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𝕮𝖆𝖕𝖎𝖙𝖚𝖑𝖔 𝕱𝖎𝖓𝖆𝖑

POV SAM

Un año después

Los invitados iban llegando a la fiesta, en nuestra casa. Hicimos un préstamo al señor Donnet con la condición de que poco a poco iríamos devolviendo lo prestado.

Habíamos preparado una reunión por el cumpleaños número uno de mi pequeña Victoria. Toda nuestra familia estaba invitada.

Al final no encontramos otro nombre que nos guste para mi bebé y solo decidimos que sea Victoria. Y al igual a su prima Nathy, llevará un solo nombre.

— Amor, tus padres han llegado. — dice Dylan entrando a la habitación de nuestra hija.

Estoy terminando de ponerle los zapatitos a Victoria.

— Ya vamos amor.

— Están preciosas. — Dylan besa la frente de nuestra pequeña y luego me da un beso a mí.

— Y tu muy guapo.

— No más que ustedes.

Le doy una sonrisa a Dylan.

— Déjame yo llevo a la bebé.

Él toma a Victoria y sale de la habitación. Me observo en el espejo de la habitación.

Me veía muy bien. Llevo puesto un vestido ajustado que dejaba en descubierto los hombros, es manga larga con mangas, en un color crema precioso.

Me sonrío a mí misma. Y salgo de la habitación.

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Saludé a los invitados y a mis padres, me pone muy contenta que ambos hayan encontrado la felicidad en otra persona, mi madre en Jean Pool y mi padre en Aurora.

Con su llegada a la vida de ambos, han sido felices y eso es lo que quiero siempre, que a pesar de todo sean muy felices.

Hace unos meses Aurora dio a luz a los gemelos y los dos están preciosos.

— Sam, estás preciosa como siempre. — Me dice mi mejor amiga, abrazándome.

— Tú también lo estás.

— ¿Y mi sobrina? — señaló donde están mis padres. Y ella va en su encuentro.

Mis mejores amigos se mudaron de la casa de los Donnet, para vivir juntos en la casa que Luke compró para Amy y Nathy.

Los tres viven muy felices y por lo que Amy me ha contado puede que esté embarazada, pero aún no se ha confirmado nada.

Estoy muy contenta de lo felices que son juntos y que gracias a un pequeño empujoncito de mi parte ellos se lograron.

— ¡Hermanita! — Antonio viene a abrazarme.

— Ya suelta, no me dejas respirar. — bromeo.

Antonio terminó con Sandra hace dos meses. Por problemas de pareja, que a veces suelen ser complicados.

— ¿Sandra, ya llegó?

Río a la pregunta. Estos chicos se quieren y sé que regresarán pronto.

— Aún no la he visto.

— Si, la vez llegar dile que me busque. Iré donde nuestros padres.

— Lo haré. — digo y él se aleja.

Carolina y O'Connell, llamaron en la noche, diciendo que no podrían viajar por motivos de que el abuelo de O'Connell se enfermó. Resulta que ellos se casaron a escondidas, donde ni siquiera nos invitaron y que decidieron quedarse a vivir por haya. Pero se ven muy felices.

Todas las personas importantes para mi vida, al igual que yo son muy felices. Y es lo que más deseo siempre.

Permitirme vivir muchas más vidas a su lado y sobre todo al lado de mis dos personas favoritas, Dylan y Victoria.

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Todos ya estábamos reunidos en la gran mesa familiar que habíamos puesto para que entren todos, porque es mejor que sobre a que falte uno.

Tomo la copa de champán y me pongo de pie, para llamar la atención de todos. — Quiero agradecer por estar aquí todos reunidos, después de todas las circunstancias que hemos vivido. Cada uno de ustedes nos ha brindado todo su amor y cariño. Y estamos totalmente agradecidos por eso y muchísimo más.

Hace un año, mi pequeña llegó a nuestras vidas de la manera menos inesperada. Y hoy está cumpliendo un añito, por eso Dylan y yo quisimos compartir esta fecha tan especial con todos ustedes que son muy importantes en mi vida y en la de Dylan y sé que serán también en la vida de Victoria.

Infinitas gracias, por permanecer siempre a nuestro lado, y deseo que sea así por mucho más tiempo. Muchísimo más tiempo.

Brindo por la vida y por las segundas oportunidades que esta nos brinda.

Brindo por Victoria que cumple un añito y que ni siquiera se acordará de todo esto. — observo a mi pequeña y ella está jugando con su sonaja.

Brindo por todas las personas que llegaron a nuestras vidas y que aún continúan.

Y finalmente brindo por el gran amor que Dylan y que permanezca siempre.

¡Salud, con todos! — levanto la copa y todo lo hacen de la misma manera.

— ¡Salud! — dicen a unísono

Estoy muy feliz por estar pasando por momentos maravillosos como estos al lado de personas que llegaron a mi vida en el momento más difícil de mi vida y supieron mantenerme en pie y no dejarme caer.

Puedo observar como todos en la mesa sonríen entre sí y conviven como familia aun así no tengamos todos la misma sangre. Y eso es lo los hace mucho más especiales para mí.

Quiero tanto a cada uno de los miembros sentados en esta mesa y quiero que cada día de nuestras vidas sea así.

Ha pasado ya un año después de todo lo que pasó, el secuestro de Amy, de mi operación por la bala que me cayó y sobre todo el nacimiento de mi bebé.

¿Qué pasó con Carlos?

Está en prisión, desde esa noche lo arrestaron y encarcelaron.

Su juicio fue hace seis meses y fue sentenciado a 64 años en prisión.

Tuvo el número total de siete chicas violadas, entre ellas incluida yo. Y por cada violación le dieron 7 años en prisión.

Añadiendo también el secuestro de Amy y mi sobrina y el haberme disparado en el forcejeo entre Dylan y él, le dieron 15 años en prisión.

Gracias a Dios, que todo el daño que hizo lo pagará con cárcel por mucho tiempo.

¿Y con Elisa?

Bueno, Elisa. No fue acusada de nada. La policía la encontró amarrada y escondida en un armario. Dylan declaró que fue ella quien dio la dirección para saber dónde nos encontrábamos y que si ella no se arrepentía tal vez yo no estaría aquí con ninguno de los presentes el día de hoy.

Carlos por un gesto mínimo de amor por ella y por su hijo, declaró haber amenazado a Elisa en hacerle daño a su familia si no colaboraba.

Eso dejó a Elisa libre de que fuera a prisión y su hijo quede en custodia de sus abuelos maternos.

Hace unos minutos, recibí un mensaje de ella, diciendo que no iba a poder venir a la reunión. Ya que le ha surgido una propuesta de trabajo fuera de la ciudad y talvez se quede por allá a vivir una mejor vida.

Yo ya la he perdonado por lo que hizo y sé que fue por influencia de Carlos y por todas las mentiras que le hizo creer de mí.

Después de todo gracias a su arrepentimiento estoy junto a mi familia.

Su hijo es precioso, es pelirrojo igual a ella. Elisa, está muy feliz y yo estoy feliz por ella. A pesar de todo ella merece un final feliz. Sin rencores y sin remordimientos.

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La reunión ya había terminado, Dylan y yo llevamos a Victoria a su habitación. Nuestra pequeña se había quedado dormida, después de un día tan cansado ha quedado rendida, aunque la mayor parte de la reunión la pasó dormida.

Salimos en silencio de la habitación para no despertarla y nos dirigimos a la nuestra.

— Todos estaban muy contentos el día de hoy. — dice desabrochándose los primeros botones de su camisa.

— Y lo bueno es, que siempre son así.

Me siento en el borde de la cama, cruzando mi pierna dejando que el vestido que llevo muestre más de lo debido.

Dylan voltea a verme y su mirada cambia de una cansada a una muy pícara y de deseo.

Se acerca a mí y se pone de rodillas para ayudarme a quitarme los tacones.

Disfruto su tacto en mis piernas. Dylan va dejando besos mojados, para luego tomarme de las manos y así ponernos de pie.

— Te he dicho lo hermosa que eres. — dice dando un beso en mis labios.

No tardo en aceptar en beso. — Lo has dicho siempre. — digo casi en un susurro.

Me voltea rápidamente y baja el cierre de mi vestido muy despacio dejando que este caiga al suelo.

— Y así será siempre. — desabrocha mi brasier y pone sus manos en mis pechos apretándolos ligeramente.

Suelto un gruñido y Dylan me voltea nuevamente para besarme.

Sin querer quedarme atrás mis manos suben a su camisa y termino de desabrochar los botones que faltan.

Acaricio el perfecto abdomen marcado de Dylan. Mi mano baja y desaparece entre sus pantalones.

Él no deja de besarme en ningún momento, hasta que me deja caer en la cama, muy despacio quita la última prenda que llevaba puesta.

Sonríe pícaramente al mirarme completamente desnuda para él y solamente para él.

A pesar que aún lleva puesto el pantalón puedo ver la gran erección que tiene y eso no evita que muerda mi labio inferior.

Termina por deshacerse de su pantalón, se quita los zapatos y por último su ropa interior.

Dylan se sube encima de mí. Cierro los ojos al sentir el suave roce de su miembro en el mío. Arqueo mi espalda, al mismo tiempo me aferro a las sábanas esperándolo preparada para que se introduzca dentro de mí.

Cada parte de mi cuerpo grita el nombre de Dylan muy fuerte, necesitando de él en este preciso momento.

Ambos nos necesitamos, siento su miembro abriendo paso dentro de mí, llenándome de puro placer.

Dylan empieza a moverse adelante y atrás haciendo que mi cuerpo se estremezca.

Lo envuelvo sus caderas con mis piernas y lo abrazó fuertemente pidiendo que no pare en ningún momento.

Dylan busca mis labios y yo le hago la búsqueda más fácil.

Es un beso lleno de pasión y de tanto deseo. Ese deseo que manifestamos siempre y que solo en la cama nos permitimos soltar.

— ¡Te amo! ¡Eres maravillosa! — dice entre besos.

Mis gemidos y sus jadeos se intensifican y juntos llenamos toda la habitación de la tensión sexual que entre los dos existe. Y sobre todo de muchísimo amor.

Dylan golpea mi interior con más firmeza, siento como las paredes de mi vagina se comprimen y él suelta un jadeo lleno de excitación, que me encanta.

La sensación es tan estimulante que siento estar cerca de un orgasmo.

En todo ese deseo y la lujuria que llevaba dentro hago que Dylan sea quien esté ahora debajo de mí.

Empiezo a mover mis caderas a un ritmo que Dylan jadeando con muchísima más intensidad mientras respira agitadamente.

Dylan se sienta en la cama sin permitir que nos separemos, toma mis muslos y los aprieta con firmeza.

Empieza a subir y bajar, mientras Dylan succiona mis pezones deliciosamente y yo gimo sin tan siquiera poder detenerme.

Nuestros cuerpos sudados rozan, Dylan suelta un jadeo inexplicable que aprieta fuertemente mis caderas y hacerla el ritmo, llegando juntos al clímax.

Ambos nos dejamos caer sobre la cama y nos dimos un beso profundo.

Dylan me da paso a que ponga mi cabeza en su pecho y me da un tierno beso en la frente, de esos que tanto me gustan.

— Te amo demasiado y me encantaría tener otro bebé contigo. — dice de repente.

Lo miro como si sus palabras aún no llegaban a mi cerebro para que estas fuesen procesadas.

— ¿De verdad?

Él asiente y besa mis labios nuevamente.

— Me encantaría. — digo con una sonrisa. Dylan se sube encima de mí.

— Te amo, te amo. — dice dando besos en mi rostro.

Luego empieza a besarme el cuello y a bajar hacia mis pechos.

En el monitor que está en nuestra mesita de noche, se escucha el llanto de nuestra bebé.

Dylan ríe y sube nuevamente a mis labios para darme un beso.

— Voy yo. — dice en una sonrisa. — Descansa, mi amor.

Se pone el primer pantalón de dormir que encuentra en el cajón y sale de la habitación.

Me pongo de pie y busco mi bata en mis cajones, para ir a ver a mi bebé.

Me dirijo a la habitación de Victoria, estaba entre abierta y la luz encendida.

Desde aquí puedo escuchar a Dylan como le canta a nuestra bebé.

Me coloco en el umbral de la puerta. Dylan aún no sabe que estoy aquí.

Estrellita donde estás me pregunto qué serás, en el cielo y en el mar un diamante de verdad.

Estrellita dónde estás me pregunto qué serás. Cuando el sol se ha ido ya cuando nada brilla más

tú nos nuestras tu brillar brillas, brillas sin parar.

— Adoro cuando le cantas. Y a ella le encanta. — Me acerco a él y le doy un besa.

— Sí, ella duerme muy rápido cuando le canta está canción.

Empieza a llorar nuevamente.

— Cántale. — digo entre risas. Solo le gusta que tú le cantes.

— Es que soy el mejor papá. — besa la frente de Victoria.

Estrellita dónde estás me pregunto qué serás. Estrellita dónde estás me pregunto qué serás, en el cielo y en el mar un diamante de verdad. Estrellita dónde estás me pregunto qué serás.

Victoria se quedó profundamente dormida y Dylan la recostó en su cuna nuevamente.

Ambos nos quedamos observando como nuestra pequeña niña duerme.

— Ustedes son las mujeres más hermosas que la vida me ha podido dar. — dice besando mi frente y abrazándome.

— Te amo, Dylan.

— Y yo te amo a ti bonita.

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