38. LA SEGUNDA ES LA VENCIDA
Santa Biblia Reina Valera 1960 - 1 Samuel 18
25 Y Saúl dijo: Decid así a David: El rey no desea la dote, sino cien prepucios de filisteos, para que sea tomada venganza de los enemigos del rey. Pero Saúl pensaba hacer caer a David en manos de los filisteos.
El devocional quedó inconcluso, porque por más que toque la puerta de mi madre, ella no quiso abrir así que tuve que irme a dormir llena de incertidumbre.
Cuando desperté eran las cinco de la mañana, hora perfecta para levantarme a orar, cabe recalcar que si me hubiera despertado más temprano sería mucho mejor.
Hablé con Dios y le entregué todas mis preocupaciones, luego me aliste y me fui a hacer el desayuno. Esta vez sí Dios quiere, no voy a desmayarme.
Media hora después.
Desayune, tome mi bolso y me fui a trabajar.
Mientras caminaba hacia el puesto de pescado, quise desviarme al lago, a dónde siempre me gusta ir, para despejar la mente y respirar aire puro, pero para mí sorpresa, cuando me estaba acercando me encontré con un letrero que decía:
ZONA RESTRINGIDA, PROHIBIDO PASAR.
Si, así como lo oyen, ya era prohibido ir al lago.
«Que fastidio»
Sé supone que ese era un lugar libre, a dónde uno podía ir sin ningún problema, pero ahora resulta que el gobierno también se ha adueñado de el.
«¿A dónde voy a ir ahora, cuando quiera despejar mi mente, o respirar aire puro?»
Ni modo, no me quedo otra opción, que irme directo al trabajo a escoger pescado podrido.
Llegué justo a buena hora, porque había una montaña de pescado por escoger, es como si me hubieran reservado el de la semana pasada.
Saludé a todos y comencé a trabajar
Narra Nina:
Aparentemente estoy profundamente dormida, de manera plácida, pero eso de dormir bien se terminó hace mucho, ya ni siquiera puedo dormir en paz, pensando en que en cualquier momento algo puede pasar.
De pronto siento una mirada pasearse sobre mi cuerpo, un escalofrío recorre todo mi ser y los recuerdos que he luchado por enterrar en el olvido, vuelven a aparecer.
—nooo —grito removiendome en la cama, tratando de despertar de la terrible pesadilla en la que estoy entrando.
Me veo a mi misma en la pesadilla y ya no soy una mujer, solo soy una simple niña vulnerable e inocente en un sucio callejón con un hombre que me mira de manera asquerosa, es como si me desvistiera con la mirada.
Tan solo llevo puesto mi uniforme, me abrazo a mi misma y le doy una mirada suplicante implorando que se aleje de mi, pero el comienza a acercarse a paso lento, sabiendo que nadie me puede ayudar.
Yo retrocedo con pasos torpes, cada vez que el se acerca a mi, hasta que de pronto choco contra un bote de basura y ya no puedo retroceder más.
—no por favor —ruego con lágrimas en los ojos.
El sonríe de manera macabra, como si no tuviera corazón, como si la conciencia no le carcomiera por dentro.
Miro hacia todos lados aterrorizada, con la esperanza de que aparezca alguien y me ayude, pero para mí desgracia no lo hay.
No hay nadie.
—debes de ser buena niña —dijo con su asquerosa voz, su aliento desagradable chocó contra mi rostro, haciendo que sintiera arcadas.
—alejese —dije llorando.
El sonrió complacido, mientras sacaba una reluciente navaja, que hizo que me quedará totalmente congelada de miedo.
—has lo que te digo —gritó.
—noooo —grite, sacando valor de dónde no lo tenía —ayudaaaaa, auxilioooooo.
Su rostro se puso rojo de la rabia, me tomo del brazo y me tiró al suelo, haciendo que mi cabeza sonara contra el pavimento.
Fue tanto el impacto del golpe que quede mareada.
—callate —me ordenó.
Sé avalanzo sobre mi y yo seguí gritando, mientras me retorcía.
—nooooo, nooooo, nooooo. —grite con todas mis fuerzas.
—Nina, Nina —una voz familiar me llamaba mientras me sacudía haciendo que saliera de esa horrible pesadilla.
—sueltame —grite empujándolo lejos de mi.
Mi mente se bloqueó totalmente y actúe sin pensar.
Saque mi arma, la cual estaba debajo de mi almohada y se la descargue toda.
Cuando ya no había ni una bala más, fue que reaccione y me di cuenta de lo que había hecho.
Me mande las manos a la cabeza frustrada, le había descargado todo el arma a Mibsan, sin dejar una sola bala.
«No es posible, acabo de matar la mente maestra del clan».
Pasos presurosos se oyen subir por las escaleras, me tiró de la cama, corro hacia la puerta y la abro solo dejándome ver a mi.
—¿Pasa algo señorita? —pregunta uno de los escoltas, con arma en mano, mientras tanto siguen llegando los otros, listos para atacar.
—nada, todo está bien —respondo, fingiendo mi mejor cara de tranquilidad —es solo que me estaba ejercitando al blanco —digo explicando los disparos.
—¿Segura que todo está bien? —pregunta Duncan, que acaba de llegar con una metralleta sin seguro.
—todo está bien —respondo muy segura sin titubear.
—entonces nos retiramos —dijo uno de los tantos escoltas —compermiso.
Me quedé mirando, como uno a uno se fueron marchando hasta que quede totalmente sola, fue entonces cuando cerré la puerta y entre a ver el desastre que había causado.
Fue un alivio ver qué el tonto de Mibsan seguía vivo.
—jamás en mi vida había tenido que esquivar tantos disparos —dijo mientras se quitaba el chaleco antibalas, el cual tenía unas cuantas balas incrustadas —es una gran cosa andar protegido.
—fue tu culpa por irrumpir en mi habitación sin permiso —digo encogiendome de hombros.
Mibsan siempre a tenido la costumbre de llegar sin ser invitado, es como si fuera mago, aparece de la nada de repente, no importa que tanta seguridad hallá, para el no hay cerrojo que no pueda abrir, no es raro llegar a la casa que esta completamente asegurada y encontrarlo acostado en la cama, o sentado en el sofá, o simplemente tomando un café en la cocina. Aún así hoy me ha tomado por sorpresa y he estado a punto de matarlo.
—si no fuera porque te adoro, te mataría ahora mismo —dijo acercándose y estrechandome en sus brazos.
Su fuerte fragancia invadió mis fosas nasales y me embriagó un sentimiento de nostalgia muy fuerte.
—no está bien que estés aquí —dije tratando de contenerme de abrazarlo —si Fares se entera, te matara.
El suspiró y me apretó más en sus brazos, sentí que el hielo que rodeaba mi corazón, poco a poco se iba derritiendo.
—no tiene porque enterarse —me dijo al oído —a menos que tú se lo digas.
Suspiré.
—sabes muy bien que no lo haré —conteste, abrazándolo también.
—entonces no tengo porque preocuparme —dijo de manera tranquila, dejándome de abrazar y depositando un beso en mi mejilla.
Fue inevitable que mis ojos no se cristalizaran.
Cuando Mibsan se lo proponía, podía hacer que todo el mundo se rindiera a sus pies.
Una sonrisa genuina se asomó en sus labios, mientras seco una lágrima que rodaba por mi mejilla. No todas las veces se despoja de la crueldad, que es como su segundo nombre, pero lo ha hecho hoy.
—te he traído un regalo —comento.
—¿un regalo? —repeti emocionada, como si fuera una niña.
—siii —dijo alargando la “i” —lo deje en el mueble de la sala.
Abrí la puerta de la habitación y salí corriendo hacia la sala, había una hermosa caja color rosa en el mueble, voltee a ver a Mibsan el cual bajaba las escaleras con tranquilidad, como si hace unos segundos no hubiera estado a punto de matarlo.
Abrí la caja sin esperar a que el llegara y me encontré con un hermoso abrigo negro, cuyo largor me llegaba a los pies, era simplemente único, Mibsan si que conocía mis gustos.
—gracias —dije corriendo hacia el y abalanzandome a su cuello.
—sabía que te encantaría —dijo con satisfacción, correspondiendo a mi abrazo—a Emily también le di uno de los mismos.
A penas pronunció ese nombre, recordé lo que Fares me había dicho, Mibsan estaba contratado por la bruja Xian, para matar al Emily.
Me solté de sus brazos, eso me miró confundido.
—¿Por qué quieres matarla? —pregunte molesta —ella no te ha hecho nada a ti, ella no tiene la culpa de ser quien es.
—oh vamos —dijo intentando abrazarme de nuevo, pero me aleje de él —solo es una simple mortal.
—no lo es —dije fulminandolo con la mirada —y tu lo sabes muy bien.
—yo tampoco lo soy, aún así hay muchos que quieren matarme, comenzando por ti —dijo justificandose.
Me deje caer en el mueble.
—no es lo mismo —conteste —ella es buena, tu eres un monstruo, lo bueno es que ternurita está ahí para protegerla.
—lo malo es que no va a estar para siempre.
Fin de la narración.
Mientras escojo pescado, que por cierto ya su olor no me afecta, pienso en Jak y me trata de dar nostalgia, no sé que es lo que le pasa, así que he decidido tomar una decisión, si el vuelve es porque así Dios lo quiere y si no vuelve a insistir, es porque también Dios así lo quiere, no pienso mover ni un solo dedo a favor de esta situación, ya me cansé de salir herida, siempre soy yo la que llevo las de perder, prefiero darme por rendida.
Horas después.
Siento que la cintura se me va a partir del dolor, no aguanto ni un segundo más agachada, lo peor de todo es que cuando me enderezó para descansar un rato, enseguida llega don Julio (el tío de Matías) y me regaña por estar parada.
Trato de hacer mi mejor esfuerzo, pero de pronto las manos se me duermen y el pescado se me cae de las manos.
Me alejo de ahí y me voy al baño, tratando de no llamar la atención de nadie, pero es imposible que don Julio no me mire.
Me encierro en el baño y cierro los ojos con fuerza, tratando de controlar el mareo que estoy sintiendo.
«No, otra vez no, por favor Dios, no permitas que me desmaye»
Poco a poco el mareo fue desapareciendo, pero por precaución decidí quitarme el delantal, lavarme, echarme aromatizante, recoger mis cosas y marcharme, a pesar de la amenaza de don Julio, que dijo que no me pagaría ese día, si me marchaba.
Camine a pasos presurosos, tratando de llegar pronto a casa, no quería quedar desmayada en pleno camino, eso sería muy vergonzoso.
Sentí un alivio al vislumbrar la casa y aligere más el paso, sentía una gran necesidad de entrar así que abrí de golpe apenas llegué.
—hola ma...—las palabras se quedaron atoradas en mi garganta al ver la escena que tenía al frente.
Estaban los pastores locales sentados, mi madre estaba sentada al frente, pero lo que más me impacto y llamo la atención, fue ver a Jak, que estaba sentado en medio de los pastores, teniendo una muy agradable conversación con mi madre, la cual sostenía en sus brazos un ramo de rosas.
Sentí que iba a morir o a desmayarme, creo que lo mejor fue haber seguido trabajando, don Julio tenía razón, no es bueno salir temprano del trabajo.
Todos fijaron su mirada en mi, es en ese momento cuando uno quisiera tener poderes para hacerse pequeñito o desaparecer.
—Dios te bendiga —saludo Jak, con esa típica sonrisa que hacía que me quedara sin aliento.
Tuve que sostenerme del marco de la puerta para no caerme, estaba muy impactada.
—Dios la bendiga hn Emily —saludaron los pastores.
—amén —dije en un susurro.
—no te quedes ahí parada cariño, entra —dijo mi madre, la cual lucía bastante tranquila, como si no pasará nada.
Hize lo que mi madre me pidió, entre arrastrando a duras penas los pies, todavía no salía de mi asombro.
—toma asiento —volvio a hablar.
Me senté en una silla al lado de ella, sentí que el corazón iba a salirseme, suspiraba dificultosamente.
Mire a Jak, el cual estaba bastante tranquilo, llevaba una camisa azul cielo, con un pantalón negro, era ropa casual, no estaba vestido de etiqueta, pero estaba muy lejos de verse como una persona casual, la elegancia siempre sobresalta en él, no importa que ropa llevé.
—justo estábamos hablando de ti —expreso mi madre con una ancha sonrisa en sus labios —Jak vino a pedir tu mano, en otras palabras, vino a pedir permiso para casarse contigo.
Quede sin aliento al escuchar esas palabras, por un lado estaba súper asustada, pero por otro lado estaba súper feliz de que Jak hubiera venido, eso quiere decir que si le importo y eso me hace sentir cosas inexplicables dentro de mi corazón.
—por un momento me sentí muy disgustada —continúo hablando mi madre —pero luego me explico que ese matrimonio de que hablaban en la tele era falso, así que por ese lado estoy tranquila —sonrío —además es un chico muy atento y querido, mira lo que me a traído —dijo enseñándome el ramo de rosas que tenía en sus brazos —¿No te parecen hermosas?.
—si, —respondí —mucho, son muy hermosas.
Ella siguió sonriendo y aspiró el aroma de las rosas, yo sentía mis mejillas quemarse.
—¿Cómo supiste que eran mis favoritas? —le preguntó a Jak.
Jak sonrió con timidez, se veía muy lindo.
—a mi madre le encantaban, supuse que a usted también —respondío.
—¿Lo oíste? —me preguntó mi madre, complacida de su respuesta —en el futuro regalalé rosas a mamá de estás.
Me puse roja como un tomate y asentí.
—mira —siguio hablando ella —Jak es un chico muy caballeroso, tanto que incluso a traído a los pastores consigo, debiste de haberme dado está clase de detalles de el, no habría estado en desacuerdo, —suspiró —ahora que lo distingo y se cuáles son sus intenciones contigo, no tengo ningún problema con que se casen, solo avísemen cuando para comprar el vestido.
Los pastores rieron ante su comentario.
Yo la miraba incrédula.
«¿Como le hizo Jak para convencerla?»
—y bien —dijo Jak dirigiéndose a mi —ahora que tu madre está de acuerdo, ¿Aceptarías casarte conmigo? —preguntó.
Ahora sí creo que me va a dar un desmayó.
De pronto comienzan a golpear a la puerta, haciendo que mi mirada se dirija hacia allá.
—abre cariño —dijo mi madre.
Me puse en pie y fui a abrir la puerta, ante la atenta mirada de Jak, que estaba esperando mi respuesta.
Abro la puerta y me encuentro con un hombre que carga en sus brazos un hermoso arreglo floral que es más grande que el.
—entrega especial —anuncia —compermiso —entra y deposita el inmenso arreglo de flores en una esquina —¿Señorita Emily? —pregunta.
Yo asiento sin entender nada.
—firme aquí —dijo el hombre extendiéndome una planilla —lo mire confundida —es para confirmar la entrega. —explico.
Tome la planilla y firme.
—que tenga un buen día —dijo el hombre y se marchó.
Instintivamente fui hacia el arreglo floral, que por cierto era demasiado hermoso y tome la tarjeta roja que había en medio de las flores, para saber quién lo había enviado, estaba totalmente impresionada.
Abrí la tarjeta y quedé impactada al leer lo que decía.
💞💞💞💞EMILY, ¿ACEPTAS CASARTE CONMIGO?, POR FAVOR, NO ME HAGAS ESPERAR MÁS.💞💞💞💞
ATT: JAK.
Sentí que me faltaba el aire, estaba tan emocionada, que incluso se me había olvidado como hablar y respirar.
—¿Quieres salir a tomar aire? —pregunto Jak, que ahora estaba parado a mi lado.
Yo asentí inmediatamente.
—a...a... ahora vu...vuelvo. —dije antes de salir corriendo.
Mientras corría me hacía muchas preguntas, como:
«¿De verdad esto me está pasando a mi?»
«¿No será que todo esto es un sueño?»
Corrí alejándome lo más que pude de mi casa, necesitaba un momento a solas, para reflexionar acerca de lo que está pasando, y para créemelo.
El mejor lugar que se me ocurrió ir, fue el lago, no me importó que dijera: ZONA RESTRINGIDA, PROHIBIDO PASAR.
Es más, ni siquiera mire el letrero.
Llegué frente al lago y comencé a tomar grandes bocanadas de aire para recuperarme, pero lo que ví en el lago, me dejó sin aire.
«¿Acaso no iba a terminar de sorprenderme por hoy?»
Una sonrisa se formó en mis labios y lágrimas brotaron de mis ojos.
El lago estaba lleno de rosas rojas las cuales parecían que habían sido colocadas de manera especial, haciendo que se viera un jardín acuático o algo similar, también habían unas letras gigantes flotantes en el centro, las cuales decían:
EMILY CASATE CONMIGO.
Me tape la boca con las manos, para no gritar de la emoción y felicidad que estaba sintiendo.
De verdad que esto tiene que ser un sueño, tanta dicha no puede ser cierta.
No tuve tiempo de recuperarme de la emoción tan grande que sentía porque entonces oi el sonido de una avioneta cruzando los cielos.
Levanté mi cabeza y mire una avioneta con un telón gigante, en el cual decía.
💞💞💞EMILY CASATE CONMIGO 💝💝💝.
No hay palabras para describir lo que estoy sintiendo al ver todo esto que Jak ha hecho por mi, hace que mi corazón se enamore mucho más de el. Quizás por está razón no había venido antes, se había tomado su tiempo para darme está gran sorpresa.
Creo que se pasa de lindo conmigo.
—esto es hermoso —exclamé y en ese momento comencé a escuchar la melodía de “me encanta” en piano, aunque no veía el piano por ningún lado.
—no creo que pueda hacer más propuestas —dijo Jak que acababa de llegar a mi lado —esta es la última.
Incó su rodilla frente a mi, como todo un príncipe azul, así como en las novelas, cuando van a proponer matrimonio. Luego saco de su bolsillo una pequeña caja de terciopelo, la abrió frente a mis ojos y en ella había un hermoso anillo con diamantes incrustados.
Quedé totalmente sorprendida, incluso grite de la emoción y felicidad, era demasiado hermoso.
—Emily —dijo mirándome a los ojos —casate conmigo, por favor.
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