𝕮𝖆𝖕𝖎𝖙𝖚𝖑𝖔 2
POV SAM
El día de ayer fue uno de mis peores días, empezó muy bien, hasta que todo se derrumbó y terminó en un gran desastre.
Hablar de mi mejor amiga me pone de un humor insoportable, que hasta ni yo podría lidiar conmigo misma. Me duele mucho recordarla, desearía que ella estuviera aquí, sonriéndome y diciendo que sonría, que la vida se ha hecho para reír y ser feliz.
Estoy en la ducha, alistándome para mi primer día de clases, este es mi último año y quiero acabarlo bien y si es posible sin ningún inconveniente.
Cepillo mi cabello, realizando un par de trenzas francesas, aunque a veces me resulte ser muy cansado hacerlas, si no fuera que los únicos peinados que me sé, es una coleta, el moño que son para nada difíciles y las trenzas francesas y claro el cabello suelto.
¿El cabello suelto, cuenta como peinado? No lo sé. En fin.
Me vestí como siempre, unos vaqueros rectos de cintura alta en color azul oscuro, una camiseta de rayas con un pequeño bordado de una piña, encima una sudadera negra con capucha, acompañado de unas botas Chelsea con cordón, que me regalaron en mi última pascua.
— ¡Sam, se te hace tarde! — grita mi madre desde abajo.
— ¡Ya voy, Verónica! — respondo mientras salgo de mi habitación y me dirijo a la cocina, donde se encuentra mi madre.
— Buenos días. — Le deposito un beso en la mejilla.
— Desayuna rápido cariño, debo llevarte a la escuela, para que puedas conocer el camino y ya mañana vayas en bici sola.
— ¡Verónica, te veo alterada!
— Samantha, deja de llamarme así. — dice molesta.
— ¡Mamá, no me digas Samantha, soy Sam!
— ¡Y yo tu madre! — grita —. ¡Ves cómo no cuesta nada llamarme mamá! — sonríe, al parecer victoriosa.
Mi madre ya tenía listo el desayuno y como es de costumbre mi jugo de pera ya estaba en la mesa, tomé unas tostadas y le unté mermelada de fresa.
— ¿Estás lista? Ya tenemos que irnos, ambas llegaremos tarde.
Tenía razón, era el primer día y no podíamos llegar tarde, ni yo a la escuela, ni mamá a su trabajo.
— Iré a cepillar mis dientes. — Esta acción la realicé a la velocidad de la luz, como si no hubiera un mañana.
Nos subimos al auto y salimos en marcha.
Me despedí de mi madre mientras bajaba del auto y ella iba en dirección a su trabajo, no sin antes decirme que vendría por mí a la salida.
Entré a la escuela, y me dirijo a la dirección, antes de que empiecen las clases me enviaron un croquis de toda la escuela, para encontrar los salones más rápido y así evitar perdernos. También me dijeron que me enviarían el horario, pero hasta ahorita no me llegó, así que supongo que tendré que ir a pedirlo.
Mi madre me dijo que sería bueno hacer amistades aquí, en esta escuela nueva. Pero en verdad, no tengo intención de hacer amistad con alguien y no me importaría en lo absoluto pasar este año sola, además no estaría tan sola, para eso tengo a mis amigos, los libros. Me fascina leer y es uno de mis pasatiempos favoritos. Y bueno, no podría quejarme, ya que el año pasado terminé las clases en mi casa.
Llegué a la dichosa dirección, toqué la puerta e ingresé después de escuchar a una mujer ordenándome que entre.
— Buenos días, vengo por mi horario de clases.
— ¿Usted es la señorita Robinson? — asentí amablemente. — Surgió un inconveniente con el envío de tu horario a su correo, pero aquí está. — Me entregó una hoja, y era algo obvio que es mi horario —. Tu madre, la señora Alvarado, me comentó que terminaste tus estudios en casa.
Eso me tomó por sorpresa, no pensé que era necesario dar información como esa y mi madre tampoco me comentó de esto.
— Sí, señora directora.
— Tienes muy buenas calificaciones, estudiando en casa, así que, como fue buena estudiante anteriormente, espero sea igual aquí, señorita Robinson.
— Le aseguro que así será, señora directora.
— Bueno, ya vaya, que su primera clase está a punto de empezar. — Me dijo por donde debería ir para llegar al salón.
Agradezco por la ayuda, salí de la dirección y voy corriendo al salón donde me tocaría la primera clase. Y en verdad estaba llegando tarde.
— ¿¡Qué te pasa estúpido!? — Al parecer la rapidez en la que iba era demasiada, que logré golpear a un chico, aunque la golpeada sería yo, pues caí contra el piso gracias al golpe, ganándome un gran dolor en el trasero. — Deberías fijarte por donde andas, niño bonito.
¿Niño? ¿Este acaso cree que soy un hombre? No dije nada y menos le miré el rostro, me levanté y seguí mi camino al salón. Si no fuera porque llego tarde al salón, ese idiota se quedaría chiquito, después de decirle lo que quizás no le hayan dicho hasta ahora.
Llegué al dichoso salón, tomo el picaporte y entro. — Lo siento maestro, fui por mi horario, es por eso mi tardanza. — Lo dije demasiado rápido, que creo que ni me entendió y los demás comenzaron a reírse.
— ¿Señorita Robinson? — asentí —. Bien, por ser el primer día de clases se lo dejaré pasar, solo espero que no se repita.
— Claro que no, maestro... — No sabía su nombre, así que dirijo mi vista al horario, y antes de decir el nombre que está en el papel, él lo dice.
— Brown, señorita Robinson. — No fui a la escuela casi seis meses y había olvidado la cara de amargados que traían los profesores, casi siempre. — Antes de dirigirse a su lugar, por favor preséntese ante sus nuevos compañeros.
¿Es necesario esto? ¿Por qué siempre se empeñan en la presentación del alumno? Recuerdo que cada año nos hacían presentarnos como si no nos conociéramos. Es molesto, a excepción yo aquí soy la nueva y supongo que tengo que hacerlo.
Volteando los ojos sin que me viera, me presenté. — Buenos días, mi nombre es Samantha Robinson, pero me pueden llamar solo Sam.
— ¿De dónde eres? ¿Y con qué fin estás aquí? — Me interrumpió el maestro.
¿En serio? ¿Con qué fin? Pues con el único. Terminar la secundaria de una sola vez.
— Soy de Florida, estoy aquí para terminar mi último año escolar, y bueno, no me interesa para nada hacer alguna amistad, en lo absoluto, no quiero tener personas cerca de mí, no me interesa la vida de nadie. No quiero saber nada de nadie. — dije seriamente, todos quedaron mirándome estáticos e incluso el maestro —. ¿Puedo sentarme? — pregunté después del silencio que ocasioné. Siento que me pasé de directa.
— Sí claro. Puedes sentarte en cualquier lugar, hay varios espacios vacíos.
— Gracias. — Me dirigí al último lugar, estaba vacío, nada más espero que no se siente nadie a mi lado. Seguido saqué un cuaderno y mi lapicera.
════ ೋ 🌸 ˚⋆。˚✿˚⋆。˚ 🌸 ೋ════
Las tres horas de clases se dieron muy bien, recibía algunas miradas de los alumnos. Creo que fui muy lejos con mi comentario.
Pero era necesario.
La campana del receso se da a conocer, la maestra que nos tocó después de Brown nos ordenó a que saliéramos del salón, ya que la regla en esta escuela, es que ningún alumno tiene que quedarse dentro del salón.
Aunque no quise, tenía que salir, saqué el libro que mi mejor amiga me regaló el año pasado que por algunas razones dejé de leer. Y bueno hoy decidí retomarlo.
Camino por los pasillos, con los audífonos puestos escuchando The lazy song de Bruno Mars. Llegando a la gran cafetería que esta escuela tiene, observo como todos los alumnos se reúnen en grupos, unos están atentos a su celular sin entablar ninguna conversación, otros escuchan música a alto volumen, además, de no ser nada agradable lo que escuchan. En otro lado, grupos de chicas maquillando entre ellas. Y de esos hay muchos más, grupo de chicos sin camisa, los lectores que llevan puestos lentes, etcétera, etcétera.
Me acerco a pedir una torta de chocolate y gracias a Dios que tienen jugo de pera. Lo raro de mí es que puedo comer cualquier fruta menos la pera, pero en jugos prefiero más de pera que de otra cosa.
Ni siquiera yo misma me entiendo.
Agradezco a la señora que me atendió y busco una mesa que esté vacía para poder estar tranquila, sin que nadie pueda molestar.
Encontré una al fondo de la cafetería, me siento y me echo a la boca un pedazo de torta, mientras continúo leyendo.
— Lo que no entiendo es ¿Cómo la directora acepta a una loca antisocial? — dice una chica, es pelirroja tiene unos preciosos ojos verdes, de piel blanca y digamos que es del mismo tamaño que yo, ella viene acompañada de otras dos chicas, ambas de cabello negro, solo que una lo tiene más grande que la otra.
Ahora que lo recuerdo, estas chicas están en el mismo salón que yo.
Quito los audífonos que tenía puestos. — ¿Perdona?
— No quiero tener gente cerca, no me interesa la vida de nadie. — La chica dice lo mismo que yo dije en el salón de clase.
— ¿Quién va a querer estar cerca de ti? — dice otra. — Mírate como vienes vestida.
— La manera en la que yo venga vestida, no es de tu incumbencia. — digo mirándola. — Además de que traigo mejores zapatos que los tuyos, no deberías andar de criticona.
Ella dirige su mirada a sus pies y luego frunce el ceño. — Y siendo así, no necesito de tu opinión, así que por favor no gastes saliva por mí. No te lo he pedido.
Finalizo, esperando a que ellas se alejen y me dejen sola. Tampoco quiero problemas los primeros días escolares. No estoy para eso.
— Pero, mírenla pues. — trato de no darle importancia. Así que mejor decido regresar al salón, aunque sería inútil, de todas formas, estarán ahí.
— ¿Adónde vas antisocial? — Me quita el libro que tenía en mis manos.
— ¡Por favor dame el libro! — trato de quitárselo.
— ¿Tanto te importa? — Me mira esperando una respuesta.
Observo a mi alrededor y muchos están mirando hacia nosotras. — Es muy importante para mí, por favor devuélvemelo.
Ella me da una sonrisa burlona y empieza a deshojar el libro, como si no valiera nada. Sin embargo, a mí me ocasiona un gran dolor en el pecho. Ese libro me importa demasiado.
Recuerdo que aún tengo jugo de pera en el vaso, sin pensarlo tomo el vaso y le lanzo el contenido encima de ella. Aunque sé que no es la mejor manera de resolver las cosas.
— ¿¡Pero eres estúpida o qué!? — dice dejando caer el libro al suelo.
Yo solo me agacho a levantarlo y recogiendo cada hoja arrancada. — Solo soy la loca antisocial.
Volteo para retirarme de la cafetería, dándome cuenta de que todos nos observaban y otros tomaban fotos de lo ocurrido.
El sonido de la campana inunda mis oídos.
— No olviden, que el día de mañana tienen que presentar el avance individual sobre lo que entendieron en la clase de hoy. — dice la maestra, todos respondimos afirmando lo que acaba de decir.
Guardo mis cosas en mi mochila. Y miro como todos los alumnos salen del salón, en especial a una alumna, por la cual me mira con odio, pero ignoro por completo.
Mi celular vibra, suponiendo que es un mensaje.
▬Verónica▬
Verónica: Ya estoy afuera, Sam.
Yo: Ya, estoy en camino.
Verónica: ¡Apresúrate! Sabes que no me gusta esperar.
Yo: ¡Dios! Dale paciencia a esta mujer. 🙏😇
Verónica: 🙄🙄
Guardo mi celular en el bolsillo que traía la sudadera y me tapo con la capucha de la misma. Salgo del salón a paso apresurado y sin querer mi cuerpo choca con uno más grande.
Levanto levemente mi rostro para ver quién es, pero mi celular está vibrando nuevamente.
Madre ¡Por Dios! ¡Cálmate!
Salgo de ahí, sin siquiera pedir disculpas por el golpe. Y menos volteo a ver.
POV DYLAN
En el día de hoy las clases no han estado tan mal, suele pasar que el primer día no realizan clases. Siempre nos la pasamos vagando por los patios o haciendo laberinto en el salón. Pero, este año, los profesores se han empeñado en aparecerse hoy.
Voy en busca de mi hermana a su salón, espero no se haya ido ya.
— ¡Mi amor! — Elisa viene a mí dándome un abrazo y yo la recibo con un apretón en el trasero.
— ¿Te has cambiado de ropa? — pregunto, ya que en la mañana tenía puesto otro.
— Es lindo de tu parte que lo hayas notado. — dice mostrando una sonrisa.
— Le tiraron jugo encima, por molesta. — dice una chica, saliendo del salón entre risas.
— Esa niña estúpida, me las pagará. — dice esta vez de muy mal humor.
¿Qué es lo que habrá pasado? No lo sé. En fin, a lo que venía.
— ¡Am...!
— Aquí estoy Dylan, no hay necesidad de gritar.
— No estoy gritando. — De pronto siento como un pequeño cuerpo choca contra el mío, solo que no le pude ver su rostro, porque se fue de inmediato.
— ¿Nos vemos esta noche? — Me dice Elisa. — No habrá nadie en casa.
Sonrío con picardía. — Espérame en una ropa bien sexy. — Le susurro al oído y esta se estremece. — Ya sabes, cómo me gusta.
— Mejor, te espero en el auto. — Mi hermana no se lleva muy bien con Elisa. Razón ni yo mismo la sé.
Elisa es muy sexy, su cuerpo es increíble y además de ser muy buena en la cama, es linda.
No creerán que soy de una sola mujer. Quien se me mande, ahí estoy, no despreció a nadie, lo bueno se aprovecha de la mejor manera.
Sé que suena patán, pero no hay que desaprovechar lo que Dios me dio.
Además, a Eli no le molesta que esté con otras, después de todo, solo estoy con ella, porque fue ella misma quien me lo pidió. Con la condición de que podía estar con ella y con otras chicas a la vez, siempre y cuando no me enamore de ninguna de ellas. Y eso no pasará, ya que solo son diversión de un rato.
— Amy ¿Te vas?
— ¿Acaso no parece?
— Pero si ni siquiera has saludado a Eli. — Aunque ambas estudian juntas, estoy seguro que ni siquiera se dirigen la palabra.
La mira de pies a cabeza. — Hola. — hace una mueca. Seguido empezó a caminar.
— Espérame, como tú ya sabes. — Le susurro al oído y esta se estremece.
— ¿Nos vamos o no? — dice Amy de brazos cruzados.
— Si, ya voy. — digo siguiéndola. — No te olvides. — Me dirijo a Elisa dándole un guiño. Me despedí y fui detrás de mi hermana
— ¿Qué es lo que has preparado de almuerzo?
— Claro, la señorita viene de la escuela, se da su baño de una hora y media, baja y solo pregunta que es lo que he hecho de almuerzo.
Amy empieza a reírse, como si lo que he dicho fuera cosa del otro mundo.
— En verdad que, si te propones en ser la persona más dramática, lo lograrías. — dice ella sacando la vajilla para poner la mesa. — Además que te quejas, si la cena la preparo yo.
— Solo bromeo hermanita. — Ella me saca la lengua. — He preparado tu comida favorita.
— ¡Tallarines rojos! — conozco perfectamente a mi hermana y sé que le fascinan los tallarines rojos.
— Así es y sin presumir.
— Tú siempre presumes. — dice interrumpiendo.
Atino a solo reír, aunque tiene toda la razón. — Me han quedado deliciosos. Así que provecho.
POV SAM
— ¿Crees que tenga arreglo? — saco el libro dañado, mostrándole a mi madre.
— Sam ¿Acaso ese libro, no te lo dio Lore...?
— Sí. — No le dejo terminar la pregunta. — Una chica, me lo arrebató y lo empezó a deshojar porque sí.
— ¿Entonces no te fue tan bien?
— No y créeme que preferiría las clases en casa nuevamente. Ha sido el peor inicio de clases. — digo cansada.
— Todo mejorará Sam, no te desanimes cariño. — dice mi madre con una voz tranquilizadora. — El libro se puede arreglar y ya verás que el día de mañana todo mejorará.
— Eso espero Verónica. — El día de mañana no podría ser peor. ¿O sí?
©MI AMOR MAS BONITO®
.█║▌│█│║▌║││█║▌║▌║
POR ✩⊱Docebesitos
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro