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54. EL RESULTADO DE LOS EXÁMENES

Santa Biblia Reina Valera 1960 - Job 16
6 Si hablo, mi dolor no cesa;
Y si dejo de hablar, no se aparta de mí.

Me desperté con mucha alegría y muchos ánimos de ir a la universidad, luego de darle las gracias a Dios, pedirle que me tomara en sus manos, me dí una relajante ducha, y me dispuse a hacer un delicioso desayuno.

Cómo ya se los había dicho, tengo el refrigerador repleto de cosas ricas, así que no tengo que preocuparme porque he de comer.

Luego me senté frente al televisor a escuchar el poconón de mentiras que dicen por las noticias.

Después de lo que pasó con Fabricio, el día que sufrió una sobredosis y en los medios decían que había sufrido un ataque al corazón, o esa vez que le hicieron el atentado a Jak y decían que le habían disparado en la cabeza y que estaba en coma, y ahora lo que dijeron de Jason.

«Nunca más volveré a creerles».

Disfruto de mi desayuno cuando comienzan a hablar de la noticia que supuestamente a conmocionado al mundo de las drogas.

—hoy la ciudad de los Ángeles está atónita por el actroz asesinato de uno de los líderes de la mafia conocido por el sobre nombre de Ráfaga —dice un periodista —fue encontrado en un bar con un disparo en la cabeza, esta es la hora que nadie sabe quién fue el que lo hizo, algunos rumoran que fue un ajuste de cuentas por la mu.....

Apague el televisor.

A mí me daba igual, no tenía ni idea de quién era ese tal Ráfaga, que posiblemente aún siga vivo y en las noticias diciendo que está muerto.

Los medios de comunicación son expertos en manipular la información y darnos a saber lo que le conviene a los poderosos.

Por ejemplo en África se matan a sangre fría a puros machetazos y los medios no dicen nada al respecto, es como si el país no existiera.

Ahora bien, en otros países los cristianos son horriblemente torturados, pero tampoco hablan de ello.

Ahora solo se dedican a decir cosas que muchas veces no son verdad.

Termine mi desayuno, cepille mis dientes y ore para salir del apartamento.

Media hora después.

Llegué a la universidad la cual estaba repleta de estudiantes.

A mí memoria vino la primera vez que llegue, un chico casi me lleva por delante.

También recordé que hoy debía reclamar el resultado de los exámenes, pero no pienso hacerlo ahora.

Luego de parquear me dirigí al campus, no tuve que pedir permiso a nadie ya que todos se quedaron en silencio al verme y me abrieron paso.

Sentí como si me hicieran calle de honor, y ninguno se atrevía a mirarme a los ojos.

Llegué a los pasillos y antes de dirigirme a clases fui al baño.

Cinco minutos después.

Salí del baño y me encontré con Lina Marcela Rincón  acompañada de su grupo.

Las ignore y me comencé a lavar las manos.

—Maricza —hablo Lina —sabes, hay personas que se creen las dueñas del mundo, cuando solo son unas muertas de hambre.

—tienes razón —contesto la tal Maricza —solo por tener una argolla en el dedo.

Todas comenzaron a reírse, yo me apresure a marcharme.

Pero Lina me tomo del brazo fuertemente, pude sentir sus uñas clavándose en mi brazo, trate de ignorar el dolor e intenté safarme, pero fue peor.

—¿Es que acaso no te das cuenta de que estamos hablando de ti inecta?.

Trate de hacer que no pasaba nada, pero esas palabras me dolieron, ella hablaba con mucha rabia.

—¿Quien te crees para comprometerte con el hombre más poderoso de la tierra? —volvio a preguntar con rabia —¿Acaso quieres morir?.

Yo no le respondí nada, simplemente agache mi cabeza.

—te estoy hablando in****l vamos responde. —me sarandeo.

«Dios mío, no permitas que me rebaje con ella»

Seguí sin responder y está me tomo del pelo fuertemente, y levantó mi cabeza.

Las lágrimas estaban a punto de salir, pero aún así me hice la fuerte y luche por soltarme.

Lamentablemente ella tenía mucha más fuerza que yo.

Soltó mi brazo y levantó su mano para estrellarla en mi cara.

Cerré los ojos con fuerza y esperé el golpe, pero nunca llegó.

—espera Lina —dijo una chica morena deteniendola —si la golpeas ella tendrá pruebas para acusarte y hacer que te expulsen.

—¿Y las cámaras? —pregunto Leila asustada.

—no te preocupes —dijo otra —yo me encargue de ello.

Lina me soltó y me dio una mirada amenazante.

—esto no se queda así —dijo antes de salir del baño.

Yo me quedé reponiendome ya que sus palabras me habían afectado.

Tome aire e hice todo lo posible por retener las lágrimas.

Supongo que ser la prometida de Jak no me beneficia todas las veces.

Me saque el suéter y mire mi brazo.

Ahí estaban marcadas las uñas de Lina, a pesar de tener el suéter puesto, me había alcanzado a arañar.

Volví a ponerme el suéter y me fui al salón.

Ahí estaba Lina, riendo con su grupito de amigas como si nada hubiera pasado, como si no hubiera estado a punto de abofetearme en los baños.

Me senté y me puse a ver por la ventana a la espera de que las clases empezarán.

«¿Por qué me tiene que pasar esto a mi?».

«¿Por qué soy tan vulnerable, tan débil?».

«¿Me pasaría esto si estuvieran los J5?».

Un convertible negro entro al parqueadero, haciendo que centrará mi atención en el.

Estoy más que segura de que es el carro personal de Jak, lo conozco muy bien y se que es el único que tiene de esos autos, los J5 también tienen convertibles pero son de colores diferentes.

Instintivamente me mande la mano al brazo arañado y comencé a ponerme nerviosa.

«¿Que hace Jak aquí?».

Creo que la pregunta sobra, es su universidad, es normal que venga a supervisar, pero tenía que ser justamente hoy.

No sé si alegrarme o preocuparme.

—¿Me puedo hacer aquí? —escuche la voz de Lina, fingiendo amabilidad.

Voltee a mirarla y abrí mi boca para gritarle que no, pero me detuve.

«No tiene sentido discutir con ella».

Al ver que no respondí nada, volvió a su lugar, tomo sus cosas y vino y se sentó a mi lado.

«Nooooo»

«¿Por qué a mí?».

—ahora tendrás que trabajar doble, por mi y por ti —susurro en mi oído —aunque si solo quieres hacerlo por mi, no tengo problema.

«Creo que si sigue hablándome, me va a agotar la paciencia».

—muy buenos días —saludo el profesor, haciendo que todos se quedarán en silencio y centramos nuestra mirada en el.

Iba acompañado de una hermosa pelirroja.

—buenos días —saludamos.

—como pueden ver, hoy le damos la bienvenida a una nueva estudiante —todos comenzaron a silbar.

Ella les dedico una mirada despectiva, haciendo que se callaran.

—podrías hacernos el honor de presentarte. —le dijo el maestro.

Ella comenzó a recorrer todo el aula con la mirada, persona por persona hasta que su mirada cayó sobre mi haciendo que me extremesiera y no se exactamente porque.

Siento que ya he visto a alguien con la misma mirada siniestra.

«Lo que me faltaba, una enemiga más».

—mi nombre es Annie —dijo sin despegar su mirada de mi.

—puedes ir a sentarte Annie —le pidió el profesor.

Está comenzó a caminar hacia los puestos y lo hacía de una manera tan elegante, como si el mundo le perteneciera.

—la quiero en mi grupo —dijo Lina para si misma.

La chica se paró frente a mi y luego de mirarme por unos segundos que parecieron interminables, dirigió su mirada a Lina.

—quitate —le ordenó.

Lina la miro atónita.

—¿Que? —pregunto incrédula.

—¿Es que acaso eres sorda o que? —dijo la chica con voz arrogante —dije que quiero que te quites de ahí. —hablo lentamente y pausado, haciendo que hasta mi me diera miedo.

Pensé que Lina se pararía y la enfrentaría, pero lo único que hizo fue pararse y dedicarle una mirada amenazante y volvió a su antiguo lugar.

Yo seguía atónita mirándola.

En cierta forma ella había intimidado a Lina.

«wooo»

«Eso es admirable».

—¿Y tu qué? —dijo dirigiendose a mi.

Inmediatamente gire mi rostro hacia la ventana con nerviosismo.

Busque con la mirada el auto de Jak, pero ya no lo encontré.

Aún así no gire mi rostro, solo escuché como se dejó caer en la silla estruendosamente.

—vamos a dar inicio a la clase de historia —anuncio el profesor.

Gire mi rostro a verlo.

—hoy hablaremos de un momento crusial en la historia —dijo paseándose por los asientos. —la historia de...

—asi que tú eres la famosa chica J1 —comento Annie sin despegar su vista del profesor —te imaginaba una chica con coraje, que tenía la universidad a sus pies, pero eres taaan vulnerable —extendio la última palabra —me das pena, incluso eres fácil de manipular.

No dije nada y trate de seguir escuchando al profesor.

«Hasta a mí me daba pena de mi misma»

Luego de la clase de historia, seguimos con filosofía.

No entiendo porque tengo que aprender todo eso, cuando lo único que quiero es aprender de empresas.

Ah, ya se, fueron las clases que me tocaron por sorteo.

Salimos de clases y fuimos a la cafetería.

Entre sin ánimos, camine hacia el mostrador pero un chico de gafas me detuvo.

—no se preocupe señorita —dijo —yo pediré su ensalada de frutas y se la llevaré a su mesa.

Sonreí al ver su amabilidad.

—no es necesario, —respondí —lo haré yo misma.

—insisto señorita —volvio a hablar, pude ver cómo sus mejillas se pusieron rojas y comenzó a sudar.

No me quedo de otra que ceder y me dirigí a la mesa de los J5.

Aquella mesa donde más nadie se atreve a sentarse.

Me senté y me quedé mirando a la nada.

Me sentía muy aburrida y agotada, como si hubiera estado trabajando.

«¿A qué se refería Annie al decir que era fácil de manipular?».

«Ni idea».

De pronto alguien arrastro la silla que estaba a mi lado haciendo que me retiñeran los oídos.

Voltee a mirar y era Annie, ella también me miró fijamente.

«¿Será que piensa sentarse aquí?»

—¿No me digas que la única que se puede sentar aquí eres tú? —pregunto levantando una ceja —que yo sepa no tiene tu nombre escrito.

Yo no dije nada.

Eso era cierto, la mesa tenía solo los nombres de los chicos en cada uno de sus puestos, Deimond había querido escribir el mío, pero yo no lo había dejado.

Yo siempre me sentaba en el medio de Jak y Deimond.

Annie se sentó en el puesto de Jak, saco un marcador rojo de su bolsillo y dibujo corazones alrededor, luego me miró a la espera de que dijera algo, pero yo no lo hice.

«soló aspiró a qué Jak no vaya a ver esa mesa, no quiero que piense que fui yo, tampoco quiero meter a esta chica en problemas».

—aquí está su ensalada de frutas —dijo el chico de gafitas que acababa de llegar y la puso frente a mi.

—gracias —respondí.

—por fin te dignas a hablar —dijo Annie retiñendo los corazones —yo también quiero una ensalada de frutas —le ordenó al chico.

El la miro dudoso.

Mire a todos lados y todos la miraban como si ella hubiera cometido un delito por el solo hecho de sentarse aquí, es como si supieran que los J5 se van a levantar contra ella, cuando se enteren.

—¿Es que eres sordo? —le grito —quiero una ensalada de frutas ahora.

El chico salió corriendo y a los pocos minutos ya traía la ensalada de frutas.

«Si que es autoritaria».

Si los chicos estuvieran aquí, tal vez ya estarían apostando a ver quién la tenía primero, pero creo que ella se inclinaría por Jak.

—¿Que se siente ser la prometida de Jak? —pregunto mirando mi mano.

—normal —respondí llenandome la boca de frutas.

—eres afortunada —expreso revolviendo su ensalada —solo te falta ser fuerte, porque de lo contrario, terminarás aplastada, los Xian no son cualquier cosa, en especial la señora Xian y a pesar de que Jak es bueno contigo, no quiere decir que sea una perita en dulce, para sobrevivir tiene que estar por encima de los demás, o si no terminará como sus padres.

Ella hablaba de los Xian como si los conociera de toda la vida.

Incluso me hizo sentir un poco medrosa.

«¿Será que si es una buena decisión casarme con Jak?».

Horas después.

Luego de que las clases terminaron me fui al apartamento, durante el trascurso del camino, no dejaba de pensar en Annie y sus palabras.

Ella no parecía ser una chica común y corriente.

Entre al apartamento y recordé que hoy es el día de reclamar los exámenes, pero tengo mucha pereza de hacerlo ahora.

«Quizas lo haga más tarde».

Por ahora lo único que quiero es descansar para adelantar trabajos e irme para el templo al ensayo.

Unas horas después.

Me desperté asustada, mire la hora y ya eran las cuatro de la tarde.

Ya no tenía tiempo de ir por los exámenes, corrí como loca a cambiarme, peine medio medio mi cabello y salí corriendo hacia el ensayo.

«Solo aspiró a qué no me vaya a coger la tarde como en los primeros tiempos».

Ayer hablé con Jak y me animo a qué siguiera en la alabanza, me dijo que no era bueno que enterrará mi talento.

Media hora después.

Llegué al parqueadero del templo y la moto de Jak ya estaba aquí.

Mire mi reloj y todavía tenía unos cuantos minutos para orar, así que me apresure a entrar al templo.

El ujier me dió la bienvenida con una gran sonrisa en sus labios.

Lo primero que mire fue a Jak postrado en el altar.

Se veía tan hermoso ahí, me daban ganas de tomarle una foto, pero no tenía teléfono.

Es tan lindo ver a un hombre que recurre a las rodillas.

Yo también me dirigí al otro extremo del altar y me arrodille a orar.

Es tan hermoso cuando uno llega temprano a buscar la presencia de Dios, se siente un ambiente tan especial.

Me concentre tanto que incluso pude sentir una visitación de Dios, pude clamar con libertad.

Pero todo lo bueno tiene que acabar.

El piano sonó y me puse en pie para ir a ensayar.

Mire el rostro de Jak y lucia algo preocupado y angustiado, pero cuando me miró en el apareció una gran sonrisa.

—bendiciones hn Emily —me saludo.

—amén —respondí en un susurro.

Su sonrisa hacia que no pudiera pensar.

—¿Lista para el ensayo?.

Asentí y subí al altar.

Fue entonces cuando me di cuenta de que no éramos los únicos, habían más hermanos y hermanas.

—Dios los bendiga —salude un poco avergonzada.

—amén —respondieron.

El hn Jak me entrego un micrófono y comenzó a tocar el piano.

—un momento —hablo la hn Ximena que acababa de llegar —¿La hn Emily va a ensayar?.

Jak asintió sin mirarla.

—eso no es justo —protestó —ella tiene que comenzar limpiando los instrumentos.

Tomo una toallita y me la entregó.

Jak levanto la mirada y la miro con exasperación, abrió su boca para rebatir, pero yo lo detuve.

—la hn Ximena tiene razón —dije bajandome del altar.

Unas horas después.

Llegué a mi apartamento y me puse a hacer los trabajos de la universidad.

Termine a altas horas de la noche y luego de orar me acosté con la intención de dormir, pero un fuerte dolor se instalo en mi vientre haciendo que el sueño desapareciera.

Lo único que hice fue moverme de un lado a otro quejándome, mientras que las horas pasaban.

Día siguiente.

No pude ir a estudiar, todo el día la pasé adolorida y con nuseas, era un tormento movilizarme en el apartamento, opté por quedarme en la cama, y no comi nada en todo el día.

Ni siquiera las pastillas me hacían efecto, era como si más bien hicieran que el dolor se multiplicara.

Al final del día termine hecha un ovillo en mi cama, llorando.

Si sigo así, tendré que salirme de estudiar y volver dónde mi madre.

La única opción que me quedo fue orar a Dios para que en su infinita misericordia me quitará este dolor tan fuerte.

A eso de las diez de la noche el dolor fue menguando poco a poco y pude reconciliar el sueño.

El jueves me desperté bastante débil pero sin dolor alguno, prepare el desayuno con las pocas fuerzas que me quedaban y me dispuse a irme al hospital por el resultado de los exámenes.

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