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𝕮𝖆𝖕𝖎𝖙𝖚𝖑𝖔 16


POV SAM

Este día no ha estado tan mal. Es más, estuvo muy divertido. Continuamos participando en algunos juegos de competición. Buscaba una revancha y por obra del espíritu santo, me enfrenté a Dylan unas cuantas veces más. Y no solo conseguí lo que quería, incluso más. Le gané todas las veces que competimos.

Jugamos a jalar la cuerda, hicimos carreras de sacos, Dylan se tropezaba más veces que los saltos que tenía que dar.

También competimos a quién comía más rápido. Y pues conmigo y con la comida no se juega.

De esas, entre otras competiciones. He terminado super cansada.

— ¡Sam! — Amy entra a la habitación. — La directora quiere que salgan todos, ya empieza la hora de cenar.

— Sí, ahorita voy.

La cabaña en la que nos colocaron es muy linda, la verdad todas lo son. Y ni que hablar del lugar, todo es muy bonito.

Salgo rápidamente de la cabaña y me dirijo al comedor.

Observo a Amy a lo lejos en una mesa. — ¡Ven, Sam! — Me llama con la mano.

Está sentada con las chicas y Luke a su lado.

Antes tomo una bandeja y voy a que la directora sirva la cena.

— Buenas noches, señorita Robinson.

— Buenas noches, señora directora.

Me sirve la cena de esta noche. Junto con una botella de agua.

— Muchas gracias.

Me dirijo a los chicos.

— ¿Ustedes no están exhaustos?

— Como van a estarlo, si no se empeñaron a quererme ganar en todo. — dice Dylan sentándose a mi lado.

Lo miró. — ¿Puedo sentarme?

— De todas formas, ya lo has hecho. — Me echo comida a la boca.

— Sabía que te gustaba comer, pero hoy me has sorprendido. — Le miro con los ojos entrecerrados. Sé muy bien que se está burlando.

— Vale, no dije nada. — levanta sus manos en rendición.

Después de eso la cena se volvió silenciosa. Dylan no volvió a decir nada más.

Las chicas terminaron y se marcharon a la cabaña, ahora me arrepiento no haber ido con ellas. Amy y Luke aún estaban en la mesa, ambos muy cariñosos.

Era algo incómodo porque Dylan aún se encontraba aquí. Esperaba en algún momento que después de cenar se vaya. Pero no.

— Amy, ¿Ya nos vamos?

— Sam no seas aburrida. — Se queja Luke.

Yo miro a Amy y es como si me entendiera. — Es cierto, ya deberíamos ir a la cabaña.

— Pero mi amor.

— Recuerda que las reglas de estar fuera de la cabaña, es hasta las nueve de la noche.

— Quedan diez minutos. Quédate un ratito más.

— No, mi amor. Adiós. — Se despide con un beso.

— Hasta mañana, Sammie.

— Hasta mañana, Dylan.

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Cinco de la mañana.

En mi vida me he levantado a esta hora.

Lo más temprano que me puedo levantar a las siete, siendo la hora de entrada a la escuela 07:30 a.m.

— ¡A levantarse! ¡Chicas! ¡Chicos!

— Que se calle, por favor. — Se queja Sandra.

— Ni mi mamá, me despierta de esa manera. — Me levanto de la cama.

Todas se levantaron al escuchar el megáfono de la directora.

— Hoy tenemos una caminata al lago Gringday. He leído que es hermoso. — dice una de nuestras compañeras.

— Es verdad. — Amy se tira a mi cama desganada.

— Lo bueno es que Luke estará contigo.

Como si fuera arte de magia, Amy salta de la cama. — ¡Tengo que ir a darle los buenos días a mi amorcito!

Todas las chicas reímos por la pose de héroe que puso.

— ¡Puaj! Primero tengo que lavarme los dientes y darme una ducha.

Nos dirigimos al baño.

— Señoritas, buenos días.

— Buenos días, señora directora.

— Creí que no habían escuchado a mi megáfono.

— Era casi imposible no escucharlo. — dice Amy.

— Bien, vayan a asearse y luego van al comedor. El desayuno está listo.

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— ¿Ya llegamos?

— No lo creo Amy. La directora aún no dice nada.

— Es que ya me cansé de tanto caminar.

Llevamos casi más de una hora caminando. La directora dijo que el lugar está cerca, pero no es para nada cerca.

— ¡Ya estamos cerca, chicos! ¡No se desesperen! — habla por el megáfono.

— Ya escuchaste Amy.

— ¡Jóvenes! ¡Hemos llegado! ¡Al hermoso lago, Gringday!

Lo que decían, era cierto. El lugar es precioso. Y ni que dudarlo.

— Espero hayan traído sus carpas.

La directora antes de venir, nos dijo que era necesario traer una carpa, aun así, tendríamos una cabaña para dormir.

— Hoy dormiremos aquí.

Todos parecían muy contentos.

Junto a las chicas, quedamos en que yo solo trajera la carpa, ya que es lo suficientemente grande para las cuatro.

POV AMY

No es posible que a estas alturas de la situación dos personas se puedan perder.

Apuesto que estuvieron discutiendo y fue tan importante la discusión que ni siquiera se dieron cuenta de que se separaron del grupo.

— ¿Nada que los encuentran? — pregunta la directora.

— No.

— La única regla, era no separarse. Lo especifiqué más de dos veces. Para evitar estos incidentes.

— Estoy segura de que los encontraremos.

Hablamos nada más y nada menos que de Dylan y Sam. Los dos nunca pueden estar bien. Si ayer que competían ambos por ver quien ganaba, me imagino como estarán en estos momentos.

Discutiendo porque dirección ir. Típico de ellos.

— Pero ¿En qué momento los perdimos? — dice Luke tomándome de la mano. — Creí que Sam, estaba a nuestro lado.

— Lo estaba, pero Dylan la llamó. Y después no supe de ella.

— Dylan, siempre la mala influencia.

Reí a lo que dijo. — Él siempre. — digo aceptándolo.

Pero hablando seriamente, me preocupan. Son casi las cuatro de la tarde y aún no damos con ellos.

Después de haber llegado al río, hicimos nuestras carpas y algunas actividades en grupo. Luego almorzamos y descansamos un rato. Y después de eso a la directora se le ocurrió darnos un tour por el lugar y bueno en aquel tour se han perdido.

Se perdieron hace casi una hora, después de que me percaté que ni mi hermano ni Sam estaban, di aviso a la directora. Y desde ese entonces hemos estado buscando.

— Ni siquiera podemos llamarlos, la directora dijo que dejemos los celulares.

Era parte de la dinámica, para pasar más tiempo con nuestros compañeros en vez de con el celular.

— Los encontraremos, mi amor. Esos dos no pudieron ir tan lejos.

Eso espero. Ya que, si anochece ellos no tendrán donde dormir y cubrirse por el frío.

POV SAM

Maldito pequeño moco. Todo ha sido su culpa.

La razón por la que estamos a la mitad de todo el bosque, solos. Ha sido la culpa del idiota de Dylan.

— Ya deja de culparme.

— Créeme que no puedo evitarlo. Es por tu culpa que nos perdimos.

— Yo solo quería hablar contigo. No es mi culpa que los demás avanzaran como el correcaminos y nos dejaran atrás.

— Y lo peor es que nos movimos. Debimos quedarnos en el mismo lugar. Por si se percataban de nosotros.

— Pero si tú me dijiste que teníamos que movernos. — dice él.

— Yo no dije tal cosa.

— Claro que sí, Sammie. Y fui yo quien dijo que no nos moviéramos.

— ¡No mientas!

— ¡No mientas tú! — Me señala con su dedo acusador. — Si me hubieras hecho caso, de quedarnos en el mismo lugar, quizás ya estuviéramos con el grupo.

— ¡Ya! ¡Está bien! ¡Fue mi culpa! ¡Ahora deja de acusarme! — Me siento en un tronco.

— Vale, está bien. — Se sienta a mi lado. — Estoy seguro de que nos encontrarán.

— ¿Cuánto tiempo llevamos así?

— Aproximadamente una hora. O talvez más.

— ¿Y qué hora es?

— Cinco y media. — dice mirando su reloj.

— Oh mierda.

— Tranquila, Sammie. Nos encontrarán. — Él se nota muy tranquilo, pero yo no puedo estarlo.

— Anochecerá pronto.

— Aún son las cinco.

— ¿Y crees que el tiempo nos esperará? Pues no.

— Pero veamos el lado positivo. — Él me mira. Y yo lo hago confundida. — Estamos juntos.

Estúpido.

— ¡Dylan, no estamos para juegos!

— Está bien. Está bien. Solo quería que el ambiente mejore.

— ¿Y si no nos encuentran antes que anochezca?

— No seas pesimista, bonita. — Dylan toma mi mano y la besa. Este acto me sorprendió un poco. — Sé que nos encontrarán.

POV DYLAN

Ya anocheció y aún no hemos podido ser encontrados. Tratamos de regresar por donde vinimos, pero nos ha sido imposible. Y creo que nos hemos perdido más.

Observo a Sammie y se ve que tiene frío.

Me quito la chamarra que tenía amarrada a la cintura y se la pongo encima.

— ¿Qué haces?

— Tienes frío, estarás mucho mejor con mi chamarra puesta.

— Tú también tendrás frío.

— No te preocupes. — digo sincero. — Con la fogata que estoy haciendo nos calentaremos un poco más.

— Gracias. — dice ella poniéndose mi chamarra.

— ¡Lo logré! — La supuesta fogata ha prendido. Y eso que creí que no lo lograría.

— ¡Lo logró, señor! — dice Sammie divertida.

— ¡Lo logré! — Le sigo el juego.

Ambos nos soltamos a reír.

— Eso si fue divertido. — dice riendo.

— Aunque no creí que funcionaría. A veces los tutoriales no me salen tan bien.

— Es verdad, a mí tampoco me salen como esperaba.

Un gran sonido inunda el lugar. A decir que fue el estómago de Sammie.

— ¿Tienes hambre? — Ella asiente.

— Nunca he pasado tanto tiempo sin comer.

— Si quieres, voy a buscar un animal...

— ¡Dios, no! — Me interrumpe.

— Ni siquiera me dejas terminar.

— Sé lo que dirás, así que no. Prefiero seguir con hambre.

— Vale. — Suelto una risa. — No cenaremos rata.

— ¡Dylan!

Empecé a reírme por la expresión que Sammie ponía.

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La noche se ha tornado muy fría. Pero gracias a la fogata que hice nos mantiene calientes.

— ¿Estás bien? — pregunto después de acostarme al lado de Sammie.

— ¿Has visto las estrellas está noche? — dice señalando el cielo. — Están preciosas.

Observo y ella no se equivoca.

Solo estoy en silencio. La vista es preciosa y a su lado se pone mejor.

Sammie, siento el haberme alejado. Te extrañé.

Era lo que quería decirle, pero sentía que las palabras no me salían de la boca.

— Sammie, yo... — La apuesta tiene que seguir. No debo tirar la toalla.

— Sí, Dylan.

— Yo lo siento mucho. En verdad.

— ¿Lo sientes? ¿Por qué?

— Si, por alejarme.

— No pasa nada, Dylan. Ha pasado mucho tiempo. — Ella se acomoda. Y como no, si no se siente nada bien estar acostado entre las ramas y piedras.

— Sí, que si pasa. Tú me dijiste que para ser amigos. Pero yo en verdad... Yo no lo podía aceptar. Mis sentimientos hacia ti son sinceros. — ¿Sinceros? ¿En serio? Ya no sé ni que pensar de mí mismo.

Sammie toma asiento. — Dylan, yo te he dicho que...

La interrumpo. — Sí, sí. Lo sé. Que no quieres nada. Ni conmigo ni con nadie. Pero no puedo aceptar que seamos amigos. Tú me gustas y lo que no quiero contigo es ser amigos. No puedo aceptarlo.

— Dylan, yo tengo mis motivos.

— Hazme, parte de esos motivos. Quiero ser parte de tu vida.

Lo que digo es verdad, pero si Sammie se llegase a enterar de todo la perderé, no solo su amistad, sino que no tendré una oportunidad con ella.

Se abraza así misma. — No es tan fácil como lo dices.

— ¿No te ha ido bien en el amor? ¿Verdad? Por eso temes a enamorarte de nuevo.

Sammie no articula ningún sonido.

— Te entiendo. Yo también estuve realmente enamorado de una niña, diría que lo hice como con ninguna otra. — Ella me mira escuchándome atenta. — Pero pasó algo inesperado que nos separó y que nunca más nos volvimos a ver.

— ¿Y por eso que te gusta hacer daño a las chicas?

— No es que me guste. Ellas son las que quieren algo serio y desde que dejé de ver a aquella niña. Me prometí a no abrir mi corazón nunca más.

— Y entonces. ¿Por qué...?

— ¿Por qué contigo? — termino por ella. — Porque en ti, veo aquello que no veía hace mucho tiempo. — En eso no mentía. Aquella era la razón por la cual me alejé. No porque no quería ser su amigo. Estaba pensando en mí y en el comportamiento que estaba teniendo.

Y a pesar de que la apuesta está por encima de todo, eso no cambia nada.

Ella tiene la misma mirada de esa niña, de la niña que me enamoré cuando era pequeño.

Y si no me daba mi tiempo para pensar, la apuesta no seguiría su curso. Talvez debería pensar en ambos y no solo en mí, porque Sammie será la más afectada.

— Siento que hayas sufrido por aquella niña. Pero no soy ella. Y no quiero que te aferres a mí como si lo fuera.

Suelto una risa. — Sé que no eres ella. Tú eres muy diferente, tú aún estás aquí conmigo. No te has ido.

🍒

¿Quién habrá sido aquella niña?

¿Creen que lo que le pudo pasar a Dylan es razón, para que se comporte de esa manera?

Los leo.

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