65. ME TRAICIONASTE
Rei con ironía al escuchar esa pregunta.
«¿Celosa yo?».
«Naaahhh, imposible».
«¿O si?».
—claro que no —respondí.
El sonrió.
—¿Entonces por qué dices que tengo a otra, cuando no es así? —rebatió.
«Me está mintiendo en mi propia cara».
—porsupuesto que es así —dije indignada —yo ví cuando ella se te colgó en el cuello.
Jak volvió a reír.
—¿Se puede saber por qué es la risa ahora? —pregunté mirándolo seria.
El se mordió los labios, para dejar de reír.
—es que es muy gracioso que me estés haciendo una escena de celos —respondió.
Lo fulmine con la mirada.
«¿Que se cree?».
«¿Una súper estrella o que?».
«Para que yo le haga una escena de celos».
—No estoy haciendo una escena de celos —aclaro —solo te estoy diciendo la verdad.
El me dió una tierna mirada que por poco me hace bajar la guardia.
—tranquilizate Emily —dijo con dulzura —estas malinterpretando las cosas.
Ahora me dió mucha más indignación.
—hn Jak —los ojos se me cristalizaron —lo ví con mis propios ojos y ¿Dice que estoy malinterpretando las cosas?.
El volvió a poner sus manos sobre mis hombros, tratando de calmarme.
Como si de esa forma se fuera a curar la herida que me ha hecho.
Es que ni siquiera espero un mes para conseguir a otra persona, o de pronto siempre estuvo con ella, ahora entiendo porque ella le hizo corazones a su nombre en la mesa de los J5.
Y lo más indignante es que ni siquiera es hija de Dios.
En estos momentos no quiero nada, lo único que quiero es irme, pero para mí desgracia comienzo a sudar frío.
Esto significa que voy a desmayarme, y justo en este lugar, frente a Jak.
«No puedo permitirme eso de ninguna manera».
—si sigues así te va a dar algo, —me dijo con ternura —sera mejor que te calmes.
Quisiera hacer lo que él me dice, pero no puedo permitir que me engañe como todos lo hacen.
Negué con la cabeza y me recosté en la pared, tratando de controlar la respiración, para no desmayarme frente a sus ojos.
Jak me miró con preocupación.
—vete —le ordené cerrando los ojos
—no me voy a ir —hablo serio —te llevaré a un doctor.
Se acerco y me tomo en brazos, quise alejarlo pero las fuerzas no me daban.
—dejame —dije sin aliento —tu solo me mientes, como mi familia.
El se paró en seco al escuchar lo último.
—tu familia —dijo —no se lo que te hayan hecho, pero quiero que sepas que jamás te he mentido.
El me llevo en brazos hacia donde esta el doctor y yo no halló como escapar de esta situación.
—bajame —suplique en un susurro —deja de mentir más.
—no estoy mintiendo —contesto haciendo oídos sordos a mi petición —Annie solo es...
Sus palabras comenzaron a oírse muy lejanas y distorsionadas de modo que no logré entender nada de lo que decía.
Intenté abrir los ojos, pero ya las fuerzas no me daban ni siquiera para ello, pensé en las pastillas, pero mi cuerpo no respondía, me estaba desvaneciendo totalmente y en los brazos menos indicados.
En lo último que pensé fue en las palabras de Mibsan.
«Tomalas cuando sientas que te mueres».
«Jum, tonto».
Ya era demasiado tarde para hacer ello.
Narra Jak:
La angustia se apoderó de mi al ver que Emily se desmayó, ella estaba bien, como cualquier persona normal, hablando conmigo cuando de pronto, de un momento a otro se comenzó a poner palida, de repente ya no se pudo sostener por si sola, la tomé en mis brazos y ya casi no lograba entender lo que decía y por último perdió el conocimiento.
Me apresure a llevarla a mi habitación que tengo asignada por si llegan a hospitalizarme y llame a un doctor.
El doctor entro y comenzó a examinarla ante mi atenta mirada.
Yo por mi parte trataba de estar tranquilo, pero por dentro mi corazón estaba hecho nada, tenía un terrible presentimiento acerca de Emily, yo no creo que esos desmayos sean simple casualidad.
Yo creo que algo muy malo le está pasando, algo que ella no me ha querido contar.
A mí mente llegan un sin número de pensamientos, que si no los controlo me van a volver loco.
El mismo dolor que sentía cuando perdí a mi hermano y luego a mis padres, es lo mismo que siento ahora mientras la examinan.
Es como si ella se fuera a ir para siempre de mi vida, así como ellos lo hicieron.
Me pase las manos por el cabello tratando de calmarme.
«oh vamos, no puedo sacar una conclusión tan terrible de un simple desmayó».
«pero es que se ve fatal, además no es la primera vez que se desmaya».
Me temo que ya me está pasando lo de Emily, estoy formando una tormenta en un vaso de agua.
—¿Qué es lo que tiene? —le pregunté al doctor cuando terminó de examinarla.
El doctor le dió una última mirada antes de responderme.
—es extraño —comento —aparentemente se ve muy bien, pero su corazón se acelera de un momento a otro y luego parece que no va a palpitar más, lo mismo pasa con su respiración, aparte de ello analice sus venas y no hace mucho le hicieron un traspaso de sangre, no quiero sacar conclusiones a la ligera sin un pronóstico claro, pero creo que estamos tratando con una enfermedad extraña.
Por poco y me caigo al escuchar sus palabras, me desestabilizó totalmente.
Fue como si mi entendimiento se nublara, no lograba comprender sus palabras.
—¿A qué se refiere? —pregunté.
—aún no está claro —intento tranquilizarme —por ahora tenemos que hospitalizarla.
Yo asentí, y de inmediato entraron enfermeras y comenzaron a canalizarla.
—si usted lo desea podemos hacerle exámenes profundos para saber que es lo que tiene —me informó el doctor.
Me quedé en silencio meditando sus palabras.
Obviamente yo lo deseaba, pero eso iría en contra de la voluntad de Emily, se que si ella estuviera despierta estaría gritando que no.
Finalmente terminaron de canalizarla.
Las enfermeras salieron y el doctor se quedó parado a la espera de mi respuesta.
Camine hacia la cama, dónde esta Emily.
Ella parece que esta durmiendo profundamente, aunque por momentos su ceño se frunce como si soñara algo desagradable o como si quisiera levantarse.
A pesar de lo pálida que estaba, aún así ella se veía muy hermosa.
Si me presentarán las mujeres más hermosas para que me casará como muchas veces lo ha hecho mi abuela, aún así no cambiaría a Emily por nada del mundo.
ELLA ES ÚNICA.
Tome su pequeña y delicada mano entre las mías, lo hice con mucho cuidado ya que para mí ella es como un vaso de cristal, que si no la trato bien se romperá.
Su mano estaba fría y sus dedos estaban morados, si no fuera porque veo su pecho subir y bajar, pensaría que se ha ido.
De pronto unas pequeñas gotas de agua cayeron en su mano, fue cuando me di cuenta de que estaba llorando.
Quiero ser fuerte y no hacerlo, pero tengo un mal presentimiento y un dolor muy fuerte está oprimiendo mi pecho, así que es imposible retener las lágrimas.
Acerque su mano a mis labios y deposite un beso en ella.
—perdoname Emily —le dije volviendo a poner su mano en su lugar —pero no me queda otra opción, quiero ayudarte.
Me gire hacia el doctor.
—hagale los exámenes —autoricé.
—acompañeme a la oficina —pidió el doctor.
Fuimos a su oficina y gracias a mi influencia, firme los papeles sin necesitar del consentimiento de uno de los familiares de Emily.
Cuando ya todo estaba listo y se iba a proceder, irrumpieron en la oficina sin tocar la puerta.
Me di media vuelta y vaya la sorpresa que me di al ver quién era.
—¿Fares? —no creía lo que veía.
Es normal que el aparezca de repente en cualquier lado, y más si yo estoy aquí, pero en estos días ha estado muy raro, creo que está lidiando con problemas familiares, primero me pedía permiso, pero está vez se fue como si nada y ni siquiera se ha dignado a contestar mis llamadas.
El me miró sin expresión alguna, aún así pude percibir su enojo y no entiendo por qué, el no es de los que se enoja conmigo.
—¿No deberías de tocar antes de entrar? —le reproche.
—no tienes ningún derecho —habló el.
Lo mire sin comprender.
—¿A qué te refieres? —pregunté.
—me refiero a Emily, no puedes autorizar que le practiquen exámenes sin la autorización de su padre o su madre —respondió.
Fares tiene razón, pero me he quedado sin opciones.
—tienes razón —acepte —pero no me queda otra opción, ella no quiere decirme la verdad.
—tal vez no quiere que lo sepa.
—aún así lo voy a hacer, así podré saber que tiene para ayudarla —le expliqué.
Aunque ni siquiera se para que le doy explicaciones, si ella es mi prometida tengo todo el derecho del mundo, sin tener que rendirle cuentas a nadie, aparte de Dios y mis autoridades.
—ella no necesita tu ayuda —respondió con dureza —ella tiene a su familia.
No entiendo porque está actuando así, me trata como si fuera uno bajo su mando
¿Acaso olvidó que el jefe soy yo?.
Me removí incómodo dándole una mirada al doctor, este entendió porque inmediatamente salió y nos dejó solos
—se puede saber, ¿Que te pasa? —pregunté molesto —¿A qué te refieres con que ella tiene a su familia?, Yo que sepa solo tiene a su madre porque su padre murió.
—no ha muerto —alzo la voz.
Lo mire fijamente a ver si me estaba diciendo una mentira, cosa que él jamás a hecho, pero me cuesta creer lo que ha dicho.
«¿Es que acaso no estuvo en el funeral?».
Si esa fue la causa de que Emily me dejara plantado frente a toda la iglesia con un anillo en mis manos.
Lamentablemente Fares estaba hablando muy enserio.
—pero... ¿Que estás diciendo?, Si tú mismo estuviste en su funeral. —pregunté confuso.
—él no era su padre —respondió.
Esas palabras hicieron que sintiera un escalofrío, quise que fuera mentira, pero él estaba diciendo la verdad.
Desde el primer día que ví a la señora Raquel, supe que ella tenía su guardado, pero no pensé que fuera tan grave ni que implicará a Emily.
—¿Quien es su padre? —pregunté.
—soy yo —respondió.
Si no hubiera sido porque estaba recostado a la pared, me habría caído.
«El acaba de decir que Emily es su hija».
—Queeeee —exclame en alta voz. —¿Acaso esa era tu hija secreta?.
El asintió.
Yo estaba tan sorprendido que ni siquiera sabía que decir, me mande las manos a la cabeza con desesperación y comencé a caminar en círculos.
Volví a mirarlo a la espera de que soltara la risa y dijera que era una broma, pero estaba serio.
«Dios mío, si es verdad».
Ahora todo concuerda, ya recuerdo en dónde fue que mire a la señora Raquel antes, y ahora entiendo porque Fares expuso su vida para salvar a Emily el día de la excursión y también entiendo porque no dejo que yo investigará a la mamá de Emily, y hasta me doy cuenta de que se parecen bastante.
La ira se apoderó de mi, me acerque y lo sarandee.
—¿Por qué diablos no me lo dijiste? —hablé enojado —¿Cómo pudiste permitir que la mirara como a una mujer y terminará enamorado de ella? —seguia sacudiendolo, el no hacía nada —¿Por qué?, ¿Por qué me hiciste esto?, Mi padre confiaba en ti.
El quito mis manos de encima de él y me empujó.
—porque no quería que nadie se enterará —respondió a los gritos —pero eso ya no importa.
Lo dice como si nada, como si yo no estuviera perdidamente enamorado de ella.
—me traicionaste Fares —hablé con el corazón hecho pedazos. —dejaste que me enamorara de Emily para poder protegerla y así matar dos pájaros de un solo tiro, sabías muy bien que yo también la cuidaría, no te importó que yo sufriera.
Me sentía tan sucio al saber que me metí con una hija de Fares.
Después de saber lo que le habían hecho a Fares y a su familia, los miré con ojos diferentes, en especial a sus hijas, ellas son para mi como las hermanas que nunca tuve.
Siempre tuve curiosidad por aquella que no estaba, pero jamás me imaginé que Fares por protegerla iba a permitir que me enamorara de ella.
El me había usado.
—lo sé —contestó él —también sé que ya nada volverá a ser igual, jamás volverás a confiar en mí y por esa razón y otras e decidido renunciar.
Negué con la cabeza indignado.
«¿Que cree, Que con una renuncia se solucionan las cosas?».
«Pues no».
—y ahora sí, me retiro con Emily —siguio hablando.
«Emily...»
« ¿Sería que ella también me traicionó?».
«No. Imposible».
«La vez que lloro por su supuesto padre, lo hizo de corazón».
«Aún así tengo que estar seguro».
—¿Emily sabía de esto?. —pregunté.
Rogaba mentalmente que dijera que no.
—hoy se enteró —respondió.
«Síii, lo sabía, ella jamás me engañaría».
—ahora me la llevo —prosiguió.
Un momento, yo no voy a dejar que se la lleve.
Se supone que es como mi hermana, es algo asqueroso poner la mira en ella siendo mi “hermana” pero ya que, el daño ya está hecho, ya me enamore de ella y es imposible que la mire con otros ojos, ni porque me borren el casét.
«Yo no tengo la culpa de no haberlo sabido antes».
—no puedes llevártela —le dije cuando estaba saliendo.
—no te estaba pidiendo permiso —respondió —solo te estaba avisando.
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