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𝕮𝖆𝖕𝖎𝖙𝖚𝖑𝖔 50

POV ELISA

La vida me ha bendecido de manera maravillosa. Que no pediría nada más, de lo que estoy recibiendo junto a mis dos amores, mi hijo y mi futuro esposo, Carlos.

— ¿Ya estás lista?

— ¿Para ir a dónde?

— A casa Elisa. Matthew ya nació.

— Aún no me han dado de alta Carlos. ¿Estás enojado? — Últimamente, la forma de ser de Carlos ha cambiado. El día de ayer estuvo en la despedida de soltero de un amigo de Dylan.

Él dijo que al invitarlo es ir un paso adelante de nuestro plan. Bueno más que nuestro, es plan de Carlos que mío. Y como empezaron a darme las contracciones por la noche, tuve que llamarlo rápidamente.

— No estoy enojado cariño, sino que pensé que el bebé nacería la semana que viene, me tomó desprevenido.

— ¿Quieres cargar a tu hijo? — Él asiente. — Temo que se me vaya a caer.

— Solo tómalo de la cabecita y su espalda con mucho cuidado.

— Es igual a su padre. — dice tiernamente. Y no lo dudo, mi pequeño ha sacado el color de ojos de Carlos y verlo sonreírle a nuestro hijo, me hace sentir muy feliz.

Desde que nos encontramos con Dylan en el supermercado, no ha dejado de hablar de él. Carlos está empeñado en vengarse de Sam, por haber hablado mal de él e inventar que habían abusado de ella.

Nunca imaginé que ella sea de esa clase de persona, se veía tan sumisa y tranquila, ignorando el día que me lanzó el juego de frutas encima y la bofetada que me dio, el último día que la vi. Admito que me lo merecía por cómo me comporte y por lo mal que me caía por quitarme a Dylan.

Ahora no siento ningún rencor por ninguno de los dos. He logrado encontrar la felicidad en Carlos y en Matthew. Ellos me complementan a mil. Pero a diferencia de Carlos yo no podría explicar el odio que tiene hacia Sam.

— ¿Cómo está la madre primeriza? — El doctor entra a la habitación.

— Muy bien doctor.

— Eso es bueno, el alta se le otorgará hasta el día de mañana, le recomiendo guardar reposo moderado durante diez días y no realizar actividades pesadas.

— ¿Y mi hijo como se encuentra?

— El pequeño ha nacido en buenas condiciones, es un bebé sanito y en cuanto a la mamá le den el alta, el bebé se irá con ella.

— Muchas gracias doctor.

— No hay de qué. — El doctor sale de la habitación y se produce un silencio incómodo.

— Toma al bebé. Iré por un café a la cafetería. — Carlos me entrega a Matthew y sale de la habitación no sin antes darme un beso en la mejilla.

Le quiero tanto a Carlos, pero su afán del odio hacia Sam, lo lleva a estar en las peores condiciones, no quiero que nos pase nada malo a ninguno de nosotros tres.

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Por fin en casa, hace unas horas me han dado de alta, eso me pone contenta, porque estar metida en el hospital me sentía agobiada.

— Hogar dulce hogar.

— Bienvenida a casa, querida Elisa. — La mamá de Carlos, me saluda con un abrazo, devuelvo el gesto amable.

— Está muy hermoso el bebé.

— Mamá, no te esperaba aquí.

— Ahora uno ya no puede visitar a su hijo, ni a su familia.

— No diga eso señora, usted es bienvenida a nuestra casa.

— Adoro lo buena persona que eres Elisa, me alegra que Carlos haya encontrado a alguien como tú.

— Y yo haber encontrado a alguien como Carlos. — miro a Carlos dándole una sonrisa y él se acerca a mí y me devuelve la sonrisa seguida de besar mi frente.

— Adoro que hayan elegido ponerle Matthew a mi nieto.

— En memoria de mi padre mamá. — Hablamos mucho sobre cómo ponerle al niño y decidimos llamarlo Matthew por el padre de Carlos, el mismo falleció hace un año, tuve la oportunidad de conocerlo y ha sido una excelente persona. Además de que Matthew, es un nombre muy hermoso.

— Agradezco, que sea así, cariño.

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Han pasado dos meses desde que Matthew nació y Carlos ha estado muy ausente más de lo normal. Y sé muy bien donde debería estar. Está detrás de Sam y su familia, su plan de vengarse por lo que nos hicieron, no se le quita de la cabeza. Aunque le haya pedido que se olvide de todo, que nosotros ya tenemos una vida y en ella está nuestro pequeño, pero no da su brazo a torcer. Temo que nada de lo que tenga planeado no funcione y que el perjudicado sea nuestro bebé.

— Ya está todo listo, mi amor. Hemos esperado mucho tiempo para esto.

— Carlos, piénsalo. ¿Qué tal si algo sale mal?

— No saldrá nada mal, mi amor. Tengo todo calculado, cada uno sabe que es lo que tenemos que hacer y no hay lugar a que esto no funcione.

Me acerco a él, para quizás tratar de convencerlo de que aún tenemos tiempo de no hacer nada de lo planeado. Y que podemos irnos de este lugar junto con Matthew y formar una vida desde cero.

— Carlos...

— ¡No Elisa! — Me interrumpe, levantando la voz. — No daré mi brazo a torcer, ya lo hemos hablado. Creí que ya lo tenías claro, tu misma aceptaste en hacerlo. No entiendo por qué ahora estás de esta manera. Solo le daré un susto a Sam, tampoco tengo planeado matarla.

— ¡Ahora tenemos a un bebé, Carlos! ¡¿Crees que un susto como de ese tipo, no traerá consecuencias?! ¡Claro que lo hará! ¡Pensemos en el futuro que tendrá nuestro pequeño! ¡¿Qué ejemplo le daremos?! — estaba a punto de llorar, pero Carlos se acerca a mí, toma con ambas manos mi rostro.

— Será el mejor ejemplo. Quiero que estés tranquila, no pasará nada malo. No seas pesimista, por favor. — Me da un seco beso en los labios y se aleja. — Ya sabes que es lo que tienes que hacer, hoy en la noche llevarás a Matthew a casa de mamá, ella cuidará de él, todo el tiempo que sea necesario.

— Carlos...

— Elisa... — Me interrumpe nuevamente. — ¡¿Estás conmigo o estás contra mí?! ¡Dilo! — grita haciendo que sobresalte y que el bebé empiece a llorar.

Ahora es donde decido mi destino, tampoco quiero dejar solo a Carlos, después de todo lo está haciendo por mí. — Estoy contigo mi amor. — dije casi en un hilo de voz.

— Bien, saldré por unas horas, llevaré algunas cosas a la casa que alquilé a las afueras de la ciudad. Cuando vuelva quiero que Matthew ya esté en casa de mi madre. — recoge las llaves y sale por la puerta sin despedirse.

Como lo dije es imposible hacerlo cambiar de parecer y aunque diga que será solo un susto temo que algo salga mal, no quiero que nadie salga herido por las malas decisiones que tomaremos.

POV AMY

— ¡Mami! ¡Mami! ¿Ya estás lista? ¡Vayamos de compras!

— Espera, cariño. Necesito terminar de arreglarme.

— ¿Qué tal me veo, Sam?

— Solo iras al centro de diversiones, Amy. — dice sin ganas.

Sam y mi hermano se han mudado a la casa, mis padres se lo ofrecieron para que Sam, no esté sola mucho tiempo, ya tiene ocho meses de embarazo y mi madre quiere cuidar de ella. Aunque Verónica rechazaba rotundamente la propuesta, ya que Sam también podía quedarse en su casa, junto a ella.

— Recuérdalo Sam. Siempre diva, nunca indiva. — Ella suelta una risita. — ¿Te sientes bien?

— Sí, solo que me siento un poco cansada.

— Es normal, ya estás en los últimos meses de embarazo. Ya pronto pasará.

— ¡Mami! ¡Ya vamos!

— Ya terminé, Nathy. Ahora si ya vamos. — Sam mantenía una sonrisa, mientras miraba a Nathy y acariciaba su vientre. — Pronto pasará. Y verás que el embarazo no es lo más difícil que vas a vivir.

— ¡Mami! — Mi pequeña, me toma la mano y salgo con ella.

— Nos vemos más tarde, te quiero ¿Sí? — Ella asiente, me despido lanzándole un beso y junto a mi hija bajamos las escaleras.

— ¡Mamá, ya volvemos! — grito desde la sala, mi madre se encuentra en la cocina. — ¡Iremos de paseo! Si llega Luke, dile que he salido con Nathy, que no demoramos.

— ¡Ya cariño! — escucho decir y salgo por la puerta cerrándola tras de mí.

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— Mami, quiero subirme al carrusel. — Señala al juego que está en frente a nosotras. — ¿Puedo?

— Claro que sí, mi amor. — La tomo de la mano y la subo al pequeño caballo. — Le pagué al dueño y el juego empezó a andar.

Nathy, adora subirse a estos tipos de juegos la pone muy contenta y a mí que ella esté feliz.

Observo como el juego da vueltas y cada vez que mi pequeña se asomaba a mi campo de visión no dudaba en devolverle el saludo.

Agarro mi celular y empiezo a tomarle fotos, sale muy hermosa y como no, si es mi hija.

Recibo una notificación de mensaje de mi amado esposo, diciendo: "Llámame"

— Amy ¿Dónde estás mi amor? — escucho al instante.

— Estoy en el centro de diversiones. Se lo comenté a mamá, Luke.

— Solo quería saber que estés bien, cariño. — observo que Nathy se sigue divirtiendo. Ella me saluda y yo le sonrío.

— Estamos bien. No te preocupes amor. — Un estruendo se escucha por todo el lugar, dirijo mi mirada hacia donde se oyó el sonido. — Tengo que colgar cariño, Nathy está por bajar del carrusel. Iremos por un postre y luego volvemos a casa.

— Está bien mi amor. Cuídense, las quiero.

— También te queremos. Besos. — cuelgo la llamada y observo que el juego ya no se mueve.

¿Cuánto tiempo me distraje?

Me acerco rápidamente, por mi hija.

— ¿Dónde está mi hija? — Le pregunto al hombre que me atendió.

— No lo sé señora, yo solo bajé a la niña del juego.

— ¿Y por qué la bajó? — trataba de estar tranquila, mi niña no se me pudo perder.

— Yo solo hacia mi trabajo, señora.

— No puede ser. ¡Nathy! — No veía a mi pequeña por ningún lado. Le di vuelvas al carrusel y no encontraba a Nathy.

Tengo miedo, no quiero pensar lo peor.

Solo me descuidé una milésima de segundo.

No pudo haber desaparecido mi hija, así por así.

— ¡Nathy! ¡Nathy! ¡Hija! ¡¿Dónde estás mi amor?!

El no verla por ningún sitio me está desesperando. Saco mi celular, buscando rápidamente las fotos que le tomé a mi niña, hace un rato.

Me acerco a una mujer de edad mayor. — Señora, buenas tardes. ¿Ha visto a esta niña? — Le muestro la foto. — Es mi hija. Tiene puesto lo mismo que en la foto.

— No hijita, lo siento.

— Muchas gracias. — Me alejo de la mujer y le pregunto lo mismo a dos o tres personas más.

Nadie ha visto a mi pequeña.

Observo que se acerca un hombre, parece ser de mi edad o talvez mayor.

— Disculpe la molestia. Pero ¿Ha visto a esta niña? — muestro la foto de mi hija nuevamente, con la esperanza que me diga que sí. — Es mi hija. La estoy buscando desde hace unos minutos. — El hombre mira la foto detenidamente. — Lleva lo mismo puesto.

— Creo que la vi bajando las escaleras eléctricas, de la mano con una mujer. En dirección al estacionamiento.

¡Dios bendito! Mi pequeña. — ¿Está seguro?

— Si, muy seguro. La niña se notaba asustada. Pero creí que era su madre.

— ¡Su madre soy yo! ¡Por Dios!

Agradezco y salgo corriendo en busca de mi bebé.

— ¡Nathy! ¡Mi nena! ¡¿Dónde estás?! — revisé algunos autos, con la idea que mi hija estuviera dentro de ellos. — ¡Nathaly! ¡Soy mami! — reviso el último auto, es una camioneta negra. Me acerco y miro por la ventana.

Estaba ahí. Mi niña estaba dentro del auto dormida, con un dulce en la mano. Observo el lugar para ver si hay alguien que me pueda ayudar, pero no hay respuesta. Lo mejor sería llamar a Luke y luego lo haré con la policía, no puedo dejar pasar el susto que me han dado.

Está timbrando, pero no contesta.

— ¿En serio se decide a no contestar, justo ahora?

— ¿Pudo encontrar a su hija? — escucho a alguien tras de mí. Volteo rápidamente y soy atacada por un hombre, que tiene un pañuelo en manos y hábilmente lo pone en mi nariz. Es el mismo hombre que me guio hasta aquí.

— Tranquila Amy, es cloroformo y dentro de dos minutos estarás soñando en las nubes mi reina, así que tranquila.

Trato de luchar, pero es imposible, el hombre me tiene muy bien agarrada.

— Tú y tu pequeña niña, estarán muy bien a mi lado.

La voz del hombre iba desvaneciéndose y sentía como poco a poco, perdía la fuerza en mi cuerpo.

🍒

¡¡¡Capitulo 50!!! Muy emocionada por este logro, en verdad. Y por lo mucho que ha avanzado la historia. Claro, todo el avance se los debo a cada persona que se ha tomado el tiempo en leerme.

Infinitas gracias, lo digo de corazón. 

También decirles que ya estamos cerca del final de Mi amor más bonito, estaré publicando el resto de capítulos en el transcurso de estas dos ultimas semanas que quedan de diciembre. Para así cerrar mi año con broche de oro, con mi primera historia completa. Y empezar con las demás historias que tengo en borrador. 

Sin nada más que decir, nos leemos en el siguiente capítulo.

Besitos.


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