33
Ochaco estaba en su habitación, comiendo una ensalada de frutas mientras que esperaba pacientemente que se cocinara su dulce de leche. Sintió su celular vibrar incesante, y se preocupó al no encontrarlo en todo el desastre que era su cama en ese momento.
Después de haber escuchado el característico sonido vibrador más de 6 veces, lo encontró detrás del televisor a punto de caer al suelo, tuvo suerte que en ese momento volvió a entrar una llamada y pudo contestarla inmediatamente.
— Ah, hola...
— Ochaco.. ¡Al fin contestas! ¿Estás muy ocupada hoy? Necesito hablarte.
— Izuku... ahhhh.. está bien.. ¿A qué horas quieres que nos veamos?
— 16:00 estaría perfecto. Nos encontramos en la plaza de reloj, te queda cerca.
— Estaré allá sin falta.
La llamada finalizó, y por segunda vez en el día la castaña se sintió muy nerviosa. Esperaba que las cosas no se salieran de control esa vez.
(...)
— Demonios, viejo. No te creo...
— Es la verdad.. No puedo evitarlo.
— Debes pensarlo mejor.. Kyoka es sensacional y encantadora.. Bonita.. Inteligente.. la amo demasiado. — suspiró Denki enamorado.
— No voy a negar eso, pero me gusta demasiado. Es perfecto. Para mis ojos lo es. — dijo Eijiro derrotado. Colocando sus manos dentro de los bolsillos de su pantalón.
— Tampoco te voy a negar eso. Quizás sólo necesitas un poco más de tiempo para pensar las cosas, bro. A veces suele ser confusión, no lo sé.— palmeó su hombro suavemente.
— Lo he pensando una y otra vez, Den..
— ¿Quieres que te ayude? Tienes mi apoyo.
— Sabes que tu participación es siempre bienvenida.
— Entonces, invitamos a Izu a un partido de futbol en consol...
— No. Mejor vamos a una de esas tiendas frikis que tanto le gusta.
— También, y le compramos todos los pósters y figuras que se les antoje.
— Bien merecido el regalo.
— A mí ni me regalas el saludo.— expresó el rubio llorando falsamente.
— Eres mi hermano, y parte de mi vida. Creo que no hay nada mejor que e...
— Comer helados, mientras jugamos Resindent Evil 2 en la PlayStation.
— Vamos. — culminó Kirishima, siendo totalmente sobornado por los berrinches de su mejor amigo.
(...)
— ¿A donde vas?
— Hablaré con Ochaco, necesito aclarar muchas cosas con ella.
— Uhm, ya.. ¿A qué hora volverás?.— pese a su falta de interés, el adulto se encontraba con los miles de demonios a flote queriendo asesinar a alguien, en especial a una castaña.
— No lo sé, Kacchan.. Se sabe cuando se sale de casa pero no cuando se regresa.
— Buen intento. — alabó Katsuki. — te espero aquí en dos horas, y si no vuelves te iré a buscar.
— Excelente, señor posesividad.
— Ahora bésame antes de irte. — exigió el rubio con una sonrisa.
— Te amo. Nos vemos más tarde. — se despidió el peliverde saliendo a paso rápido del lugar.
Al salir, el pecoso quiso comprar unos dulces para Ochaco. Pese a que ya sabía todo sobre su embarazo y el dolor que le causaba aquello, quiso actuar con la misma naturalidad de siempre y tratarla como la niña bonita que siempre conoció. Al llegar a la plaza citada, no la vio por ningún lado así que decidió esperarla sentando.
Después de casi 20 minutos, la chica había aparecido con varias prendas más grande de su talla habitual. Dato que no fue pasado de menos por Izuku. Aún asi, el joven se mantuvo sereno.
— ¿Cómo has estado?
La castaña apenas se había sentado, y ya tenía al contrario preguntado cosas. Supuso que estaba preocupado por ella, y se sintió feliz. Ella respondió con la misma energía. Ambos coincidían muy bien.
— ¿Sabes, Ochaco?...
— ¿Q-Qué..? .— preguntó la menor nerviosa. Izuku miró cada una de sus acciones, y fugazmente vio uno de los dedos de la chica rozar su vientre.
— Te traje algunos dulces, y chocolates. Quería comprar el helado de menta pero estaba cerrado...
— No te preocupes, Izuku-kun... es muy lindo el detalle. Gracias por acordarte de mí.
El peliverde sintió un peso grandísimo en su espalda. Había sido un golpe bajo, porque pese a que Ochaco le había sido infiel, él también lo había hecho infinidades de veces. Se sentía muy miserable, y la castaña no estaba mejor con todo eso.
Hubo un silencio algo incómodo, siendo aligerado por el sonido del viento y los pájaros en los árboles que adornaban el sitio.
— Ochaco, yo... yo sé que no fui lo que siempre quisiste y.. que.. no lo seré.. así que por favor..
— No lo digas... — dijo bajito la chica.
— No puedo seguir en una relación que no tiene futuro... tú y yo ya le pertenecemos a alguien más.
En ese momento, Ochaco comenzó a llorar.
— En-ntonces, ¿ya tú ti-tienes a alguien m-más?.— con dificultad intentó hablar.
— Toda mi vida.— respondio neutral el joven.
— ¿Eso quiere decir que...?
El peliverde asintió suavemente, mientras acariciaba su cabello.
— Así como tú eres para Shoto Todoroki, yo lo soy para mí pareja.— lo dijo algo dolido y casi resentido, pero quería dejarle claro que él no era ningún imbecil. Necesitaba ser lo más directo posible.
Uraraka Ochaco sintió su corazón dejar de latir, y sus lágrimas se paralizaron. Giró su rostro, y se encontró con la dolorosa imagen de Izuku llorando mientras sonreía. Algo totalmente destructor para ella, porque pese a todo el daño que le causó también lo quería demasiado, y sentía su malestar.
— Perdóname, Izuku.. Perdóname.. Por favor..
— Nunca fue tu culpa.. Nadie manda en el corazón y sus decisiones.. ¿o acaso no recuerdas cómo te conocí?.— con la manga de su suéter se secó la cara, y miró hacía el frente. Respiraba calmado.
La chica volvió a mirarlo mientras inútilmente intentaba secar sus lágrimas con sus dedos. Aún deprimida y con la culpa consumiendole el alma, sutilmente afirmó con la cabeza.
— Recuerdo claramente que te encontrabas en una depresión porque a tu antiguo novio se lo habían llevado lejos... y yo.. yo también pasaba por algo similar.. — miró los pájaros volar, y quiso también ser un ave para vivir libremente y sin tantos problemas.— También recuerdo que fuiste tú quien me dio esas ganas inquebrantable de seguir adelante.. me enseñaste a sonreír de nuevo.. porque eres luz en mi vida, Ochaco. Y lo serás siempre...
— Izuku.. yo.. no quería lastimarte...
— Son cosas que pasan. Fui yo quien me arriesgué a estar contigo, sabiendo que ya eras de alguien más.. — sonrió genuinamente.— .. Oye, Ochaco.. te pido de corazón que seas feliz.. y que triunfes siempre en la vida.. No lo hagas solo porque yo te lo digo, hazlo por esa criatura que llevas allí dentro de ti. — señaló su vientre para así proceder a tocarlo con delicadeza. — ... Felicidades, serás una maravillosa mamá.. la mejor de todas..
Uraraka aún sin procesar todo ese discurso, lloraba desconsoladamente. Se aferró a Izuku, y empezó hipar mientras sentía como era calmada y acariciada por las manos de Izuku. Se sintió tan bien el momento para ambos, y por primera vez, la menor se sintió completamente apoyada. Sintió que las palabras de Izuku si eran verdaderas.
— No te merezco, Izuku... Gracias por t-todo lo que haz hecho por mí..
Todo eso pasó bajo la atenta mirada de tres personas.
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