Capítulo 3
Era una noche fresca, solitaria, me encantaban ese tipo de noches, era el tipo de noche que me hacía recordar mi pasado, me encontraba sentada en el mismo lugar donde Abrecht me convirtió en el triste ser en el que soy ahora, desde entonces todo ha cambiado tanto, en ese entonces no había carreteras, luces, ni las grandes urbes, me encantaba observar las noches estrelladas y como me transportaban a otro lugar...
Abrecht interrumpió mis pensamientos.
—Juliette... siempre te he comentado que nunca te enamores de un mortal, pero nunca te he dicho la realidad de por qué te lo he pedido...
Pareciera que el destino supiera lo que estaba a punto de suceder en mi oscura vida, o él, como si tratara de advertirme... con un ¡Por favor no lo hagas!
—Espero que por fin tengas la confianza de contármelo, nunca me enamoraría de un mortal porque no quiero volver a despedirme de alguien más —Siempre he creído que el peor sentimiento es extrañar a alguien.
—sabes... yo amaba a tu madre pero entonces conocí a una mujer misteriosa a la cual veía cada noche a cierta hora, no sé por qué no me llamaba la atención una señorita con educación no saldría a altas horas de la noche pero ella me encantaba su piel blanca a punto de transparentarse, su cabello negro, sus ojos azules en los cuales me perdía, me enamoré y es por eso que rompí el compromiso con tu madre, ella era Amaya, su olor me extasiaba, me volvía loco, quería abrazarla besarla y de pronto me dió un abrazo y me di cuenta que tipo de cosa era ella, si; era hermosa pero me convirtió en algo que yo no quería, y la odié, la odié como no tienes idea, como se puede odiar a quien mata lo que más amas en el mundo, como odias a quién te ha dicho que te ama y realmente no lo ha hecho, ella me mato a mí, pero mató también lo que sentía tu madre por mi, y en ese justo momento recuperé la cordura pero nada podía hacer, viví un tremendo dolor cuando vi a tu madre casarse, meses después te tuvo a ti, y yo siempre desee ser tu padre... cuando creciste me la recordabas tanto, sabes eres en apariencia idéntica a ella, solo que los sentimientos que despiertas en mi son muy distintos, son de un padre a una hija, discúlpame por haberte creado en lo que eres pero no podía vivir solo en este mundo y verte apacigua mi dolor ante esta condena
Así que si algún día me llegase a enamorar de un mortal lo tendría que dejar morir con mi más profundo dolor como vi a Ian. A todos nos ha dolido amar a alguien y quizá esta no sería la excepción pero ¿qué importaba? no me pensaba enamorar de un mortal ¿los podía ver de alguna otra forma? Ya había pasado mucho tiempo ya no tenía sentimientos hacia los mortales los siglos habían despertado en mi cierto rencor hacia ellos pero también había una parte mortal en mí que me hacía amarlos y todo lo que hacían, ¡pero no!, yo ya no soy mortal no les debo de tener consideración ya hay más vástago en mi cuerpo que un mortal. Tenía sentimientos encontrados, eran muy inferiores a nosotros, así de fácil no me podría enamorar de un mortal, estaría loca, estaría contra mi sociedad, era además ilógico, porque además, éramos muy cercanos a la reina de nuestra sociedad, y de alguna manera sentía una lealtad hacia ella.
Después de una larga plática con Abrecht, de que me abriera después de algún par de siglos sus sentimientos, esa noche en especial me sentía más sola que nunca, recordé a Ian y como lo extrañaba; esos ojos color café, el murió hace tanto que lo único que recuerdo es su mirada que en ocasiones sigo viendo en sueños y me piden desesperadamente que vuelva, pero ya no existe... no es más que cenizas... mi cabeza no podía entender por qué tenía esos sueños como aquellos de niña en los que veía a Abrecht. Iba tan metida en mis pensamientos que no me di cuenta que un joven venía de frente a mí y choqué con él.
—Disculpa te vi muy ensimismada en tus pensamientos que no quise interrumpir pero creo que no tenía otro lugar para poder seguir caminando — lo observo detenidamente, soy buena con las caras, y no, definitivamente esto no puede estar pasando, su cabello rizado, su piel apiñonada, las mismas pecas que resaltaban de su nariz esos grandes ojos cafés, debo estar soñando, él, él murió hace años, yo, yo lo vi morir. —Alguien como tú no puede estar sola a esta hora, lo digo porque, es muy peligroso este rumbo ¿Lo sabes no? —pregunta
—Lo siento, venía tan distraída que no noté que venías —trato de alejarme, mientras intento explicarme, si no fuera porque sé que no estoy loca, juraría que es Ian el que está frente a mi.
—¿A dónde te diriges? — Parece preguntar insistentemente— ¿Quieres que te acompañe a algún lugar? No puedes estar aquí sola
—No sabía—respondo quiero alejarme de él, pero pareciera que mis pies no quieren responderme— solo salí a caminar un momento sabes tengo algunos problemas y es por eso que iba perdida en mis pensamientos, pero prometo que no volverá a suceder. —miento
Lo observo, es tan hermoso, pero mortal simplemente eso, demasiado para ser real me quedo estupefacta viéndolo, sus ojos parecen esclavizarme a él.
—¿y cómo te llamas? — pregunta y parece buscarme la mirada
—Juliette — contesta más rápido mi boca antes que mi pensamiento logre detener la respuesta en mi boca
—bonito nombre bonita persona el que lo posee—
Sigo atónita, no puede ser él, una combinación de una loción masculina y su sangre llegaban hasta mi nariz, me hacen recordar lo que soy, sus labios rosáceos y una hermosa sonrisa; tan hermoso, y pensar que su belleza terminará, no es como yo, es más ni siquiera entiendo cómo es que está aquí
—Yo me llamo Alexander.
—Me gusta el nombre— pienso y lo sigo observando, es como si me hubiera quedado hecha una estatua, me sentía en paz, como con Ian, mientras mi cabeza recordaba que yo lo había visto morir, él no puede estar vivo ¿Existirá la reencarnación? Intento mofarme pero recuerdo que soy un maldito vampiro tomo la fuerza suficiente y doy la media vuelta, siento que me toma del brazo
—Te acabo de encontrar y ¿ya piensas irte? —pregunta
—Si— respondo sin siquiera voltearlo a ver
—¿Dónde te puedo encontrar? —sonrío y giro a verlo, mis ojos verdes se pierden en sus ojos cafés.
—Si el destino nos quiere unir de nuevo, lo hará, buenas noches —me suelto de su agarre y mis tacones se escuchan alejarse de él en ese frío callejón
Alexander de la nada me revitalizó, como si fuese una dosis de vitaminas en mi vida, no entendía por qué, su presencia, en ese instante me había llenado, y hubiese llenado un hueco en mi corazón, pero había un pequeño problema, ¡era mortal!, y yo una vástago, en nuestro mundo... ellos son solo nuestro entretenimiento y nuestra cena.
Esa tarde volví a tener ese sueño Ian me pedía que por favor regresara, pero se sentía diferente ya no pensaba en él como Ian, si no como en Alexander, estábamos en aquel río donde solíamos ir a platicar me tomaba de la mano, y yo me sentía viva de nuevo, era otoño los arboles de las hojas se encontraban en el piso, recuerdo que amaba pisar descalza las hojas y sentir como se rompían debajo de mis pies. Alexander veía encantado como corría sobre las hojas. Un trueno interrumpió la caminata y una tormenta amenazaba con llegar. La lluvia cayó estrepitosamente, Alexander me cubrió con una gabardina me volvió hacia él y sus labios rozaron los míos. Justo en ese momento desperté.
Trataba de entender lo que había sucedido en el sueño, lo acababa de conocer y tenía un sueño algo tormentoso, me sentía distinta, enamorada de la soledad; En ese momento tocaron la puerta, fui a abrir. Para mi sorpresa era Alexander quien tocaba.
—Hola buenas noches, espero que me pueda ayudar en algo – decía mientras sacaba algo de un portafolio levanta el rostro mientras me mira desconcertado— así que el destino nos unió de nuevo—sonríe— ¡qué raro! sabes, no iba a tocar pero decidí que esta casa fuera la última a la que le mostrara los libros que ando vendiendo, estudio para ser escritor y andamos mostrando algunos libros que nosotros hemos escrito para poder solventar nuestros estudios, quien lo diría. ¿Podemos platicar?
—Si, claro — otra vez mi boca respondiendo antes que mi cerebro. Pero no pude negarme a su petición, ¡en el fondo quería estar con él!
—¿Y qué hacías Juliette? —pregunta
—Dormía no me he sentido bien los últimos días así que me recosté un rato. —miento es obvio que no voy a decir, fíjate que no puedo salir de día porque me convertiría en cenizas así que decido esconderme de la luz del sol, porque soy un vampiro, si esos mismos de los libros y las películas.
—¿Y qué síntomas tienes? — parece inspeccionarme mientras toma mi muñeca intentando demostrar que sabía algo de primeros auxilios —Déjame ver... pareciera que no tienes ni siquiera pulso —ríe tratando de disimular que realmente no tiene ni idea que hacer
—No, no te preocupes — digo mientras quito mi mano rápidamente — sabes tengo una enfermedad del corazón, lo controlo con medicamentos es por eso que se siente tan débil mi pulso pero en realidad no es nada y dime, ¿Qué escribes? —trato de evadir el tema de mi "delicado estado de salud"
—Pues soy un romántico empedernido, historias de amor, de esas que duran para siempre como los cuentos de hadas, lástima que en la vida real no sea así ¿verdad?, de hecho digamos que en mi vida sentimental no tengo mucho que contar ¿ y tú a que te dedicas?
- Pues de todo un poco —sonrío — artista, música en específico, toco el violín —hace un gesto de sorpresa
—Perfecto, así que ambos somos artistas, yo escribo, tú tocas música, creo que podemos entendernos ¿Cómo te sientes en estos momentos?
—Bien gracias —respondo
—bueno —toma mi mano, siento un ligero cosquilleo, lo observo, me sonríe, ¿Vamos a dar un paseo? —asiento aunque sé que no debería...
Sabes... lo sabes... en cuanto conoces a alguien sabes que podrás perder todo el juicio por esa persona, sabes que terminarás con un corazón roto, pero aún así, intentas convencerte... esta vez no será así... puedo intentarlo, él es solo la cena, intento repetir en mi cabeza.
Estar con él se sentía bien, había olvidado de pronto quien realmente era.
Caminamos sin destino fijo, me platicaba acerca de él, de sus estudios, que siempre le había llamado la atención la literatura y que desde muy pequeño sabía que quería ser escritor.
—Mi sueño es ser un escritor reconocido en todo el mundo. ¿Y el tuyo? —me pregunta
—No sé— hacía mucho que no me había puesto a pensar sobre eso – pensaba que tenía la vida comprada, ¿por qué ponerme a pensar sobre eso?
—Seguro tienes alguno.
—Quizá no es tan espectacular como el tuyo... sueño con conocer la aurora boreal — si bien era un espectáculo nocturno, el hecho de viajar no era tan sencillo como pareciera para nuestra especie, sobre todo cuando eres muy arraigada al lugar de donde eres, y si seguramente muchos de ustedes pensarán, tienes dinero, juventud, absolutamente todo, ¡A veces uno es tradicionalista! Lo siento.
—Interesante fenómeno natural.
—Ha de ser impresionante verlo, te imaginas... la noche cubriéndose de ondas que vienen desde el sol.
—Sabes, cuando sea un escritor famoso y gane mucho dinero con mis escritos, te llevaré a conocer la aurora boreal. – toma mi mano mientras caminamos, observo como gira su rostro hacia mí como si esperara alguna reacción mía
Ese chico me atraía, sus rizos despeinados parecían estar acomodados en el lugar perfecto, su nariz respingada, era mucho más alto que yo, y me hacía sentir ilusionada, un poco más completa, como si mi alma supiera que le hacía falta algo en la vida, y estaba ahí él haciéndose parte de mí.
Y así pasaron una y varias noches, él estudiaba por la mañana y trabajaba en las tardes entonces solíamos vernos a altas horas por eso nunca sospecho nada de mí. Trataba de evitar compartir con él las noches, pero siempre lo terminaba haciendo, se estaba volviendo mi necesidad, me sentía viva de nuevo era una forma de salvación porque me estaba sintiendo cada vez más sola en mi mundo pero al fin y al cabo no era más que una forma de entretenimiento porque él era mortal, y yo un vampiro, y simplemente no me podía enamorar de él o más de lo que ya estaba, el amor es así, es un veneno que entra a tu sangre y se carcome poco a poco tu vida, así él había llegado a la mía de pronto y se había vuelto mi vicio mi propio veneno, el hombre del que me estaba enamorando pero era necesario dejarlo, no quería verlo morir y no podía convertirlo en vampiro porque me odiaría el resto de la eternidad, y nadie podría saber que estábamos saliendo porque sería su fin... pero mientras él no supiera quien realmente era yo, no correría ningún riesgo, no es como que estemos alejados totalmente de los mortales, únicamente no saben quiénes somos en realidad.
¿Qué pasaría si me terminaba enamorando más de Alexander? Abrecht se decepcionaría de mí, él me dio esta vida, y si no hubiese sido por él no lo conocería, yo estaría en otro mundo, ahora me encontraba en un gran dilema lo quería cada vez más y quería estar con él; tendría que renunciar a lo que he vivido durante este último siglo o convertirlo en vampiro, amarlo en secreto aunque él me odiara, ninguna de las dos opciones me sonaba agradable.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro