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𝕮𝖆𝖕𝖎𝖙𝖚𝖑𝖔 27


POV SAM

Estuvimos hablando sobre muchas cosas y bebiendo. Bueno ellos bebían, yo no, recordamos como es que Luke y yo nos conocimos y la vez que creyó que estaba enamorada de él.

De que como Dylan dejó de ser un idiota gracias a que se enamoró de la hermosa Sam.

Sandra nos contó su historia con Antonio, es muy romántica comparada con la mía, ellos nos superan. Y también como Luke le pidió a Amy para ser su enamorada. Ambas anécdotas son muy cursis.

— Chicos vayamos a la playa a continuarla. — acota Luke.

— Vamos.

Luke sacó leña paro prender una fogata, así mejorar la noche.

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— Juguemos verdad o reto. — dice Sandra siendo abrazada por Antonio.

Dylan hace lo mismo y me da un beso en la frente.

No sé ustedes, pero un beso en la frente es lo mejor que hay.

— Sí, juguemos. — respondí y miré a O'Connell para después guiñarle el ojo.

Él como respuesta fue un movimiento de cabeza en negación.

— Ese juego no me gusta. — dice Luke.

— ¿Por qué no? ¿Acaso temes decir la verdad? — Le pregunta Amy seriamente —. Si tienes algo que decirme, dímelo ahora.

Amy como siempre y su toxicidad.

— Tranquila, amor no te oculto nada. — reímos a carcajadas por su pequeña e irrelevante discusión. — Juguemos okay, no tengo nada que ocultar así que juguemos. — dijo suspirando.

— Muy bien mi amor. — Ella le da un beso en la mejilla.

Estuvimos jugando un rato, nada mal intencionado hasta que le tocó a O'Connell y justo era yo quien le preguntaba verdad o reto.

Oh sí, es mi momento de juntar parejas.

O'Connell queda mirándome.

— O'Connell, ¿Verdad o reto?

— Verdad

— ¡Bien! Dime ¿Te gusta alguien de las personas que estamos reunidas?

— Sam, por favor. — dice él.

— Es solo una pregunta. No veo nada de malo responder.

— Prometiste no decir nada.

— Pero si no he dicho nada.

— Vamos O'Connell, responde a la pregunta de Sam. — dice Luke.

— Si, O'Connell. — insisto.

— ¡Bien! Sí, me gusta alguien de aquí.

Todos se miran entre sí.

— ¿Quién?

Iba a preguntar lo mismo, pero Carolina se adelantó.

— ¿Quién te gusta? Porque Sandra, Amy y Sam. Tienen pareja. — interroga Carolina. Parece ser la que más quiere saber.

¿Será que a ella también le gusté?

— Espero que no sea Sam.

— Tranquilo, no seré como tú.

— O'Connell yo...

— No digas nada. — dice O'Connell. — Y tranquilo, que no es Sam, ni ella ni a ninguna de las otras dos que has mencionado, Carolina. — Él la mira. — No es ninguna de ellas, porque la que me gusta eres tú.

Carolina, por la sorpresa se lleva una mano a la boca. — ¿Es cierto lo que dices?

Todos estábamos en silencio, y yo con una enorme sonrisa.

— Si Carolina, me gustas y mucho.

Ambos se ponen de pie. Carolina, lo abraza, él la toma de la cintura y se unen en un beso.

— ¿No piensan separarse? — preguntó Luke en mi oreja, ya que estaba a mi costado. — Ya llevan dos minutos.

— ¿Chicos?

— Lo siento. — dijo Carolina —. Es que él también me ha gustado desde siempre y saber que le gusto me sorprendió. — Le da otro beso.

Todos empezaron a reírse, yo reía con ellos.

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Han pasado casi dos horas y estamos pasando una hermosa noche.

Amy y Luke, bailan juntos con la música que Luke mismo eligió.

Se ven tan lindos sonriendo entre sí. Es bueno saber que ambos se quieren así.

Dirijo mi mirada hacía Antonio junto a Sandra, están tomados de la mano y hablándose a la oreja muy contentos y ni que hablar de Carolina, se ve tan feliz al lado de O'Connell.

— ¿Estás bien?

— Solo tengo un poco de frío y estoy algo cansada ya quisiera entrar a la casa. — Además de que ya era tarde y en verdad me sentía muy cansada.

No hice nada, pero a veces uno se cansa de no hacer nada.

— Vamos bonita, te acompaño.

Nos levantamos y entramos a casa.

— Primero iré a tomar un vaso de agua. — voy a la cocina y justo había un vaso lleno en la mesa, mi garganta estaba seca, sin más tomé de corrido el contenido.

Al instante mi garganta me ardía junto con mi estómago.

Es ahí donde me doy cuenta de que lo que bebí no era agua, sino una bebida de las que Amy trajo.

Empecé a sentirme mareada y como el alcohol hacía efecto en mí.

— Sammie. ¿Estás bien?

— Dylan.

— ¿Pasa algo Sammie? — escuchaba a Dylan decirme.

Y ahora lo único que quiero de él es un beso suyo.

Me acerco, él está quieto talvez esperando a que le responda si estoy bien. Pero créanme que estoy más que bien.

— Quiero que me beses.

No esperé su aceptación, uní mis labios contra los suyos, este no era un beso tierno ni nada por el estilo, sino un beso apresurado con ganas de no ser simplemente un beso.

Justo ahora siento una calentura tremenda.

Dylan se separó de golpe.

— Sammie, ¿Estás borracha?

— Claro que no, yo estoy perfectamente cuerda.

— Definitivamente, estás borracha, pero ¿Cómo? No has tomado alcohol.

— Sin querer, creo que bebí alcohol de aquel vaso que encontré en la mesa. — dije haciendo puchero, culpando al vaso que estaba en la mesa.

— Vamos bonita, te llevaré arriba para que descanses.

— No quiero, vamos con los chicos.

— Claro que no señorita. — Me riñe. — Usted no está bien. ¿Cómo es que no te cae bien el alcohol?

— No lo sé. Esta es la tercera vez que bebo. Y aún no lo tolero.

POV DYLAN

— ¿Sammie, estás bien? — Le pregunto, ya que empezó a tambalearse de la nada.

— Dylan.

— ¿Pasa algo Sammie?

— Quiero que me beses. — dice inesperadamente, acercándose.

Sammie sin previo aviso junto sus labios con los míos, haciendo que me sorprenda, sus besos traían mucha euforia y para mí era algo nuevo en ella, algo que ella no haría ni en un millón de años.

Me separé.

— Sammie ¿Estás borracha? — Que esté borracha es la única explicación a su forma de comportarse y es algo obvio sus besos sabían a alcohol.

— Claro que no, yo estoy perfectamente cuerda.

— Definitivamente, estás borracha, pero ¿Cómo? No has tomado alcohol. — Le pregunto por qué a fuera, ella en toda la noche no aceptó nada de alcohol.

— Sin querer, creo que bebí alcohol de aquel vaso que encontré en la mesa. — dice haciendo puchero, señalando un vaso que estaba en la mesa.

— Vamos bonita, te llevaré arriba para que descanses. — Ya me está preocupando.

— No quiero, vamos con los chicos.

— Claro que no señorita. Usted no está bien. ¿Cómo es que no te cae bien el alcohol?

— No lo sé. Esta es la tercera vez que bebo. Y aún no lo tolero.

— Vamos Sammie, no es bueno que estés así, te llevaré a tu habitación.

— Dylan, ¿Me cargas en tu espalda?

— Claro que si pequeña. — Me pongo en posición de cuclillas.

— Sube Sammie. — Ella sube e inmediatamente la tomo de las piernas y me levanto junto con ella, la acomodo para que no se vaya a caer.

— Agárrate fuerte Sammie.

— Estás tan calientito.

— Ya vamos a llegar, en tu cama estarás más cómoda, hay podrás descansar.

Entré a la habitación y me dirigí a la cama donde estaba la maleta de Sammie.

Me siento en la cama y dejo caer a Sammie despacio.

— No te vayas, Dy. — estaba a punto de levantarme, pero Sam me abraza por la espalda aferrándome a ella. — Quédate conmigo, ¡Hagamos el amor! Me pones caliente. — Me dice al oído haciendo que en algún momento pueda perder el control.

— Sammie, mi pequeña Sammie, estás en un mal estado, como para pedirme eso.

— Pero si estoy bien. Lo único que quiero es a ti. — dice, pero tratando de desabotonar mi camisa.

Esto no está bien y lo sabes.

Lo sé, tenlo por seguro.

— Sammie, ahora lo que tú necesitas, es dormir, ya mañana hablamos, si mi Sammie.

— ¿No quieres estar conmigo? — dice haciendo puchero un tanto decepcionada.

— Es lo que más deseo. — Le respondo y ella me besa desesperadamente.

Me separo de ella, tomando aire. — Pero sabes una cosa, yo quiero que ese momento sea muy especial para ambos y mucho más para ti, que sea algo que al día siguiente lo puedas recordar. Y que me lo hayas pedido tú por voluntad propia y no bajo los efectos del alcohol. Así que, por favor, descansa. — Le digo finalizando y cubriéndola con la cobija.

Ella se queja un poco, pero ya no insiste. — Descansa Dylan.

— Tú también preciosa. — Le doy un beso en la frente como despedida.

— ¿Dylan?

— ¿Si bonita?

— ¿Puedes quedarte conmigo hasta que me duerma?

Su petición suena tan tierna, que es imposible negarme.

— Claro que sí, Sammie.

Me senté a su lado mientras le masajeo el cabello, para que duerma mucho más rápido.

— ¿Dylan? ¿Sigues aquí? — pregunta Sammie con su voz adormilada.

— Sí, Sammie.

— Prométeme que no me abandonarás.

— No lo haré, Sammie. Estaré contigo y estaré para ti siempre, lo prometo. — Le digo dándole un corto beso en la frente.

Después de un rato, ella logra dormir y yo me levanto de la cama lo más despacio posible, no quería despertarla.

Salgo de la habitación y me encuentro con O'Connell.

— ¿Sam, está bien?

— Sí, acaba de quedarse dormida. Sin querer bebió un vaso de alcohol. Y le afectó bastante.

— ¿No le has hecho nada? ¿Verdad?

— ¿Qué? ¡Claro que no! No soy de ese tipo de personas O'Connell, lo sabes.

— Exacto, lo sé.

Esto me resultó incómodo.

— Ya me iré a descansar. Deberías hacer lo mismo. — digo pasándole, por un lado.

— En un rato, iré a despedirme de Carolina.

Me detengo, aun estando de espaldas. — Me alegra mucho que tú y ella se hayan logrado.

— Gracias a Sam.

Sonrió pensando en ella. — Si, Sammie es increíble. — Le respondo.

— Espero sepas cuidarla Dylan. — volteo a mirarlo.

— Lo haré O'Connell.

— Ahora estaremos, mucho más cerca de lo normal. — dice casi riendo.

No pude evitar reír también. — Y nuevamente es gracias a Sammie.

— Bueno amigo, iré con Carolina. — dice empezando a caminar.

¿Amigo? Hace mucho que no me llama así.

Han pasado casi dos años desde que mi amistad con él terminó, y todo fue gracias a mí, nunca supe que aquella chica era su novia, pero tampoco debí hacerlo. No había ninguna fiesta, donde no se me podía pasar no acostarme con alguien y justo ella tenía que aparecer.

Ya era salida y estaba por ir a ver a O'Connell al salón de mi hermana, ellos estudian juntos.

Dylan amigo ¿Iras a la fiesta que Maicol prepara? — Me pregunta O'Connell saliendo del salón para luego abrazarme.

Sabes que no me pierdo de ninguna fiesta, amigo mío.

Bien hermano, nos vemos en la fiesta.

¿Dónde vas?

— Iré a ver a una chica. Luego te cuento.

Reí. — Bueno, me avisas cualquier cosa.

La tarde pasó muy rápido, ya era de noche, O'Connell me llamó temprano diciéndome que no asistiría a la fiesta, le surgió un problema en su casa.

Amy, volveré más tarde.

¿Irás a la fiesta de Maicol?

No entiendo por qué tú si puedes ir y yo no.

Reí por lo que dijo. — Tienes examen mañana, así que mejor estudia. — Me despido de ella. — Besos hermanita.

Ya estaba en la fiesta y no pinta tan mal, lo único que faltaba era O'Connell.

Hola guapo. — Una chica muy hermosa me habla.

Hola lindura.

¿Vienes solo?

Bueno tenía que haber estado con mi mejor amigo, pero no pudo venir.

Que mal ¿No te molesta si te acompaño?

No, claro que no.

Esa noche estuve bebiendo mucho junto a ella, y ni siquiera sabía su nombre, y no fue tan error mío, que si ella me hubiera dicho o yo le hubiera preguntado si tenía novio y que ese era mi mejor amigo, jamás hubiera permitido lo que pasó.

Y es donde en algún momento por efecto del alcohol te entran esas ganas de hacer locuras, y una de ellas fue, ir con aquella chica a una habitación de la parte de arriba de la casa.

Y sucedió, sin saber quién era, me acosté con ella, como sucedió muchas veces con otras chicas.

Escuché la voz de O'Connell, por el pasillo, ya que la música de abajo no era muy fuerte.

De repente él entró y al verme se quedó quieto por un momento.

Yo no entendía nada.

¿O'Connell? — dice la chica. ¿A acaso lo conoce?

Sin previo aviso, mi mejor amigo se aventó hacia mí a golpearme y yo sin saber qué es lo que le pasaba.

¿Cómo pudiste?

Cálmate, ¿De qué me estás hablando?

¿Cómo pudiste acostarte con ella? — Este señala a la chica que estaba muy asustada recogiendo su ropa y saliéndose de la habitación.

¡Es mi novia!, la chica con quien te acostaste, es mi novia, que por la cual te iba a presentar hoy. — Me dice, miró sus ojos y están llenos de furia.

Yo en verdad no sabía.

Te juro que no lo sabía, no sabía que tenías novia, O'Connell.

¡No puedes una sola y única vez dejar de acostarte con cualquiera! ¡No pudiste escoger a otra que no sea ella!

¡O'Connell, escucha, no sabía ni quien era ella y menos me sé su nombre!

Olvídalo, no me expliques nada, siempre haces esto, y no creí que también me lo harías a mí.

O'Connell, las cosas no son así.

A partir de hoy dejas de ser llamado mi mejor amigo.

— O'Connell, ¿Qué dices? Déjame explicarte.

No tienes que, ya no hay marcha atrás.

Salió de la habitación dejándome ahí muy confundida, desde esa noche dejamos de vernos, lo veía en los recesos y salidas. Quise tratar de hablarle, pero me evitaba. Hasta que decidí darme por vencido y dejarlo como estaba.

Me dije a mi mismo que sí él me odiaba, y yo, aunque no quisiera también demostraría lo mismo.

— ¡O'Connell! — Él voltea a verme.

— ¿Qué pasa Dylan?

— Juro que no sabía que aquella chica era tu novia. — bajo la cabeza culpándome.

— Dylan, olvídalo, ya no te preocupes.

— No, O'Connell. Esto siempre lo quise hablar contigo, pero tú jamás me quisiste escuchar.

— Escúchame Dylan, sé que nunca quisiste hacer algo como eso.

— ¡¿Qué?!

— Estos últimos días hablé con Liliana, me contacté con ella y le pregunté sobre lo que pasó esa noche. Nunca les di la oportunidad de que me expliquen como paso. Ella me dijo que no sabías que ella era mi novia, porque jamás te lo dijo. Y ni ella sabía que nos conocimos. Que ella fue quien se insinuó y como el gran Dylan Donnet no se resiste a nada, te acostaste con ella.

— Si yo hubiera sabido que era tu novia, no le hubiera hecho caso.

— Ahora soy yo quien te quiere pedir disculpas.

— Tú no tienes por qué. — digo, porque soy yo quien dañó.

— Claro que sí. — Me interrumpe. — Por no escucharte, y por el orgullo de no hablarte nos separó.

— O'Connell, no tengo nada que disculparte.

— ¿Hermanos? — Me pregunta.

— Hermanos. — unimos nuestras manos como un nuevo inicio a nuestra amistad.

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