Caminaba a la plaza, que quedaba a la vuelta de mi casa, y llevaba conmigo un libro, para leer y desconectarme de todo un rato.

Escuché la lectura en mi mente y el viento, que me hacía compañía. Leía con entusiasmo una novela y me intrigaba más por saber que pasaría en el siguiente capítulo.

Miré las nubes, y sin darme cuenta, él se me acercó...

Me miró leer, y yo concentrada, se sentó junto a mí y me observó intenso.

Cambié de página y él observándome, yo de pronto me volteé y lo vi junto a mí. Él me asechó con sus profundos ojos celestes, y yo lo miré sorprendida.

Sentí aquel amor tan fuerte por él, y nerviosa, cerré el libro y sentí, otra vez, esa inquietud. Bajé la mirada con desconfianza.

_ ¿Qué haces aquí?

_ Quería verte. – me miró con una apasionada sonrisa.

_ ¿Me estás siguiendo? – volvió a acecharme con sus intensos ojos.

_¿Me creerías si te digo que no? Pero que me moría de ganas por verte...

Lo miré seria, me levanté del asiento y comencé a caminar con mi libro en los brazos. Joey sonrió con ternura y me siguió.

_ ¿Qué estabas leyendo? – lo miré a mi lado y el corazón volvió a palpitarme fuerte y con alegría.

_ Una novela. Quería distraerme un poco y olvidarme de todo.

_ Entiendo...

Sentí su fija mirada en mí, y sin evitarlo, tomé su mano. Joey me miró.

_ Espera. Quiero que me mires a los ojos y me digas si es verdad todo lo que me dijiste ese día. – me sonrió con destellos.

_ Si, hermosa. Todo lo que te dije ese día es verdad. Me encanta cuando me miras de esa forma dulce, cuando me sonríes con vergüenza y te comportas de esa tierna manera conmigo. Estoy enamorado de ti, Stephanie. – tocó mi mejilla.

Lo miré toda enamorada. Sonreí de dicha, y amándolo más que antes, se me llenaron los ojos de lágrimas. Joey sostuvo mi mejilla con cariño.

_ ¿Por qué lloras, hermosa?

_... Es que me emociona el que me hayas confesado que me amas, porque yo también estoy enamorada de ti, Joey. Me enamoré de ti desde la primera vez que nos conocimos. – me sonrió aún más tierno.

_ Oh, mi amor.

_ Es cierto, pero tenía miedo de que tú sólo quisieras reírte de mí.

_ No mi vida. Yo jamás podría reírme de ti. Me siento tan afortunado de saber qué me quieres, al igual que yo a ti, y que podamos tener una oportunidad. Te amo.

_ Mi Joey.

Acarició mi rostro lleno de lágrimas, nos sonreímos y Joey acercó sus labios a los míos. Yo cerré los ojos y él me besó larga y apasionadamente.

Nos abrazamos fuerte y pudimos sentir la brisa del viento y las hojas caer a nuestro alrededor.

Me sentí tan dichosa en sus brazos. Mi felicidad fue inmensa; él acarició mi espalda, yo levanté la cabeza para mirarlo y Joey me sonrió perdidamente. Me destelló con su mirada.

_ Te amo, Joey.

_ Y yo a ti hermosa. Siempre...

Tomados de la mano, regresamos a mi casa, y ambos disfrutamos de cada minuto de ese paseo, así juntos por primera vez, como una pareja y de sus constantes y dulce sonrisas para mí.

Joey me miró...

_ ¿No te interesa que yo sea más mayor que tú, Stephanie?

_ Claro que no, mi amor. Nunca me ha importado la diferencia de edad en una pareja. - le sonreí - Siempre me has parecido tan guapo. Eres exactamente igual a como cuando yo te describía en mis novelas, pero ahora eres mucho más lindo y atractivo, que antes.

_ Que tierna.

Le sonreí, y él apenado, pretendió mirar los árboles, pero yo tomé su rostro y lo besé con anhelos.

Joey embelesado frente a mi beso, me aferró a sus brazos y correspondió a mi tierno y apasionado beso.

Llegamos a mi casa, abrí la puerta de la calle y nos miramos. Joey me regaló una vez más su sonrisa y yo contemplé sus ojos celestes. Le sonreí y besé su mejilla.

_ Nos vemos, cariño.

_ Que duermas bien, hermosa.

Volví a sonreírle y me miró coqueto.

Esperó a que yo entrara, yo me volteé a mirarlo una vez más y luego entré.

Entré a mi habitación, encendí la luz y me acerqué rápido a la ventana, para verlo. Joey seguía afuera de la casa. Me miró con destellos y me regaló su coqueta sonrisa.

Nos sonreímos y de pronto entró mi madre y yo cerré rápidamente la cortina. Me alejé nerviosa de la ventana.