es peor que eso, huele a los mil demonios. —comenta Fabricio.

—¿Los has olido? —pregunta Deimond —¿Y a mil?.

Cambian de tema para volver a discutir y terminan cambiándose de lugar, dejándome a mi solo y sólo por un simple gas.

Tiempo después.

Narra Fabricio:

Finalmente hemos llegado a Japón, gracias a Dios sobrevivimos después de ese putrefacción de Erick, todo me imaginé, es más hasta pude echarle la culpa a Jason que estaba a metros de nosotros, pero menos a Erick, jamás me espere que fuera a hacer eso, y menos en un momento tan crítico como este.

Pero eso pasa.

De las personas que menos esperas, terminan echándose los peores pedos.

Ya no voy a volver a confiar en él.

Es más, deberían sacar una regla en el grupo de los J5, que se prohíben los pedorros.

Desciendo del avión y me niego a irme en un taxi con ellos, no me voy a arriesgar a que Erick se tire otro “gas” y arruine mi olfato.

Tomo un taxi para mi solo y pido que me lleve a la clínica, con tan buena suerte que el taxista de una me reconoció que era actor y me pidió un autógrafo y aparte de ello no me cobró el trasporte.

Minutos después.

Llego a la clínica y pregunto por los enfermos terminales, me dan las indicaciones y tomo el ascensor.

Apenas llegué miré a Emily.

No lo puedo creer, me mandó las manos a la boca.

La pobrecilla está muerta en vida, está el puro esqueleto, ni siquiera tiene pelo, ya casi tiene las puras cuencas, incluso sus labios están cayendo de lo podridos.

Giró su rostro lentamente para mirarme y yo sentí un escalofrío y me escondí de su vista.

Recuerdo lo hermosa que era y ahora solo es un espectro.

Me percino instintivamente.

«Dios me libre de terminar así».

La pobre está tan llevada que nadie quiere estar a su lado, pero... ¿Quién va a querer estar al lado de alguien así?.

Es cierto que es Emily, pero ya no es adorable, está peor que una anciana de 300 años, incluso da miedo, parece sacada de la ultratumba.

De pronto alguien toca mi hombro, haciendo que me sobrrsalte.

Me doy la vuelta pare ver y es la Emily sombie.

—aaaaahhhhh —grito como loco.

Pero dígamen, ¿Que harían ustedes en mi lugar?.

Me sobo los ojos y vuelvo a ver.

Por fortuna no era la sombie, es Erick.

Me tranquilizó y vuelvo mi mirada a Emily.

—¿Ya viste a Emily, cómo está la pobre? —le pregunto mirándola —ni siquiera se reconoce.

Erick gira su rostro y la mira.

—no seas tonto —me dice —estas en el piso de los enfermos de sida, Emily está en otro piso.

Aaaaaa.

Ahora entiendo.

Ya decía yo que esa no era.

Narra Jason:

Llegamos a la clínica y Deimond se queda cancelando el taxi, yo por mi parte no me tomo la molestia de esperarlo sino que sigo mi camino hacia dentro.

Voy concentrado en mi teléfono, cuando de pronto me chocó con alguien.

Levantó mi mirada y me encuentro con una mujer.

Que mujer.

Es un mujerononón.

Jamás había visto una mujer más hermosa y delicada.

Ella ni siquiera se molesta en disculparse, sino que quiere seguir su camino, pero yo la tomo del brazo y la devuelvo.

—espera —le digo —¿Te distingo?.

No sé de dónde, pero está chica se me hace muy familiar.

Ella niega en respuesta.

Aún así me puede la curiosidad y le quitó los lentes de sol que lleva puestos, es entonces cuando la reconozco.

Es Linda.

¿Quién lo diría?.

Esta súper guapísima, ya no es esa niña inocente a la que Deimond quería, ahora es toda una mujer, con un cuerpazo.

Tanto que Deimond la ha buscado y yo me la encuentro por pura casualidad.

La miró de pies a cabeza y no me tomo la molestia de disimular, ella intenta soltar su brazo de mi agarre.

—que gusto volver a verte Linda —la atraigo hacia mí y beso su mejilla.

Recuerdo que cuando estudiábamos, aposté por ella y Jak me gano la apuesta.

Ella al ver que la reconocí, se pone nerviosa.

—no le vayas a decir a Deimond que me viste —se apresura a decir.

Yo sonrio complacido.

—justo en este momento está afuera pagando el taxi —le informo.

Ella insiste en soltarse, pero yo no la dejo ir, me estoy divirtiendo.

—¿Que te parece si hacemos un negocio? —le propongo.

—¿Que quieres? —pregunta mirando hacia la entrada, con miedo de que Deimond entre.

—¿Recuerdas que en el colegio yo te cortejaba, pero tú prefiriste a Jak antes que a mí?.

—si pero eso fue porque el me chantajeó, además eso es parte del pasado.

—para mi no —contesto serio.

Esta es la hora que no superó que Jak me halla ganado, yo también la quería y ahora la quiero más

—pasa una noche conmigo y jamás le diré a Deimond que te v...

No alcanzo a terminar, porque su mano libre se estrella en mi rostro, me ha dado un puñetazo tan fuerte que me ha partido el labio.

—a mi me respetas —dijo con rabia soltándose de mi agarre y perdiéndose por un pasillo.

«Definitivamente está no es la Linda de unos años atrás».

—le diré a Deimond —le gritó, pero ella ya no me escucha.

—no te atrevas —habla alguien a mi lado.

Volteo a ver tapándome  la boca porque ya empecé a chorear sangre.

Es Jak.

Justo en ese momento entra Deimond.

—¿Que te pasó en el labio? —pregunta.

«Pues tu amada me golpeó».

Quise decirle eso, pero con la mirada de advertencia que Jak me hizo, fue más que suficiente para cambiar mi versión.

—casi me roban —le miento.

Deimond se ríe.

—¿En plena clínica? Y yo que pensé que Japón era seguro.

Fin de la narración.

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