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46. NO SABES LO FELIZ QUE ME HACES

Santa Biblia Reina Valera 1960 - Proverbios 23
5 ¿Has de poner tus ojos en las riquezas, siendo ningunas?
Porque se harán alas
Como alas de águila, y volarán al cielo.

Mi corazón latía muy rápido, la verdad era que no me esperaba que Jak me fuera a abrazar, a pesar de que fue un abrazo muy corto y muy educado, aún así me desestabilizó por completo, tanto que casi me caigo cuando Jak me dejó de abrazar.

Lo bueno es que él tiene buenos reflejos y me sostuvo del brazo.

Yo me puse roja, más de lo que estaba, al ver lo torpe que soy, cualquiera que lo hubiera visto, pensaría que lo hice de aposta.

«Que vergüenza»

—¿Estás bien? —preguntó Jak con una sonrisa cálida en sus labios.

Yo asentí y el soltó mi brazo con delicadeza.

«creo que si sigo aquí parada, me va a dar algo»

Estar cerca de el, hace que todo mi ser se paralice, hace que incluso se me olvide hablar o incluso respirar, cosa que no me pasa con nadie más.

El cerro los ojos por un momento y comenzó a mover los labios, y aunque no se oía lo que decía, al ver el movimiento de ellos, pude saber lo que decía.

Gracias Señor, gracias.

Luego abrió sus ojos, los cuales estaban cristalinos, por tanta felicidad.

—no sabes lo feliz que me hace que hayas vuelto —exclamo —por un momento pensé que cortarias comunicación conmigo o que luego me dirías que lo nuestro debía de acabar —dijo con horror —tenía tanto miedo de perderte, ni siquiera podía dormir con tranquilidad o concentrarme en el trabajo, —hablaba rápido —pero ahora que estás aquí, se que todo va a cambiar —puso una mano sobre mi hombro y me miró fijamente, haciendo que perdiera el poco aliento que tenía —Emily, gracias por venir.

Yo volví a asentir, sin poder articular palabra alguna.

La idea de llegar sin previo aviso, era para dejarlo supremamente sorprendido, pero creo que la que ni siquiera puede hablar soy yo.

El es tan lindo, tan apuesto, tan caballeroso, que ni siquiera se cómo tratarlo.

«oh por Dios»

Lo único que puedo hacer es mirarlo y sonreír, como si no hubiera un mañana.

Era como si estuvieramos en una borbuja en la cual fuera imposible movernos o dejar de mirarnos.

Hasta que de pronto, unos sonidos de tacones, la rompió e hizo que volviéramos a la realidad.

Voltee a ver y era la hn Ximena, estaba hermosa como nunca, como siempre vestía de manera única y hasta su bolso le hacía juego con la ropa y los zapatos que llevaba.

Cómo lo he dicho antes, es la chica más hermosa y admirada de la iglesia.

Ella venía caminando a pasos presurosos hacia nosotros.

Ver cómo ella maneja sus tacones, hace que quede totalmente asombrada.

Donde yo me ponga a caminar así en tacones, estoy más que segura que al segundo paso caería de cabeza.

Apenas llegó a nosotros, pensé en abrazarla, pero eso podría ser muy confianzudo de mi parte, así que solo le di mi mano, la cual lamentablemente se quedo extendida, porque ella nunca la tomo.

Ni siquiera se fijó en mi presencia.

Quisiera decirles que me dió igual, pero la verdad fue que me sentí muy, pero muy incómoda, bastante avergonzada.

Lo único que hice fue retirar mi mano rápidamente y tratar de irme sin hacer mucho ruido, porque aunque ella no me había notado, Jak si, y me daba mucha pena.

—Dios lo bendiga hno Jak —saludo con su suave voz.

Pero a Jak, le pasaba lo mismo que a ella, tampoco la notaba, era como si no supiera de su existencia, solo me miraba a mi.

—ese anillo le queda precioso hn Emily —dijo mirando mi mano, en dónde lucía la preciosa sortija que el me había dado.

Fue entonces cuando la hermana Ximena me miró, o más bien miro mi mano.

La mirada que me dió, fue una mirada de odio.

Aunque a decir verdad creo que solo son imaginaciones mías, ella no tiene ningún motivo para mirarme así, además es una hija de Dios, tal vez soy yo que estoy malinterpretando las cosas.

Luego volvió su mirada hacia el hn Jak.

—hn Jak —volvió a hablarle, pero él seguía mirándome —¿No debería de estar ensayando?.

Fue entonces cuando el fijo su mirada en ella, pero fue una mirada tan fría que hasta sentí escalofríos.

«Si a mí me vieran así, preferiría que no me mirarán»

—hn Ximena —dijo él —¿No debería usted de saludar cuando la saludan?

Narra Mibsan:


Estoy en la oficina de nada más y nada menos de....

¿Adivinen?

Sé que si no leen la siguiente parte de mi historia, no lo sabrán.

Corrección, está no es mi historia, es la historia de Emily.

Aún así, aquí aparecen mis líneas y tendrán que saber de mis grandes planes.

Es interesante que alguien me lea, a pesar de que sea por medio de la historia de otros.

Pero...¿Que más da?.

Uno nunca sabe que llegue a tener mi propia historia.

Y bien...¿Ya adivinaron?.

Les voy a dar una pista.

Es un lugar donde siempre el señor Fares ha deseado estar con toda su alma, pero no lo ha logrado y creo que nunca lo va a lograr.

El trabaja y lucha por conseguir y no consigue nada, yo vivo de manera relajada incluso me vuelvo traidor y lo consigo todo.

¡Que ironía!.

¿No?.

Pero así es la vida.

Hay un dicho que dice que lo que uno amontona, otro lo recoge.

Yo prefiero ser el segundo.

Lamentablemente a Fares le tocó ser el primero.

Yo seré el que logré su cometido, su gran meta y sueño.

Me dedico a pensar y a disfrutar de ver cómo mi plan se cumple al pie de la letra.

Es tan agradable que las cosas le salgan a uno tal y como quiere.

—buenos días...—saluda la señora Xian entrando a la oficina, pero se queda pensativa al no saber cómo llamarme.

—bestia —lo completo por ella.

Ella sonrió con incomodidad al ver mi sonrisa siniestra, de alguna manera logro intimidarla, aunque no lo demuestre.

Ella se queda pensativa mirandome, tratando de no dejarse intimidar de mi, aún así se que está a punto de llamar a gritos a sus escoltas, para que la protejan.

Si supiera que yo si quisiera deshacerme de ella, podría hacerlo mientras duerme sin ningún problema.

Solo se daría cuenta que murió, cuando las llamas eternas abracen su cuerpo.

Pero, todo tiene su tiempo.

—Max —dijo tomando su teléfono —¿Podrías venir?.

¿No sé los dije?.

Ya tiene miedo.

A los pocos segundos entro el tal Max, que es la mano derecha de la señora Xian o más bien el que le tapa todas sus suciedades.

No lo digo porque yo sea limpió, yo al menos lo hago abiertamente, pero ella quiere que todos la vean como un angelito incapaz de romper un huevo, cuando ni siquiera ella se lo creé.

—podría decirme su nombre —me dijo la señora Xian. —así podríamos hablar con más confianza.

«Buen intento»

—me gusta que me llamen por lo que soy, “bestia” es la mejor manera de describirmen. —dije sin dejar de sonreír —además no acostumbro a dar mi nombre a desconocidos —hice mi mejor esfuerzo por fingir educación —por favor no se lo tome a mal.

—como usted diga... bestia —dijo un poco más tranquila al sentirse escoltada por el tal Max. —ahora bien, deme su informe, estoy ansiosa por saber quién es la ladrona del corazón de mi nieto.

—pues quiero decirle —dije acomodándome en la silla —que de no haber sido porque uno de los miembros del clan de la destrucción, me estorbó, ya hace mucho tiempo ella estaría bajo tierra, pero le traigo la nueva de que ese sujeto ya no la está protegiendo, así que usted se encarga de distraer a su nieto y yo me encargo de que ella pase a mejor vida, me encargaré de que no sufra mucho.

—al contrario bestia —dijo mostrando su verdadera cara —quiero que sufra demasiado, para que sepa cuál es el precio a pagar por meterse con un Xian.

—si esos son sus deseos, entonces los cumpliré —dije tranquilamente —¿Desea que se la traiga viva y la haga sufrir frente a usted?.

«Que malo soy»

Sé que esto me va salir caro de alguna manera, pero lo que se empezó debe de acabarse.

—al contrario —respondio —deseo que la dejes continuar con su vida.

¡Queeee!

«Esto no era lo que yo me esperaba».

«Esto está fuera de mis planes».

—no lo entiendo —dije totalmente trastornado, —usted me hizo buscarla, para luego decirme que la deje en paz, ¿Que hay de todo mi esfuerzo y empeñó e inversión?.

«Acasó cree que trabajo gratis»

—no te preocupes, te pagaré —dijo como si supiera mis pensamientos.

En ese momento Max puso una maleta frente a mi y la abrió.

Estaba repleta de dinero.

No es como si lo necesitará, pero quiero hacerle creer que si, así que sonreí plácidamente y tome la maleta.

—¿Por qué no se quiere deshacer de ella? —pregunte curioso.

«Esto es muy raro».

—no es que no me vaya a deshacer de ella —aclaró —es solo que he notado que ella es la causa de que muchas veces JAK este distraído y de que yo le gane ventaja, así que si es un arma mortal para mí nieto, quiero dejarla vivir un poco más, al menos hasta que ya no me sea útil, entonces yo me encargaré personalmente.

«Está mujer resulta ser más cruel de lo que pensé, ni siquiera el pobre nieto se le escapa».

—y... ¿Que pasa si se llegan a casar? —volví a preguntar.

Cada vez me parece más interesante el tema.

—no lo hará, estoy segura de ello, la pobre es tan inocente que ni siquiera sabe con quién es que está tratando, y de todo el dinero que está en juego, ella es tan... —se quedó pensando —tan inocente, por así decirlo, que a la primera dificultad se irá y lo dejara hecho un desastre.

«Guao, tal parece que la señora Xian ha investigado bastantes cosas por su cuenta»

—¿Eso quiere decir que ya no estaré más a su servicio? —pregunté.

—al contrario, ahora te tengo otro trabajo —dijo con una sonrisa —solo que es un poco más complejo, quiero que encuentres a la última hija que falta por matar de los Montreal y no dejes rastro de ella, según mis influencias me he enterado que la primera y última vez que la vieron, fue en el aeropuerto de Colombia.

«¿Es en serio?».

¿Que hará cuando se entere de que la señorita Montreal es la misma Emily?

Fin de la narración.


Hacía mucho tiempo que no disfrutaba tanto un culto como lo disfrute la noche de hoy.

Sé sentía un ambiente preciosa, había una libertad para adorar, alzar las manos, clamar a Dios.

Fue algo único.

Lo extrañaba tanto.

Luego de que él culto se acabó, muchos hermanos que me recordaban corrieron a abrazarme e incluso me dieron sus más sinceras condolencias por la muerte de mi padre.

Fue tan hermoso, que incluso lloré, por un momento pensé que a ellos también les había pasado lo de la hn Ximena, que me había olvidado por completo, pero no.

También los que no me distinguían vinieron a mi a saludarme y a felicitarme por mi compromiso, se veían tan felices que incluso parecía que serían ellos los que se iban a casar.

Me sentí mejor que con mi propia familia.

A uno de tantos, no se quién, se le ocurrió la grandiosa idea de mandar a traer una torta para celebrar por motivo de mi regreso.

Fue precioso.

Pase un momento muy feliz con ellos, fue una pena que la hn Ximena se tuviera que ir.

Estaba disfrutando de mi torta, que por cierto me habían servido un gran pedazo, cuando de pronto sentí unos brazos rodearme.

Me sobresalté al instante y me di vuelta.

Fue entonces cuando ví a los J5.

Mis ojos se cristalizaron de la felicidad.

Ellos habían venido a la iglesia a estás horas de la noche, solo para verme.

Eso sí que es amistad.

—hola mi preciosa —dijo Deimond picandome el ojo, sin importarle que los hermanos lo estuvieran viendo.

Me sonroje de la vergüenza.

—no me llames pre...—dije pero él no me dejó terminar.

—ven aquí —dijo extrechandome en sus brazos.

Fue tan fuerte su abrazo, que sentí que me iba a ahogar.

—¿Quieres soltarla? —exigio Fabricio —nosotros también queremos abrazarla, antes de que la desarmes.

El me apretó más.

—uuummm —dije tratando de mover los labios, ya que mi rostro estaba contra su pecho —me...es...tas...a...ho...gan...do.

—¿Que? —pregunto sin dejar de abrazarme.

—que la estás ahogando —dijo Erick, arrebatandome de sus brazos.

Fue entonces cuando pude llenar de aire mis fosas nasales.

¡Que alivio!

«Por un momento pensé que moriría»

—chicos —dije tratando de controlar mi respiración —me alegra verlos.

—a nosotros también —dijo Erick y se acerco a abrazarme.

—si pero yo quiero abrazarla primero —dijo Fabricio empujándolo y me abrazo.

Lo bueno fue que él no me abrazo tan fuerte, como lo hizo Deimond.

—te he extrañado tanto —dijo con la voz quebrada, soltandome.

Lo mire a los ojos y me di cuenta de que estaba fingiendo llorar.

—todas las veinticuatro horas pensaba en ti —dijo acercándose para darme un beso en la mejilla.

Fue tan rápido que ni siquiera pude esquivarlo, pero entonces Jason se atravesó.

Jamás había estado tan agradecida con Jason.

—oye, oye, oye, cálmate, es cierto que estás emocionado pero no es para tanto —le dijo Jason a Fabricio.

Fabricio comenzó a alegar, pero nadie le hizo caso, luego Jason fijo su mirada en mi.

—me alegra que no hayas dejado abandonado a mi amigo, —dijo dandome una media sonrisa —no lo vuelvas a dejar.

—¿Será que ya puedo yo abrazarla? —pregunto Erick.

—por supuesto —respondió Jason —toda tuya.

Erick se acerco y me dió un cálido abrazo.

Luego me soltó y me quedé mirándolo sorprendida por su atuendo, el siempre viene a culto con ropa casual, pero está vez es clásica.

—me arrepentí —dijo Erick al ver cómo lo miraba.

Las lágrimas rodaron por mis mejillas al escuchar de su comverción.

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