POV SAM

— ¿Qué les parece este vestido? — pregunta Amy.

— Es muy hermoso, pero ¿Qué te parece a ti? ¿Te gusta?

— Eh, bueno, si es lindo. — dice mirándose al espejo —. Sin embargo, no me gusta. Me iré a probar otro.

Las chicas y yo llevamos como dos horas acompañando a Amy en busca de su vestido de novia, si más no recuerdo ya vamos entrando a cuatro tiendas y ninguno de los cuatro vestidos que se ha probado le parece. Aún faltan cinco meses para su matrimonio, pero ya quiere tener todo preparado.

— ¡Este es el indicado! — dice Amy saliendo del vestidor muy sonriente.

— Está precioso.

— Este vestido es el que me llevaré.

— Muy buena elección señorita Amy.

Hasta que por fin se decide.

— Sammie ¿Estás bien? — De repente sentí un leve mareo, que las chicas notaron bastante.

— ¡Eh sí! Creo que fue porque estuvimos todo el día dando vueltas por tu vestido.

— Menos mal que ya lo encontramos. — dice Amy. — Me entregan el vestido y nos vamos a casa ¿Está bien? No quiero que Dylan se moleste.

— Está bien y Dylan no tiene por qué saberlo.

— A veces es muy sobreprotector. — decimos a unísono Amy y yo.

Todas empezaron a reír e incluso yo.

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Amy ya tenía su vestido, les puedo decir que es precioso, yo me siento mucho mejor y ahora estamos en casa de Amy tomando una taza de té con su madre, Carolina y Sandra no quisieron venir porque saldrían con Antonio y O'Connell.

— Vi el vestido y la verdad he quedado maravillada. — dice la señora Donnet.

— Si supiera como Amy nos tuvo recorriendo varias tiendas y se probó cinco vestidos para llegar a ese.

Anahí rio. — Eso también pasó cuando estuve en busca de mi vestido para mi matrimonio.

— Ahora entiendo, es de familia. — Las tres reímos.

— Pero querida, aunque no lo creas, cuando sea tu boda con mi hijo estarás igual que Amy.

Empecé a toser, me había ahogado, ya que estaba tomando la bebida, antes de que Anahí diga eso.

— ¿Estás bien Sam?

— Si señora, no se preocupe. — digo levantándome del sofá—. Me tengo que ir, seguro Dylan me está esperando en el departamento.

— ¿Quieres que te lleve? No has traído tu moto.

— Eh, no te preocupes, puedo ir en taxi.

— ¿Segura?

— Si Amy, no te preocupes demasiado, estaré bien.

Me despido de mi mejor amiga y de la señora Lucy con un beso en la mejilla.

— Sam no te olvides que en tres semanas iremos con las personas que arreglarán la iglesia y donde será la recepción para la fiesta.

— Amy, aún queda tiempo. — dice su madre.

— Lo sé mamá, pero no quiero ningún contratiempo, el día de mi boda quiero estar tranquila.

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Estoy en casa de mi madre, Antonio está con Sandra en su habitación, Verónica y Jean Pool han salido desde temprano, vine porque en el departamento estaba sola, Dylan está haciendo sus prácticas, y yo decidí no ir, porque amanecí cansada y de mal humor. Es por eso que quise venir a molestar a mi mamá, pero resulta que saldría con Jean Pool y mi hermano.

Estoy viendo Bob Esponja como siempre. Mi celular empieza a sonar, es Amy.

— Sam, ¿Dónde estás?

— En casa de mi madre ¿Por qué?

— He ido al departamento y no hay nadie. Pensé que aún estabas aquí y te estabas arreglando para ir a tus prácticas.

— No Amy, no tuve ganas. Me he sentido mal desde temprano.

— Vayamos a que me ayudes con la persona que decorará la iglesia y el lugar donde será la recepción.

— Eso lo pueden hacer tú y Luke.

— Pero si ya habíamos quedado, además tú serás mi testigo.

— No tengo ganas de nada Amy. — digo desganada

— ¿Cómo que de que no tienes ganas? Iré a verte, así que cámbiate, porque seguro estás en pijama. Te conozco.

— Amy, no vengas no quiero salir.

— Estoy en camino, junto con Nathy, la casa está sola, así que iré con ella.

Giré los ojos y le colgué.

Pasó media hora después que Amy me llamó, ahora estaban tocando la puerta, y ya sabía quién era.

— ¡Tía Sam! — La pequeña Nathy, viene hacia mí, para darme un abrazo.

— Hola pequeña.

— Te extrañé mucho. — Esta niña a pesar de que ha cumplido tres años su habla es perfecta, recuerdo que a mis cinco años ni pronunciar la R podía.

— ¿Aún no te cambias Sam?

— Amy te dije que no quiero salir, me siento cansada.

— ¿Cansada Sam? ¿Es en serio? Pero si no haces nada, eres una haragana.

— La universidad está muy difícil y encima las prácticas que tengo que hacer, eso me estresa. — digo haciendo puchero.

— Vamos Sam, estoy segura de que salir te hará sentir mejor.

— Vamos tía, quiero que mamá me compre un outfit nuevo.

— Vamos Sam.—Me lleva a mi habitación y sabía que era imposible de convencerla. Amy eligió que ropa tenía que ponerme.

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Estábamos en la iglesia en donde sería la boda y yo la verdad no me sentía nada bien. La última semana he tenido vómitos, náuseas y mareos.

— ¿Te gusta este modelo de flores? —pregunta Amy sacándome de mis pensamientos.

Amy me muestra el modelo de flores y es muy bonito.

— Es muy bonito, pero Amy, no me encuentro bien, ya vayamos a casa. En serio.

— Sam, por favor no busques excusas.

No buscaba ninguna excusa, no estaba bien, de pronto todo se me nubla y siento que me desplomaré en cualquier momento.

— Amy necesito ir a casa, no me siento bien, lo digo en verdad.

— ¡Sam! Nos iremos pronto, lo prometo.

— ¡Tía Sam! — Me dice la pequeña. — ¿Estás bien?

Fue lo último que escuché hasta que perdí el conocimiento.

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Desperté en una habitación de hospital. Lo deduje porque había una doctora y Amy estaba con ella.

— Sam, ¿Estás bien? — Me pregunta al ver que ya estoy despierta.

— Tranquila, estoy bien ¿Qué es lo que me pasó?

La doctora se acerca a mí.

— Tranquila señorita

— ¿Tiene algo malo doctora? ¿Es grave? ¿Una enfermedad mortal? ¿Sin oportunidad de sobrevivir? No por favor no me diga eso, eso desbastará a todos, ella es muy importante para nosotros.

— Señorita tranquila, su amiga no tiene nada de eso. No es nada malo. Y menos si aún no les he dado la buena nueva.

— ¿Buena nueva? — preguntamos.

— Usted, está embarazada. — dijo en dirección a mí.

— ¿¡Embarazada!?— dijimos las dos al mismo tiempo.

— Si en el examen de sangre que le hicimos, da como resultado eso, tiene tres semanas.

— Usted, está embarazada. ¡Felicitaciones!

— ¡Sam, felicidades! — Amy me felicita muy alegre. — ¡Seré tía, por fin!

— ¡No es posible!

— Yo, las dejo solas. — La doctora salió de la habitación.

— Pero ¿Cómo? Si estoy segura de que me cuidé todo este tiempo.

— Los tratamientos no son tan efectivos como dicen.

— Embarazada. Estoy esperando un bebé. — Aún trato de asimilarlo. Dylan y yo tenemos muchos planes y un bebé no estaba en ninguno.

— Debes decírselo a Dylan, lo llamaré. — dijo sacando su celular.

— Amy, no lo hagas. — La detengo.

— ¿Por qué?

— Amy, no lo sé, aún no es tiempo, tengo muchas cosas en mente que quiero cumplir.

— No pensarás abortar ¿No?

— No claro que no.

— Entonces Dylan, tiene que saber.

— Estoy de acuerdo contigo, pero no por teléfono, por favor.

— Está bien amiga. — bloquea su celular y lo guarda.

— Sabes que te quiero un montón ¿Verdad? — asentí —. Y que siempre estaré para ti, pase lo que pase.

— Te lo agradezco mucho Amy.

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Me dieron de alta de inmediato, dijeron que todo estaba en orden y que solo debía de cuidarme, alimentarme bien y no hacer tanto esfuerzo.

Dylan llegaba en unas horas, así que decidí descansar ya después me levanto y preparo el almuerzo.

POV DYLAN

Hasta que por fin las prácticas terminaron, esto es muy cansado, ahora entiendo por qué Sammie no quiso venir hoy, además sus prácticas son más duras que las mías.

— Viejo ¿Vamos a comer algo? — pregunta José.

— No, gracias. Tengo que ir a casa, Sammie no vino hoy y quisiera ir a ver como esta.

— Está bien, hasta mañana Dylan. — Se despide.

— Hasta mañana.

Me subí al auto y antes de llegar a casa fui por helado, en el departamento ya no había, así que llevo para que Sammie no esté de mal humor.

Después de unos minutos ya estaba en casa.

— Sammie ¿Estas en casa? — pregunto entrando al departamento.

Llamé dos veces y no contestaba. Fui a la habitación y allí estaba dormida. Se veía tan hermosa así.

Me senté en la cama y ella despertó al instante.

— Mi amor ¡Ya llegaste! — dice adormilada.

— Si ¿Tú estás bien? Lo digo porque no eres de dormir al medio día.

— Si, solo que me sentí algo cansada y quise dormir un poco más. Y al parecer dormí demasiado. — Me dice apenada —. Iré a preparar el almuerzo.

— No te preocupes mi amor, yo lo prepararé, puedes seguir descansando.

— Está bien amor.

— Por cierto, traje helado. — Le doy una sonrisa antes de dirigirme a la cocina y ella me devuelve el gesto.

POV SAM

Sé que debería decirle a Dylan, pero no sé ni por dónde empezar. Es algo difícil.

— Cariño ¿Pasa algo? No has probado ni un bocado.

— Tengo algo muy importante que decirte.

— Claro, dime ¿Qué pasó?

— Ehh ... No sé cómo decirte.

— Vamos Sam, sabes que podemos contarnos de todo.

— Si lo sé.

— Entonces dilo. — Me dice muy serio.

— Es algo complicado. No sé cómo lo tomarás.

— Sea lo que sea, estaremos juntos. — espeta en tono suave.

— Estoy embarazada Dylan.

— ¿¡Embarazada!? — dice cambiando su tono de voz a una muy gruesa.

— Si, embarazada.

— ¿Cómo fuiste tan tonta para dejarte embarazar?

¿En serio dijo esa estupidez?

— ¿Qué te pasa? ¿Acaso soy la única culpable de todo esto? ¿Ehh?

— ¿Por qué no te tomaste la pastilla anticonceptiva?

— ¿Es en serio Dylan? ¿En serio me preguntas esa mierda? — suspiro decepcionada.

— Es que tuviste que tomarte la maldita pastilla. — dice golpeando la mesa levantándome la voz una vez más. — Sabes muy bien, que tenemos muchos planes, ahora no es tiempo para traer un bebe al mundo. ¡Carajo!

No podía creer lo que está pasando.

— ¿Y porque mierda me echas toda la culpa a mí? ¿O acaso fui solo yo quien hizo esto? Fui yo quien abrió las piernas sí, pero para concebir a este bebé, no lo hice por obra del espíritu santo.

Esperaba una mejor reacción por la existencia de nuestro bebé. Porque si aún no te enteras, es nuestro.

— No pienso lo contrario, Sammie. Digo que aún no estamos listos para tener un bebé.

— Pues si no estás listo. Está bien, no tienes porque mierda preocuparte, que, si no lo quieres pues yo sí, y estoy más que lista. — digo levantándome de la mesa, molesta y decepcionada a la vez —. Así que no te preocupes, que me largo de esta puta casa, para no molestarte más, ni yo ni mi bebé porque al parecer tú ni contento estás.

Estaba a punto de irme, no quería verle la cara a Dylan, es un imbécil.

— Sammie, ¿A dónde vas?

— Me voy a casa de mi madre ¿Qué no lo ves?

— Sammie, entiéndeme.

— Dylan, vete a la mierda. — digo finalmente cerrando la puerta con fuerza.