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64. ¿ESTAS CELOSA?

Santa Biblia Reina Valera 1960 - Cantares 8
6 Ponme como un sello sobre tu corazón, como una marca sobre tu brazo;
Porque fuerte es como la muerte el amor;
Duros como el Seol los celos;
Sus brasas, brasas de fuego, fuerte llama.

Volteo a mirar.

Es Deimond.

Lleva su típica ropa de chico fino, en cualquier lugar que lo ven sabe que es multimillonario por su forma de vestir, aparte de ello tiene esa típica mirada de enamorado, con la cual quiere conquistar a todas las chicas, y estoy más que segura que por eso se niega a casarse y si lo llegará hacer, pobre esposa, tendría más cachos que un venado.

Aunque se rumora que su padre es así, solo que el lo hace encubiertamente, en cambio este a la luz de la prensa.

Al mirarlo me mande las manos al pecho.

—ash —exclame —por poco me matas del susto.

—yo no tengo la culpa de sorpréndete acechando a Jak. —se defendió.

Lo miré indignada.

—obvio no —negue —yo no lo estaba acechando, simplemente estaba aquí parada.

El rio.

—¿Y tenías que esconderte detrás de los arbustos?, Solo para estar parada —cuestionó —me pregunto ¿Que pensara Jak si se entera?.

Sacó su teléfono del bolsillo, marco el número ante mi atenta mirada y llamo.

Sentí que me iba a dar algo, esto es muy vergonzoso, ¿Que va a decir Jak?.

«Además el está en una cita no debe de ser interrumpido».

Salte y le quite el teléfono a Deimond.

Efectivamente lo estaba llamando, por un momento pensé que era broma, pero no.

De inmediato corte la llamada.

—¿Estas loco?, ¿Cómo se te ocurre llamarlo?, ¿No te das cuenta de que está en una cita?.

Deimond comenzó a reír a carcajadas, mientras tanto yo lo miro sin entender cuál es el chiste.

Al percatarse de mi mirada, se volvió a poner serio, pero eso no tardó ni un segundo porque al instante volvió a reír.

—te ves adorable celosa —hablo entre risas.

Acercó su mano para acariciar mi mejilla pero yo le pegue.

—no estoy celosa —rebatí —solo digo lo que ví.

Él siguió riendo como si fuera otro chiste.

Di media vuelta y comencé a caminar.

«No pienso perder mi valioso tiempo con él».

El me siguió.

—espera, espera, no te vayas —me detuvo —esta vez no vine a cansar, vine a taerte un mensaje.

—¿Mensaje? —lo miré con desconfianza.

Yo ya no me creo lo que dice, ya que el 99,9% de lo que dice es mentira.

—si —respondió serio —un mensaje de Jason.

—¿Jason? —repeti incrédula.

Ahora sí que menos le creo nada, me está viendo la cara como siempre y como lo dije antes y lo vuelvo a decir, no voy a permitir que me vuelvan a ver la cara de ton...

Me desvie de él y seguí caminando, tengo muchas cosas más valiosas que hacer, como llegar hasta mi apartamento que ponerme a escuchar sus boberías.

El se quedó parado, pero luego volvió a seguirme, hasta alcanzarme, quise correr, pero eso sería en vano, el corre más rápido que yo, además lo único que lograría sería agitarme, y eso empeorará mi salud.

—oyeeee —me tomo de los hombros y me dio vuelta —¿Es que acaso no me crees?.

Negué con la cabeza.

Quise quitar sus manos de encima mío, pero ya comenzaba a agotarme físicamente.

El efecto de la pasta no dura mucho, además estuve corriendo, quise llorar, me asusté, eso hizo que se me acortará más la estabilidad del cuerpo.

Para que las pastillas funcionen más, no debo de sufrir rabia, tristeza, susto, emociones, tampoco debo correr etc.

En pocas palabras debo de estarme quieta.

—Jason ya despertó del coma —me explicó —Jak estaba ahí cuando eso ocurrió, luego llegamos nosotros y lo primero que hizo él fue preguntarnos por ti, ya le había preguntado a Jak, pero este no quizo darle respuesta y yo como buen amigo que soy, le prometí que te llevaría, por eso estoy aquí.

Una sonrisa aparece en mis labios al escuchar que Jason despertó.

Me alegro mucho por el, al menos podré despedirme de él antes de que me muera.

Lo que si me causa curiosidad es que me halla mandado a llamar, el es de las personas que le da lo mismo todo.

—entonces... —volvió a hablar Deimond —¿Vienes conmigo?. —me señaló su coche.

«Me pregunto si habrá hecho alguna apuesta con los chicos».

«no se la pienso poner tan fácil».

—no —respondí —me voy en taxi, pero lo pagas tú o de lo contrario no voy a ningún lado.

El sonrió con incomodidad y se rasco la cabeza.

Efectivamente no se pudo salir con la suya, como yo me resistí a irme con él, a la final decidió pagarme un taxi, dijo que si no fuera por Jak, me había cargado como un bulto de papas y me habría subido al auto.

Recuerdo la vez que hizo así usando a sus escoltas, esa vez Jak se puso muy enfadado, pero eso era cuando el se preocupaba por mi, ahora ya nada es lo mismo.

Ahora ya tiene por quién prrocuparse.

Cuando llegue a la clínica, Deimond ya había llegado y me esperaba en la acera.

Apenas el taxi se detuvo el me abrió la puerta y pago.

Una sonrisita disimulada se asomó en mis labios al ver que me había salido con la mía.

—recuerdame ¿Por qué no me he metido contigo? —habló girándose hacia mi.

—¿Por qué? —pregunté inocentemente.

—porque eres muy complicada —respondió.

—no —rebati —es porque no te hago caso.

—y también por ello —acepto.

Caminamos juntos hacia dentro.

A medida que avanzamos a la habitación de Jason, los nervios comienzan a apoderarse de mi, tengo miedo de encontrarme con Jak.

Comencé a rogar mentalmente que no estuviera aquí, aún así cuando ya estábamos a punto de entrar me detuve en seco, presa del pánico.

Deimond se detuvo y me miró.

—¿Qué pasa preciosa? —pregunto frunciendo el ceño.

Trague grueso.

—¿Jak está aquí? —pregunté —dime la verdad.

El quizo reírse, pero al ver mi angustia se quedó serio.

—obvio no —respondió —el estuvo está mañana, pero se fue porque se le presento un imprevisto en la universidad, además no creo que regrese pronto.

En este momento puedo ver que Deimond se ha quitado su máscara de falsedad y cansadera para hablarme con seriedad, pero aún así sigo dudando.

—¿Tu crees? —volví a preguntar con el corazón a punto de salirse.

—por supuesto —me dio una mirada dulce y sincera —aunque tampoco estoy muy seguro, pero sabes ¿Que creo también?.

—¿Que? —hable al borde de las lágrimas.

Al recordar a Jak con Annie me había invadido la tristeza y ahora lo único que quería era llorar.

—creo que ya es hora de que dejen de pelear y vuelvan a reconciliarse.

Niego con la cabeza mientras seco las lágrimas que ruedan por mi mejilla.

—eso no se va a poder, —hablé con dolor —el ya tiene a otra persona, tu mismo lo viste.

El rio.

—¿Es enserio Emily?, Pero si Annie solo es...

—hola Emily —habló Erick saliendo de la habitación de Jason —que bueno verte, ¿Vienes a ver a Jason?.

Asentí.

—entra, el te está esperando.

Volví a asentir y entre.

Una alegría inmensa se apoderó de mí al ver a Jason sentado en la cama, estaba terminando de comer, al verme, me hizo señas con la mano para que me sentara.

No me pude contener me acerque y le di un gran abrazo, cerré los ojos y me quedé así por unos cuantos segundos.

—oye —hablo Jason —aún me duelen las costillas —se quejo —apartate no sea que entren los chicos y formen una película.

Me aparte y me senté.

—no sabes lo feliz que me hace verte despierto —suspiré.

—tan feliz que ni siquiera volviste a verme —dijo sarcástico.

—yo...—baje la mirada —lo siento.

—el que estés peleada con Jak no significa que yo tenga que pagar las consecuencias.

—tienes razón —acepte.

Luego de ello el se quedó en silencio un buen rato y yo también.

En mi mente meditaba sus palabras.

Ahora que yo y Jak no somos nada, ¿Que va a ser de mi amistad con los chicos?.

No puedo permitir que se vea afectada.

Pero ¿Qué tal si ellos son mis amigos solo por Jak?.

—nuestra amistad no tiene nada que ver con tu relación —habló Jason como si entendiera mi preocupación.

—gracias por decirlo —conteste aliviada —pensé que estaban a mi lado solo por Jak.

—al principio sí fue así —aclaró —pero ahora te hemos cogido cariño.

No puedo expresar lo feliz que me hicieron esas palabras.

Jason, el chico más indiferente del grupo, el que por momentos pensé que le caía mal, me está diciendo que me tiene cariño, eso es una gran cosa.

Fue entonces que recordé algo muy importante.

—Jason —me aclaré la garganta —ahora que estás despierto debes de aprovechar la oportunidad que Dios te dió.

Tenía que decírselo, ello era mega importante, no quería que se llegará a perder su alma, a pesar de que en estos momentos mi vida está un poco patas arriba debido a la verdad que me confesó mi madre.

—si, tienes razón —miro un punto fijo —estoy muy agradecido con Dios ya que el fue quien me concedió despertar, aún así todavía no me siento capaz de arrepentirme, eso para mí sigue siendo algo fuera de lugar, pero nunca voy a olvidar esto que Dios hizo, lo tendré en cuenta.

«Por un momento pensé que se arrepentiría».

Miré el reloj y ya era bastante tarde, debía de irme si no quería que se me anocheciera en el camino.

—ya es hora de irme —me puse en pie.

—espera —dijo él —aun no te he dicho ¿Por qué quería verte?.

—¿Por qué? —pregunté.

—porque ya es hora de que ustedes se reconcilien, Jak está muy mal y como mi amigo que es me duele bastante verlo así, además se que tu también lo amas y estás sufriendo, ¿Por qué no se casan de una buena vez?.

Rei por no llorar ante sus palabras.

Ya quisiera yo reconciliarme con él, pero eso es imposible, debido a mi enfermedad, si yo muero estando a su lado, eso lo destruirá, además estoy más que segura que el ya tiene un nuevo amor.

—gracias por tus buenos deseos —le dije —si no es más, creo que ya me retiro.

Me despedí y comencé a irme.

—cuidate —fue lo último que escuche antes de salir.

Miré hacia todos lados pero no había rastro de los chicos.

Camine al ascensor.

Ahora ya me siento un poco más tranquila, aunque las antepenúltimas palabras de Jason me hicieron poner un poco sentimental, creo que debo de seguir adelante y hacerlo sin Jak.

Me pare frente al ascensor a la espera de que abriera, pero cuando abrió, desee haberme ido por las escaleras.

Jak venía ahí.

Decidí ignorarlo como él ha hecho conmigo, aunque mi corazón comenzó a palpitar como loco, hice como si nada.

Baje la cabeza y esperé a que el saliera para entrar.

El se tomó su tiempo para salir, pude sentir su mirada sobre mi detallandome, aún así no levanté la cabeza.

Cuando finalmente salió, me apresure a entrar al ascensor, pero Jak me bloqueó el paso.

«¿Y ahora que le pasa?».

Me llene de indignación al recordar cómo hace unas horas estaba bien acompañado y ahora que está solo me bloquea el paso.

«¿Que se cree?».

«El pleiboy de la universidad o que».

Me dirigí hacia las escaleras, pero el se adelantó y también me bloqueó el paso.

Levanté la mirada y lo enfrente.

—¿Que pasa? —pregunte

—¿Leíste el papelito? —preguntó.

Rodé los ojos y me removí incómoda en mi lugar, si fuera una caricatura estaría votando humo por los oídos.

—no, —respondí —y no me interesa saber lo que decía.

El suspiro.

—me hubieras ahorrado un gran trabajo —comento alzando una ceja —pero ni modo, será mejor que te lo diga con mis propias palabras.

Me di la vuelta y corrí al ascensor, no quería escuchar sus palabras, ya me imaginaba lo que diría.

“lo siento pero yo ya tengo otra persona a quien amar”.

No quería oírlo, no.

Pero el me detuvo.

—espera, no te vayas —se paro frente a mi.

Yo negué con la cabeza y comencé a llorar a llanto.

—calmate Emily, por favor cálmate —dijo desesperado.

Era como si me dijera llora, llora, llora, porque más lo hacía

—ya se que quieres romper definitivamente conmigo —hable en medio del llanto. —pero aún así no pienso entregarte la cajita indescifrable, aunque tenga GPS.

—eso no es lo que quiero decirte —me tomó de los hombros. —lo que quiero decirte es que si no me das la cajita, entonces no hemos rompido y lo que menos quiero es hacer algo así, yo quiero estar contigo por siempre.

«Falso».

«Dejó que me consuelo, pero que no me mienta jamás».

Lo empuje lejos de mi, el me miró confundido.

—eso es mentira —me seque las lágrimas e hice de tripas corazón. —tu ya tienes a otra.

—¿Por qué dices eso? —pregunto consternado, haciéndose el que no sabía nada.

Eso me lleno de más indignación.

«¿Es que acaso también me está viendo la cara?».

—porque te ví con Annie, mi compañera de estudió —le expliqué aunque obviamente eso el ya lo sabe.

El se quedó atónito ante mis palabras, por lo visto no se esperaba que yo lo descubriera.

«¿Acaso pensaba jugar conmigo?».

De pronto soltó la risa.

«Esto es el colmo».

«¿Se burla en mi propia cara?»

—¿Se puede saber cuál es el chiste? —pregunté más enfadada

El dejo de reír y sonrió tiernamente.

—Emily —habló —¿Estás celosa?.

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