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Capítulo 3

Al día siguiente, volví al lugar secreto, y con ansias de verlo, aceleré mis pasos para llegar más deprisa.

Lo busqué por todos lados, pero él no estaba. Joey no se encontraba por ninguna parte y miré con desilusión todo su lugar.

Me senté en la pileta a esperarlo y sentí que lo extrañé inmensamente.

Las horas pasaban y yo continuaba esperándolo en aquel lugar mágico y solitario. No perdí las esperanzas que, ese día, lo vería sonreírme con sus intensos y seductores ojos. Y que lo escucharía cantar.

Un fuerte viento me rodeó. Miré, una vez más, todo su lugar y me convencí, a mí misma, que Joey no llegaría y me fui con tristeza.

Llegué a mi hogar y me encerré en mi dormitorio, aferrada a su recuerdo...

<< ¿Qué podría haberle pasado, para que no estuviera hoy en el lugar secreto? >>

Seguí escribiendo mi novela de amor y recordé el dulce beso, que Joey me había dado. Fue tan lindo e inolvidable.

<< Yo también correspondí a su beso y me dejé llevar por su encanto de hombre. >>

Solo con aquel bonito recuerdo en mi mente, el teléfono sonó y me hizo despertar de mi anhelo...

Los días pasaron y no volví a verlo. Me sentí triste y enfadada. Sin evitarlo, Joey hirió mi corazón.

Caminaba por las calles y llevaba mi novela en los brazos. Miré las nubes y formé frases en mi mente.

Algo me decía que es día sería especial, y con ilusión y alegría, continué con mi camino matutino.

Vi el camino, que llevaba al lugar secreto y me detuve frente a él y entré.

Miré los árboles, que cubrían parte de mi sombra y sus hojas brillaban por los rayos del sol.

Caminé sin parar; me vi sola, otra vez, en aquel bello e inmenso prado y sentí una dulce presencia, la que me rodeó por completo.

Como imán, me acerqué a un asiento, que estaba frente a mí.

Me senté y miré otra vez todo el hermoso paisaje solté un suspiro.

<< ¿Volveré a verte de nuevo? >>

Abrí mi cuaderno y seguí escribiendo mi novela de amor...

Aquella historia la escribía basándome en un tipo, del que yo me había enamorado perdidamente.

Aquel tipo lo había idealizado en mi mente. No existía en la realidad. Pero anhelaba tanto, que existiera alguien, como él, en verdad. Del que yo me enamorará y él correspondiera y valorará mi amor.

En todas mis novelas, que había escrito, aparecía este hombre ficticio, cuyas características físicas eran solo propias de él.

De pronto, me di cuenta de que, casualmente, el protagonista de mi novela de amor, mi hombre idealizado, también se llamaba Joey...

<< ¡También se llama Joey! >>

<< ¡Pero ¿Cómo?! >>

<< ¡No es posible! >>

<< Mi protagonista solo existe en mis historias y en mi mente. >>

<< Es decir, Joey Tempest, y mi Joey irreal no pueden ser la misma persona. >>

<< ¿O sí? >>

<< No. Es imposible. >>

Nerviosa, traté de concentrarme y seguí escribiendo. Recordé como era físicamente mi hombre irreal.

Era un tipo de estatura alta, cabello rubio largo, rostro tierno y nariz respingada. Vestía siempre chaqueta de cuero, en ocasiones blancas, y en otras a rayas negras. Además, tenía unos ojos intensos y seductores, de un celeste muy profundo.

Alarmada, recordé los mismos profundos ojos celestes, de Joey y su tierna sonrisa. Se me paralizó el aliento.

<< Además, mi personaje también le gusta la música y canta... >>

La primera vez que conocí a Joey, él estaba cantando.

Más me alarmé y el corazón se me aceleró...

_ Ambos son la misma persona...No lo puedo creer.

Sonrió con alegría al verme sentada, de espaldas, en aquel banco, y yo sin darme cuenta, él se me acercó discreto.

No podía ser verdad lo que acababa de descubrir. Sin saberlo, le escribí novelas de amor, e inventé un personaje ficticio, sin imaginarme nunca que él existía realmente y que era nada menos que Joey Tempest, pero en versión más joven.

De pronto oí su suave voz, cantarme una tierna balada, en mi oído y yo me volteé sobresaltada. Lo miré impresionada y comprobé que él y el Joey de mis historias, en versión más joven, eran la misma persona.

<< ¡Son la misma persona! >>

<< ¡Eres tú! >>

No pude más y me desmayé ante él y Joey me sostuvo en sus brazos.

Me miró con ternura, sonrió apasionado y acarició mi rostro, para después cargarme con cuidado en sus brazos.

Me recostó en el asiento. Me miró y tomó mi mano y la besó.

_ ¿Qué pasó, hermosa?

Volvió acariciar mi rostro y me miró preocupado y algo más. Trató de hacerme reaccionar y acarició otra vez mi rostro.

_ Despierta, despierta, por favor, hermosa.

De pronto, abrí los ojos y lo vi a mi lado. Joey me miró con aquellos mismos ojos atractivos y especiales, que poseía mi ficticio Joey. Pude sentir su aliento cerca de mí. Él me sonrió y su sonrisa me pareció tan seductora, que me hizo recordar a mi personaje.

Me levanté abrupta y lo miré asombrada; Joey me miró extrañado. No comprendía mi actitud.

_ ¿Estás bien, Stephanie?

_ ¿Eres cantante, cierto?

_ ¿Por qué me preguntas eso? - preguntó incomodó y desvió la mirada, lo que me hizo exasperar.

_ ¡Solo respóndeme lo que te acabo de preguntar! – soltó un suspiro.

_ Si, hermosa. Soy un cantante y pertenezco a una banda de rock. – lo miré perdidamente.

_ Lo sabía.

Pensé en ambos y en que era todo real. El Joey Tempest, de mis novelas, existía en mi vida diaria, y ahora estaba más maduro y guapo, y su sonrisa y mirada, seguían más latentes que nunca.

No cabía de asombro, me levanté del asiento y se me llenaron los ojos de lágrimas. Joey me miró sorprendido.

_ Pero ¿Cómo te enteraste?

Lo miré con mis ojos llenos de lágrimas de emoción.

<< Existes en verdad. >>

<< Eres tú, mi amado, Joey. >>

<< Estás ahora aquí, junto a mí. >>

Sonreí y lo miré una vez más. Él me miró con ternura, esperando mi respuesta.

_ Eso ya no importa. – me acerqué a él - ¿Puedo abrazarte?

Rio dulce y yo lo abrasé fuerte. Él me recibió en sus brazos y me aferró a su pecho con intensidad.

Los dos abrazados, el viento nos rodeó y yo me sentí acogida y protegida en sus brazos.

_ Mi hermosa, Stephanie...

Aún no quería desprenderme de sus brazos; él sonrió con ternura y besó mi cabeza. Lo miré, Joey me miró perdidamente y me besó como la primera vez. Como aquella noche en que me entregué por primera vez a sus brazos.

Al cabo de nuestro beso, nos sonreímos más que felices y plenos.

Era la segunda vez que Joey me besaba. Sentí que mi corazón brincó en mi interior, lo que hizo llenarme de alegría. Sus besos provocaban en mí un inexplicable e inmenso sentimiento por él.

_ ¿Quieres que te vaya a dejar a tu casa?

_ Si. Me gustaría mucho...

Me hice ilusiones que aquel camino, de regreso a casa, se hiciera eterno al tener su dulce compañía a mi lado.

Nuevamente la noche se hizo presente en el lugar secreto y mientras caminábamos por sus interminables sitios, miré con frecuencia la luna que nos seguía. Las estrellas en los cielos destellaban en su mirada profunda y especial.

Salimos del lugar secreto y yo tomé su brazo.

_ Espera, Joey.

Él me miró y yo me perdí por un momento en sus ojos. Luego sonreí.

<< Eres el hombre de mis novelas, reflejadas en mis eternos sueños de amor. >>

Caminábamos por las oscuras calles y yo miré los focos encendidos, que iluminaban las hojas de los árboles, las que se movían al ritmo del viento, que emanaba con insistencia.

_ Me sorprende que seas un cantante, Joey y que yo te haya conocido en aquellas circunstancias, ese día. – aún sorprendida, sonreí.

_ ¿Qué es lo que te sorprende, el haberte enterado de quien soy realmente, o saber que soy el tipo a quien siempre mencionaste en tus novelas? – me sonrió con ternura.

_ Bueno, la verdad ambas, ya que nunca pensé, ni creí, que Joey existía en la realidad y que es un cantante famoso, líder de su banda de rock. – volví a mirarle su rostro maduro, el que me derritió por completo.

_ Por algo siempre me incluiste en tus novelas, porque, tal vez, el destino así lo quería y nos puso al fin en el mismo camino, para que nos conociéramos y tú vieras lo rápido que he envejecido. - mencionó por último con tono triste.

_ No, eso no es cierto, Joey. Eres exactamente el mismo hombre. Aquel tierno, tipo guapo, de quien yo siempre me enamoré.

Me miró perdidamente y yo con mis mejillas enrojecidas, él me acarició una de ellas y acercó sus labios a los míos, pero yo me alejé.

_ Ya llegamos a mi casa...

_...

Más nerviosa me puse...

_... Adiós y gracias.

_De nada...

Caminé por el jardín y me volteé a mirarlo una vez. Joey me sonrió; esperaba a que yo me entrara a casa, y yo le sonreí, y me despedí alzando la mano.

Lo vi alejarse por la ventana y el corazón otra vez me palpitó fuerte en el pecho.

<< Tal vez me estoy enamorando de él. >>

<< Exactamente igual, a lo que siempre escribí en mis novelas, pero ahora diferente, porque Joey si existe realmente. >>

<< Lo conocí en verdad y fue por una dulce, e inmensa, casualidad del destino. >>

Sonreí y solo pensé, una y otra vez, que había conocido a mi cantante Joey Tempest, el mismo tipo de mis románticas historias de amor.

Me dormí con sus profundos ojos, celestes, en mi constante recuerdo.

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