𝕮𝖆𝖕𝖎𝖙𝖚𝖑𝖔 10
POV SAM
— Sam, ¡Llegarás tarde a la escuela! ¡Otra vez! — escuché a mi madre decir mientras tocaba la puerta como loca, como lo hace casi todos los días.
— ¡Ya estoy despierta! ¡Deja de tocar así, por favor! — miro el reloj de mi mesita de noche, es un cuarto para las siete.
La puerta por fin dejó de sonar, me levanté y fui a darme una ducha corta. Mientras estaba buscando que ponerme, ya saben pantalones y poleras con el doble de mi talla, mi celular recibió un mensaje, pero no presté atención.
Bajé por las escaleras. Mi madre estaba en la cocina, hermosa como siempre y lista para ir a trabajar.
— Buenos días, Verónica. — Le digo dándole un beso en la mejilla.
— ¿No dejarás de llamarme por mi nombre verdad?
— Creí que ya te habías acostumbrado. — dije mientras me echo un bocado de ensalada de frutas que ella había preparado.
— No pierdo las esperanzas. — dice sin ganas. Me pongo de pie y me acerco a ella.
— Sabes lo mucho que te quiero y que te llame Verónica no cambia mi amor por ti, mamá. — Le doy un beso y ella me dedicó una sonrisa.
Mi celular volvió a sonar.
▬Eduardo▬
Eduardo: Buenos días, preciosa.
Eduardo: Sam, sal afuera.
No entiendo, miro a mi madre y ella está con una sonrisa viéndome.
— Deberías salir. Tu padre te espera.
Le obedezco y al abrir la puerta, mi padre estaba afuera.
— ¿Qué haces aquí Eduardo? — gira los ojos.
— Acaso no puedo venir a visitar a mi única hija.
— Pues sí, pero no pensé que sería hoy.
— Necesito que cierres los ojos Sam.
— ¿Para qué?
— Ciérralos y punto. — ordena y yo obedezco.
Cerré los ojos, estaba nerviosa. En eso escucho un sonido.
— Eduardo ¿Qué es? — pregunto emocionada. — Si es lo que estoy pensando, prometo no comer helado por una semana.
Ahora pensándolo bien, siento que me arrepentiré de eso.
— Espero cumplas tu promesa Sam. — dice mi madre y adivinaría que se está riendo, aunque no pueda verla.
— Está bien Sam, puedes abrirlos.
Abro mis ojos emocionada y casi lloro al ver lo hermosa que es.
— ¡Sorpresa! — dice papá. Corro hacia él en busca de sus brazos, él me abraza fuerte y de igual manera lo hago yo.
— Es la moto que me pediste cuando cumpliste diecisiete.
— Lo sé papá, ¡Muchísimas gracias! — chillo de emoción.
— Me dijo papá ¿Lo escuchaste Verónica? — dice hablándole a mi madre.
— Cuando le conviene. — responde ella desde el umbral de la puerta.
— Es justo, la que yo quería. ¡Eres el mejor! — Lo lleno de besos en todo su rostro.
— Te dije que no estaría en tu cumpleaños dieciocho, así que decidí dártela antes. — dice entregándome las llaves.
— Eres increíble. — Lo abrazo nuevamente.
— Ya cariño debo irme, mi viaje es mañana y debo prepararme.
— ¡No dejaré de agradecerte, muchas gracias, muchas, muchas, muchísimas gracias! — continúo besando su rostro.
— Soy el mejor papá, lo sé. — dice haciendo una reverencia.
Sonrío ante su acción. — Claro que lo eres.
— Me tengo que ir cariño.
— Espero tengas buen viaje papá. Por favor no dejes de comunicarte.
— Gracias, pequeña prometo no dejar de hacerlo. Cuídate mucho ¿Sí? Y recuerda que siempre estaré para ti. — dice mostrándome su meñique en señal de promesa.
Esa acción me hace recordar las veces que él y yo hacíamos promesas.
Inicio del Flashback
La pequeña Sam junto a su padre estaban en el auto esperando a Verónica la madre de la niña. Ella apenas tenía cinco años.
— Edualdo, polque talda mucho Velónica. — Sam aún no sabía pronunciar la letra R.
— Mi princesa, soy tu papá y Verónica es tu mamá.
Debes llamarnos pa- pá, ma- má. — Le decía Eduardo a su pequeña hija.
— Edualdo, Edualdo. — repetía Sam con diversión.
— Escucha prométeme no llamarnos por nuestros nombres a partir de hoy. — A la niña no le gustó eso, pues a ella les gustaba hacerlos renegar.
— ¡No! Siemple los llamalé así.
— Samantha Robinson, dame tu dedo meñique.
— No me llames pol mi nomble completo. — hace un puchero y se cruza de brazos. — No me gusta.
— Vamos pequeña dame tu dedo meñique. — La niña obedeció.
Eduardo une su meñique y el de la pequeña Sam.
— ¡Repite conmigo!
— No volveré.
— No volvelé. — repetía.
— A llamar a mis padres por su nombre.
— A llamal a mis padles pol su nomble.
— Muy bien pequeña. — sonrió Eduardo.
— Muy bien pequeña. — Le repitió Sam.
Eduardo ríe sin saber que Sam había cruzado los dedos, durante toda la promesa.
— Adiós Eduardo, cuídate mucho. — Le grité a mi padre mientras subía a su auto con la otra persona que trajo mi moto.
— Adiós Sam, Verónica cuida bien de nuestra niña. — dijo despidiéndose.
— Lo haré, Eduardo. Que tengas buen viaje. — Se despide mi madre.
— Verónica, ¿Qué te parece? ¡A poco no está preciosa! Y viene con mis colores favoritos
— Son bonitos los colores.
— ¿Solo eso dirás? — asiente y entra nuevamente a la casa.
Entré a la casa en busca de mis cosas.
— Me voy a la escuela Verónica. — Le digo despidiéndome con un beso en la mejilla.
Salgo nuevamente y me subo en la moto colocándome el casco, la enciendo y arranco.
¿Qué cómo aprendí a manejar? Pues viendo tutoriales en YouTube. Solo tenía que poner en práctica mis aprendizajes.
Cuando mi madre se da cuenta sale corriendo. Solo le escuché decir.
— ¡Samantha, aún no tienes tu licencia de conducir!
— ¿Es un regalo por tu cumpleaños número dieciocho? — pregunta Amy.
— Sí. — digo aún sin superar el regalo de mi padre.
— ¿Y cómo es que sabes manejar?
— Silencio chicos. — Entra la maestra al salón.
— Viendo videos de YouTube. — susurro.
— Tengo un comunicado, las clases de las primeras horas serán suspendidas. — Todo el salón empieza festejar. — Tranquilos, chicos. La directora dio la orden de que todos vayan al campo, las chicas del equipo de fútbol jugarán hoy la semifinal. Y quieren que vayan a brindarle su apoyo.
Nuevamente todos celebran. Las chicas se han esforzado bastante para llegar a la semifinal y aunque en los juegos anteriores no hemos apoyado, es merecido que hoy lo hagamos.
La maestra da la orden de salir, guardo mis cosas y solo saco mi celular, para luego cerrar el salón con seguro.
POV DYLAN
Estoy en el campo de la escuela, las primeras clases han sido suspendidas.
Estamos en temporada de olimpiadas en la ciudad y las chicas de la escuela están compitiendo contra la "Preparatoria Lincoln"
Aquí las chicas son las que compiten en estos tipos de juegos y sin presumir, nuestras compañeras son las mejores. La directora suspendió las clases, porque es la semifinal y teníamos que apoyar.
Estoy junto a Cristian, su enamorada es una de las jugadoras
— ¡Vamos Miranda! — grita él.
— ¡Tú puedes Miranda! — continuo. Ella es una compañera de salón y me llevo muy bien.
Se estarán preguntando si me acosté con ella, pues no. Miranda ha estado con Cristian desde hace mucho tiempo y yo no soy de meterme en las relaciones de mis amigos. Soy de las personas que respetan los códigos de amistad. Y esa es mi ley.
La única vez fue con una chica que era novia de mi ex mejor amigo, pero yo no sabía nada de su relación. Este se molestó mucho y me dejó de hablar, hasta el momento es así, nos vemos muchas veces en el receso, pero no nos dirigimos la palabra.
— ¿A que no sabes quién vino en moto lineal hoy? — Me pregunta Cristian.
— No, ¿Quién?
— ¡Sam Robinson! ¡Tú apuesta!
¿Sammie en una lineal? Ver para creer.
— No lo creo.
— Créelo, todos hablan de eso. — asiento a lo que dice.
Estamos cerca del final del primer tiempo, una jugadora de nuestro equipo da un paso largo a Miranda, ella recibe el balón y con astucia evade a tres jugadoras del equipo contrario. Está se pone a un lado de la portería y patea directamente al arco, dejando tirada a la portera.
— ¡GOOOOOL! — Todos en la tribuna se ponen de pie y empiezan a gritar y a brincar de alegría.
— ¡Miranda! ¡Miranda!
El narrador del partido comienza a hablar. — Ese fue un gol fenomenal, ha dado la esperanza de que la preparatoria "THE SKINNER SCHOOL" tenga la posibilidad de llevar un paso adelante en el segundo tiempo. ¿Seguirá así este resultado 1 - 0? — Ninguno puede dejar la emoción de lado. — ¿O la preparatoria Lincoln cambiará los resultados? Esto lo veremos en el segundo tiempo.
Le escribo a Sammie para hacerle recordar sobre nuestra cita.
▬Bonita▬
Yo: Hola, bonita... 😙
Bonita: ¿Qué quieres? 🙄
Yo: ¿Estás en el campo?
Bonita: Sí, sí. Ajá.
Yo: Quedan tres días para nuestra cita.
Bonita: ¿Cita? ¿Cuál cita? 🙄💩
Yo: Sammie, me dijiste que saldríamos el sábado ¿Acaso me mentiste?
Bonita: Jajaja sí. 🙊
¿Me mintió? A veces pienso en ya dejar todo esto, pero Dylan Donnet nunca se rinde, así que no me rendiré.
Haré lo posible para conseguir lo que quiero.
— ¿A dónde vas? — pregunta Cristian.
— Luego regreso, tengo algo que hacer. — respondo.
Me dirijo al estacionamiento y busco la moto de Sammie. No tuve ninguna dificultad porque era la única moto que hay.
Estuve buscando una falla para que no encienda su moto, hasta que la hallé. Sé mucho de estas cosas, veo tutoriales en línea. Así que estoy seguro de que funcionará.
— Ahora solo esperar a que acabe el juego y Sammie tenga que volver a casa. Le ayudaré a arreglarla a cambio de una cita conmigo.
Todo esto es un plan estúpido, pero confío en mis habilidades de que resultará.
POV SAM
— ¡Ganamos! — dice Sandra muy contenta.
— Si, las chicas lo hicieron muy bien. Ahora esperar la final. — continúa Carolina. — ¿Vamos por un helado?
— No chicas, yo debo irme a casa. — respondo.
— ¡Esperen! ¿Escucharon eso? — dice ella.
— ¿Qué? — preguntamos.
— Sam Robinson, le ha dicho no al helado.
— He prometido no comer helado por una semana. — digo levantando los hombros.
— No lo creo, tú dejaste el helado por una semana. Ese es un gran logro, amiga.
— Ya no se rían, luego de que pase la semana, comeré helado a más no poder.
Todas ríen y yo también lo hago.
— Me voy chicas. — Ellas asienten. Y nos despedimos.
Me dirijo hacia el estacionamiento.
Me subo a la moto, pongo la llave y giré para que esta se encendiera, pero no fue así.
— Pero ¿Qué pasa? — hice la misma acción de antes y no obtengo ningún resultado.
Me bajo molesta, no entiendo. Que pasa. En la mañana estaba muy bien cuando venía para acá.
— ¡Enciende maldición! — empiezo a golpear el asiento.
— ¿Por qué golpeas la pobre moto, bonita? — Es Dylan, di un pequeño salto porque creí que estaba sola.
— ¿Qué haces aquí?
— Es el estacionamiento, vengo a buscar mi auto. — responde con obviedad.
— En fin, no me interesa.
— Está increíble la moto, pero ¿Por qué la golpeas?
— ¡Porque no quiere encender! — levanto la voz.
— Ya veo, pequeña Sammie.
Giro los ojos. — No me llames pequeña.
— No te molestes, me gusta como suena. — dice levantando los hombros.
— Imbécil.
— Sin insultos, por favor. — responde —. Déjame echarle un vistazo. — dice acercándose a mi moto.
— No necesito tu ayuda. — Me cruzo de brazos impidiendo que se acercara.
Dylan rueda los ojos. — ¿Por qué no quieres que te ayude? — pregunta.
— Porque no necesito tu ayuda. — respondo.
— ¿Segura? — asiento con la cabeza. — ¿Me tienes miedo Robinson? — pregunta con una sonrisa.
Solté un bufido. — ¿Yo tenerte miedo a ti? — solté una carcajada. — ¿Acaso eso no te quedó claro, cuando te rompí la nariz? ¿Lo recuerdas?
— Ya me quedo claro y gracias por hacerme recordar que fui el hazme reír por una semana. —responde.
— Que bueno, que lo tengas claro y de nada.
POV DYLAN
— Sammie, ¿Quieres salir conmigo el sábado por la noche? — pregunto algo nervioso. Aunque ya le había hecho esa pregunta varias veces.
— No Dylan, no salgo con chicos como tú. — responde intentando encender la moto.
— ¿A qué te refieres con chicos como yo? — Le pregunto con una sonrisa divertida —. ¿Apuestos? ¿Sexys? ¿Musculosos? — pregunto mientras me señalo a mí mismo.
— No. — contesta —. Chicos mujeriegos, que lo único que buscan en una mujer es lograr llevársela a la cama, y después de eso, todo bien gracias. — dice fría.
— ¿Quién dijo que quería llevarte a la cama? — pregunto —. No eres mi tipo.
— Eres un idiota.
— Y tú una fea.
Obvio que no es fea, Sammie es hermosa muy muy hermosa, solo que a veces me saca de quicio.
— ¿Ah sí? — pregunta divertida. — ¿Soy fea? — vuelve a preguntar.
— Sí, lo eres. — respondo
— Y si soy fea ¿Por qué carajos me estás invitando a salir? — pregunta cruzándose de brazos.
No sabía que contestar, me quedé en silencio unos segundos.
Suelto un bufido. — ¿A quién engaño? — contesto.
Ella sonríe ante mi comentario.
— Sammie, probablemente eres la chica más testaruda, difícil y renegona que he podido conocer, sin olvidar que eres la chica que come más helado que estoy seguro que nadie alcanzaría tu récord. Además de ser insoportable. — Ella frunce el ceño. — Pero no puedo negar que eres sexy, a pesar de que llevas ropa holgada me encantas y eso te hace más hermosa de lo que ya eres. Eres interesante y cautelosa. — sonrío coquetamente y ella sonríe burlona.
— Ajá, gracias. — dice arreglándose un mechón que estaba deslizándose por su rostro.
— Entonces ¿Saldrías conmigo? — pregunto por enésima vez.
— No. — contesta.
— Si no sales conmigo. No te ayudaré a arreglar tu moto. — dije, que no me rendiré tan fácil.
— No necesito tu ayuda, es más llamaré a mi madre para que venga por mí. — contesta. — Querido, hay que darle solución a todo.
Ella saca su celular y marca llamando a su madre.
— ¿Verónica?
— Sí, se que estás en tu trabajo.
— Pero necesito que vengas a recogerme.
— ¿Cómo que no puedes?
— Por favor.
— Entonces ¿Viene o no? — pregunté enarcando una ceja.
— ¿Quieres callarte?
Ella guarda su teléfono y vuelve su vista hasta su moto e intentó encenderla nuevamente.
¡Oh no intento fallido!
— Yo creo que si necesitas ayuda.
Ella bufa. — De acuerdo —. dice rendida.
Sonreí. — Pero ahora no será tan fácil, bonita —. Esta rodó los ojos.
— ¿Ahora qué quieres?
— Quiero que me digas "Dylan eres el chico más guapo que he conocido. Eres tan perfecto que estoy enamorada de ti." — dije imitando la voz de chica —. Y luego saldrás conmigo.
— ¡¿Qué?! — exclama sorprendida. — ¡Ni lo pienses! — dijo decidida. — No diré, toda esa mierda que has dicho. Es una estupidez.
— Entonces te quedas sin moto, y yo me iré a casa. — volteo para emprender camino.
Escucho un suspiro de su parte. ¿Lo he logrado?
— De acuerdo. — dice de mala gana.
Volteo a mirarla y me acerco más a ella.
— Comienza. — dije con una sonrisa. ¡Esto será divertido!
— Dylan eres el chico más guapo que he conocido. Eres tan perfecto que estoy enamorada de ti. — dijo todo tan rápido que ni la logré escuchar bien.
— ¡Oh vamos Sammie! ¡Puedes hacerlo mejor! Anda, dilo más lento. — dije apretando mis labios para no reír.
— Sabes cuánto te odio ¿Verdad?
— Lo sé, ahora dilo.
— Que te quedé claro que solo lo hago para que enciendas mi moto de una maldita vez. — asentí y hago señas con mis manos para que empezara. — Dylan eres el chico más guapo que he conocido. Eres tan perfecto que estoy enamorada de ti. — dijo mucho más despacio.
No pude contener las ganas de reírme, que solté una risotada.
— ¿De qué te ríes idiota? — pregunta molesta.
— Es que nunca pensé... — No podía hablar debido a mis carcajadas —. Nunca pensé que lo harías. — dije intentando buscar aire debido a que me faltaba por mis risas.
— Vete a la mierda Dylan, me largo. — dijo molesta.
— Ya, espera no te vayas. — dije calmando mi ataque de risa —. Te ayudaré.
Rueda los ojos. — Hazlo entonces.
Me acerco a la moto y hago los mismos movimientos que hice en la mañana y logro encenderla.
— ¿Cómo lo hiciste?
— La estabas encendiendo mal. — mentí.
— Eres un tramposo, así no se vale. No te costó nada solo decirme que lo haga de la manera que tú lo hiciste, si serás idiota. — dice —. En fin, muchas gracias. — continúa mientras se pone el casco.
— No tendría sentido. Entonces ¿Nos vemos el sábado? — Le pregunto esperando, a que diga que sí.
— Supongo que sí.
— ¿A qué horas, paso por ti?
— Yo te aviso. — Sammie, arranca la moto. — Adiós.
©MI AMOR MAS BONITO®
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POR ✩⊱Docebesitos
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