16. PLOSH, PLASH
Santa Biblia Reina Valera 1960 - Eclesiastés 3
1
Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora.
Mire a un chico que venía en una patineta a toda velocidad, mientras seguía gritando.
—correeeee.
Y plosh, plash.
Se choco conmigo.
El impacto fue tan grande que ambos caímos al suelo, el cayó encima de mi, por fortuna no era gordo, de lo contrario me habría aplastado y no sé cómo le hizo, pero metió su mano por debajo de mi cabeza, bloqueando un golpe peor.
Sentí literalmente mis huesos sonar contra el pavimento, incluso pensé que me había quebrado la columna.
—aaaah —me queje, tratando de moverme.
El chico que estaba encima mío, me miraba con preocupación.
—estas bien? —pregunto.
—quieres moverte? —le pregunte con molestia.
—si, si claro —dijo apenado, quitándose de mi y sentándose al lado. —perdón —se disculpó —no quería arrollarte.
Trato de pararme, el lo nota y me ofrece su mano para ayudarme, pero yo la rechazó.
—dejame, yo puedo sola —digo parandome del suelo, toda adolorida.
«Gracias a Dios no me quebré la columna».
Me sacudo el vestido y miro hacia todos lados para ver quién miro esta escena tan bochornosa, siento un gran alivio al ver que no hay nadie a la vista, ni siquiera el carro blindado.
«Y yo que pensé que iban a secuestrarmen».
«seguramente paró para preguntar por alguna dirección»
Definitivamente tengo mucha imaginación.
Vuelvo mi mirada al chico que todavía está sentado en el suelo.
«este chico me parece muy familiar»
«siento que ya lo he visto antes»
Trate de recordarlo, pero no pude.
El se quedó mirandome y sonrió de manera tierna.
«ahora si estoy segura de haberlo visto antes»
«esa sonrisa es inolvidable»
Quise preguntarle si nos conocíamos, pero preferí darle un sermón.
La verdad es que estaba muy disgustada con este chico.
Como se le ocurre atropellarme?
—podrias tener más cuidado para la próxima —le dije molesta con los brazos cruzados —uno no puede andar en patineta atropellando a la gente.
El agacha la mirada.
—lo siento —dice —no era mi intención.
—pero lo hiciste —le digo sin aceptar sus disculpas —pudiste haberme lastimado, qué tal me hubiera quebrado la columna.
El levantó su mirada hacia mi.
—pero estás bien —me dice.
Lo miro indignada.
—que estoy bien? —repito. —no sabes lo adolorida que me encuentro.
—yo también me golpeé —se defendió.
No se porque pero estaba ensañada con este chico, tal vez quería desahogarme regañandolo.
—eso fue tu culpa, por andar en esa patineta a la deriva —le recriminó —no te has puesto a pensar que hay pistas de patinaje?.
El me miró con impaciencia arrugando el seño, mostrando que estaba molesto, pero en vez de verse así, se veía bastante tierno.
—que quieres que haga? —pregunto haciendo un puchero —quieres que me arrodille, te bese los pies y pida perdón?.
Tampoco así, creo que exageró.
—no —le digo —solo quiero que seas consciente.
—lo soy —dijo —pero por favor deja de regañarme, no soy un niño chiquito, además yo no te regañé cuando casi me hechas un café encima.
Al escuchar ello entonces lo recorde, era el chico del hospital.
Sentí mi cara arder de la vergüenza, eso era cierto, él aceptó mis disculpas y no hizo un escándalo como yo lo estoy haciendo en este momento.
—perdón —le dije —no era mi intención hacer una tormenta en un vaso de agua, es solo que jamás me habían atropellado y mucho menos con una patineta.
El me sonrió mostrando su perfecta dentadura, si no fuera porque mi corazón ya tiene dueño, tal vez me habría cautivado.
Es un chico bastante apuesto.
Me pregunto cómo es que no se lo han robado?
—estas perdonada —dijo sin dejar de sonreírme.
Me acomode el bolso en la espalda.
—bueno —dije dando un suspiro, aún no se me quitaba la vergüenza —creo que ya me voy.
El me dio una mirada tierna luego levantó su mano moviéndola a modo de despido.
—chaito, adiós. —se despidió.
—adiós —dije dándome la vuelta y siguiendo mi camino.
Mientras me alejaba comencé a sentir algo fuerte por este chico, algo mucho más fuerte que un sentimiento, no sabría cómo describirlo.
Gire mi rostro para verlo, el se encontraba en la misma posición, no se había molestado en pararse.
Al ver que lo estaba viendo, volvió a sonreír y a mover su mano diciendo adiós.
Media hora después...
Llegue a la puerta de la casa y me quedé observando por un momento.
Esta casa es muy diferente a la de antes, es mucho más pequeña y eso no es lo malo, lo malo es que es de Matías, podría decirse que compartimos casa ya que el duerme en una habitación que queda por fuera de casa.
El se ha portado de manera muy atenta con nosotros, en estos momentos tan duros, creo que estamos muy endeudadas con el.
Abro la puerta de manera silenciosa, entro y la primera persona que veo es a mamá.
Esta parada al pie del comedor con los brazos cruzados, su ceño está fruncido.
«esta va a ser una tarde larga»
—hola ma —salude desganada.
—que son estas horas de llegar? —pregunto.
—lo siento —dije agachando la cabeza.
—que estabas haciendo? —pregunto alzando la voz —el culto se acabó hace rato.
Tomé un suspiro antes de responder, sabía que se enfadaría, pero no me quedaba de otra. Además nada perdía con intentar convencerla.
—fui a una universidad — respondí —a ver si puedo continuar con mis estudios, me dijeron que tengo que pedir un traslado.
Mi madre me dio una mirada indescifrable, no supe si estaba enfadada o calmada.
—y pediste el traslado? —pregunto.
—si —respondi —pero el director me dijo que tengo que hablar directamente con Jak, ya que él es el encargado de la universidad, prácticamente casi es el dueño.
Mi madre suspiro con cansancio y me dio una mirada fulminante.
—eres muy ingenua Emily —comento.
La mire sin entender nada.
—no te das cuenta que es una táctica que ese chico está usando para acercarse a ti —me explico.
La mire aturdida, que es exactamente lo que quiere decirme.
—mamá necesito ese traslado y solo el me puede ayudar —le dije con miedo de que de pronto estallara de ira.
Me he dado cuenta que todo lo que tiene que ver con el, la pone de muy mal humor.
—dejeme hablar con el —le pedí. —de lo contrario perderé la beca.
Ella se quedó pensativa por unos segundos que parecieron eternidad, incluso pensé que no me respondería.
—no —hablo de repente.
—pero mamá —dije poniendo mi mejor cara de súplica.
—pero nada —dijo con voz firma —he dicho que no quiero que tengas nada que ver con todo lo relacionado a los Ángeles California, y nada es absolutamente nada. —decreto.
Sabía que tenía que quedarme callada para no hacerla explotar, ya que ella se estaba conteniendo, pero temia de que si me quedaba en silencio, posiblemente perdiera la oportunidad de mi vida.
—se trata de mi futuro profesional —le insistí con miedo de que me callara con un grito.
—tu vida vale mucho más que ese futuro —dijo tratando de no gritar.
—no moriré si le hablo —le contesté.
—he dicho que no —grito dando un golpe seco sobre la mesa, haciendo que saltará del susto —si lo haces sin mi consentimiento, olvídate de que soy tu madre.
Las lágrimas amenazaron con salir de mis ojos, pero trate de contenerlas.
Como era posible que mi madre se opusiera a mis sueños, que se supone que haré si no estudio?.
Acaso quiere que lleve una vida miserable.
Abrí mi boca para rebatir, pero la volví a cerrar.
Ya lo que se debía decir, se dijo.
Comencé a caminar hacia mi habitación con pasos presurosos, antes de que se me salieran las lágrimas.
—ya comiste? —pregunto mi madre, al pasar por su lado.
—no tengo hambre —dije tratando de que mi voz sonará normal.
—se te ha vuelto costumbre no tener hambre —me respondió —esta mañana tampoco desayunaste.
—lo siento —dije retomando mis pasos —estoy muy cansada.
—sientate —ordeno mi madre —te serviré al almuerzo, además yo tampoco he almorzado así que lo haremos juntas.
—pero ma. —dije protestando.
Lo que menos quería ahora era sentarme a comer, estaba muy triste por no dejarme cumplir mis metas, pero a ella pareció no importarle y se fue a servir la comida.
No me quedó otra opción que irme a sentar a la mesa y tragarme mis lágrimas.
No entiendo porque la vida se me está complicando tanto, que hace que estaba en los Ángeles California, a punto de comprometerme con el amor de mi vida, aparte de ello me estaba yendo súper bien en los estudios. Todo iba super bien, hasta que papá enfermo, ahora me encuentro sentada frente a una mesa, agobiada de la vida y sin ganas de nada, incluso hay momentos como estos en los que solo quiero tirarme a la cama a llorar y ver cómo el mundo se derrumba a mi alrededor.
Comienza a llegar un olor a pescado que hace que quiera trasbocar lo que no me he comido.
No es que sea resabiada para la comida, es solo que hay comidas que no me gustan y una de ellas es el pescado.
Lamentablemente mi madre no respeta mis gustos, ya que se empeña por hacerme comer pescado y si me resisto comienza a decir que soy una resabiada, orgullosa, desagradecida, que no valoro lo que Dios me dio, que mientras otros niños mueren en la calle de hambre yo lo único que hago es quejarme por el hecho de tener algo que comer.
Sale mi madre con dos platos llenos hasta rebosar de sopa de pescado.
Si tenía un poquitín de hambre, instantáneamente se me quitó.
Mi madre ignoro mi cara de asco y puso un plato frente a mi.
Este es el momento en que trato de comer sin respirar por la nariz, trato de comer lo más rápido posible para no sentir el sabor.
Mi madre también comienza a comer mientras me observa de manera detenida.
Yo trato de hacer que no me doy de cuenta mientras me concentro en no tomarle sabor a la comida.
—Viky está aquí —dijo de repente.
—Viky? —pregunto incrédula.
Tal parece que se tomó muy en serio su amenaza.
«Ahora quién podrá sacarla de aquí».
—si —respondio —vino a verte, le dije que no estabas, pero ella dijo que te esperaría.
—en donde esta? —pregunte con desinterés.
Creo que Viky es uno de mis menores problemas, solo espero que no la este subestimando.
No quiero que vuelva a causarme problemas como antes.
Luego de comerme la sopa me dirigí hacia la habitación con la intención de descansar un poco ya que mañana tendría que ir a trabajar.
Al entrar me encuentro con Viki desparramada en mi cama tecleando en su teléfono.
—muevete —le digo mientras me acuesto.
Al hacerlo siento un leve dolor en mi espalda que hace que recuerde el accidente de hace rato.
«Chico tonto».
—porque no me lo dijiste? —pregunto Viky de repente.
Me acomode en la cama boca arriba serrando los ojos, tratando de reconciliar el sueño, últimamente me he estado sintiendo muy cansada.
Siento un codazo en mis costillas.
—ay —me quejo.
—te estoy preguntando —dice impaciente —porque no me has dicho nada?
—decirte que? —le pregunto con molestia frunciendo el ceño.
Esta chica siempre me saca la impaciencia.
Que feo es tener una enemiga, que ante los ojos de todos es tu mejor amiga.
—decirme que tenías al hombre más guapo y multimillonario a tus pies y que estabas a punto de casarte.
Me sobresalto al escucharla.
«Como hizo para enterarse?».
—como lo sabes? —pregunto volteando mi cuerpo hacia donde esta ella.
—tu madre me lo dijo —respondio despreocupada —quiere que te aconseje para que te olvides de él.
Bufé al escucharla.
—y me ayudarás? —pregunte curiosa.
Creo saber su respuesta.
—obvio no —respondio —me encargaré de que nunca lo olvides, te lo mensionare todos los días de tu miserable existencia y haré que te lamentes por haberlo despreciado.
Ya me lo imaginaba.
No dije nada ante sus palabras, esto era de esperarse, ella siempre está buscando algo para poder molestarme y lo peor de todo es que ha dado con algo muy importante.
Ahora sí que me será del todo imposible olvidarme de él.
Trate de ignorarla, pero pasó lo inesperado.
Sentí como de pronto mi estómago se revolvió y la sopa de pescado que había comido subió a mi garganta.
Me tiré de la cama y salí corriendo en dirección al baño.
—a donde vas? —escuche los gritos de Viky tras de mí siguiéndome.
Incline mi cabeza al retrete y comencé a votar todo lo que había comido.
—que asco —dijo Viki con repulsión mientras sostenía mi cabello.
«No entiendo que es lo que trama?».
«Ya se, está fingiendo preocupación por mi».
Cuando termine le jale la llave, me dirigí hacia la puerta, pero Viky obstaculizó el paso.
—que te ocurre? —pregunta.
—no es nada —dije tratando de quitarla de mi camino, pero las fuerzas me faltaban.
Sentía mi cuerpo como si fuera ajeno, estire una mano para correr a Viky pero en el intento el brazo dejo de responderme y cayó a mi lado como si estuviera muerto.
Eso hizo que las alarmas dentro de mi se encendieran, no es la primera vez que me pasa esto, la vez pasada fueron las piernas.
Viky me miró asustada, no supe si era de verdad o solo lo estaba fingiendo.
—que rayos es lo que te pasa? —volvio a preguntar.
—no es nad...
No termine mi respuesta cuando caí al suelo, todo mi cuerpo dejo de responder.
—Emily que pasa? —pregunto Viky mientras me sacudía.
Lo hacía de manera fuerte, pero yo ya no sentía nada.
—hn Raquel —grito Viky —Emily no se siente bien, por favor venga rápido.
Viky abrió la llave del lavamanos y comenzó a echarme agua en el rostro, pero mis ojos se comenzaron a cerrar y las voces se comenzaron a oir demasiado lejanas, hasta el punto de no oír nada.
Horas después.
Abro mis ojos lentamente, siento como si acabara de despertar de un sueño profundo.
Abro y cierro mis ojos, tratando de aclarar mi visión.
Me encuentro acostada en mi cama.
Comienzo a recordar.
No puede ser, me he vuelto a desmayar otra vez.
Trato de pararme, pero me siento sin fuerzas, yo estoy despierta, pero al parecer mi cuerpo no lo está.
Esto ya me está volviendo a preocupar, no se que es lo que me está sucediendo, lo que menos quiero ahora es enfermarme, no quiero convertirme en una carga para mamá, bastante tuvo que luchar con papá.
Quizás esto me está pasando por el estrés, si debe de ser eso.
Poco a poco comienzo a sentir en mi cuerpo hormigueos, esa sensación de que finalmente está despertando, comenzando desde la punta de mis dedos hasta el final de las coyunturas.
Finalmente puedo moverme.
Escucho la puerta abrirse, levantó mi mirada y veo a mamá.
Ella me mira de manera extraña, es como si estuviera triste, pero a la vez parece estar muy enfadada.
Sus estados de ánimo por veces me asustan.
—como te sientes? —pregunto fríamente mientras tomaba una silla y se sentaba al lado de mi cama.
Me pregunto qué fue lo que hice?.
Para que mi madre me mire de esa manera.
—un poco cansada.
—por que crees que te estás desmayado de manera tan seguida? —preguntó.
Durante este mes ya he tenido tres desmayos, por veces me pasa cuando lloro de manera descontrola, al no poder controlar mi respiración terminó desmayada, otras veces pasa cuando estoy supremamente enfadada, pero otras veces sucede de un momento a otro.
—no lo sé —respondi mirando la cobija —tal vez sea cansancio.
—uno no se desmaya por cansancio tantas veces —dijo mi madre con molestia.
Creo que me está regañando, pero yo no tengo la culpa de desmayarme y tampoco tengo otra razón o causa de estos desmayos.
No respondí nada, simplemente me quedé en silencio, últimamente se me está volviendo difícil hablar con mamá.
—te haré una pregunta y solo lo diré una sola vez, porque me avergüenza mucho tener que hacerla. —dijo mi madre.
Gire mi rostro hacia ella.
Ella se debatía entre preguntar o no.
—pregunte mamá —la anime.
Aunque a decir verdad tenía miedo de que lo fuera a decir.
—has tenido relaciones sexuales con Jak Xian? —preguntó.
Si hubiera estado comiendo algo, inmediatamente lo abría escupido.
«Que son esa clase de preguntas?».
«Por quién me toma?».
«Acaso cree que soy cualquiera».
No sé si llorar o enfadarme.
—noooo —respondi horrorizada.
Ni siquiera se me pasó por la mente algo así.
—no me mientas —grito.
Las lágrimas comenzaron a salir de mis ojos.
No sé si era ira o tristeza, pero me dolía mucho que mi mamá pensará eso de mi, nunca le he dado razones para que desconfíe de mi, además en mi corazón siempre ha estado el anhelo de guardarme pura para el matrimonio, como Dios manda.
—te estoy diciendo la verdad —dije entre sollozos —jamás me acostaria con alguien sin casarme.
—deja de mentirme —dijo con rabia —Viky ya me contó todo.
Ahora entiendo que es lo que pasa.
Esa chica me está volviendo a meter en problemas.
—que fue lo que te contó? —pregunte mientras me secaba las lágrimas.
—me dijo que ya hace un mes que estás atrasada de la menstruación y que as tenido muchas náuseas y mareos.
—y tu le creíste? —le pregunto indignada —no te das cuenta que lo único que ella quiere es complicarme la vida.
—se que es tu mejor amiga —respondio —se que ha ella le tienes más confianza que a mí.
—pués no somos mejores amigas y lo que te dijo es mentira.
—dices que no es tu amiga, porque me lo dijo a mi? —preguntó.
—lo digo porque eso es mentira. —le aclaré.
—pues eso lo dirán los médicos mañana —dijo poniéndose en pie.
—que estás queriendo decir? —pregunte alarmada.
—quiero que te hagas una prueba de embarazo.
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