34. PARA MI?
Santa Biblia Reina Valera 1960 - 1 Samuel 25
37 Pero por la mañana, cuando ya a Nabal se le habían pasado los efectos del vino, le refirió su mujer estas cosas; y desmayó su corazón en él, y se quedó como una piedra.
Estaba de espaldas, hablando con un chico de manera muy animada.
Me quedo observándola por unos minutos, siempre soñé con la idea de encontrarla, pero jamás me imaginé encontrarla aquí. Cuando la distingui ella era una chica muy sana, no era de fiestas, supongo que los tiempos cambian, no puedo evitar sentirme feliz, y no se como acercarme a ella, los últimos momentos que trate con ella no fueron muy agradables, por culpa de Jak.
Estaba pensando en ello, cuando ella comienza a besarse de manera apasionada con ese chico, como si no hubiera un mañana.
La sangre hierve dentro de mi y sin pensarlo llegó a donde están ellos y los separó.
Yo deseé tantas veces besarla, pero ella era tan timida, que nunca me atreví a hacerlo, que fue lo que le pasó?.
Sin mediar palabra alguna, le doy un fuerte puñetazo al chico, tirándolo al suelo.
El sujeto se manda la mano a la boca, limpiando la sangre que está saliendo, me mira sin comprender nada.
—que te pasa? —me reclama ella.
Levantó mi mirada hacia ella y me doy cuenta de la cruel realidad.
«Por qué la vida tiene que jugarme tan malas pasadas?».
Esta chica no es Linda, creo que el tomar tanto me está pasando la cuenta de cobro.
«Ash, la embarre».
El chico al ver lo trastornado y confundido que estoy, se para del suelo y aprovecha para asestarme un buen golpe, el cual es bloqueado por Jason que aparece de yo no sé dónde, no lo había visto en toda la fiesta.
—no es tu problema —le grita el sujeto a Jason, lleno de rabia.
—si es del grupo de los J5, si es nuestro problema —dice Erick que acaba de llegar.
El chico mira a Jason, a Erick y por último a mi, somos tres contra uno, supongo que se da cuenta que no tiene esperanzas de ganar si pelea, o bueno, si ganará una buena paliza.
Lo miro con superioridad, aunque yo fui el que comenzó el problema, pero en fin, no tengo la culpa de haber visto mal.
—el fue, él que vino a golpearme sin causa alguna —se queja el sujeto.
—sea lo que sea, no nos importa —lo interrumpe Fabricio, que acaba de unirse a la charla, si es que se le puede llamar así, lo mira de manera despectiva —si no quieres terminar hecho un vejetal, algo inservible, será mejor que te largues de mi fiesta —finalizo.
El chico abre su boca para rebatir, pero la chica lo toma del brazo y comienza a sacarlo de la fiesta, al menos ella si sabe lo que le conviene.
Fin de la narración.
Luego de haber hablado un rato con la sierva durante el viaje a casa, decidí leer la biblia, para ver que tenía Dios para mi y para tranquilizarme un poco, ya que todavía sigo nerviosa.
Leí según el orden que llevaba de la lectura, hoy me correspondía 1samuel cap 15.
Es un capítulo bastante fuerte, doloroso, las lágrimas se me saltaron de los ojos mientras leía, especialmente en el verso 11, cuando Dios le dice a Samuel que le pesa haber puesto a Saúl por rey, ya que no obedeció su palabra.
Por un momento pensé en todos los privilegios que Dios me ha dado.
«Será que Dios también está decepcionado de mi, así como de Saúl?».
«Si estoy haciendo lo que el me ha encomendado?».
Medito en ello y me doy cuenta que desde que volví de los Ángeles California, he menguado mucho en la búsqueda de Dios, ya no participo en nada de la iglesia, no estoy sirviendo en nada, ni siquiera soy ujier, menos de la alabanza, solo me limito a observar como los demás sirven, tampoco voy a los cultos como lo hacía en los Ángeles, que iba a los cultos entre semana, aquí solo voy los domingos, me he vuelto una cristiana dominguera, y lo peor de todo es que ni siquiera hacemos culto familiar, ya no oro con la misma pasión que antes, siento que poco a poco me he ido secando.
«Dios mío, que es lo que me ha pasado?».
«Por qué me he descuidado tanto?».
«Perdoname Señor».
«Porque te he quitado de el primer lugar en mi vida».
Creo que tengo muchas cosas por mejorar en mi vida espiritual y también recuperar aquello que el diablo, el Señor lo reprenda, me ha robado.
Finalmente hemos llegado a Puerto Asís Putumayo, y ya no me siento tan nerviosa, ahora estoy un poco más tranquila.
Miro a Jak, el cual está sentado al otro extremo del Jet, el también me mira y me da una sonrisa apacible que hace que termine sonriendo, se para de su lugar y viene hacia a mi, comienzo a sentirme nerviosa, trago grueso, tratando de disimular, pero mis mejillas se han puesto rojas y eso no ayuda mucho.
—no te preocupes —dice parándose frente a mi —todo va a estar bien.
Yo asentí y nos dirigimos acompañados de los pastores hacia la salida, donde ya nos esperaba una limusina, para seguir el resto de trayecto que nos quedaba.
Narra Jak:
Subimos a la limusina, yo quedé en una esquina y Emily quedó en la otra, los pastores en el medio, no me preocupaba mucho ello, que estuviéramos lejos, porque sabía que eso sería por poco tiempo, muy pronto estaremos juntos y nada ni nadie podrá separarnos.
Estaba que no me hallaba de la felicidad, porque muy pronto lo nuestro sería oficial, después de que pida su mano a su madre, ya nada impedirá que nos casemos.
Ustedes se preguntarán si estoy nervioso?
En lo absoluto.
Me siento bastante tranquilo y confiado, se que Dios está en el asunto, así que no tengo porque preocuparme, la que si está súper nerviosa y preocupada es Emily, me temo que le tiene bastante pavor a su madre, yo no, pienso que si pude hacerle frente a mi abuela, que es una de las mujeres más poderosas, que consigue lo que quiere y conmigo no lo logro, como no voy a poder conseguir la mano de Emily?.
—hemos llegado —anuncia el escolta que maneja la limusina.
Miro por la ventana y me doy cuenta de que estamos frente a un lugar donde comercian pescado, o eso creo ya que veo barcas, canoas, y hartas redes de pescar con mucho pescado.
De uno de los otros carros que a parado adelante de nosotros, sale un escolta, se acerca y abre la limusina, para que yo salga, pero inmediatamente llega a mis narices un olor a pescado putrefacto, sentí como mi estómago se revolvió completamente.
—cierrala —le ordenó.
El escolta la cierra, e inmediatamente el que maneja la limusina esparce ambientador por todo lado, haciendo que ese olor apestoso desaparezca.
Inhaló profundo, llenando mis fosas nasales de ese agradable olor, nunca antes había apreciado tanto la importancia de andar ambientador en el auto.
«cómo hace Emily para vivir en un lugar así?»
«Pobre Emily».
—no piensa salir hn Jak? —pregunta el pastor.
Vuelvo a inhalar el aroma.
—eee... —me quedó pensativo, yo no contaba con que aquí oliera tan feo —donde está la casa? —le pregunto a Emily.
—esta hacia allá —señala Emily con su delicada mano —tenemos que ir caminando, porque la limusina no puede entrar hasta allá, el camino es de herradura.
No tengo ni idea de que es un camino de herradura, pero lo que se me hace gravísimo es que tengamos que bajar de la limusina.
—que? —exclamo horrorizado.
—algún problema hn Jak? —pregunta la pastora.
—nooo —respondo, tratando de mantener la calma —para nada.
—entonces salga y de la cara —me dice —la hn Emily ya salió.
Miro y efectivamente ella ya ha salido por la otra puerta, luce tranquila y respira normal, como si ese aire no fuera nauseabundo.
«Acaso no tiene olfato?».
—si señora —contesto.
Me paro de mi lugar y abro la puerta que da hacia el conductor, tomo el ambientador y una bufanda, la cual empapó de ambientador, luego me la pongo tapando la mitad de mi cara.
«Así está mejor».
Vuelvo atrás, los pastores me miran raro, por mi nuevo luc, yo no les presto atención, abro la puerta, salgo y los miro a ellos que lucen bastante cómodos.
Ellos se tapan la nariz.
—cierre la puerta —me piden.
Frunzo el ceño, confundido.
—no piensan bajar? —les pregunto.
—no —responde el pastor —el que va a pedir la mano es usted, no nosotros.
«Como así?».
Esto no me lo esperaba.
—pero... —digo trastornado. —pense que me acompañarían.
—si no oliera así de horrible, tal vez —dice la pastora —además tengo zapatos altos, no pensé que tocara caminar.
Okey, entiendo a la pastora.
Miro al pastor.
—yo no puedo dejarla sola, con este poco de escoltas —se excusa el pastor. —además tampoco somos los pastores locales de este lugar.
Lo miro indignado.
«Como es posible que me dejen solo, cuando más lo necesitó?».
—pero es mal testimonio, que yo vaya solo —les digo.
La pastora mira al pastor, dándole a entender que yo tengo la razón.
Yo sonrió para mis adentros.
Lo único malo es que ya se me está acabando el olor del ambientador y comienzo a percibir el olor de ese pescado podrido.
—de acuerdo —dice el pastor, no muy contento.
«Por qué tanto problema?».
«Solo por un olorcito?».
—pero adelantese —me dice —yo lo alcanzó luego.
Los mire con desconfianza, pensé en decir algo, pero el pastor estiró la mano, cerrando la limusina.
«Ni modo».
Comencé a seguir a Emily, tratando de ignorar el nauseabundo olor, solo espero que nos alejemos rápido de aquí, antes de que desaparezca totalmente el olor del ambientador.
Fin de la narración.
Voy caminando a paso lento y entre más me acerco, más aumenta los nervios, puedo sentir las pisadas de Jak que viene a mi lado.
Jamás me imaginé algo así, que el fuera a venir. Realmente esto es muy importante para el.
Y yo que pensé que el se había olvidado de mí.
Estaba tan equivocada.
Lo bueno es que cuando el está a mi lado, me siento tranquila y segura, siento que nada malo puede pasar, con el me siento muy a gusto, es como tener un pedazo de cielo, soy feliz.
Caminamos en silencio, pero es un silencio cómodo, disfruto de su compañía, el solo hecho de saber que lo tengo a mi lado, me hace feliz, así no diga nada.
—Emily —dice deteniéndose, cuando ya falta muy poco para llegar.
Volteo a verlo.
El se quita la bufanda, me da una sonrisa de lado y unos pequeños hoyuelos aparecen, haciéndolo ver super lindo.
—dime —le digo al ver que solo me mira y no dice nada.
«Será que le dio miedo hablar con mi madre?»
El se rasca la cabeza con nerviosismo.
Ya me está preocupando.
—que pasa? —le pregunto.
—esto es para ti —dice sacando de su bolsillo una caja mediana y extendiéndola hacia mi.
Me quedo mirando la caja y la tomo con timidez.
—para mi? —pregunto curioseandola.
—si, espero te guste.
Suspiré emocionada y me sonrojé.
Jak me había traído algo.
Quizás para muchos sea algo de lo más normal, pero yo estaba que gritaba de la felicidad.
Sacudí la caja y algo sonó adentro.
No pude aguantar la curiosidad y abrí la caja.
Lo que había dentro, me dejó sin palabras.
—¡Oh Dios mío! —exclame, casi que grite —es hermoso —lo tomé en mis manos —donde lo conseguiste es único?
El sonrió dejando ver su perfecta y blanca dentadura, se veía muy complacido viendo mi cara, si la idea era sorprenderme, lo había logrado.
—me alegra que te haya gustado, yo lo mandé hacer —respondió.
Vaya que si, jamás en mi vida, había visto cosa semejante.
Era un mini pianito, o mejor dicho, un piano bebé, era exactamente como un grande, solo que en versión diminuta, tan diminuta que cabía en la palma de mi mano, y eso no era todo, aparte de ser un mini pianito, sonaba, era auténtico, uno podía sacar una melodía en sus pequeñas teclitas.
Era único.
—gracias —dije volviendo el piano a su lugar.
Tenía muchos deseos de abrazarlo, pero me contuve.
—es para que nunca te olvides de la alabanza —me dijo.
Guarde la cajita en el bolsillo de mi saco, sin dejar de sonreír.
—corazones —dijo el.
Lo mire sin entender.
—no es nada —dijo suspirando y continuo caminando.
Me quedé embelesada por unos segundos, luego volví en si y lo seguí, fue entonces cuando me di cuenta de algo muy importante.
—donde está el pastor? —pregunté.
—aqui estoy —dijo el pastor dándonos alcance.
Venía agitado y con un pañuelo, tapándose la nariz.
«Que les pasa?»
Jak también estaba lo mismo hace unos minutos.
Finalmente llegamos a la puerta de la casa.
Di dos golpecitos a la puerta.
Las manos me comenzaron a sudar y el cuerpo a temblar.
«Dios mío, que todo salga bien».
Espere unos segundos pero nadie respondió.
Volví a tocar.
Mire a Jak, este estaba a un lado de la puerta, mirando la pared, era como si se debatierá en recostar su espalda ahí, si o no.
Mire al pastor, este estaba detrás mío, a la espera de que abrieran, supongo que el ya está acostumbrado a estas cosas.
Nadie abre.
Vuelvo a insistir.
«Me temo que mamá no está».
Espero unos segundos más.
Al ver que no abren, tomo aire para hablar.
Supongo que este no fue el dí...
Se abrió la puerta.
—hija —dice mi madre, mirandome sorprendida —como es que llegaste tan rápido?.
—vine en avión —respondí.
Ella me mira incrédula, luego mira por encima de mi hombro y vuelve a mirarme de manera interrogativa.
Entonces lo entendí.
—madre te presento a mi pastor de los Ángeles California —me corro para darles espacio
—mucho gusto, Edward —dice el pastor, estrechando la mano de mi madre.
—el gusto es mío, Raquel —contesta mi madre sonriendo, pero su sonrisa no le llega a los ojos.
A leguas se nota que es superficial.
Luego me da una mirada indescifrable que hace que un escalofrío recorra todo mi cuerpo.
Me temo que no está de buen humor
—y que lo trae por aquí? —pregunta mi madre sin dejar su sonrisa superficial.
Si antes estaba temblando, ahora más, siento que me va a dar un soponcio. Ya quiero devolver el tiempo.
—vine a acompañar al hn Jak —responde el pastor como si nada, a él no le preocupa o no se da cuenta de lo tenso que se ha puesto el ambiente.
Mi madre palideció, apenas escucho la mención de ese nombre.
«Esto se está poniendo feo».
Jak se alejó de la pared, haciéndose frente a la puerta, para que mi madre lo viera.
Ahora sí voy a morir.
Se queda mirándola por unos cortos segundos, como si ya la distinguiera.
O al menos eso fue lo que entendí con esa mirada que le dio.
Luego extendió su mano hacia ella.
—mucho gusto hn, mi nombre es Jak Xian —se presentó, dándole una mirada profunda e indescifrable, que no logré entender.
En ese momento mi madre se desplomó al suelo
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