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𝕮𝖆𝖕𝖎𝖙𝖚𝖑𝖔 33


POV SAM

Último día del año escolar, debería decir que este año ha sido el mejor año, aunque he pasado por momentos difíciles, pero he sabido superarlos gracias a las personas que tanto quiero y que han estado para mí siempre.

— ¡Sam, tomémonos una foto! — Me dice O'Connell, poniendo un brazo alrededor de mí, para luego hacer caras raras y tomarnos varias fotos, aunque solo haya dicho una.

En el último día, los profesores no han hecho nada, solamente han venido a sentarse en el escritorio, o al menos dos profesores han venido, las demás horas del día las hemos tenido libre y permitieron que andemos paseando por toda la escuela.

El salón es un revoltijo, todos están tomándose muchas fotos, ya no sé cuántas fotos me habré tomado con mis compañeros, ni hablar de las que me he tomado con las chicas.

Aún recuerdo la vez que dije, que solo venía a terminar de estudiar y que no quería ninguna relación de amistad, pero en este preciso momento conozco a muchas y me llevo bien con todas.

— Sam, ¿Ya tienes tu vestido, para la fiesta de graduación?

— Aún no Carolina, hay muchos vestidos que me gustan, pero no me decido por ninguno.

— Únicamente queda una semana, ya deberías tener tu vestido listo.

— Por la tarde iré con Verónica a elegir, cuál de todos los que he visto llevaré.

— Iremos también. — dice Sandra.

— ¡Sam! ¡Sam! — entra Amy al salón corriendo y gritando como una loca.

— ¿Qué pasa? — Me preocupa que corra de esa manera, puede tropezarse y eso no sería bueno ni para ella ni para su bebé.

— ¿Adivina quién va liderando para el rey y reina de la graduación?

— ¿Quién?

— Tú y Dylan.

— Eso, es genial. — La respuesta de Amy, dio vueltas en mi cabeza y pude entender lo que dijo. — ¿Espera qué? ¿Pero cómo?

— Hace unas semanas te anoté junto a mi hermano.

— ¿¡Que hiciste qué!?

La alcaldesa de la escuela, me preguntó si quería participar por el puesto de reina de graduación, de este año.

Pero negué la propuesta.

— No te molestes fue idea de todos. Dylan estuvo de acuerdo. — dice Amy.

— ¿Y por qué yo recién me entero?

El timbre de salida se pronunció, todos los chicos tiraron hojas al aire y empezaron a gritar como locos.

Las chicas y yo nos abrazamos. Y el abrazo más fuerte fue con mi mejor amiga. Agradezco todo de ella, es la mejor.

Aunque me hayan inscrito a ese concurso.

— No te molestes con nosotras, menos con Dylan. Serán los mejores, rey y reina de la historia.

— Está bien. — Le doy otro gran abrazo a Amy.

— Es hora de irnos.

— ¡Si vamos! — agarré mi mochila, esta no llevaba casi nada, solo una libreta y uno que otro lapicero. Que casi ni pesa.

— ¡Sam! Dylan ya vino por ti. — escucho decir.

Me acerco a la puerta, y ahí estaba él, con una hermosa sonrisa.

Voy a su encuentro y le deposito un beso pequeño en los labios.

Dylan se sorprende, porque después de mucho tiempo nos hemos dado un peso en los labios.

Aún no somos nada, pero siento que ya nos hemos dado el tiempo necesario, después de todo siempre hemos actuado como si fuéramos enamorados.

— Hola bonita. — sonríe después de corresponder a mi beso.

— Hola.

— ¿Todo bien?

Asentí. — ¿Vamos por helado?

— Cuando no, Sammie. — ríe. — Vamos pues, bonita.

Sonrío para luego agarrar su mano y dirigirnos a la salida.

— ¡Hola Dylan!

Alguien habla detrás de nosotros, era la voz de una chica.

Volteamos ambos.

Ni bien volteo reconozco a esta chica, era aquella que encontré hace mucho con Dylan teniendo sexo en la sala de juntas estudiantiles.

Muy buena memoria para mi gusto.

Dylan no duda en saludarla, pero él suelta mi mano.

Oh no, mal hecho.

Lo hizo para abrazarla. Y eso me molestó.

¿Estoy celosa? Puede ser.

Yo actúo tranquila, no quiero parecer la típica novia tóxica.

— ¿Cómo has estado Lucía?

— Todo bien, aunque tú ya no te has dejado ver.

¿Pero qué carajos?

— Bueno, han pasado muchas cosas Lucía, yo ya he cambia...

— Pero si te has puesto muy bueno. — Esta pone su mano en los brazos de Dylan apretándolos.

Dylan hace que lo suelte, y se aleja un poco de ella.

— Eh, sí. Bueno, ya estábamos por irnos. — Me mira y me dedica una sonrisa.

— Si sabes que siempre estaré para ti, ¿Verdad? — La tal Lucia se acerca mucho más de lo necesario, tanto que Dylan se alejó un poco, pero ella se acerca nuevamente para decirle algo a la oreja, algo que pude escuchar perfectamente.

— Recuerdas la última vez ¿Cuándo lo volvemos a repetir?

Me da tanta rabia, que me interpongo en medio de los dos.

— Eh, primeramente, aquí estoy yo, su novia y no estoy pintada.

— Y segundo, deja de ser tan resbalosa y valórate un tantito cariño. — Y con mi mano la empujo despacio para que pueda retroceder.

— ¿Quién te crees tú, para empujarme y hablarme así?

Esta vez, ella se acerca a mí, mirándome fijamente. Es un poco más alta que yo. Pero eso no quita que no me defienda.

Yo lo hago de la misma manera.

— Pues soy su novia, ya te lo dije y si te hablé de esta manera es porque se me pegó la gana y ya ¿Algún problema?

— Pues el problema aquí eres tú niñita.

— ¿A quién le has dicho niñita?

— Ves a otra niña, por aquí. ¿Eres estúpida? ¿O qué?

En verdad traté de relajarme, pero esta mujer no ayudaba, le tiré una bofetada con todas mis fuerzas, haciendo que inmediatamente ponga su mano en su mejilla.

— Ni soy niña, ni menos estúpida, así que mira bien con quien te metes, no me gusta meterme en pleitos y menos si es por un hombre. — miro a Dylan y él me mira sorprendido. — Pero si me buscas, me encontrarás.

Agarro la mano de Dylan, y tiro de ella dejando a esta tipa atrás aún con la mano en el rostro, mirando como nos alejamos de ella.

Creo que me pase con la fuerza, porque me quedo ardiendo la mano.

— ¡Sammie!

— Dylan no digas nada sí.

— Defendiste lo que es tuyo. — Al parecer lo que ocurrió le ha parecido divertido.

— No quiero molestarme contigo el último día de clases, Dylan. Solo quiero que me lleves a comer helado. — En estos momentos el helado es quien me tranquilizará.

— Está bien, pero no olvidaré esto nunca.

— Por cierto. ¿Cómo es eso que estuviste de acuerdo con que seamos candidatos a ser rey y reina de la graduación?

— ¿No lo sabías?

— No me respondas con otra pregunta.

— Amy me dijo que estabas de acuerdo, por eso acepté. Pero nunca llegué a preguntarte.

— Bueno, ya pasó. ¿No? Y supongo que ya no se puede hacer nada, ¿O sí?

— Claro que no. Además, me encantaría que fueses mi reina. — dice basando mi mejilla.

Maldito pequeño moco.

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La semana que faltaba para la graduación ha pasado demasiado rápido. Mañana es el día y las chicas están nerviosas, quieren que todo salga bien y que nadie arruine su última noche en la secundaria. Yo también estoy un poco nerviosa, pero no al extremo que ellas.

— Sam, Verónica y mi padre preguntan si ya estás lista, te estamos esperando.

— Un momento.

— Y, por cierto, Dylan ya llegó. — Me dice Antonio fuera de mi habitación.

— Sí, salgo en un momento.

— Bien, no demores mucho más.

Hoy íbamos a cenar, esto sería como una celebración de que Antonio y yo habíamos terminado bien la preparatoria y como les dije antes mi mamá y Dylan se llevan muy bien, no me sorprende que lo haya invitado, aunque también lo hubiera hecho yo.

La graduación de Antonio será la próxima semana, así que nuestros padres decidieron festejarlo antes, ya que la mía está a la vuelta de la esquina, mañana para ser exacta.

Me miro al espejo por última vez, había escogido un vestido color vino, ceñido al cuerpo, manga larga y que mostraba parte de mis hombros, de zapatos preferí que sean negros, ya que van muy bien juntos. Mi cabello lo mantengo suelto como siempre y mi maquillaje fue sencillo porque no me gusta ponerme tantas cosas en el rostro.

Estando ya lista, bajo hacia la sala, donde me estaban esperando.

— Estás preciosa. — Me dice mi madre.

— Tú también lo estás. — Le devuelvo el halago, ya que ella estaba mucho más bella, traía puesto un vestido largo azul eléctrico que encajaba a su cuerpo perfectamente, con encajes muy hermosos, su maquillaje es natural al igual que el mío, esto es algo que tenemos mucho en común.

— Hola bonita. — Me saluda Dylan dándome un beso en la mejilla.

— Estás muy guapo. — respondo después de darle un beso también.

— Tú lo estás mucho más, lo sabes.

— ¿Ya están todos listos? — pregunta Verónica, abriendo la puerta para salir.

— Si amor. — responde Jean Pool, mirándonos.

— Bien, es hora de irnos.

Suben al auto, Jean Pool en el asiento de conductor y mamá en el de copiloto. Antonio y Sandra en la parte de atrás, porque Jean Pool había invitado a Sandra también.

Mientras que Dylan y yo fuimos en su auto para no ir apretados.

Ya en el restaurante, que por cierto es hermoso, estábamos todos esperando nuestras órdenes, mientras que conversábamos de todo un poco.

Sin hablar de Sandra y Antonio estaban muy acaramelados, Dylan y yo solo los mirábamos con diversión agarrada de su mano.

— Su orden está lista. — Se acerca el mesero trayendo nuestra orden.

Nos pusimos a degustar de la comida, en este restaurante la comida es riquísima.

Pasó un tiempo y mamá llamó nuestra atención levantando la copa y haciendo un pequeño chin chin con una cuchara en la misma.

— Quiero proponer un brindis.

— Claro amor, adelante.

Mi madre nos muestra una hermosa sonrisa.

— Quiero brindar por todos nosotros, por haber conocido a Jean Pool, que ha sido una bendición para mí, vino a darle complemento a mi vida y mucho amor. También quiero brindar por nuestros hijos que por fin han terminado sus estudios de preparatoria y que pronto irán por más, para ser unos grandes profesionales.

Y aunque Antonio no sea mi hijo, en el poco tiempo se ha ganado mi cariño.

— Y usted el mío. — dice Antonio.

— Y también por las personas que están a sus lados, que por cierto me fascinan para ellos. — Esta mira a Dylan y le guiña el ojo, Dylan le responde con una sonrisa. — Así que salud.

Todos levantan su copa de champán y yo también, pero con refresco.

— ¡Salud! — chocamos nuestras copas.

— Y también porque tendremos un nuevo integrante en la familia, estoy embarazada.

— ¿¡Que!? — decimos Antonio y yo a unísono.

— Tendrán un hermanito. — Nos dice muy alegre.

— ¿De verdad amor? — Jean Pool, se ve muy emocionado.

— Si cariño. — Al escuchar a mamá dejó la copa en la mesa y la abraza con tanto amor, que me causa nostalgia

También me levanto a felicitar a mamá al igual que Antonio.

— Felicidades, Verónica. — dándole un beso en la mejilla y abrazándola, Antonio hizo lo mismo.

— Felicidades, Jean Pool. — Lo felicito de igual manera. Dylan y Sandra también los felicitan.

Después de esa noticia la cena se volvió mucho más placentera, Jean Pool estaba muy emocionado, diciendo que quiere a una niña, ya que ya tenía a Antonio, mientras que mi madre decía que prefiere a un niño porque ya me tenía a mí, escucharlos discutir por eso, se tornaba divertido.

Esta noche fue la mejor, la cena estuvo increíble, pero ya teníamos que retiramos del restaurante, y fuimos de regreso a casa, Dylan se quedó un rato más en casa. Pero luego mamá le dijo que ya debía irse, porque ya era tarde y también porque mañana teníamos muchas cosas que hacer.

— Hasta mañana bonita.

— Hasta mañana pequeño moco. — Me despido de él, dándole un beso.

— Creí que ya lo habías olvidado. Hace mucho que no me llamabas así.

— Las buenas costumbres, nunca se olvidan, querido.

— Nos vemos más tarde preciosa.

— Ya, anda guapo, me escribes en cuanto llegues a casa ¿Sí?

— Está bien, te quiero.

— Igual yo.

Dylan se sube a su auto y se pierde de mi vista, para luego entrar a casa.

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